La clase política que nos ha tocado sufrir en estos últimos 40 años ha sido la
borra, el residuo, de un pensamiento y una manera de actuar agotada por el
socialismo cristiano decimonónico, desarrollado por el contubernio entre la
iglesia y los partidos políticos, con el fin de mantener a una clase social de
pobres e ignorantes en el país, que sirviera de manso rebaño a los pastores de
las almas, y de clientes políticos para los programas sociales desarrollados
por los diferentes partidos políticos, que iban detrás del voto grueso de la
población.
Con
el fin de siglo y de milenio aparecieron una serie de organizaciones políticas
y una supuesta “nueva” generación de políticos ofreciendo al país unos
programas e ideales de futuro que nos iban a encaminar por el progreso y la
felicidad, prometían cambios importantes en la manera de gobernar al país con
una mayor participación, más democracia y
algunos hasta hablaban de un hombre nuevo.
Y la
verdad es que el país venía de un modelo ya agotado, el poder había corrompido
las voluntades de los líderes políticos que se habían olvidado del país, los
intereses individuales estaban atornillados a ministerios, corporaciones y
empresas del estado que ordeñaban diligentemente para su beneficio.
Las
ambiciones de los mandarines del poder, que representaban importantes grupos
económicos, estaban entretenidas en sacarle al estado las mejores tajadas del
presupuesto nacional; las rencillas de las diferentes tribus políticas llevaron
a ventilar sus conflictos ante la opinión pública en sendos procesos judiciales
contra sus principales jefes… la pelea era a cuchillo, y el pueblo permanecía
afuera, de mirón.
En
esos últimos años del siglo XX se había creado la ilusión de que se estaba
educando al pueblo para enfrentar los grandes retos del país; contábamos con un
Ministerio de Educación que era un gigante burocrático de mil tentáculos, que
consumía ingentes sumas de dinero, que contaba con decenas de miles de escuelas,
liceos e institutos, donde supuestamente estaban educando a los venezolanos…
todo era una mentira, se trataba de una gran colmena de sindicatos,
funcionarios y contratados que, desde Caracas, pretendían sostener una pirámide
educativa sumamente costosa e ineficiente.
A
pesar del número creciente de nuevas universidades e institutos educativos, la
calidad de la educación era mala; sólo un grupo muy pequeño de casas de
estudios mantenían un alto estándar en la preparación de sus egresados, pero
eran pocos, el resto del país se tenía que conformar con técnicos y
profesionales de mediocre preparación, donde sólo se distinguían aquellos que
tenían el don natural o las habilidades que los hacían “diferentes” y que eran
reclutados por las empresas y preparados para puestos de gerencia media.
La
principal carencia de todos estos jóvenes, regurgitados por las instituciones
educativas del país, era la de una sólida preparación científica; les faltaba una
educación cívica, que incluyera la historia de sus regiones y del país, pero no
las versiones militaristas heroicas tradicionales, se necesitaba consolidar la
convicción democrática de que eran no sólo sujetos de derecho, sino personas
nacidas en libertad.
Pero
salían con la cabeza llena de ideas socialistas, convencidos de la obligación
que tenía el estado de velar por su bienestar y su futuro, robándoles la
iniciativa personal de ser dueños de sus destinos, de lograr la independencia personal
en medio de la ilusión de que los venezolanos éramos ricos y que, de ser pobres,
era porque alguien nos estaba robando lo que era nuestro, que de seguro venía
de los empresarios y los negocios privados. El venezolano formado en nuestra
corriente educativa era el producto fatal de dos metafísicas nihilistas, la
cristiana y la socialista, que despreciaban la realidad en aras de un futuro
utópico… todo un coctel embrutecedor para nuestras cabecitas tercermundistas.
Fue
por ello que el chavismo tomó al país por asalto, sin ninguna resistencia, y
con un pueblo que lo estaba esperando con los brazos abiertos… allí estaban los
revolucionarios, los que finalmente harían justicia social.
Fue
así como los venezolanos, supuestamente demócratas, recibieron a sus
esclavistas.
El
sueño de tanta gente trasnochada, de tener en el gobierno a los militares, era
ahora una realidad, y para colmo, lleno de militares traidores, vendidos a la
revolución cubana de Fidel Castro, con una sed de poder insaciable, igual a esa
sed de sangre humana con que despiertan los vampiros, descrita magistralmente
por el novelista Whitley Strieber en su novela The Hunger (El Hambre), de la que se hizo una película nada menos
que con el desaparecido David Bowie.
Y
dentro de esa camada milenarista de nuevos políticos, que levantaron sus
banderas democráticas, estaban los jóvenes de la organización Primero Justicia, Julio Borges,
Henrique Capriles, Leopoldo López y toda una lista de primerísimos actores de
reparto que no tenía parangón, todos socialistas-cristianos… una nueva mutación
que surgió de unir los genes de los partidos del stablishment, que eran AD, Copey y el MAS.
Igual
sucedió con los partidos que nacieron en las regiones, en el Zulia, en Bolívar,
en los Andes y en Oriente, todos socialistas de pensamiento e intención, todos
jugando a la apuesta del estado fuerte necesario, un estado petrolero
organizado como un estado bienestar, rentista, de un colectivismo benigno, en
la forma de una clientela política dependiente de sus organizaciones, todos
apostando a un estado empresarial exitoso… viejas fórmulas en nuevos estuches.
La pereza mental ha sido una cualidad distintiva de nuestro entorno político
desde que Rómulo Betancourt escribiera su portentosa obra de filosofía e
historia política (con una enorme carga socialista).
Cómo se gestó la crisis.
Yo
soy de los que creen que el socialismo fue implantado en nuestra psique por medios
absolutamente culturales; no es que seamos genéticamente socialistas, esa tesis
de la determinación ideológica de un pueblo es absolutamente artificial e
insostenible.
Para
el momento en que recibimos los primeros efluvios del socialismo, éramos un
pueblo ignorante, veníamos de una situación colonial, de guerras de
independencia que se unieron a revoluciones por reivindicaciones de clases, y
nuestro grado de desarrollo social y mental era muy básico, de modo que fue un
buen terreno para que germinara la idea de la liberación del opresor, del
colectivismo, de la justicia social y de la constante búsqueda de un mesías
redentor, de un líder.
Por
supuesto, nuestra historia de la modernidad está forjada en socialismo y mantiene
gravitando en nuestro entorno la poderosa presencia de una iglesia retrógrada,
dogmática y al servicio de los intereses dominantes; la política era, y es
entendida, exclusivamente, en términos de una pobreza cuyo origen era la
explotación del hombre por el hombre, la cual se vio radicalizada con la
expansión del derecho al voto a los desposeídos y analfabetas. La lucha de los
partidos fue por la búsqueda de esos votos que eran la mayoría.
El
desarrollo de nuestra riqueza petrolera en industrias y un urbanismo diferente,
el contacto más directo con los musiúes
del norte, sus formas de vida, sus valores, nos introdujeron por primera vez en
un mundo que no era socialista; el capitalismo nos visitó con todas sus
bondades y vicios, y se quedó para siempre conviviendo con esa otra primitiva
ideología.
El
país se transformó materialmente, pero mentalmente seguíamos alimentando esas
ideas de culpas históricas, de resentimientos y de ganas de liberarnos de lo
que fuera, no importa si estábamos progresando lentamente convirtiéndonos en un
país diferente, desarrollado, con oportunidades… nuestros políticos seguían
bebiendo de las aguas podridas del socialismo a ultranza, nuestros militares
seguían hurgando en las posibilidades de nuevas revoluciones por medio de
golpes militares.
Y
sobrevino la Revolución Cubana, con Fidel Castro a la cabeza, para convertirse
en ejemplo y vitrina del futuro para Latinoamérica; y Fidel, absolutamente
convencido de la tesis leninistas de internacionalizar la revolución, como el
único camino para la sobrevivencia de su propia revolución, se lanzó a la
aventura de la conquista continental con el respaldo del comunismo
internacional.
Fue
una apuesta de largo aliento y de un trabajo de hormiga que finalmente dio su
fruto en Venezuela, donde estaba el cofre del tesoro; pero lamentablemente ya para
ese momento no había socialistas, sino una mutación nefasta de lo peor del
capitalismo salvaje con lo más siniestro del comunismo real, un incubo llamado
“chavismo” que, para los intereses de Cuba, funcionaba.
Pero
ya el comunismo había penetrado en los EEUU y el partido demócrata se estaba
convirtiendo en el socio del comunismo internacional; tanto Barack Obama como
los Clinton tuvieron como política exterior la entrega del subcontinente
latinoamericano a las fuerzas socialistas.
Dejar
hacer, dejar pasar fue el lema en las dos administraciones de Obama en cuanto
al socialismo en América del sur, y fue cuando ya los Clinton se creían dueños
del aparato de gobierno del gigante del norte que Obama se atrevió de dar el
paso de convertirse en amigo y socio de Cuba, su principal archienemigo en la
región; ya para ese momento Brasil se estaba descalabrando en el constructo
socialista, al igual que Argentina, todo este plan estaba conjugado con la
campaña mundial de acusar un calentamiento global producido por el hombre, y
señalando a las economías petroleras de ser su principal causante. Eso llevó a
Obama a tratar de cambiar los equilibrios económicos mundiales, pasando del
patrón energético en base de hidrocarburos a uno de energías alternativas,
sobre las cuales se quería fundar el nuevo orden socialista mundial.
Lamentablemente,
el Vaticano y la institución papal estaban involucradas en esta conspiración en
contra de la libertad del ser humano; el Papa Francisco, sin que le temblara el
pulso, puso a la Iglesia toda al servicio de esta avanzada socialista,
confundiendo su primado religioso con la vena política peronista, que late más
fuerte que la prudencia en el caso de este triste argentino, que coadyuvó a la
destrucción de mi país y que se llevará a la tumba el epíteto del Papa Rojo.
Con
la victoria del candidato Donald Trump, los EEUU se salvó en la raya de
convertirse en un país neocomunista, y Venezuela fue uno de los daños
colaterales que dejó el plan demócrata para conseguir su Nuevo Orden Mundial;
nos echaron al pajón para que los cubanos hicieran fiesta.
Estamos
justamente en este nuevo episodio, con un narcogobierno, en manos de mafias del
crimen organizado, todavía parasitados por el régimen de Raúl Castro, a pesar
del costo social que tiene esa contribución petrolera, y somos el territorio de
alivio y de aprovisionamiento de la guerrilla colombiana,
Somos
un paraíso y centro de distribución de materiales, operativos y personal de
importantes grupos terroristas, incluyendo a los islámicos; somos centros de
blanqueo de capitales de la droga, de venta de armas, de tráfico de humanos;
las finanzas enteras del país actúan como una gigantesca lavadora de dinero
negro para el resto de las mafias internacionales… nos hemos convertido en una
verdadera amenaza no sólo para la paz mundial sino para la estabilidad
económica internacional.
Financiamos
a la izquierda española, liderada por PODEMOS; sostenemos importantes
contribuciones a Bolivia, Ecuador, Nicaragua, y algunos países del Caribe, que
nos siguen desangrando… el gobierno sostiene al mayor número de partidos de
oposición en nuestro país, entre ellos a la MUD.
Sabernos diferentes es un
principio.
Tuvimos
que pasar por la ordalía de traiciones y mentiras para poder darnos cuenta, en
carne propia, de que estamos tratando con unos enemigos implacables y sin
escrúpulos, que infiltraron nuestro principal frente político, tienen comprados
a ciertos diputados que supuestamente nos debían lealtad, pero están del otro
lado.
Parte
de la estrategia del chavismo es robarnos toda esperanza de lucha, llevarnos a
la inmovilidad; pero debemos tener cuidado, tampoco la idea es entregarle todo
nuestro esfuerzo al enemigo, en esos partidos políticos socialistas, que son
parte de nuestra lucha, hay gente consciente, luchadores de valía que debemos
conservar para la que viene, Borges, Capriles, la gente de Rosales, ya están
marcados por el chavismo, son su ganado… que sigan negociando y dándole
legitimidad a este régimen de muerte. Los colaboracionistas están al
descampado, tratando desesperadamente de cohabitar con el bandidaje.
Toda
la verdadera derecha venezolana está intacta, y es ahora la que debe liderar el
enfrentamiento final, que obligatoriamente será con una alianza con Trump, con
los nuevos EEUU potenciado ahora por los conservadores, que no van a tener
piedad de los chavistas, y que necesitan a los verdaderos interlocutores de la
Venezuela libre y democrática.
Porque
soy de los que creen que los venezolanos tienen rasgos conservadores clásicos,
tenemos en la familia al principal pilar de nuestra sociedad, somos gente que
cree en Dios, tenemos confianza en nuestras tradiciones y con ello me refiero a
las instituciones que nos han acompañado a lo largo de nuestra historia: el
gobierno, entendido como la administración pública tanto nacional como municipal, que es el garante de
la paz social; las universidades, semilleros de saber que cultivan nuestra
juventud; los centros de salud, que son algo más que simples hospitales, y los
médicos, que siempre han sido líderes comunitarios con una alta credibilidad, y
lo siguen siendo; los medios de comunicación, en su cruzada por mantenernos
informados con la verdad; nuestros mercados, donde acudimos para abastecernos
de buenos productos y encontrarnos con los vecinos… en fin, los venezolano no
somos comunistas que viven de la fábrica al partido, o del campo a los mítines,
somos mucho más que simple ganado.
Además,
somos gente libertaria, no creemos en imposiciones y controles, confiamos en el
sentido común de nuestras comunidades, nos gusta autogobernarnos, somos
emprendedores natos, nos gusta hacer negocios, ganar dinero con ingenio y
trabajo honesto, somos excelentes consumidores porque nos gusta la buena vida…
creo, de verdad, que no tenemos madera para el comunismo y que eso del
socialismo es una imposición de sectores organizados que nos quieren
colectivizar y explotar, tal y como lo está haciendo el chavismo.
Yo
creo que la naturaleza del venezolano es más de derecha que de izquierda; yo sé
que hay gente interesada en borrar estas diferencias, sobre todo socialistas
que ya no tienen discurso, ni identidad, y que prefieren pasar inadvertidos
sembrando su semilla de odio social, declarando diferencias de clases y
acusando el orden legal como una invención burguesa.
Pero
cuidado, los que quieren que todos seamos iguales, están dispuestos a ser
esclavos, quieren borrar las diferencias que separan a los que creen en la
individualidad, en el esfuerzo personal, en la independencia, en que el trabajo
es premiado con una mejor vida, los socialistas son aquellos manganzones que
creen que el estado debe mantenerlos, que sus errores y pecados son culpa de la
sociedad y que ser rico es malo… pretenden robarte lo que tanto esfuerzo te ha
costado y aprovecharse de tu esfuerzo para ellos gozar sin trabajar, porque eso
es lo que entienden por “justicia social”.
Los
socialistas todos, sin excepción, tienen el grave defecto de creer que sus
principios morales son superiores a los de cualquier otro, que porque piensan,
hablan y comulgan con el bien general, el colectivo, el pueblo como masa, la
verdad y la razón están de su lado… y ese falso orgullo los hace actuar como si
nos estuvieran haciéndonos un favor, que todo lo que hacen los socialistas es
por nuestro bien, por lo que deberíamos estarles agradecidos por sus
“sacrificios”. Por ello es que actúan sin consultar a nadie y pretenden que sólo
ellos hacen buenas acciones, así les salga un montón de excremento, como fue el
caso de los diálogos inconsultos con el gobierno.
Yo
creo que la MUD debe quedar para los partidos socialistas y sus adeptos
colaboracionistas y chavistas “light”, en esa gente ya no se puede confiar;
tratan de parecerse a uno, pero en realidad son unos cobardes acomodaticios,
que necesitan un amo que les diga qué hacer, ya vienen con el chantaje de que
son los únicos registrados como partido político en el CNE y que tenemos que
morir con ellos, pues que se vayan bien largo pal’ carrizo, la voluntad del
soberano está con nosotros, y ya muchos despertaron en shock al verlos
aceptando los términos de los enemigos de la patria. - saulgodoy@gmail.com
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