martes, 22 de agosto de 2017

La sociedad enferma


Venezuela se ha convertido en un caso de estudio para la sociología contemporánea y, estoy seguro, para la psiquiatría; no todos los días se presenta la oportunidad de observar y analizar los comportamientos individuales y colectivos de un estado fallido en progreso, como lo es nuestro país. 
El simple hecho de que una organización criminal se haya aliado con una corriente política, como lo es el comunismo internacional; que haya tomado el poder por vías democráticas en un país petrolero y en vías de desarrollo; que se haya convertido en una dictadura violenta y esquizoide, utilizando la fachada de un gobierno republicano, ahora convertido en un estado comunal; y que haya prácticamente destruido a esa sociedad, lanzándola 100 años en el pasado, aislándola del mundo, convirtiendo en parias a sus habitantes y, no contentos con esto, tratando de promocionar este desastre como un “modelo” de gobierno para el futuro, intentando exportarlo, como si se tratara de algo que la gente quisiera que le sucediera, es claramente trágico.
Varias enseñanzas ineludibles se desprenden de esta insólita situación. La más importante de ellas es que que la democracia, efectivamente, es un sistema político muy frágil, que necesita la atención constante y la participación de todos quienes se benefician del mismo; que los enemigos de la sociedad abierta, de todas las democracias, están buscando la oportunidad de penetrarlas, infectarlas de socialismo y destruirlas.
Que hay una parte formal, instrumental, de la democracia, que son sus instituciones, como el estado nacional, partidos políticos, el voto, las elecciones, las constituciones, los tribunales, la prensa y otras, si carece del sentido, del afecto, el pensamiento y la acción direccional de quienes usan ese aparato y lo ponen en movimiento, si no se entiende sus principios básicos, si no son permanentemente enseñados e informados, en relación a los cambios, amenazas, oportunidades y naturaleza de todos estos mecanismos ciudadanos y de poder, que bien usados propician el crecimiento de las libertades, la calidad de vida, la prosperidad de las naciones, pero mal usados pudieran hacer mucho daño e, incluso, extinguir una sociedad… como es el caso con mi país, Venezuela.
Para efectos de este artículo hagamos una radiografía del gobierno que tenemos en los actuales momentos, un gobierno entrando en una esquizofrenia avanzada, con una banda de maleantes en el poder, desde el presidente, pasando por el Tribunal Supremo de Justicia, Fiscalía, Contraloría, Consejo Nacional Electoral, ministros…
Todos estos cargos e instituciones de gobierno, ahora en manos de criminales, buscados por la justicia internacional, con acusaciones de narcotráfico, asesinato, tortura, contrabando, fraude, corrupción, delitos muchos de ellos sancionados y tenidos como peligrosos, en algunos casos con psiquiatras enfermos mentales, con inmensas fortunas ahora congeladas en los bancos del mundo,  gente indeseable que no honra sus compromisos, para colmo malhablados… asociados a terroristas y guerrilleros.
Estas personas actúan como dependientes del gobierno cubano y su propósito es destruir el orden internacional, con el fin de implantar una red de dictaduras asociadas, para ello han intervenido en los asuntos internos de otras naciones, financiando elecciones, comprando conciencias, exportando subversión, drogas y mercenarios, dañando sus economías con dinero producto del crimen, extorsionando con petróleo y alimentos a gente muy necesitada, portándose de manera grosera y agresiva en los foros internacionales contra los gobiernos e ideologías que les son contrarios.
En cada uno de estos individuos, desde quienes manejan los hilos del poder fuera de nuestro país hasta llegar a los cuadros internos, donde Nicolás Maduro actúa como su Comandante en Jefe y toda la cadena de mandos que parten de allí, todos, sin excepción, se comportan de manera errática aunque aparentan tener unos objetivos claros, que se reducen a la muerte y la destrucción en aras de mantenerse en el poder.
¿Cómo caracterizar a esas personas que ha tomado el gobierno de Venezuela?  Un observador imparcial podría fácilmente incluirlos bajo la categoría de esquizofrénicos, que es una clase de  enfermos mentales. El Dr. J.A. Vallejo Nagera, Catedrático de Psiquiatría de la Universidad de Madrid, en su obra Introducción a la Psiquiatría (1977), dice al respecto:

La escisión de la personalidad que da nombre a la esquizofrenia, supone una escisión, una ruptura de los mecanismos Psíquicos normales. La mente esquizofrénica se rige por leyes diferentes, nuevas, distintas de las de toda persona normal y de las de cualquier otro enfermo psíquico, por ello el esquizofrénico nos resulta incomprensible psicológicamente… Domina el cuadro clínico un colorido especial de absurdidad… Otra consecuencia de la escisión de la personalidad es la incongruencia de la conducta del esquizofrénico. Parece como si el psiquismo del esquizofrénico funcionase en compartimientos aislados, sin relación unos con otros, pues en su actividad se intercambian sucesivamente síntomas de perturbación mental gravísima (delirios, incoherencia, síntomas catatónicos). Con horas de comportamiento normal… No comprende lo que le ocurre a él ni lo que pasa en torno suyo, por lo que establece una ruptura de contacto con la realidad, y el enfermo, incapaz ya de establecer relaciones adecuadas con el mundo externo, tiende a refugiarse más y más en su mundo interior.  El enfermo siente… la injustificación de sus síntomas, por lo que los vive como impuestos, como inducidos desde el exterior, y atribuirá su presencia a la “telepatía”, a una “máquina eléctrica”, a un “aparato de transmisión del pensamiento””, etc.

Este estado de demencia es producido, entre otras razones, por la situación muy particular de que se trata de un grupo mafioso que ha sido descubierto, tanto en sus intenciones como en sus acciones, que es perseguido para someterlo a la justicia, por lo que ha dejado de lado sus pretensiones de ser lo que no es, un gobierno demócrata, respetuoso del orden y la justicia.
Todos sus integrantes sufren de paranoia aguda, el “Imperio” los busca, el mundo entero se ha unido en su contra porque ellos son los únicos poseedores de la verdad, del secreto de la felicidad humana, de las llaves del progreso, capaz de elevar a los pueblos más pobres a un estatus de “potencia”… bajo estas premisas - aseveran - han sido declarados enemigos de los intereses del capitalismo y del consumismo, el marxismo que predican es una vuelta mejorada y más “humanitaria” del socialismo real soviético-cubano, algo que los burgueses no perdonan.
Sus vidas son el mejor ejemplo de que su fórmula sí funciona; muchos de ellos, venidos de la pobreza más absoluta, son hoy hombres poderosos, empresarios, políticos de alto vuelo, que como su epónimo, Hugo Chávez, el Comandante Eterno, han logrado escalar a las alturas del Olimpo de la humanidad y compartir un lugar en igualdad de condiciones con Jesús, Simón Bolívar y el Comandante Fidel Castro… ellos son los sucesores de esa grandeza, revolucionarios a carta cabal, enemigos declarados de los EEUU, portadores incansables del mensaje de unidad Latinoamericana, apóstoles de la paz y el amor universal.
Pero - continúa su argumentación - como todo en la vida, si vas a hacer una tortilla, necesariamente, tienes que romper algunos huevos, hay que hacer sacrificios, hay que destruir el orden dominante y explotador establecido, para hacer el paraíso en la tierra; como ellos quieren hacer en Venezuela, hay que empezar del año cero, igual que Camboya, con los verdaderos y únicos patriotas en las riendas del poder, que no podrán entregarlo hasta ver cumplida su misión contenida en El Plan de la Patria. Muy lamentablemente, debido a que el país ha vivido todos estos años en un engaño, en la ilusión del progreso burgués, la mayor parte de la población sufre de una falsa conciencia, está confundida, pero no importa, lo que están haciendo lo hacen por nuestro bien, lo queramos o no, al final les estaremos agradecidos eternamente…
Pero obvian la otra parte de la realidad, Venezuela se ha convertido en su último refugio, estos bandidos no pueden asomar sus narices en el mundo civilizado sin que sean apresados como lo que son, unos criminales peligrosos que no han dudado en masacrar a su propios ciudadanos por el control de ciertos negocios e intereses, son el primer grupo de criminales en el mundo que tienen un gobierno a su imagen y semejanza, hecho para perpetuarlos en el poder hasta el fin de los tiempos, con su propio ejército, sus tribunales de justicia revolucionaria, su propio Banco Central.
Por medio de la Constituyente comunal están desmontando el estado nacional republicano y copiando la fórmula cubana de gobierno, la de un solo partido, un solo pensamiento, un solo pueblo en la unión cívico-militar, el aparato criminal convertido en un estado soberano… eso es lo que quieren, pero la realidad ha sido más que contundente, nadie los reconoce, no hay gobierno en el mundo que quiera hacer negocios con ellos, excepto otros estados fallidos, no hay manera de atraer inversiones, ni turismo, no hay institución financiera que confíe en sus garantías, empezando porque no tienen palabra, le deben dinero a medio mundo e insisten en que son soberanos y merecen respeto.
Puertas adentro en Venezuela, el país empieza a asumir una gigantesca crisis humanitaria que amenaza con desbordarse a todo el continente, el gobierno revolucionario está dispuesto a enfrentar cualquier salida militar que procure un final rápido, aséptico y lo menos doloroso posible; en la elusiva realidad que les rodea, el 90% del país está en contra de lo que representa el chavismo y las demostraciones en protestas por su pésimo desempeño en el gobierno aumentan con los días, siendo la inflación, el desabastecimiento, el hambre y las enfermedades la realidad diaria de la población.
Lamentablemente, el comunismo internacional y la iglesia católica se han coaligado para que la solución militar sea postergada, en aras de unas salidas negociadas que son imposibles, porque no se puede negociar con un grupo delincuencial atrapado en su propia celada, las excusas para no afrontar la realidad y el sufrimiento que genera la indecisión sólo agrava la situación de seguridad regional… al pueblo de Venezuela sólo le queda ir muriendo de merma por complacer unos delicados escrúpulos que no son más que pura hipocresía barata.
Mientras este espectáculo atroz se desarrolla ante los medios de comunicación internacionales, lo que vemos entre estos pillos es el uso, recurrente y cada vez más exagerado, de un lenguaje y un discurso totalmente esquizoide, de asesinos y torturadores haciéndose pasar por víctimas, que no resisten el “inmerecido scraching”, y en todo alrededor, una cantidad de gente inocente muriendo de hambre y desahucio. El comunismo internacional y la iglesia católica protegen sus intereses mezquinos, prefieren la muerte de los venezolanos que el desalojo de uno de los socialismos que hablan de doctrina e ideología.
Esta condición de demencia, esta enfermedad del raciocinio se transmite y contagia la gente, la propaganda y la información manipulada que lanza el chavismo a través de los medios de comunicación son dardos envenenados que matan la capacidad de análisis, los discursos de Maduro y su entorno es una constante guerra psicológica en contra de la verdad y la realidad y no son pocos los venezolanos y extranjeros que sucumben ante su intensidad y torcida lógica.
Y es en este punto que quiero detenerme, porque veo mucha confusión en personas e instituciones que piensan que el chavismo, más que una nueva forma de terrorismo, es la continuación de un proyecto político socialista de avanzada y, como tal, tiene derecho a ser continuado, protegido dentro de los términos de las libertades políticas, y tolerado, ya que fue el pueblo de Venezuela quien se dio este gobierno.
Observo que hay una seria reticencia, por parte de algunos países y organismos multilaterales, en que una intervención de carácter militar pudiera ponerle un fin rápido a la enorme confusión que reina en mi país; mucha de esta oposición viene fundada en la tradición del respeto de la soberanía y la libre determinación de los pueblos, pero el caso venezolano, con las comprobadas intervenciones de intereses infames, ha llevado a los límites ese valor ético-político que me parece debe ser revisado y puesto al día.
Se recoge - y se alega - la historia sistematizada de una serie de intervenciones imperialistas en Latinoamérica que resultaron en mucho más problemas de los que intentaban solucionar, empezando por zaherir el amor propio de los países hispanoamericanos al no poder controlar sus propios destinos; pero ha sido justamente en el marco de regímenes de fuerza, de crisis provocadas por el comunismo radical, de gobiernos incapaces de controlar sus naciones, las que se han producido estas intervenciones.
Donde hay estabilidad, prosperidad, paz y respeto por la ley, que son las bases de todo gobierno democrático, no ha habido necesidad de estas intervenciones.
Sólo donde exista gobiernos débiles, donde las instituciones han sido destruidas, donde la violencia impera, donde los derechos humanos son violados de manera masiva y donde existe la posibilidad de una crisis humanitaria que debe ser financiada por la comunidad internacional, debería producirse este tipo de intervenciones, que son medidas preventivas para detener un mal mayor.
Pero muchos obvian otro aspecto de esta compleja situación, el gobierno chavista ya permitió la intervención no solo militar sino civil, económica, política e ideológica de Cuba en nuestro país, ya es un secreto a voces la traición a la patria de Maduro y su entorno, una traición que propició y permitió de la manera más indigna Hugo Chávez, quien de manera abierta hizo de los intereses castro-comunistas sustituyeran el interés nacional y hoy, que le dicte las pautas al gobierno de Maduro para destruir a Venezuela.
El gobierno del presidente Trump está viendo el caso venezolano de la manera correcta, como un peligro hemisférico que puede afectar muchos de sus intereses, incluso su propia seguridad nacional; si se le permite que la situación en Venezuela siga degenerando, pasará de ser una amenaza, que es el estatus de hoy, a de un peligro inminente y real, que es lo que está montando el gobierno de Cuba en la frágil situación que existe en Colombia y Venezuela y que puede cambiar de cariz intempestivamente y sin aviso.
Es mejor cauterizar y dejar en vigilancia el paciente que esperar, no existe una razón de peso para correr el riesgo innecesario de permitirle al régimen chavista seguir consolidando sus ganchos totalitarios en la sociedad venezolana, no hay posibilidad de que la situación evolucione hacia una recuperación; las contradicciones ideológicas, de gobierno y de la crisis económica que se nos viene encima, son suficientes para que se inicie de inmediato una intervención militar que garantice la paz y el desarme, para evitar el incremento de la violencia. Una vez lograda esa paz forzada, se puede iniciar las negociaciones, pero sacando el elemento criminal de la ecuación.
Lo que debería estar haciendo Julio Borges, como presidente de la AN, y Ramos Allup, como líder de uno de los principales partidos de la oposición, es negociar con los EEUU y la coalición de países de la región que pudiera participar en esta intervención, los términos de la misma, no deberían permitir que una figura tan triste como Luisa Ortega, la Fiscal General de la República en el exilio sea la persona que lleve estas conversaciones adelante. Ya está claro que no tenemos los recursos ni la fuerza de las armas que respalden a la oposición democrática en sus decisiones, ya es palmario que el régimen de Maduro va a continuar con su tarea de demoler el estado republicano y desconocer a la AN, entonces ¿Qué estamos esperando? ¿La rendición total de las fuerzas democráticas de Venezuela? ¿La claudicación de la mayoría del pueblo de Venezuela ante un cartel del crimen? ¿La extinción?
Si Borges y Allup no pueden acelerar la única solución rápida y posible por pruritos morales, de imagen o porque arruinarían sus posibilidades políticas, si estos dos políticos están siendo extorcionados por el gobierno o comprados o amenazados deberían decirlo y hacerse a un lado y permitir que otros opositores demócratas lo hagan, aunque estoy seguro que si deciden involucrarse, y provocan la situación de una intervención por la vía rápida,  pasarán a la historia como unos héroes y no como unos aguantadores del régimen, que escurrieron el bulto de su responsabilidad, lo que no se puede aceptar es el silencio y la inacción de la AN ante la arremetida totalitaria de la Constituyente comunal.
¿Para qué seguir esperando que el régimen entre en razón? Ya nos lo dijeron, lo que no puedan por las buenas lo van a lograr a las malas… y siguen las masacres, siguen las cárceles llenándose de presos políticos, sigue el hambre haciendo estragos. No hay, no va a haber señales de mejora de nuestra situación, todo lo contrario, vamos directo al desastre. Lo que algunos insisten en desconocer será una crisis descomunal, que va a afectar al mundo entero.   -   saulgodoy@gmail.com



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