Escribo de política porque me gusta y sé que lo hago bien, pero me molesta tener que decir las cosas una y otra vez, como si nadie me estuviera entendiendo o me expresara en otra lengua; mi tarea educativa para con el público es explicar lo que según mi criterio, mi interpretación, ocurre en la realidad, allá afuera, en el mundo, en nuestro país. Trato en lo posible de utilizar el sentido común, razono cada uno de mis observaciones y si propongo una manera de actuar, es porque la considero viable.
No
me gusta quedarme pegado en un punto y remachar hasta el cansancio para que la
gente entienda, para eso están las redes sociales para que se discutan todos
los puntos de vistas, se intercambien opiniones, se envíen correos como ocurre
con los artículos que escribo en mi blog El Tambor del Hortador, y que ustedes
tienen por bien enviar a sus amistades y círculos de amigos.
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Ese
presidente ya no lo es, porque la Asamblea Nacional, el poder legislativo que
ejerce control sobre todos los demás poderes, declaró el abandono del cargo, y
no hay que buscar otro argumento, ni legal ni de ningún otro orden, la
evidencia a toda prueba es la que vivimos todos los días, un país que se cae
literalmente a pedazos.
Lo
que está haciendo Maduro y la fuerza política que lo respalda, apoyado por los
militares, no es gobernar, no es administrar un país, no es ni remotamente
calentar las sillas de los puestos que ocupan, no, lo que están haciendo es
delinquir, robar, traficar con drogas, enriquecerse con la miseria humana,
matar de hambre a la población más vulnerable, enfermarlos y no tratarlos para
que mueran como perros, arrumados en los pasillos de hospitales contaminados,
sin medicinas, sin médicos, sin materiales ni aparatos para curarlos.
El
gobierno de Maduro está asesinando bebes, niños, adolecentes, madres
parturientas, familias infectadas de enfermedades contagiosas, está dejando
morir de mengua a nuestros viejitos al final de sus vidas, en la mas pavorosa
soledad.
¿Lo
quieren más claro? El chavismo lleva adelante una política de exterminio en
contra de la población venezolana, no hay otra manera de ponerlo ni de
describir lo que nos está sucediendo.
Ha
puesto a los habitantes de éste país a padecer una de las inflaciones más altas
del mundo y un desabastecimiento de
bienes esenciales como lo es la comida y las medicinas, convirtiendo al país en
la crisis humanitaria más grande del continente Americano, pero la tienen
disfrazada, oculta, no hablan de ella y se la pasan desmintiéndola, y pueden
darse ese lujo porque no hay cifras ciertas, nadie sabe en realidad lo que está
sucediendo intramuros, no hay manera de que los organismos internacionales
hagan presencia en el país y constaten el grado de deterioro y peligro que la
situación venezolana representa para la región, porque solamente en la cuestión
epidemiológica, somos una bomba de tiempo, una catástrofe en ciernes.
Venezuela
ha sido convertida por el chavismo y por el gobierno de Raúl Castro de Cuba en
el mayor campo de concentración del mundo, es cierto que no hemos llegado a los
extremos de destrucción y de refugiados de Siria o Somalia, pero sin existir
una guerra, sin llegar a la escala de violencia que esos países viven, nosotros
aportamos el mismo número de muertos, torturados y presos, nuestra
infraestructura colapsa como si les arrojaran bombas de demolición, envenenan
nuestro medio ambiente como si utilizaran masivamente armas químicas.
Y
esto está sucediendo porque hay intereses creados, porque hay países y
organizaciones que no quieren reconocer la situación de desespero y calamidad
que vivimos, somos una caja negra muy poco sale y entra al país, vivimos casi
aislados, el régimen se encarga de desmentir cada noticia o información que
vaya en contra de su estabilidad en el poder, hay demasiada gente recibiendo
dinero y privilegios del gobierno chavista, el costo de mantenernos en el limbo
es de millones de dólares que paga nuestro petróleo, para muchos poderes
constituidos lo mejor, lo más barato, lo más sencillo es que Maduro y el
chavismo continúen haciendo lo que hacen, exterminar gente, destruir un país.
Y
aquí es donde quiero ir, me produce un asco inmenso, una repulsión enorme ver y
escuchar a algunos venezolanos que se dicen ser de oposición, demócratas,
pacíficos y constitucionales jugando a la política barata de mantener a este
poder inhumano vivo y con ínfulas de humanismo perpetuando este engaño
criminal.
Porque
al final son la misma gente, no asesinan pero permiten que siga el baño de
sangre, no son violentos pero alcahuetean a quienes mantienen y dirigen a los
escuadrones de la muerte, no están de acuerdo con sus políticas pero si van a
sentarse a sus diálogos infames y firman acuerdos que dan ganas de vomitar.
¿A
quién representan? ¿Qué constitución dicen respetar? ¿Qué tipo de democracia
tienen en mente? ¿O es que no han leído el documento que los negociadores de
Maduro trajeron a la mesa de diálogo como base para las conversaciones?
Allí
siguen los organismos regionales haciéndose los idiotas en este sainete vergonzoso
donde las responsabilidades humanitarias se pasan debajo de la mesa, donde la
solidaridad entre “hermanos” es hacia los políticos enredados en sus propias
telarañas y no en los pueblos que sufren, apoyan un diálogo que no es sino la
opresión queriendo pasar por democracia, con alguien que dice que va a liberar
a un preso político si otro país libera a alguien de su afecto y después dice
que era “echado vaina”, que era en son de chanza.
¿Cómo
se puede dialogar con un narcotraficante y terrorista?
Ya
no se puede ocultar la realidad del país y ya lo he dicho hasta el cansancio,
el problema de Venezuela es que fuimos invadidos por una fuerza extranjera que
llegó a términos con nuestras fuerzas armadas, para que sirvieran de
carceleros, torturadores y verdugos de aquellos que se atrevieran a luchar por
su libertad y que reclamaran sus derechos en democracia.
La
solución no es política al menos que se juegue en el tablero internacional, la
solución tiene un importante componente militar, tiene que venir una fuerza de
intervención a neutralizar a los militares traidores, no hay otro camino, y eso
se puede hacer, rápidamente, de manera contundente y sin mayores pérdidas de
vida, pero nuestro líderes tienen que ponerse en ello, tienen que estar
convencidos que ese es el único camino y reunir el consenso para se forme un
frente internacional lo suficientemente fuerte y legítimo para esa
intervención.
Todo
lo que no se haga en ese sentido es a favor del régimen, de su oxigenación y su
permanencia en el poder, por ello es una necesidad que la infame MUD
desaparezca o purgarla de todos esos elementos tóxicos que solo juegan para sus
propios intereses, todos esos discursos electoreros, de esperar mientras
construimos una resistencia ilustrada desde los barrios, de agotar los
mecanismos constitucionales, no sirven para nada.
Borges,
a pesar de su reticencia para ir a reunirse con el Departamento de Estado
Norteamericano, para que explique ante el congreso en Washington nuestra
verdadera situación, para sentarse con Trump y pedirle que lidere la coalición
de países que intervendrán para desarmar a las fuerzas armadas traidoras,
imponga un orden que le permita a la Asamblea Nacional preparar la transición y
el llamado a nuevas elecciones, que nos auxilie a procesar ante la justicia
internacional a todos los culpables de nuestra crisis y nos apoye en la
reconstrucción del país, prefiere creerse el hombre hormiga, el salvador del
orden y el progreso haciendo justamente lo que nunca va a resultar, esperar a
que nosotros podamos resolver la trampa en la que nos hemos metido.
No
ha entendido, así como muchos diputados socialistas de la oposición que todavía
sueñan con la utopía del pueblo bravo que se liberará de sus cadenas sin
auxilio de nadie más, que nuestra situación la está manteniendo una
organización internacional de múltiples factores que todavía nos están chupando
la sangre y haciendo pingües negocios con nuestra debilidad.
Detrás
de Maduro hay mafias, movimientos guerrilleros, terroristas, países extranjeros
injerencistas, prensa comprada, votos en los organismos multilaterales para apoyar
al régimen, alianzas con poderosas organizaciones del comunismo internacional,
estrategas y servicios de inteligencia ayudándolo a sobrevivir cualquier
intento de sacarlo de su cargo.
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No
hay que ser un genio ni un detective para darse cuenta con quienes se está
negociando en el gobierno la supuesta cohabitación, quieren que usted y yo
participemos como cómplices en estos crímenes para que algunos “vivos” de la
MUD, gocen de sus gobernaciones y alcaldías, que el Papa rojo quede como un
héroe de la paz y la convivencia y que Cuba siga pegada de nuestra yugular
succionando el dinero que nuestro pueblo más necesitado requiere para su
sobrevivencia.
Pónganse
de acuerdo y actúen, pero sobre bases reales y constatables, no sobre buenos
deseos y fantasías, y si no quieren o no pueden, saquen su carnet del PSUV y
olvídense de este país. - saulgodoy@gmail.com
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