domingo, 29 de enero de 2017

Nuestra elusiva realidad



Escribo de política porque me gusta y sé que lo hago bien, pero me molesta tener que decir las cosas una y otra vez, como si nadie me estuviera entendiendo o me expresara en otra lengua; mi tarea educativa para con el público es explicar lo que según mi criterio, mi interpretación, ocurre en la realidad, allá afuera, en el mundo, en nuestro país.  Trato en lo posible de utilizar el sentido común, razono cada uno de mis observaciones y si propongo una manera de actuar, es porque la considero viable.
No me gusta quedarme pegado en un punto y remachar hasta el cansancio para que la gente entienda, para eso están las redes sociales para que se discutan todos los puntos de vistas, se intercambien opiniones, se envíen correos como ocurre con los artículos que escribo en mi blog El Tambor del Hortador, y que ustedes tienen por bien enviar a sus amistades y círculos de amigos.
Voy a resumirles la situación política de Venezuela de manera muy breve, tenemos un presidente ilegítimo porque no es venezolano, hizo trampas en las elecciones que dijo haber ganado, es un mentiroso contumaz y hizo juramentos falsos, a Maduro Moros no se le puede creer ni el Padre Nuestro, no tiene palabra, no quiere a Venezuela, todo lo contrario, le hace daño adrede y tiene como política la destrucción del país.
Ese presidente ya no lo es, porque la Asamblea Nacional, el poder legislativo que ejerce control sobre todos los demás poderes, declaró el abandono del cargo, y no hay que buscar otro argumento, ni legal ni de ningún otro orden, la evidencia a toda prueba es la que vivimos todos los días, un país que se cae literalmente a pedazos.
Lo que está haciendo Maduro y la fuerza política que lo respalda, apoyado por los militares, no es gobernar, no es administrar un país, no es ni remotamente calentar las sillas de los puestos que ocupan, no, lo que están haciendo es delinquir, robar, traficar con drogas, enriquecerse con la miseria humana, matar de hambre a la población más vulnerable, enfermarlos y no tratarlos para que mueran como perros, arrumados en los pasillos de hospitales contaminados, sin medicinas, sin médicos, sin materiales ni aparatos para curarlos.
El gobierno de Maduro está asesinando bebes, niños, adolecentes, madres parturientas, familias infectadas de enfermedades contagiosas, está dejando morir de mengua a nuestros viejitos al final de sus vidas, en la mas pavorosa soledad.
¿Lo quieren más claro? El chavismo lleva adelante una política de exterminio en contra de la población venezolana, no hay otra manera de ponerlo ni de describir lo que nos está sucediendo.
Ha puesto a los habitantes de éste país a padecer una de las inflaciones más altas del mundo  y un desabastecimiento de bienes esenciales como lo es la comida y las medicinas, convirtiendo al país en la crisis humanitaria más grande del continente Americano, pero la tienen disfrazada, oculta, no hablan de ella y se la pasan desmintiéndola, y pueden darse ese lujo porque no hay cifras ciertas, nadie sabe en realidad lo que está sucediendo intramuros, no hay manera de que los organismos internacionales hagan presencia en el país y constaten el grado de deterioro y peligro que la situación venezolana representa para la región, porque solamente en la cuestión epidemiológica, somos una bomba de tiempo, una catástrofe en ciernes.
Venezuela ha sido convertida por el chavismo y por el gobierno de Raúl Castro de Cuba en el mayor campo de concentración del mundo, es cierto que no hemos llegado a los extremos de destrucción y de refugiados de Siria o Somalia, pero sin existir una guerra, sin llegar a la escala de violencia que esos países viven, nosotros aportamos el mismo número de muertos, torturados y presos, nuestra infraestructura colapsa como si les arrojaran bombas de demolición, envenenan nuestro medio ambiente como si utilizaran masivamente armas químicas.
Y esto está sucediendo porque hay intereses creados, porque hay países y organizaciones que no quieren reconocer la situación de desespero y calamidad que vivimos, somos una caja negra muy poco sale y entra al país, vivimos casi aislados, el régimen se encarga de desmentir cada noticia o información que vaya en contra de su estabilidad en el poder, hay demasiada gente recibiendo dinero y privilegios del gobierno chavista, el costo de mantenernos en el limbo es de millones de dólares que paga nuestro petróleo, para muchos poderes constituidos lo mejor, lo más barato, lo más sencillo es que Maduro y el chavismo continúen haciendo lo que hacen, exterminar gente, destruir un país.
Y aquí es donde quiero ir, me produce un asco inmenso, una repulsión enorme ver y escuchar a algunos venezolanos que se dicen ser de oposición, demócratas, pacíficos y constitucionales jugando a la política barata de mantener a este poder inhumano vivo y con ínfulas de humanismo perpetuando este engaño criminal.
Porque al final son la misma gente, no asesinan pero permiten que siga el baño de sangre, no son violentos pero alcahuetean a quienes mantienen y dirigen a los escuadrones de la muerte, no están de acuerdo con sus políticas pero si van a sentarse a sus diálogos infames y firman acuerdos que dan ganas de vomitar.
¿A quién representan? ¿Qué constitución dicen respetar? ¿Qué tipo de democracia tienen en mente? ¿O es que no han leído el documento que los negociadores de Maduro trajeron a la mesa de diálogo como base para las conversaciones?
Allí siguen los organismos regionales haciéndose los idiotas en este sainete vergonzoso donde las responsabilidades humanitarias se pasan debajo de la mesa, donde la solidaridad entre “hermanos” es hacia los políticos enredados en sus propias telarañas y no en los pueblos que sufren, apoyan un diálogo que no es sino la opresión queriendo pasar por democracia, con alguien que dice que va a liberar a un preso político si otro país libera a alguien de su afecto y después dice que era “echado vaina”, que era en son de chanza.
¿Cómo se puede dialogar con un narcotraficante y terrorista?
Ya no se puede ocultar la realidad del país y ya lo he dicho hasta el cansancio, el problema de Venezuela es que fuimos invadidos por una fuerza extranjera que llegó a términos con nuestras fuerzas armadas, para que sirvieran de carceleros, torturadores y verdugos de aquellos que se atrevieran a luchar por su libertad y que reclamaran sus derechos en democracia.
La solución no es política al menos que se juegue en el tablero internacional, la solución tiene un importante componente militar, tiene que venir una fuerza de intervención a neutralizar a los militares traidores, no hay otro camino, y eso se puede hacer, rápidamente, de manera contundente y sin mayores pérdidas de vida, pero nuestro líderes tienen que ponerse en ello, tienen que estar convencidos que ese es el único camino y reunir el consenso para se forme un frente internacional lo suficientemente fuerte y legítimo para esa intervención.
Todo lo que no se haga en ese sentido es a favor del régimen, de su oxigenación y su permanencia en el poder, por ello es una necesidad que la infame MUD desaparezca o purgarla de todos esos elementos tóxicos que solo juegan para sus propios intereses, todos esos discursos electoreros, de esperar mientras construimos una resistencia ilustrada desde los barrios, de agotar los mecanismos constitucionales, no sirven para nada.
Borges, a pesar de su reticencia para ir a reunirse con el Departamento de Estado Norteamericano, para que explique ante el congreso en Washington nuestra verdadera situación, para sentarse con Trump y pedirle que lidere la coalición de países que intervendrán para desarmar a las fuerzas armadas traidoras, imponga un orden que le permita a la Asamblea Nacional preparar la transición y el llamado a nuevas elecciones, que nos auxilie a procesar ante la justicia internacional a todos los culpables de nuestra crisis y nos apoye en la reconstrucción del país, prefiere creerse el hombre hormiga, el salvador del orden y el progreso haciendo justamente lo que nunca va a resultar, esperar a que nosotros podamos resolver la trampa en la que nos hemos metido.
No ha entendido, así como muchos diputados socialistas de la oposición que todavía sueñan con la utopía del pueblo bravo que se liberará de sus cadenas sin auxilio de nadie más, que nuestra situación la está manteniendo una organización internacional de múltiples factores que todavía nos están chupando la sangre y haciendo pingües negocios con nuestra debilidad.
Detrás de Maduro hay mafias, movimientos guerrilleros, terroristas, países extranjeros injerencistas, prensa comprada, votos en los organismos multilaterales para apoyar al régimen, alianzas con poderosas organizaciones del comunismo internacional, estrategas y servicios de inteligencia ayudándolo a sobrevivir cualquier intento de sacarlo de su cargo.
Para muestra un botón, la gigantesca corrupción que se quiere tapar en los casos de PDVSA y la empresa brasileña Odebrecht ha podido ser conocida porque tribunales y fiscales de otros países han destapado la olla podrida, que derivaron en escandalosos hallazgos de cuentas multimillonarias en Andorra, en Houston, New York y otras capitales del mundo, con detenidos que han confesado su participación y la de una veintena de altos funcionarios actualmente en cargos importantes en el gobierno, y anda el Tribunal Supremo de Justicia emitiendo sentencias que protegen a estos bandidos y desestiman las acusaciones.
No hay que ser un genio ni un detective para darse cuenta con quienes se está negociando en el gobierno la supuesta cohabitación, quieren que usted y yo participemos como cómplices en estos crímenes para que algunos “vivos” de la MUD, gocen de sus gobernaciones y alcaldías, que el Papa rojo quede como un héroe de la paz y la convivencia y que Cuba siga pegada de nuestra yugular succionando el dinero que nuestro pueblo más necesitado requiere para su sobrevivencia.
Pónganse de acuerdo y actúen, pero sobre bases reales y constatables, no sobre buenos deseos y fantasías, y si no quieren o no pueden, saquen su carnet del PSUV y olvídense de este país.  -   saulgodoy@gmail.com






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