sábado, 29 de julio de 2017

La nacionalidad venezolana


Creo que ya mucha gente se ha dado cuenta que nuestra imagen-país ya no sirve, que el gran meta relato sobre quiénes somos y de dónde venimos está agotado, que nuestro ideal nacional no existe, aparte de algunos lugares comunes sobre el progreso y alcanzar la independencia como país soberano, hay muchas palabras huecas que se siguen utilizando y que ya nada significan, Patria, es una de ellas.
La entrada del chavismo en la vida de la república, llevado de la mano por el “pueblo” ignorante, interesado y deslumbrado por las charreteras militares, lo que ha hecho es terminar de fracturar lo poco que quedaba y unía a una sociedad en un sueño democrático, que partidos políticos y líderes de esos partidos se encargaron de enterrar.
El secuestro de la memoria bolivariana, de la épica venezolana, esa historia tejida de héroes y sagas a lo largo y ancho de un continente, esa historiografía militarista e imperialista a su manera, terminaron por intoxicar el alma del venezolano común, creyéndose heredero de un relato interesado y hasta perverso.
Obviaron, los gobiernos autoritarios de manera deliberada, la gran gesta de civilidad y de construcción de una nación por parte del genio ciudadano apegado a la ley, trabajador, estudioso, respetuoso de la ley y el orden, amante de la paz, con apego a la familia y las tradiciones.
De manera sibilina  los gobiernos prefirieron destacar a los caudillos y jefes, que al hombre común, ese que se levanta y labora de sol a sol y que es el verdadero constructor de la nacionalidad, ese venezolano que con su sudor y paciencia construye patria, que sufre y ama, que entrega lo mejor de sí tanto en las fábricas como en las oficinas, en las trincheras como en la política.
El comunismo fascista y expoliador se encargó de entregarnos el acta de defunción de lo que una vez fue la gran Venezuela, la Venezuela ciudadana y emprendedora, destruyendo hasta la ruina a las instituciones, principios y valores que unos hombres de la primera mitad del siglo XX, héroes civiles de la democracia que se atrevieron a soñar con un país distinto, ese proyecto que pudo ser realidad si se hubiera renovado, si las generaciones subsiguientes lo hubieran asimilado para los cambios y la evolución que exigía la historia, otra hubiera sido la historia, pero eso ya no es posible.
Todavía ronda sobre nuestros restos los buitres del socialismo, de ese ideal de colectivizar justamente lo que no se puede colectivizar, de socializar y hacer una tarea de grupo lo que debe hacer cada uno de nosotros, los partidos políticos que todavía existen son malas copias de lo que ya es pasado, pero como no conocen, como son incapaces de admitir su ignorancia política, persisten con la idea de que es por el estado y con el estado, que se puede levantar de nuevo un país, son nuestros jóvenes burócratas conducidos por unos viejos carcamales que se niegan a desaparecer, el modelo, el plan que estos jóvenes tienen en las manos es inviable, de modé, absolutamente atrasado y sin sintonía con las mayorías y las minorías.
Tenemos enfrente dos alternativas, o inventamos o nos equivocamos (¿Suena conocido?), si nos equivocamos, lo que fue Venezuela desaparecerá, diluido por facciones y con un territorio balcanizado, absorbido por otras naciones, si inventamos, mejor hagámoslo bien, arriesgándolo  todo por un ideal construido por nosotros, soñado por nosotros, planificado por nosotros, no por personas que ya son historia y están enterradas, la Venezuela y el mundo que ellos conocieron no se les parece ni por aproximación a la Venezuela y el mundo que hoy enfrentamos.
Somos la generación actual los encargados de echarnos esta responsabilidad sobre los hombros y hacer camino, pero no con esos modelos híbridos como el mentado “estado socialista de mercado” que trata de complacer y arrancar aplausos de la galería en un absurdo que no tiene ni pies ni cabeza, tampoco podemos hacer país mirando hacia atrás, con modelos que ya no funcionan y que sabemos, son equivocados.
¿Qué nos dice la experiencia de otros países en el mundo? Que el capitalismo es la fórmula más exitosa para vencer la miseria, salir del atraso y fortalecer la democracia, es un hecho, no es retórica, que tiene problemas… ¿Quién o qué no los tiene? Pero es un sistema económico que con ejemplos concretos nos demuestra, que proporciona una economía robusta, una mejor calidad de vida para el mayor número de personas, que puede organizar la sociedad de manera eficiente y ofrecer futuro para las nuevas generaciones, ¿No es eso en parte, lo que queremos?
En cambio, si seguimos experimentando con el país, introduciendo modelos como el de los países escandinavos, donde algunos de nuestros socialistas endógenos pretenden encontrar un aliviadero a su intoxicación ideológica, si insistimos en el estado benefactor centralista, en el presidencialismo a ultranza, en el clientelismo partidista, en el estado capitalista y dueño de los recursos e industrias principales, estamos fritos.
Partidos como Primero Justicia, El Radar de los Barrios, AD, Voluntad Popular y otras organizaciones cripto-socialistas, que abundan en nuestro cementerio de opciones políticas, no son solución para nuestra búsqueda de salvación, todo lo contrario, van a agravar nuestra delicada situación.
Lo único que está medianamente organizado en nuestro país es el mundo empresarial, ha resistido los embates del chavismo y se encuentra en estado de sobrevivencia pero está allí, resistiendo y produciendo contra viento y marea, manteniendo a su plantilla de trabajadores y empleados en medio de una economía de guerra.
Yo creo que el país debe depositar su confianza en FEDECAMARAS como organismo rector de la actividad económica privada y darle la oportunidad en que tenga la primera opción en la reorganización del país tan pronto el chavismo sea eyectado.
No me mal entiendan, no estoy diciendo que FEDECAMARAS se comporte ni tenga las responsabilidades de una partido político, ya eso es pasado, los partidos políticos fueron sobrevalorados y fueron sobrevendidos, sus ideas y programas no sirvieron y nos condujeron a la situación actual, debemos cambiar de paradigma.
He estado promoviendo la idea que Venezuela debería pasar en directo hacia un estado mercado, que es la fórmula que está funcionando en el mundo capitalista y globalizado, hasta China está jugando con este modelo vía Hong Kong y Shanghái, Rusia está desarrollándose en ese sentido, buena parte de Asia y Europa están avanzando hacia ese modelo, en ese modelo el estado es mínimo, dependiente de la sociedad civil y de las empresas, al servicio de ellas y no al revés como nos tienen acostumbrados los socialistas.
En el estado mercado, según la fórmula de Nozick, al estado lo contratan las empresas y los productores, primero para que los defienda, segundo para que impartan justicia imparcial y oportuna, y para que se ocupe de administrar lo que la empresa privada no quiere o no puede encargarse, todo lo demás, incluyendo la educación y la salud, lo maneja la empresa privada.
Sería tan sencillo como que FEDECAMARAS sería la encargada de contratar al gobierno, imponiéndole un programa y unos objetivos, limitando su accionar y defendiendo sus intereses, es decir, lo que es importante para FEDECAMARAS es importante para el país, porque ellos son los que producen y más ahora, que nuestra industria petrolera fue destruida.
La prioridad para FEDECAMARAS a partir de este momento sería mantener a raya la política, que no los afecte en su tarea productiva y de servir de semillero para otras múltiples iniciativas y emprendimientos, la idea es hacer de Venezuela un mercado, no un partido político.
¿Suena loco? Para gente que venimos de los socialismos más retardatarios quizás, pero está sucediendo en el mundo y nos estamos quedando atrás, y con la amenaza sobre nuestras cabezas de que podemos desparecer si seguimos apostando a que sólo con un estado fuerte, centralista y socialista podremos tener futuro, es una necesidad que cambiemos de punto de vista.
FEDECAMARAS jugaría un papel de organizador y administrador del nuevo juego, nuestros empresarios son los más aptos para decidir lo que el país necesita, son una élite preparada, fogueada en el mundo real de los centavos, los costos, las deudas, el personal, las ganancias, la innovación, la seguridad… Me pregunto, ¿No es mejor que sean los empresarios que manejen al país que los militares torturadores, o los políticos corruptos y “negociadores”, o una clase obrera decrépita, o unos colectivos donde la responsabilidad se diluye?
Vuelvo a mi argumento inicial, más de dos millones de venezolanos se nos han ido del país, no hay nada que los ate a la “patria”, otros cientos de miles están en espera en las fronteras para poner tierra de por medio del infierno que la política barata ha producido.
¿Cuántos no estamos escépticos con lo que los partidos políticos nos ofrecen? La nacionalidad venezolana se ha convertido en humo, son solo canciones románticas que hablan de paisajes, de bellas mujeres, de ricas comidas, puro sentimentalismo, pero el país no produce, no puede auto sostenerse, no puede ni siquiera defender sus fronteras.
Para el historiador británico Eric Hobsbawm (1991), las naciones son construcciones artificiales,  «utopías compensatorias» instrumentalizadas al servicio de fines políticos y explica en varias de sus obras como en Europa, el nazismo se aprovechó de ese instrumento de poder
…gobiernos interesados en bloquear los derroteros igualitarios e incluso socializantes hacia los que se encaminaba el liberalismo democrático. Y la nación se estrechó, como correspondía a la mentalidad y los intereses de sus defensores. Su definición se vio entonces dominada por elementos raciales o lingüísticos, y en su defensa se distinguieron caudillos populistas que excitaron a las nuevas masas urbanas con sentimientos xenófobos, antiobreros y antisemitas. Las calles de las principales ciudades europeas se vieron inundadas por muchedumbres enfervorizadas que jaleaban a gobiernos enzarzados en una histérica competición por dominar imperialmente el mundo, y que aceptaban crédulamente cualquier calumnia sobre los extranjeros o sobre sus «enemigos interiores», es decir, sus minorías culturales. Todo lo cual llevaría a las dos guerras mundiales y a los fascismos. A la vez, frente a los nacionalismos estatales surgieron los nacionalismos alternativos o secesionistas, que en su pugna por crear su propio espacio político acentuaron la cerrazón cultural frente al exterior y, por consiguiente, la intolerancia y una particular mezquindad provinciana. 
Las nacionalidades son constructos imaginarios que dependen de discursos, de creencias y de mitos, el chavismo en nombre del castrocomunismo se dispuso abusar de la narrativa que sostenían la nacionalidad venezolana, y a fuerza de manipulación y de servirse de las ideas bolivarianas, no solo intentó transformar esa narrativa, sino que con la participación de los militares venezolanos, muchos de ellos subnormales profundos, ignorantes de siete suelas, los cubanos, expertos en manipulación ideológica, lograron cambiarle los cables y hacerles creer que Fidel, Chávez y Bolívar tenían algo en común.
De alguna manera, nos quisieron hacer creer que nuestra nacionalidad bendecía el narcotráfico, la corrupción y el contrabando, como actividades que Bolívar vería con beneplácito y bendeciría, que aquellos criminales que trabajaran para el gobierno chavista y que fueran sancionados con medidas judiciales por la comunidad internacional, eran verdaderos prohombres de la venezolanidad y que merecerían una réplica de la espada libertadora de Bolívar.
Que quienes torturaban, asesinaban, mentían, robaban y destruían la república eran los hombres nuevos de la patria, los verdaderos patriotas, y que el resto de los venezolanos o se arrodillaban ante los nuevos amos, o eran sacrificados por la revolución.
Para resumir, el chavismo es la expresión exacerbada, perversa, profundamente desviada del ideal socialista, y que en el momento en que los venezolanos decentes y probos salieran de esa pesadilla, los partidos políticos socialistas democráticos estaban dispuestos a conducirlos de nuevo al paraíso, ante esta perspectiva creo que el estado mercado es nuestra mejor apuesta.   -   saulgodoy@gmail.com


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