martes, 9 de mayo de 2017

Los gobiernos asesinos


Creo que muchos de ustedes se sorprenderían si releyeran mis escritos de hace 10 o más años, me perdonan la inmodestia, pero he estado advirtiendo de muchas maneras lo que estamos viviendo en la actualidad; cuando Chávez se presentó como candidato para la Presidencia de la República sabía que nuestro destino estaba sellado, no porque fuera un vidente o una mente superior, era simplemente sumar dos más dos son cuatro, como otra gente lo hizo, e igualmente lo advirtió.
Cuando pude constatar la verdadera naturaleza del régimen lo denuncié hasta el cansancio y esto me valió que la censura del gobierno fuera presionando y me sacaran poco a poco de los medios nacionales que me publicaban, hasta que llegó el momento en que tuve que auto publicarme, y desde entonces, escribo para mi propio blog, El Tambor del Hortador, que afortunadamente ha sido reconocido internacionalmente como referencia sobre la situación en Venezuela.
Mucho antes de que esto ocurriera, el 20 de Octubre del año 2004, aparece publicado en la versión digital del diario El Universal, uno de los periódicos de mayor circulación en el país, en la sección de opinión, Tinta en la Red, mi artículo, Los gobiernos asesinos, que causó un pequeño revuelo en ese entonces, y fui acusado por algunos críticos de alarmista, a continuación les copio el texto original.

Los gobiernos asesinos: Los comunistas tienen una tradición genocida inocultable, en su ideario se desarrolla toda una justificación, hecha doctrina, sobre como el Estado puede y debe disponer de la vida de sus ciudadanos para alcanzar los fines de la revolución.
Ellos matan por el bien de la humanidad, por un mejor futuro, sus líderes ejecutan las matanzas como una obligación revolucionaria.
Lenin, Trotsky, Stalin, Mao, Pol Pot, Ho Chi Min, Fidel Castro... estos asesinos de hombres se justifican como transformadores de la sociedad, siempre alegando buenas razones para hacer lo que hicieron.
Esa terrible y cínica frase que viene de la Revolución Francesa `No se puede hacer una tortilla sin romper unos huevos´ recoge en su lapidaria simplicidad el desprecio más absoluto de estos revolucionarios por la vida de `otros´.
 ¿Puede justificarse el homicidio en masa? Los revolucionarios siempre han creído que sí, lo grave del asunto es que hay gente que acepta la situación como un mal necesario, como un precio a pagar por los cambios políticos; intelectuales que excusan a estos líderes y a las montoneras asesinas bajo retorcidos raciocinios como los del famoso doctor Frantz Fanon, allá por los años 50 y que tanto influyó en las mentes de los jóvenes comunistas que se reunían en París.
Fanon excusaba la violencia de las revoluciones del Tercer Mundo como una catarsis necesaria, como la única manera de curar el sentimiento de opresión y colonialismo que sentían estos pueblos por tantos años de sometimiento imperialista.
Los dictadores,  decía el periodista Robert Fulford,  torturan el lenguaje mientras torturan a la gente, en sus discursos distorsionan la realidad y los hechos llamando a sus terribles actos por piadosos nombres como: guerra de clase, revolución cultural, limpieza étnica, solución final, zonas de paz, territorios liberados…
Estos gobiernos llegan a un grado tal de envilecimiento, que acusan a sus propios pueblos de no estar preparados y en sintonía con las avanzadas políticas del Estado socialista.
"El pueblo ha decepcionado al gobierno" - dijo una vez un oscuro funcionario del gobierno comunista de la Alemania del Este cuando se hicieron las huelgas en contra del régimen en 1950.
Y es que es inevitable, que el gobierno que busca transformar a la gente, hacer de ellos nuevos seres humanos para una nueva sociedad, tenga del pueblo un concepto tan bajo.
Si no están de acuerdo con el régimen, es porque la gente no sabe lo que es bueno para ellos, aun si creen vivir felizmente, tienen que estar equivocados y prisioneros de una falsa conciencia que hay que cambiar con reeducación, trabajo forzado, escasez, disciplina... y a veces con sangre.
De allí que los que hemos estudiado a los grandes genocidas de la historia, hemos podido trazar un programa político, descubrir un mecanismo de acción que se han dado en todos y cada uno de los holocaustos en la historia, se trata de la "ruta del genocidio", que no es más que un plan maestro para ir exterminando a quienes resisten los designios revolucionarios.
Primero se separa una parte de la población del resto, son grupos con ciertas características que se distinguen, bien sea por su raza, o por diferencias culturales, religiosas o económicas; se les somete a un trato excluyente, se les niega derechos, se les persigue judicialmente e incluso, se les ataca por medio de escuadrones de la muerte, provocando víctimas y permitiendo que los victimarios actúen protegidos por la ley y el estado, si son procesados se buscan las maneras para que recuperen su libertad, y sus acciones queden impunes.
Toda esta primera fase se hace con el fin de diferenciar al grupo que será víctima del exterminio; se les trata de manera que el resto de la población los reconozca no como personas, sino como enemigos, como una plaga, o culpables del sufrimiento del pueblo y del fracaso de las políticas del gobierno.
El papel del líder es inflamar el odio en la mente de sus seguidores, tenerlos siempre en tensión y con miedo a invasiones, traiciones, ataques y complots por parte de las víctimas propiciatorias y sus aliados extranjeros.
El líder jamás manchará sus manos con sangre, el trabajo sucio le corresponde siempre a un grupo de exaltados bien sea civiles o uniformados, a los que tiene bajo control y a quienes entrega las armas de la república.
 La segunda fase en contra del enemigo interno es inmovilizarlo, negarles documentos de identidad, quitarles la facilidad de moverse por el territorio nacional o fuera de él, controlar sus posibilidades económicas y de trabajo, negarles el sustento y la asistencia a servicios públicos básicos, esto lo hacen con el propósito de irlos debilitando, angustiarlos con el miedo y provocándolos con violencia, para que reaccionen en falso, para poderlos neutralizar.
Prosigue a esta fase, el hostigamiento a sus hogares y pertenencias, que les quede claro que para ellos no hay propiedad privada, hogar, privacidad o un refugio donde sentirse seguro, se les censa, se les separa, se les prohíbe su ingreso en ciertos territorios.
La tercera fase consiste en acallar a los medios de comunicación, censurar la opinión pública, silenciar la crítica y sacar del juego a los observadores nacionales e internacionales, las fronteras se sellan, la seguridad se incrementa bajo cualquier excusa, los tribunales no cejan de perseguir a la disidencia, en esta fase, muchos políticos utilitarios se destacan haciéndole el juego al gobierno genocida, levantando las manos para aprobar las leyes que servirán para la opresión, sin darse cuenta que muchos de ellos caerán en desgracia, pagando platos rotos, los errores y abusos del régimen.
Las armas se reparten entre los grupos afectos al gobierno, los primeros blancos se escogen y se eliminan, se inicia toda una campaña de atentados y sabotajes que le atribuyen a la oposición.
 La cuarta fase es el exterminio masivo. Ya ubicados en urbanizaciones, ciudades o poblados, en guetos, se abre la temporada de caza y los disidentes, complicados en grandes conspiraciones en contra del orden establecido, en golpes de Estado, magnicidios y rebeliones son víctimas de razias y ataques salvajes, a los sobrevivientes les será ofrecido santuario en campos de concentración, donde finalmente acabarán con ellos.
Es realmente preocupante que nadie se dé cuenta de lo que está pasando en el país que más quiero, todo parece preparado para la degollina, se respira la tensión en el ambiente y pareciera ser, que una vez más, las víctimas irán al matadero sin mucha oposición y resistencia, no se han dado cuenta que fueron vendidos por quienes les han dicho que se quedaran tranquilos, por quienes les dan esperanza, que siempre habrá un nuevo día.  - 

Epílogo: Todo este uso excesivo de la fuerza, la violencia y el sometimiento de la población a un régimen militar autoritario sólo tiene un fin, consolidar en el poder a una tiranía por el mayor tiempo posible, como es una realidad en la Cuba castrista.
El chavismo y el indocumentado Nicolás Maduro están haciendo todo lo posible por replicar en Venezuela el modelo cubano, es nuestro deber como ciudadanos libres y demócratas el oponernos a sus designios, ninguna iniciativa que provenga de Miraflores, excepto la renuncia del agente cubano y de origen colombiano a la presidencia, puede ser aceptada por el pueblo de Venezuela, debemos unirnos en esta cruzada por la independencia de nuestro país, y plantarnos como un solo hombre y mujer ante el gobierno asesino, que quiere esclavizarnos y a obligarnos a comer de su mano corrupta y ensangrentada.  -    saulgodoy@gmail.com


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