viernes, 28 de abril de 2017

La violencia


La violencia ha sido, es y será una parte importante de la naturaleza humana, de hecho, es un componente fundamental del orden universal, del Logos; sin la violencia los procesos de creación de vida, desintegración y muerte sería imposibles, los pasos de un estado de la materia a otro cuando son de manera repentina, como suele ocurrir, y aún si se hace de manera gradual, conllevan grados de violencia que son característicos en los procesos físicos y químicos, no hay sucesos más violento en el cosmos que el nacimiento o la desaparición de una estrella, de modo que negar la violencia, no darle su lugar en la realidad, creer en la no violencia como estado natural del ser humano es una posición artificial, contranatural, un deseo loco y peligroso que puede tener como resultado indeseable, convertirse uno mismo en una víctima propicia de la violencia del otro.
Y esto lo digo porque el ser humano se ha caracterizado por un uso inusual de la violencia en sus relaciones sociales, la historia es una galería de hechos donde los conflictos abundan y el exterminio de poblaciones enteras son comunes, ese lado oscuro de la naturaleza ha prevalecido, aunque hay anuncios de estudios muy serios como el de Steven Pinker, un científico cognitivo, profesor de la universidad de Harvard que en su obra, The better angels of our nature (2011) confirma, de manera global y desde hace ya unos siglos, una reducción de la violencia, en términos estadísticos.
La naturaleza en general es entendida por los filósofos como un entorno hostil a la vida humana (excepto para los románticos, que la exaltan), el hombre, por medio de la civilización, lo que ha hecho es adaptar el medio ambiente a sus necesidades, rodearse de una burbuja protectora y climatizarse artificialmente, precisamente para poder sobrevivir, por eso construye ciudades, moradas que se ajusten a sus necesidades y mantenga el peligro fuera.
Suelte usted a una persona común en medio de la selva sin más recursos que su instinto y conocimiento, lo más probable es que no sobreviva por mucho tiempo.
Todo estudiante de política lo primero que confronta es el dato, mil veces reiterado, que la violencia es la manera más expedita para obtener un cambio político, no es quizás el mejor, el más equilibrado o justo, pero indudablemente todas las guerras, las revoluciones, los golpe de estado, los asesinatos políticos, los actos de terrorismo, las ejecuciones, son actos políticos violentos que pretenden traer cambios sociales en el menor tiempo posible, no importando el costo.
Hay una serie de mitos de carácter moral que le otorgan a la violencia producida por los humanos aspectos negativos, consecuencias en el orden de la ética que van por el camino de la retribución, de la venganza, de la cadena de hechos violentos que tales acciones disparan hasta convertirla en una epidemia, eso puede suceder, pero la historia también demuestra que la violencia puede ser efectiva para aplacar la resistencia y que se consolide un estado de cosas.
Entendemos el rechazo a la violencia sobre bases morales, es una manera de tener a raya comportamientos indeseables para el orden social, pero cuando se trata de cambios políticos en masa, cuando es un colectivo el que expresa la violencia, son otras las reglas del juego.
Según la información que maneja el organismo Armed Conflict Dataset (ADC) para finales de 1990 sólo el 15% de los países del mundo reportaban picos de violencia política expresados en represiones del gobierno hacia la población civil (que es la violencia que proviene de un solo lado), y los que estaban en guerra civil (violencia de ambos lados), para la fecha del estudio se reportaban sobre los 15 millones de muertos en los diferentes conflictos en el mundo.
La mayor parte de estos países era pobres, con instituciones débiles que no proporcionaban cohesión social, la mayoría eran estados fallidos, donde una de las partes tenía el control sobre el presupuesto nacional; una de sus principales características era el uso de las purgas políticas, o sea, el asesinato o encarcelamiento de los líderes de la oposición política por parte del gobierno.
De acuerdo a los estudios de Urdal (2008) y Bohlken y Sergenti (2010) la escalada de violencia que hace que un conflicto civil pase a una guerra civil, proviene de la intensificación de la represión por parte del gobierno y el consecuente deterioro de las condiciones económicas.
En el caso de Venezuela, todo parece indicar que sería una guerra civil creada por los laboratorios cubanos, ordenándole a su agente en Venezuela, el colombiano indocumentado Nicolás Maduro, que les prometa a los militares corruptos, impunidad garantizada y mayores fortunas y poder con un nuevo gobierno, si aplastan la resistencia del pueblo libre y democrático.
Estoy enterado de las fuertes desavenencias que existen a lo interno de las FFAA, hay varios componentes y cuadros que no están dispuestos a hacerse parte del genocidio que quiere perpetrar el chavismo enloquecido y radical, y menos aún caer como idiotas en la trampa cubana de propiciar una guerra civil en nuestro país, la manera más expedita de parar toda esta trama cubana, es darle un parado definitivo a la bestia de Miraflores, pero mientras eso no ocurra, seguiremos en esta hemorragia de vidas jóvenes, de asesinatos de los mejor de nuestro pueblo.
Negar esta situación sobre las bases morales del pacifismo es un problema, ya que expone a la población a una condición de minusvalía frente al represor, hacerle creer a las personas que con una actitud pacífica y no violenta tiene asegurada su sobrevivencia en los mejores términos posible, es una mentira del tamaño de una montaña.
Las personas que utilizan los argumentos pacifistas y de la resistencia no violenta se basan en ciertos episodios de la historia de algunos pueblos, donde sus líderes en apariencia triunfaron y doblegaron al enemigo por estos medios, lo cual es una falsificación de la misma historia, empezando por el cristianismo mismo, que tuvo una actuación de lucha y de guerras de las que la Iglesia no le gusta hablar, las rebeliones de esclavos, los tumultos en las grandes ciudades en contra de las medidas imperiales en contra de las comunidades cristianas eran de todo menos pacíficas, las cruzadas y las guerras entre el papado y las testas coronadas europeas, nos hablan de años de despiadada confrontación.
La historia de Gandhi en la India obvia casi un siglo de resistencia violenta y de enfrentamientos, de hecho, el supuesto triunfo del pacifismo no fue sino una graciosa y muy hábil jugada política de un Imperio militarista y violento, que luego de años de salvaje explotación y cuando ya no podía hacerse cargo de ese país, lo entregó a quienes eran estimados como el más colaboracionista de los movimientos indios a los intereses de Inglaterra.
Igual sucede con el movimiento por los derechos Civiles en los EEUU, una lucha llena de violencia y odio, de bando y bando, que estuvo a punto de convertirse en una segunda guerra civil, donde de parte de los negros habían organizaciones paramilitares que se estaban convirtiendo en un verdadero problema de seguridad interna, tuvo el gobierno federal que negociar con el movimiento más inofensivo (a pesar de que asesinaron a su líder) antes de sentarse con grupos como La Nación del Islam o las Panteras Negras, quienes estaban llevando la verdadera lucha violenta en las calles en contra de la opresión.
No quiero que mis lectores se confundan, no estoy haciendo una apología a la violencia, creo que la no violencia es el estado natural para una sociedad que quiera prosperar, educarse, crecer y desarrollarse, soy un firme creyente que el capitalismo funciona mejor en la paz que en la guerra, el comercio, la industria, la cultura y las instituciones democráticas necesitan de la paz para poder dar lo mejor de sí, la familia funciona mejor en la paz que en la guerra, pero creo tonto, irresponsable y muy peligroso, obviar la violencia como un instrumento de cambio y de presión social, sobre todo cuando es una violencia defensiva, que trata de evitar una agresión injusta.
Dice Derrick Jesen en el prólogo para Churchill Ward, autor del libro Pacifismo como Patología (1998), que en el decurso de nuestras vidas no es extraordinario encontrarnos con un psicópata, que en el espíritu del personaje de Anibal Lecter de la novela El silencio de los inocentes (The Silence of the lambs), nos dice- Tú estás en mi menú de hoy. 
¿Qué vas hacer al respecto? ¿Te vas a dejar comer porque eres pacifista?  Dice Jesen:
He encontrado en mi vida unas pocas relaciones que podría catalogar como emocionalmente abusivas.  Me tomó largos años aprender esta importante lección: Tú no puedes argumentar con un abusador.  Siempre vas a perder, de hecho, pierdes tan pronto empiezas hacerlo (o más precisamente tan pronto respondes a sus provocaciones).  ¿Por qué? Porque ellos engañan, mienten, controlan las condiciones de cualquier  debate y si te desvías de su guión, te hacen daño hasta que vuelvas a ponerte en línea (lo mismo sucede a una escala mayor)  Si esto sucede repetidamente ellos no tendrán necesidad de hacerte daño debido a que nunca pasará de la raya que te impuso. Y si esto verdaderamente sucede por mucho tiempo, es probable que empieces a tener la creencia, que no pasarse de la raya y recibir el abuso, sea una virtud.

El gobierno de Maduro por medio de sus pranes, sus colectivos armados, sus patriotas cooperantes (espías), la Guardia Nacional y las policías, que tiene bajo su comando no sólo han atacado al pueblo produciéndole bajas importantes, heridos, han tomado prisioneros a quienes torturan a gusto, sino que se han dedicado a dejar en diferentes localidades cadáveres destazados, desmembrados, horriblemente mutilados respondiendo a la vieja táctica de causar terror entre el enemigo con estas muestras de crueldad, estas fuerzas de choque han tomado urbanizaciones completas, vejado a sus residentes, quemado sus propiedades, saqueado sus comercios, han gaseado urbanizaciones completas, tomado barrios, destruidas sus viviendas convirtiendo a sus habitantes en refugiados.
No contento con esto se burla del pueblo con el programa de los CLAP, jugando con el hambre de la nación, entregándole comida a quienes están de su lado y dejando morir de hambre a quienes no, le cortan los servicios públicos a poblaciones completas, los dejan sin hospitales, sin medicinas, contaminan su entorno para que proliferen las enfermedades contagiosas, se enfermen, y mueran de mengua.
Ante este dantesco espectáculo ¿Cuál ha sido la estrategia de la oposición política?  La no violencia, el pacifismo militante, nuestras marchas y movilizaciones de protesta se han convertido en un espectáculo digno de un circo romano, las manadas de corderos desarmados caminando hacia los cuadros cerrados de militares armados, dispuestos a caerles a palos, a gasearlos, a dispararle con perdigones, a ejecutarlos con tiros en la cabeza en plena vía pública, a proteger a las bandas armadas de terroristas que en poderosas motos embiste las multitudes de venezolanos con ánimos de castigarlos, por la sencilla razón de que no se someten al amo extranjero.
¿Qué vaina es esta?
En qué cabeza cabe que esa es la manera que tenemos los demócratas y los venezolanos de confrontar a un enemigo tan cruel ¿Es dejarnos matar y torturar, la vía a nuestra salvación? ¿Es con el pacifismo militante como vamos a rescatar nuestro país en manos de estas hordas? ¿Es con nuestra muerte o discapacidad como vamos a convencer a estos abusadores de que se equivocaron?
Jesen continúa en su libro diciendo:
Pienso en tantas cosas por la que vale la pena luchar, por la integridad de mi cuerpo y de aquellos que amo, por si asentamiento, mi propiedad donde se hace posible la vida digna de quienes amo.  Pensé en la mamá osa que arremetió en mi contra no hace ni una semana, cuando sintió que era una amenaza para su cachorro…  Pensé en esa ratona que es capaz de arremeter contra un intruso ocho veces su tamaño por proteger a su cría ¿Qué sucede con nosotros? -Me dije- ¿Y si lo que quieren es apoderarse de todo el planeta, los vamos a dejar?... Todo encaja en una verdad universal: los derechos de la persona a defenderse siempre están por encima del derecho de quien ataca, mi derecho a la libertad está muy por encima al derecho a que otro me explote.  Tengo el derecho a pararte cuando abusas de mí, aún cuando implique eliminarte.

Estoy seguro que si el pacifismo y la no violencia sirvieron de algo, ya culminó su etapa, ahora viene una nueva aproximación a nuestro problema, mucho más activa, comprometida y probablemente más efectiva, eso sí, para poder defendernos y no caer en la servidumbre tenemos que escalar el conflicto y hay que estar conscientes que corremos el peligro de entrar en una guerra civil.
Creo que ya es momento de igualarnos en el asfalto, creo que las fuerzas armadas deben sentir que esos enfrentamientos no son gratuitos, ni para su placer de matar a sus conciudadanos, debemos disuadirlos de atacarnos, debemos hacer que sientan miedo de enfrentarse a un pueblo hambreado y harto de injusticias, debemos hacer que se les ponga la piel de gallina cuando vean al pueblo acercarse arrecho, que piensen muy bien si vale la pena defender al extranjero indocumentado y su banda de narcos, o atacar a su propia gente, ya está bueno de que todos los muertos y heridos lo pongamos nosotros.
Somos millones y ellos unos miles, es verdad, tienen las armas, pero podemos pedírselas, podemos quitárselas, sabemos donde están y no hay que ser un científico nuclear para usarlas, esas tanquetas podemos tomarlas y usarlas, esos helicópteros pueden volar para nosotros, esos cuarteles podemos visitarlos y hasta quedarnos con ellos, los pagamos nosotros, todo lo que usan, lo que comen, lo que visten los militares, lo pagamos cada uno de nosotros, sino es por vía de los impuestos, es por lo que nos roba el estado y dejamos de percibir para dárselo a ellos, hasta sus sueldos los pagamos.
¿Cuál es la alternativa a nuestro lamentable caso? ¿Que 30 millones de venezolanos nos convirtamos en refugiados?, ¿Que le entreguemos el país a Cuba?, ¿Que nos metamos la cola entre las piernas y pasemos, de ser unos orgullosos venezolanos que luchan por su libertad y su país, a unos parias que dan lástima por su cobardía y tengan que rogar por cobijo en países vecinos? ¿Qué nos dejemos matar sin defendernos?
Parte importante de nuestras FFAA, decidieron traicionarnos, se vendieron a un gobierno extranjero y ahora usan nuestras armas, que se la dimos para que nos protegieran de dementes como los que ahora nos desgobiernan, y esas armas las están usando contra el pueblo, tal y como les advirtió Simón Bolívar, que no lo hicieran.  -   saulgodoy@gmail.com




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