lunes, 12 de diciembre de 2016

Robar juguetes


Esta acción por parte del gobierno bolivariano de Venezuela retrata a cuerpo completo el régimen corrupto y maula de Nicolás Maduro, robarle los juguetes a sus fabricantes e importadores, para dárselos a los niños por medio de los infames Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), que son las células comunistas que se ocupan de mantener a los cada vez menos cómplices del gobierno, no es otra cosa sino un acto de profunda degradación moral.
Supongamos, para efectos de la argumentación, que las empresas jugueteras utilizaron dólares preferenciales para la adquisición de los mismos o en el material para su confección, supongamos que el precio final de los juguetes fuera alto, digamos, injustificable, y si quieren, sospechemos que las existencias de los juguetes en depósitos de la empresa fue un acto deliberado de acaparamiento, para aprovecharse de la escasez de oferta en el mercado.
De acuerdo a las leyes de Venezuela, dentro del supuesto estado de derecho que debería existir en el país, para cada uno de esos supuestos delitos cometidos por esos empresarios hay un procedimiento legal, una jurisdicción judicial, un proceso y, finalmente, una sentencia.
La existencia del debido proceso garantiza, entre otras cosas, que los empresarios pudieran defenderse, presentar sus alegatos, pruebas, razones que los llevaron a tal situación, y que el público pueda enterarse de lo que allí ocurrió; pero, fundamentalmente, que haga justicia.
Pero el gobierno, actuando como un delincuente, que es finalmente su naturaleza, aplica la fórmula de una supuesta “justicia social”, haciendo ver a los empresarios como unos criminales, porque es del interés del gobierno comunista demostrar que el sector productivo venezolano es el culpable de la calamitosa situación económica que vive la nación, aseverar que la enorme avaricia del sector privado  e irresponsabilidad de sus empresas es la causa operante de la fantasiosa guerra económica que el gobierno ha planteado, para evadir cualquier responsabilidad por la crisis económica que se abatió, por sus adversos y elusivos procederes, sobre Venezuela.
Pero peor aún, el gobierno tiene como misión arruinar al sector empresarial que todavía sobrevive a pesar del ataque inmisericorde que el indocumentado de Miraflores sostiene en contra del sector productivo; lo que suponemos es que Maduro recibió órdenes de Cuba de destruir toda iniciativa productiva para dejar a la población venezolana a merced del poder, la meta es convertir a cada uno de nosotros, los ciudadanos venezolanos, en un dependiente del gobierno para adquirir los bienes y servicios necesarios para la sobrevivencia del ser humano.
Los militares están cooperando con esta misión de ruina y desolación del país, sin darse cuenta, aparentemente, de que hacerlo es cuchillo para sus propias gargantas… al final ellos caerán en el mismo torbellino de esclavitud y muerte.
Lo que acaba de suceder con la recolección de los billetes de a cien bolívares de la masa monetaria en el país es una clara muestra de las perversas intenciones de crear caos y desquiciar el funcionamiento de la nación; el comercio, al no tener a disposición la moneda de mayor valor, en medio de esta galopante inflación, entrará en una espiral de quiebras de negocios y disturbios sociales. El gobierno está fuera de control y el país cruje en todos y cada uno de sus huesos.
Pero volvamos a nuestro caso, el del robo de los juguetes para la navidad, suena a algo sacado de la historia de Grinch, la criatura que odiaba la navidad, porque lo que hizo el gobierno, por medio de la Superintendente Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde), su director William Contreras, que la propia personificación de la inmoralidad, al aparecer ante los medios de comunicación decomisando cerca de 4.000.000 de juguetes de la empresa Kreisel, que estaba en depósito, lista para su distribución para las compras navideñas, fue un vulgar robo. Dicen los chavistas que el gobierno tiene la facultad y el poder del decomiso ante una situación de flagrancia, de modo que esas comisiones administrativas, apoyadas por funcionarios de la Guardia Nacional, que no sólo despojaron a la empresa de su producción, bajo la excusa de que estaban delinquiendo, sino que también apresaron en el acto a trabajadores y dependientes de la empresa, incluso a algunos de sus dueños, fue la penalización injusta de la producción, en un país en el que ya nada puede producirse, sino el aprovechamiento ilícito de los bienes y las circunstancias.
Pero el hecho que más disgusta, por su naturaleza inmoral, es que esos juguetes serán supuestamente repartidos a las familias pobres que apoyan la revolución, el decomiso se hizo en época navideña, apelando a los sentimientos de solidaridad y humanidad que se generan en este momento con el significado distribuir regalos para los niños, a la significación de los obsequios a una infancia golpeada por la desnutrición, la escasez y la necesidad… de este manera, el gobierno, convertido en un Robin Hood moderno, podría satisfacer la ilusión de un presente navideño producto del robo.
Toda la inocencia, la felicidad que pudiera estar detrás de esta sorpresa, el obsequio de un niño Dios, de un San Nicolás, trayendo a los hogares algo de alegría, se convierte ahora en la acción funesta de un gobierno de pillos, que engatusa a los más inocentes, en un delito, recibiendo el producto de un hurto descarado… parecen decir que porque fue hecho por el gobierno revolucionario es, supuestamente, moralmente aceptable.
El chavismo contamina a todo el país con sus trampas, abusos y violaciones al orden moral; su sistema de gobierno pone a todos los ciudadanos, incluso a esos niños que recibirán esos presentes, en la precaria condición de violadores de alguna ley o regulación. Ya se han hecho presentes, interviniendo hasta en nuestras vidas privadas; ya la propiedad privada, el trabajo honesto, los bienes acumulados, que son el producto de una actividad productiva e independiente, es un delito… no hay manera de sustraerse de violar la ley revolucionaria. Ya nos lo anunciaron en su momento, todos estamos bajo sospecha; esa es la manera cómo funciona el comunismo.
Deja, Maduro, de invitar a los inversionistas, que ya no te oyen, a venir a Venezuela. Mientras tú y tus secuaces estén en el gobierno, éste es el espejo en que se verán reflejados, piensas que alguien va a venir a Venezuela a invertir, a construir industrias o comercios para que un día, te de una puntada, atí o a uno de esos funcionarios que son ahora jueces, jurado y fiscales, y se lo roben todo delante de las cámaras.
La escasa cualidad humanista del chavismo y el intervencionismo que han creado para arruinar a la empresa privada, ha llevado al régimen a violar hasta la inocencia de los niños. El Sr. William Contreras no es mejor persona que un violador, está prostituyendo a la infancia más desposeída y vulnerable del país con sus procaces acciones, dignas de un sociópata; de nada le servirá alegar que sólo recibía órdenes, tuvo ante sí la decisión moral de no ser un ladrón y un corruptor de niños y prefirió robar y corromper, frente a todo el país, diciendo que cumplía con su deber al evitar delitos de especulación, acaparamiento, boicot y obstrucción de la fiscalización.
Dese el gusto, Sr. Contreras, de aparecer como lo que no es; su condición de hombre indecente y deshonesto ya no es un misterio, usted escogió arruinarse moralmente y con usted, lamentablemente, arrastró a su familia. Espero que le haya sido de provecho.  -   saulgodoy@gmail.com










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