Les copio directamente un extracto de un interesante artículo de Hans Belting, Arte Contemporáneo como arte Global (2009): “En marzo 2007, la Feria de Arte de Dubai, una subsidiaria del Centro Financiero Internacional de Dubai (DIFC, en inglés), organizó su primer Foro de Arte Global, en el que el término arte global fue utilizado simplemente como sinónimo del actual arte contemporáneo. En algunas de sus secciones, como era de esperar, abarcó asuntos tales como Identificando las Ciudades por medio de la Cultura y Construyendo futuras ciudades para el Arte. En una sección, sin embargo, el tema se centró en la pregunta directa: ¿Cómo el Arte Contemporáneo afectará al Medio Oriente en los próximos 10 años? o ¿Cómo el Medio Oriente afectará el Arte Contemporáneo en los próximos 10 años? Algunos de los participantes objetaron las dos preguntas porque no podían medirse, y porque trataban al arte como un asunto de planificación.
La
creación de mercados para el arte en el Medio Oriente es un proyecto económico
que sí afectará al Arte Contemporáneo.
Casas subastadoras de occidente están compitiendo entre ellas en la
región. Sotheby’s abrió una sucursal en
Doha, Qatar, y Christie’s escogió a Dubai, Abu Dhabi, donde el Louvre enviará
parte de su colección. Para éste fin
comisionó un edificio de museo a Tadao Ando.
Además,
en Qatar el nuevo museo de Arte Islámico, diseñado por I.M. Pei, y un nuevo
museo para arte contemporáneo abrirán pronto.
De modo que el Medio Oriente afectará definitivamente al arte global. Aunque
los museos de arte son todavía una institución nueva en la región, son una
opción obvia para sus propósitos, por lo que en estos momentos hay varios
museos en construcción. En el 2008, el
Foro de Arte Global, asociado a la publicación Financial Times, expresó de
manera directa que Arte es un Negocio.
El Directorio de la Autoridad Cultural y para el Arte, explicó en ese
evento su agenda de una ciudad global para el arte. De modo que los estados del golfo serán un
experimento para este caso de globalización del arte como proyecto económico.”
Y les aseguro que serán un
éxito, no sólo por el enorme poder adquisitivo de los países del Golfo, sino
porque la región se ha empeñado en atraer a una importante corriente de
inversionistas, empresarios y artistas occidentales hacia la región, además de
un turismo de primera clase, ofreciéndoles un muestrario de las urbes más
modernas del mundo, con todos los servicios y comodidades inimaginables, desde
competencias de Fórmula 1, carreras de caballos, espectáculos impresionantes,
como operas… y creo que, en muy poco tiempo, sus artistas y su arte entrarán en
competencia franca con lo mejor de nuestro arte contemporáneo; pero, además,
por ser un polo de desarrollo financiero, van a afectar los precios de las
obras de arte, marcarán tendencias, influirán en los nuevos gustos y crearán
nuevos mercados.
El arte es un negocio, y eso
lo entendieron, desde muy temprano en el siglo XX, países como Francia, USA y
Brasil; Venezuela estuvo, como pionera, en los festivales internacionales de
música latinoamericana que se celebraron en tiempos de la dictadura de Pérez
Jiménez, y que, afortunadamente para la música en nuestro país, derivó en el
Sistema de Orquestas que, mal que bien, le ha dado tanta presencia a nuestra
cultura.
Pero ese fue un tren que
perdimos desde hace ya un tiempo; el chavismo, esa corriente política primitiva
y violenta, no tiene idea de con qué se come la cultura, y perdió muchas
oportunidades de oro para relanzar al país internacionalmente, apalancados en
la cultura; perdimos el tren del vigoroso movimiento cinético que tuvimos, de
la enorme fuerza que tenía nuestro teatro, de la producción editorial, ahora
sin papel ni tintas, que ganó para el país prestigiosos reconocimientos, de su
gastronomía, de sus producciones para la televisión, de los diversos grupos
literarios que brotaron como hongos, en todos los géneros… ya la música
sobrevive, con respirador artificial, pero puede ser desconectada en cualquier
momento, pues se convirtió, en su expresión más publicitada, en un apéndice
proselitista.
Hemos tenido a cargo de la
cultura a individuos de dudosa reputación, paradójicamente, al menos en el área
de la cultura, cuyo interés se centraba en que sus proyectos personales se
vendieran al estado por ingentes sumas de dinero, y que, lamentablemente,
resultaron bodrios que la colectividad tiene que sufrir.
Se resucitaron artes menores
y actividades culturales que no trascendían el terreno de aficionados o
pequeñas logias de cultores, desde el grafiti, a las artes circenses, pasando
por el llamado arte corporal, las execrables imitaciones del hip-hop y el regetón, los infames brake dances, las reproducciones
ideológicas de cuadros históricos vivientes en eventos castrenses o actos de
amañado interés, algunos de un extravagante mal gusto, con amazonas en cueros y
pintadas con la bandera nacional… la preferencia socialista bolivariana por los
desfiles militares del más puro oropel le llevó a desarrollar una veta creativa
para traer a la vida situaciones carnavalescas, que ninguna persona, ni
siquiera en medio de un delirium tremens,
pudiera haberse imaginado; en fin, los funcionarios de la cultura, para complacer
al poder y así ponerle las manos a los presupuestos asignados a sus áreas y
sustraerlos en partidas fantasmas, prefirieron apostar al bagazo cultural, que
sobrevivía en los ofuscamientos de los miserables y alucinados en los pueblos,
y cómo lo único que recibían de nuestros militares, eran congratulaciones por
el espectáculo, todo pasaba debajo de la mesa.
Y es que en un mundo
globalizado, en competencia por atraer las mejores inversiones, lo último en
innovación, a los profesionales más capaces, a la más selecta inmigración, toda
institución o persona empieza por revisar los índices de desarrollo y calidad
de vida de las principales ciudades, esta es una información abierta, a
disposición del público en general, donde se destacan las ventajas y problemas
de las grandes urbes.
Todas las metrópolis del
mundo están constantemente monitorizadas y sus datos puestos al día, de modo
que la gente pueda enterarse de importante aspectos, como son el tema de la
seguridad, el crecimiento económico, data demográfica, censos, educación, salud,
con qué tipo de servicios cuenta, y entre este cúmulo de información, sus
museos, teatros, casas de ópera, galerías, restaurantes, etc. Todo lo que una
corporación o profesional buscaría si quisiera visitar, mudarse, o invertir en
esa particular región del mundo.
En este sentido los chavistas
nos dejaron a pié; mientras otros países del orbe invertían en infraestructura,
deporte, cultura, entretenimiento, lugares de esparcimiento e intercambios y atraían
los ríos de turistas a sus capitales, nuestras ciudades se convertían en
lugares oscuros, decadentes y altamente peligrosos. Pero lo peor no es esto, no
solo descuidaron el mantenimiento y la creación de nuevos espacios culturales,
recreativos y de esparcimiento para la gente, sino que dejaron de proporcionar
la información requerida para la elaboración de estos índices, o peor aún, la
falseaban y adulteraban para aparentar lo que no era.
De modo que Venezuela como
país y sus principales ciudades, no llenan los requisitos mínimos para ser
tomadas en cuenta como sitio ideal, o cuando menos posible, para inversiones o
lugar de residencia, nuestros índices de desarrollo y calidad de vida se
desplomaron y estamos entre los últimos lugares del mundo que pudieran
considerarse atractivos para que alguien quisiera venir a vivir o cuando menos
a hacer turismo, ni siquiera contamos con un servicio decente de telefonía e
internet tan necesarios en el mundo actual.
Es por ello que, dentro de
los planes de reconstrucción de Venezuela, deben tener un lugar privilegiado
nuestras altas expresiones culturales, y afortunadamente todavía contamos con
auténticos cultores y artistas que nos pondrían en el mapa, de nuevo y en corto
tiempo, como lugar que hay que visitar y experimentar… donde vale la pena
invertir.
La cultura se ha convertido
en una de las principales áreas para la atracción de un público ávido de buenas
experiencias. Por supuesto, primero tendríamos que eyectar a esos criminales
del poder, desalojar a la ignorancia del gobierno, y proscribir el mal gusto de
nuestro urbanismo… pacificar al país y estabilizar la economía, pero con
nuestra inventiva, nuestras tradiciones, algunas con un alto grado de
sofisticación, entre ellas nuestras artes plásticas, en las que tenemos y
permanece un recurso inagotable de talento. Estoy seguro de que podríamos, en
muy poco tiempo, interesar socios e inversionistas en proyectos culturales que
cambien, de la manera más expedita y limpia posible, la imagen de país
fracasado y esquizoide que, por obra del chavismo, hemos ganado. -
saulgodoy@gmail.com
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