Hay instituciones en el mundo que se ocupan de
monitorear a los diferentes estados para medir su desempeño y viabilidad, entre
ellas fundaciones privadas como la Friederich Foundation de Alemania,
organizaciones multilaterales como el Banco Mundial, o el Oslo: International
Peace
Research
Institute, o los departamentos de ciencias políticas de prestigiosas universidades
como The London School of Economics o la
John Kennedy School of Govermente de Harvard, en los EEUU, o poderosos y muy
bien financiados Think Tanks como el Cato Institute, el Center for Strategic
& International Studies, el Centre for European Policy Studies, o la famosa
RAND Corporation, son unidades de inteligencia privadas y gubernamentales que
se ocupan de estudiar la información clave y las variables que hacen a los
países estables y prósperos, desequilibrados y peligrosos, en conflicto y
próximos a cambios estructurales.
Esto
lo hacen por razones obvias, seguridad es lo primero, pero también por
negocios, política, tendencias sociales, condiciones ecológicas, intercambios
culturales, migración y un largo etc.
El
grueso del trabajo de estos organismos consiste en la recopilación y análisis
de la información más actualizada de los países del mundo, con el fin de saber
que ocurre y poder plantearse escenarios, hacer proyecciones, y asegurarse de
que las crisis no se salgan fuera de control.
Son
ya miles en el mundo los centros de observación e investigación que diariamente
ocupan a diversos especialistas en preparar informes para sus gobiernos,
empresas, bancos, fuerzas militares, cuerpos diplomáticos, organismos de salud,
centros para emergencias y atención a los desastres… el intercambio de
información se hace a velocidades vertiginosas y no hay lugar en el planeta
donde no exista alguien estudiando lo que sucede en el momento.
Una
de las especialidades que han surgido de esta intensa actividad se conoce como Nation Building (Construcción de
Naciones), que es una agenda mundial que tienen estas organizaciones, para
detectar si los estados están cumpliendo sus funciones mínimas en asuntos de
gobernabilidad.
¿Cuáles
son esas funciones mínimas que tiene que cumplir un estado para poder llamarse
estado? Según el profesor Robert Rortberg de la Universidad de Princeton y
tomado de su libro Cuando los Estados
Fallan: Causas y Consecuencias (2004), cuyo criterio se ha convertido en un
estándar mundial:
La principal función de un estado es
proveer seguridad- prevenir invasiones e infiltraciones a través de las
fronteras y la pérdida de cualquier parte del territorio; eliminarlas amenazas
y ataques en contra del orden nacional y la estructura social; prevenir el
crimen y peligros relacionados con la seguridad humana doméstica; y permitir a
sus ciudadanos resolver sus diferencias con el estado, o con otros ciudadanos,
sin el recurso de las armas u otras formas de coerción política.
Tal y como lo analiza el politólogo Erich Weede en
su estudio sobre países en el Medio Oriente, los parámetros que Rortberg
utiliza, incluyen otros factores, el estado no puede funcionar sin
administradores honestos de justicia, tribunales y policías, sin ellos la ley y
el orden se hacen imposibles, cuando el estado cede el monopolio de la legítima
violencia a otras facciones y permite que confronten, cuando aquellos que
constituyen el gobierno son incapaces de gobernar, cuando los niveles de ingresos
de la población son extremadamente bajos y los niveles de mortalidad infantil
se disparan, cuando el país se cierra al comercio internacional y hay una
ausencia de mecanismos democráticos, se hace necesario la intervención de los
Constructores de Nación para retornar a la estabilidad política, que solo lo
permite volver al respeto del ordenamiento legal, y proveer las condiciones
económicas necesarias para la prosperidad económica.
Si esta intervención no se da, la nación entra
dentro de la clasificación conocida como Estado Fallido.
El caso de Venezuela es muy particular ya que es el
propio gobierno el que promueve todas las condiciones para que el país no tenga
ni paz ni orden, empezando porque es el agresor principal en contra de sus
propios ciudadanos, y el que tiene bajo su protección y administración a grupos
paramilitares, fuerzas subversivas armadas, grupos terroristas que actúan en
contra de sus enemigos políticos con fuerza letal, apresa a los ciudadanos que
protestan sin derecho a la defensa, en tribunales militares y los somete a
tortura y condiciones de prisión degradantes.
Mantiene unos niveles de inflación y
desabastecimiento que afectan con hambre y enfermedades a los habitantes del
país, la mortalidad infantil es catastrófica, ha permitido que un gobierno
extranjero nos infiltre y ocupe posiciones estratégicas y aún militares, la
justicia funciona solo para el gobierno y sus amigos, la inseguridad en las
calles mantiene a sus habitantes en constante estado de pánico, las libertades
están conculcadas por un estado totalitario y las leyes las fabrica el propio
estado por medio de instituciones leales al régimen, y para proteger
exclusivamente sus intereses, entre ellos, perpetuarse de manera ilegítima en
el poder.
El régimen de Maduro mantiene relaciones cercanas y
permite que operen en el país organizaciones del crimen internacional, desde el
narcotráfico hasta traficantes de armas y minerales estratégicos, pasando por
lavadores de dinero sucio, trata de blancas, de menores, terroristas, trafica
con productos energéticos en el mercado negro, documentos de identidad, dinero
falso, maneja la migración ilegal de asiáticos, personas del medio oriente, de
África, permite la devastación ecológica y la minería ilegal, mantiene mercados
de mercancía pirata y permite el refugio de aeronaves y buques perseguidos y
solicitados internacionalmente.
El simple hecho que Venezuela mantiene las alarmas
encendidas en los centros financieros del mundo por un posible default en sus obligaciones crediticias,
que como país productor de petróleo le sea imposible auto abastecerse de
gasolina, de que muchos países de occidente le hayan aplicado sanciones a sus
negocios en los mercados internacionales por violar masivamente los DDHH de los
venezolanos, indican a todas luces, que efectivamente, hemos sobrepasado con
creces las exigencias que el profesor Rortberg señala para identificar un
Estado Fallido, con el agravante que el gobierno de Venezuela, con Nicolás
Maduro la cabeza, no solo se niega a una intervención de los Constructores de
Nación que pudieran ayudar a Venezuela a salir de su condición de Estado
Fallido, sino que pretende engañar con información falsa, a los organismos que
le hacen seguimiento a las verdaderas condiciones del país.
Un Estado Fallido tiene el problema de que se
convierte en una amenaza para la estabilidad de la región y de todo el sistema
socio-económico internacional, en el caso de Venezuela la situación se agrava
debido a que el gobierno Venezolano y Cuba, pretenden exportarlo a otros países
como modelo de gestión, incluso países situados en regiones privilegiadas y con
una economía desarrollada como España, se ha visto afectado por la acción de
grupos políticos que comulgan con las peores prácticas e ideología de este
sistema castrocomunista, que encarna lo peor del populismo de izquierda.
La tesis del Estado Fallido tiene en el caso
venezolano, una variante sumamente preocupante, no se trata de una falla del
sistema producto de la ignorancia o de una mala gerencia del estado, sino de
unas políticas de gobierno planificadas con antelación, previendo sus
resultados y con toda la intención de provocar la quiebra moral, económica y de
gobernabilidad de los estados, el caso de Venezuela fue una acción premeditada,
ejecutada con alevosía y con un plan de dominio biopolítico de la población del
país.
Se trata de un intento salvaje y violento de cambiar
el orden internacional por medio de una revolución, que detenga y retrase el
desarrollo y la evolución de las naciones, su meta es la imposición de
gobiernos totalitarios, manejados por una cúpula de poder internacional, que se
imponga en el concierto de naciones como alternativa, que rompa con la
bipolaridad o la hegemonía de un solo imperio, siempre recordando que los
estados fallidos son el abono ideal para los movimientos terroristas.
Todo esto está escrito en los diferentes documentos
generados por el movimiento Socialismo del Siglo XXI, y su plan es inocular a
los países desarrollados de occidente con revoluciones sociales basadas en el
odio de clases, la discriminación racial, el enfrentamiento religioso, el
alzamiento de las minorías en contra del orden establecido, la secesión de
territorios en manos de radicales nacionalistas, obligar a los estados a virar hacia
las formas del estado benefactor para hacer quebrar el aparato productivo del
país.
Venezuela fue el globo de ensayo, aún no han podido
consolidar la revolución en el país debido principalmente a una gran
resistencia por parte de sus ciudadanos, y ahora acompañados por la presión y
la observación internacional, pero no hay que dejarse engañar por los
mimetismos que experimenta el régimen de Maduro con la democracia o con salidas
pacíficas, su estrategia es tratar de hacerse pasar por gobiernos democráticos
para así recibir todos los privilegios y tratamientos de ley cuando en realidad
los aprovechan para afincar su dominio sobre los pueblos.
A Cuba y a Venezuela hay que aplicarles una
cauterización profunda, extirparles el foco revolucionario bolivariano, que es
el que produce la contaminación y el riesgo de una pandemia en donde están
mostrando síntomas preocupantes países como Nicaragua, Bolivia, México, Inglaterra,
los EEUU (aunque no lo crean, hay estados de la Unión donde ya están
adelantados estos procesos de revolución social a nivel local), Corea del Sur,
Filipinas, Grecia, Portugal y España.
Sería un gravísimo error por parte de naciones
desarrolladas y con un aparato de inteligencia de alto calibre como serían los
de Inglaterra, EEUU y España que mis advertencias pasaran como simples
comentarios de un analista del tercer mundo, con un folklórico punto de vista o
con ánimos de un provocador interesado en una mayor intervención en mi país por
parte de sus órganos de seguridad. Les estoy hablando desde el centro mismo de
los acontecimientos, soy testigo de cómo se está generando una ofensiva en
contra del occidente capitalista y democrático, que tiene toda la intensión de
movilizar en contra del poder establecido, en cada una de sus naciones, a unos
sectores de sus poblaciones, los más vulnerables, los más pobres, los más
ignorantes y van a ser usados… disculpen, están siendo usados, para crear
situaciones de orden público y convergencia política con el fin de desestabilizar
sus sistemas de gobierno.
El que provenga de un lugar tan poco probable de
impactarlos como sería Venezuela o Cuba, pero por detrás tienen a sus enemigos
históricos financiando y operando una de las conspiraciones más peligrosas que
hayan enfrentado, justamente el origen de la misma es una forma de confundirlos
y hacerlos vulnerables.
¿Qué hace un país cuando tiene un gobierno que no
gobierna? ¿Qué hacen los ciudadanos cuando es el estado el agresor y el que
fomenta el desorden, la violencia y la pobreza? Pero peor aún, ¿Que hace una
República que ha sido secuestrada por su propio gobierno y este no quiere
desalojar el poder? El mundo se encuentra ante un nuevo y peligroso paradigma
que parte de una supuesta revolución pacífica y democrática, pasa luego a la
fase de una constituyente, de darse un nuevo contrato social, y finalmente la
instauración de gobiernos que no pueden sacarse por la vía electoral.
El Socialismo del Siglo XXI, no es juego, es quizás mucho más peligroso para nuestra
civilización que el virus del ébola.
- saulgodoy@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario