jueves, 2 de febrero de 2017

Sobre el muro del desacuerdo


Yo hubiera aceptado financiar el muro con los EEUU, hubiera puesto a un lado el orgullo nacionalista que quieren atarle al asunto y ser pragmáticos, el vecino es poderoso, México depende en gran medida de que esas relaciones comerciales y de intercambio, tiene todavía un largo camino que recorrer para independizarse y ser autónomos, de la noche a la mañana no se diversifican nuevos mercados.
Obligatoriamente los mexicanos deben llevarse lo mejor posible con su temperamental vecino, la naturaleza los puso uno al lado del otro, no fue algo voluntario, y ahora que los EEUU ha entrado en una etapa de malas pulgas con el mundo, es mejor seguirle la corriente, se cree víctima y está en una onda defensiva, y por su tamaño y poder, esto podría ser peligroso.
Revisemos un poco sus alegatos, la inmigración ilegal de aproximadamente 11 millones de personas de origen hispano los tiene locos, les encarece la vida otorgándole ayudas, permitiendo que utilicen sus servicios públicos, mantener esa masa de gente en realidad constituye una carga injusta para USA, pero no toda proviene de México, una buena parte viene de Centroamérica vía México y eso indudablemente es un problema de los mejicanos.
Vamos a suponer, y en los alegatos de Trump hay algo de eso, él considera, al igual que muchos norteamericanos que la emigración hispana no es buena, reporta más problemas que beneficios, es una población que no se integra, no aprende el idioma del país, conserva unas costumbres que son diferentes, entre ellas unas malas costumbres de violencia y crimen que afectan la tranquilidad de los moradores de USA.
Ni siquiera vamos a considerar los aspectos positivos de esta emigración porque por ahora, no es del interés de los gringos escucharlos, simplemente quieren su muro, por aquello que límites claros hacen buenos vecinos, recordemos solamente que varios padres fundadores de esa gran nación fueron agrimensores, se dedicaban a parcelar terrenos y fincas, y como buenos creyentes de la propiedad privada, les es vital la cabida, separar lo de ellos de los demás.
Trump se ofrece a construir el muro pero quiere que lo paguen los mejicanos, pero veamos en detalle la operación, es la regla de oro del capitalismo que quien paga por algo tiene derechos y un muro tiene dos caras, tiene un espacio aéreo, tiene un espacio subterráneo, ese muro va a tener entradas y salidas, oficinas, instalaciones, seguridad, mantenimiento, va a generar unas normas y unos efectos, llamémoslo espirituales y culturales.
Trump cree, erróneamente, que aislando su país de México se acaban sus problemas con Méjico, que metiendo a los EEUU en una burbuja auto contenida nada malo les sucederá, es una posición infantil que los perjudica más que los ayuda, pero bueno, ellos deben darse cuenta por experiencia propia que aislándose lo que hacen es acelerar el proceso de decadencia de su sociedad, si lo que los impulsa es racismo, se darán cuenta al cabo de pocas generaciones que las leyes de Mendel aplican para todos y que las enfermedades mentales, la degeneración biológica, la debilidad del genoma se aceleran cuando la sepa se aísla o continúa reproduciéndose sin introducir variantes y adaptabilidades en la herencia, ellos mismos serán su propio experimento genético que dará como resultado gente muy blanca y tullida.
Los EEUU cuya esencia ha sido la migración y el comercio con el mundo acaba de recoger velas o por lo menos uno de sus ciudadanos cree que eso es lo mejor, cambiar la naturaleza histórica de esa nación, dentro de muy poco nadie querrá visitarlos, ni comprar ni ver sus productos y películas, ni comer su comida, ni participar en sus eventos, de modo que ese famosos muro lo que hace es ayudar a sus enemigos a triunfar sobre el resto del planeta, porque hay algo que Donald Trump no entendió, los EEUU es como una gran marca comercial, para que esté en el primer lugar en ventas su mercado local no basta, su sex-appeal tiene que ser universal, inclusivo, y hablar todos los idiomas, no solo inglés.
Los mejicanos no se dan cuenta lo positivo que va a ser el muro para su futuro, van a verse obligados a reducir su dependencia con el vecino que no los quiere, si estuviera en mis posibilidades les ayudaría a pagar por ese muro, porque unos EEUU con esa actitud, para mí deja de ser los EEUU que una vez conocí, que me brindó cobijo, educación y afecto por unos años importantes en mi juventud y del que tengo los mejores recuerdos, pero esos EEUU que ahora veo surgir por el horizonte no se parece en nada a mis amigos del norte.
Ese muro del que ahora los mejicanos se quejan va a ser una fuente de entrada de dinero que ni se imaginan, solamente pienso en los derechos para hacer películas, las excursiones vacacionales para tocar el muro y hacerse un selfies, contratar espacio publicitario en esa pared será un negocio redondo, los libros, novelas, el arte en general que producirá ese monumento al apartheid, será memorable y creo, no muy positivo para los EEUU.
Los muros conllevan un blackout de información, censura, recrudecimiento del control social, reducción de las libertades, aumento de la paranoia, no es fácil la vida en un encierro, porque eso es lo que viene puertas adentro, vigilancia continua de la población, control del movimiento, control del pensamiento…
En principio estoy de acuerdo con una parte del malestar que siente los norteamericanos por una emigración sin control, que no se asimila, que no es productiva, que no respeta las leyes y pretende hacer lo que le dé la gana, que se convierte en una carga para la sociedad, pero de allí a obligar a los mejicanos a pagar por construir el muro, ya la cosa se me hace absurda y peligrosa para los mismos gringos, creí que la idea del muro era algo más conceptual, ideal, que bastarían sensores remotos, cercas, cámaras de televisión, patrullaje y un mejor control migratorio, pero el muro ya constituye otra cosa, eso es ya una declaración de divorcio, se acabó el ánimo de convivencia.
Y por los vientos que soplan en Washington la estrategia parece que es mundial, sólo habrá un club de amigos de los EEUU, un grupo muy reducido de naciones con ciertas características bastante odiosas, y con la pretensión de tratar al resto, como gente de segunda y de tercera clase.
La idea me parece tan disparatada, sus consecuencias tan ofensivas al verdadero espíritu americano que me parece que debe venir una rectificación en cualquier momento, el Sr. Trump es un hombre inteligente, lo ha demostrado, si no fuera así no estuviera donde ahora se encuentra, si lo que quería era un tratamiento de shock para su vecino, lo logró, ya tiene su atención, pero seguir en esta ruta lo pone en una situación que no le conviene en nada a los intereses de su nación, se lo dice un amigo que tiene familia muy querida que son ciudadanos de ese gran país.  -   saulgodoy@gmail.com






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