viernes, 2 de febrero de 2018

El cuento de las luchas de clases





«Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad es una historia de luchas de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta.»
Karl Marx y Friedrich Engels (1848)

Yo no creo en la teoría de las clases sociales como estructura determinante en los movimientos sociales, tales asociaciones de carácter temporal, de origen económico y supeditadas a un registro estadístico aleatorio, que tiene poca o ninguna incidencia en los cambios de las instituciones y relaciones entre los hombres, fue una tesis clásica de la sociología del siglo XIX que pudo haber servido en su momento con el surgimiento de los sindicatos, de las asociaciones de patronos o industriales, de las reivindicaciones obreras y del surgimiento de la legislación laboral, pero ponerlas como el centro y causa de las revoluciones, es no menos que un exabrupto, borran de un plumazo todos los demás elementos políticos, geográficos, ambientales, culturales, militares, de poder, con la intensión de abarcar en una explicación simplista e intencionada la razón ideológica de un grupo en particular, los comunistas.
El mejor alegato en contra de la vigencia de las clases sociales lo encontramos en el manejo de lo que se ha venido a llamar el Big Data Managment, no tanto por lo grande de los campos informativos que colectan las computadoras en ambientes de tera o peta-bytes, sino por la inteligencia de la data, la granulación de la misma para identificar grupos de diferentes tamaños que comparten no solo hábitos consumidores sino estilos de vida y hasta opiniones.
El Big Data Managment puede estratificar la sociedad en partículas tan menudas y especializadas al punto de poder predecir cuál va a ser el comportamiento de una persona aún antes de que él lo sepa, aplicando unos logaritmos y sofisticados cálculos probabilísticos, y la verdad sea dicha, en la cotidianidad de nuestro mundo la estela que una persona deja de información en su actividad diaria es enorme, no solo por el uso de celulares, computadoras, tarjetas de crédito, señales radioeléctricas asociadas, marcas y códigos electrónicos, uso de servicios públicos e información gubernamental, sino por el impacto de nuestras actividades en las otras personas a nuestro alrededor y el registro de las mismas en sus actividades, sustraerse de esa supervigilancia y control de la data que uno genera es casi que imposible.
El resultado obvio de tal cantidad de información es que adjudicar a una específica clase social un comportamiento determinado, con unos intereses e identidad propios, y más fantástico aún, con una conciencia de clase colectiva, es un falso positivo, las clases sociales entendidas como lo hacían Marx y Engels, y que luego Karl Kautski desarrolló en su obra La Lucha de Clases, que fue el libro de cabecera de Mao Tse Tung, no existen, lo que sí existen son una infinidad de grupos sociales, de segmentos y sectores, a los cuales, en determinados momentos y circunstancias estamos adscritos, y de los que podemos entrar o salir de su área de influencia de manera continua, en un flujo de interrelaciones que escapa del contenido de una “clase social”.
Pero aún si fuera verdad que las clases sociales pudieran auto determinarse como conglomerados sociales (sería como decir que los diferentes tipos de amor o de cocinas regionales determinan la historia, el gobierno y el carácter de los pueblos) en ese listado de “luchas de clase” indudablemente que faltó la opresión de los revolucionarios, hacia los contra revolucionarios.
Según el sociólogo John Rex, en su enjundiosa obra Problemas Fundamentales de la Teoría Sociológica (1961) las clases sociales fueron predeterminadas según dos marcos teóricos, el de Marx, que le atribuía una situación conflictual que la determinaba, y la de Weber, un poco más amplia, que incluye las negociaciones y otras situaciones que surgen en las relaciones de mercado, ambas tienen una base económica, para Marx debido a su inclinación “materialista”, la propiedad de los medios de producción marcan la caracterización de las clases, para Weber lo plantea en los siguientes términos:
Como la probabilidad típica de obtener un suministro de bienes, condiciones externas de vida y experiencias vitales personales, en la medida en que esta probabilidad este determinada por el tipo y la cantidad de poder, o la falta de este, para disponer de bienes o habilidades para obtener ingresos en un orden económico dado. El termino clase se refiere a cualquier grupo de personas que se encuentre en la misma situación de clase.

Lo curioso de este sistema de clases en que las teorías clásicas de la sociología dividían la sociedad, es que dejó de usarse en los años 70, la nueva sociología impulsada por datos empíricos y no ideologías, han descubierto que la economía (la capitalista, y arrastrando a la comunista) ha evolucionado de manera tan compleja y rápida que tan solo la manera como se consume, el acceso al crédito, la inmensa variedad de hipotecas y los diversos productos bancarios que se ofrecen en el mercado has cambiado la naturaleza de la propiedad, sin mencionar las distintas maneras de participación accionaria que existen, los nuevos modelos y segmentaciones en los sectores menos favorecidos creados por los llamados estados benefactores.
Las clases sociales y el status social han dejado de ser referencia en la segmentación social, precisamente porque con la información con que se cuenta hoy en día, la sociedad podría ser segmentada ad infinitum, de tantas maneras como el observador social pudiera necesitarlo, y ante tal abundancia de clases, aquella estructura social que nos presentaban Marx y Weber, supuestamente orgánica, pierde todo sentido.
Lo que todavía subsiste en la concepción marxista de ideología, son las tesis de la hegemonía y el discurso, que dan por hecho la existencia de una jerarquía del poder político y económico estratificado en clases, para la producción y consumo de conocimiento, asumiendo que las ideas dominantes en una sociedad reflejan el interés de una clase dominante, pero igualmente, desde la aparición de internet y la posibilidad de acceso ilimitado al conocimiento humano (por lo menos una buena parte de él) esta posición se ha visto debilitada.
Y es un hecho notorio que en toda la tesis marxista jamás encontrarán referencias de autocrítica, de escenarios donde el comunismo y su actor principal, el revolucionario, sea “el malo de la película”, de que pudiera existir la posibilidad de que el sistema enloquezca y empiece a mal funcionar, de que cometa exactamente las mismas injusticias que señalaba como opresoras en otras ideologías distintas a la suya, o peor todavía, que la ideología pierda vigencia porque el mundo ha cambiado, esto tiene una explicación, el comunista jamás habla mal del camello que quiere vender, al igual que la doctrina católica, el marxismo es infalible.
Por supuesto la receta que prescriben para los pueblos hay una fuerte dosis de la violencia necesaria, de la destrucción del orden burgués, del exterminio de los no-creyentes, de la erradicación de la clase gobernante y privilegiada… la dictadura del proletariado cuenta con una espada que no perdona cabezas, si eres disidente, te pasaba como en la historia de Alicia en el País de las Maravillas, la Reina de Corazones decretaba, “que le corten la cabeza”, pero esto debería tomarse como daños colaterales, apenas residuos menores que deben ser desechados para construir el régimen perfecto donde se garantiza la felicidad y la igualdad para todos (aunque como sucedía en la Granja de Animales de Orwell, habían unos que eran más iguales que los otros).
Un mal menor por un bien mayor, el sacrificio de unos pocos por el bienestar general, es la propuesta del chavismo, que se encuentra en este momento haciendo trizas al viejo orden para que de la nada, surja el país potencia que Chávez prometió, el paraíso en la tierra que será la Venezuela Comunal, ejemplo de progreso y convivencia para un mundo en problemas.
Como bien es fácil deducir, se trata de una creencia cuasi-religiosa, de un primitivismo exacerbado, son doctrinas falsas de un grupo de fanáticos que tomaron el país bajo secuestro y por medio de la violencia, y tratan de imponer una visión del mundo que tiene dos siglos de atraso, por esas ideas es que Venezuela ha sido sacrificada en el altar de la ignorancia.
De modo que la próxima vez que usted oiga a estos criminales pronunciar sus discursos sobre la lucha de clases, ríaseles en la cara, no es más que un truco, una mentira que funcionó hace ya mucho tiempo en medio de la ignorancia general, las clases sociales se conforman de acuerdo al interés del observador que quiere aprovecharse de ciertas similitudes y condiciones para vender su producto, el problema con los socialistas, y más todavía con los Socialistas del Siglo XXI es que lo que quieren vender es esclavitud, hambre y pobreza, para ellos, robarle lo que es suyo.     -  saulgodoy@gmail.com




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