Para
quienes nos gusta el estudio de las organizaciones generadoras de conocimiento,
llámense academias, universidades, institutos de investigación, servicios de
inteligencia, centros de prensa, organizaciones de opinión, laboratorios de
desarrollo tecnológicos, grupos de crisis y de consultoría, y tantos otros, la
figura e historia de los principales think
tanks del mundo conllevan un extraordinario interés; pero la Corporación
RAND merece un lugar especial, porque si bien no fue el primer think tank del mundo, sí fue el que definitivamente
marcó el paso de todos los demás.
He
publicado en varias entregas artículos sobre esta apasionante historia del
empeño humano en desentrañar los misterios del universo, por medio de equipos
de investigadores, reunidos en grupos de trabajo. No es tarea sencilla poner de
acuerdo a tantos investigadores y expertos talentosos, en pos de nuevo
conocimiento y descubrimientos, pero fue justamente durante la Guerra Fría que
en los EEUU se creó este emprendimiento excepcional de la RAND, que tuvo, como uno
de sus primeros retos, estudiar cómo carajo poner de acuerdo a tanto talento,
egos, especialidades, con un presupuesto limitado y una administración urgida
de resultados, y fueron de los primeros en crear un juego de reglas que
aplicaba a investigadores trabajando en equipo.
La
RAND nació en el seno de la Fuerza Aérea Norteamericana en 1945 como un grupo
de investigación interno, pero básicamente compuesto por científicos civiles
que trabajaban en empresas privadas de construcción de aviones, universidades y
consultorías privadas externas; muy pronto se dieron cuenta de que aquel
arreglo no iba a funcionar, pues muchos de sus miembros eran a su vez
contratistas del estado, creándose un conflicto de intereses y una situación
que contravenía la ley.
Aunque
la RAND fue la criatura del General Henry. H. Arnold, y, por algún tiempo,
estuvo bajo el ala del presupuesto de la defensa, cuando se convirtió en una
corporación privada, uno de sus artífices más importantes fue Robert McNamara,
quien ayudaría, desde la empresa Ford, a otorgar ayudas y financiamiento y,
posteriormente, durante la administración de los Kennedy, le otorgaría un rol
estelar desde el Pentágono y la Secretaría de la Defensa.
La
RAND Corporation, fue uno de esos primeros híbridos extraños que nacieron en el
mundo organizacional de la post guerra; pertenecía al mundo civil, aunque su
principal contratista seguía siendo la Fuerza Aérea. Sus integrantes se negaron
a pertenecer al mundo empresarial industrial de las grandes fabricantes, de donde
muchos de ellos procedían, pues la cultura organizacional, alineada hacia la
producción de bienes, afectaba el rendimiento y orientación de sus
investigaciones; lo de ellos era la investigación pura, resolver problemas,
preferiblemente los más complejos, sobre todo en aquellos asuntos que se
convertirían en políticas públicas.
Para
tal fin necesitaban una libertad muy especial y, sobre todo, apertura al
conocimiento que generaban; es decir, si estuvieran bajo la administración de
la Fuerza Aérea, la mayor parte de sus estudios serían clasificados como
secretos (algunos lo están), y la necesidad principal de la institución era que
sus investigaciones fueran continuadas y adelantadas por otros científicos y
centros de investigaciones, en universidades, laboratorios y empresas en los
EEUU o países aliados; ellos producían el material básico, la materia prima de
los nuevos descubrimientos, necesitaban que la comunidad científica adelantara
opinión, probara, construyera y realizara trabajos sobre sus avances.
La
misión primordial de RAND durante la Guerra Fría era hacer del “arte de la
guerra” una “ciencia de la guerra”, y sus científicos coincidieron en que podían
lograrlo por medio del desarrollo del análisis sistémico y de los sistemas. Su
instrumento principal fueron las matemáticas aplicadas y el análisis
estadístico, de allí surgieron especialidades como la programación lineal y
dinámica, sistemas de simulación, teorías de juego e inteligencia artificial.
Durante
y posteriormente a la Segunda Guerra Mundial, una enorme cantidad de dinero
público fue canalizada por el gobierno de Washington hacia la investigación y
desarrollo del sector militar; las guerras de Korea y luego de Viet-Nam
pusieron mayor presión sobre estos aspectos, cuyo rasgo más visible fue el desarrollo
de sistemas de armas.
Pero
algunas de esas investigaciones se concentraron en temas mucho más discretos,
como el resolver problemas organizativos, de manejo de presupuestos, de
logística, de administración, de inteligencia, de procura, organizativos, de
comando y control, logros que no se veían sino en el éxito o fracaso de las
complejas operaciones que se hacían al otro lado del mundo, y en atención a las
movilizaciones de grandes contingentes de tropas y material; sin este soporte
de ideas, métodos, sistemas, ganar las guerras era más que imposible y, en
esto, RAND era una mina de recursos inagotable.
La Fundación
Ford recogió ese guante y les dio todo el apoyo que necesitaron para despegar
como corporación civil, incluso se hizo garante de préstamos y obligaciones que
la RAND contraía en contrataciones de equipos, personal y hasta en la
edificación de una sede propia en California.
Sus
trabajos principales se dirigían a satisfacer las necesidades estratégicas y de
defensa de las fuerzas armadas, de allí sus desarrollos en el área de
balística, cohetería, armas nucleares, satélites de comunicaciones y sensores
remotos, electrónica, sistemas, inteligencia artificial y otras muchas áreas de
investigaciones de punta; la RAND contaba con expertos ingenieros en casi todas
las especialidades, muchos matemáticos de primera línea, estadísticos,
analistas, diseñadores, aunque desde un principio se insistió en conservar su
cuota de científicos sociales.
La
RAND había logrado convencer a los altos mandos militares que había un mundo de
factores y circunstancias que afectaban las decisiones estratégicas y que
muchas de ellas estaban fuera de las ciencias duras, que necesitaban investigar
y crear soluciones para problemas de logística, economía, sociología,
psicología, sobre todo, teniendo en cuenta que era de primer orden conocer al
enemigo a fondo, saber qué pensaba, cómo tomaba sus decisiones, porqué actuaba
como actuaba, a qué le temía.
Uno
de sus descubrimientos más importantes tuvo como contexto el desarrollo de
sistemas de armas para los aviones de la Fuerza Aérea, durante los años 50;
para aquel momento, los militares estaban convencidos de que tenían tal dominio
sobre las investigaciones y desarrollo tecnológico, que llegaron a pensar que,
desde el momento en que entregaban las especificaciones a los fabricantes,
podían resolver la mayor parte de los problemas de diseño, de producción de las
herramientas, de equipo y cualquier otro elemento que pudiera retrasar la manufactura
y entrega del producto final.
El
economista de Harvard, Bourton Klein, encabezó un grupo de investigación que le
preparó a la Fuerza Aérea una presentación que los dejó en el sitio; entre sus
conclusiones estaba lo siguiente:
Una mejor planificación, un más estricto
control de arriba hacia abajo, la eliminación de duplicación inservible, la
competencia entre secciones- esto amonta a la creencia general de lo que
deberíamos hacer en el desarrollo militar de las investigaciones si no queremos
que los rusos nos ganen en esta carrera. La verdad es todo lo contrario. El
hecho es que la investigación y el desarrollo militar en este país están
sufriendo de demasiada dirección y control, que hay demasiadas personas tomando
decisiones y poniendo demasiados obstáculos para que las nuevas ideas lleguen a
su desarrollo. La investigación y el desarrollo están siendo impedidos por la
negativa oficial en reconocer que el progreso tecnológico es altamente
impredecible, que es un espejismo que podamos avanzar más rápido y a menor
costo planificando en detalle el futuro.
La
Rand Corporation siempre se ha caracterizado por sus enjundiosos estudios
sociales; país donde pone el ojo es inmediatamente escrutado a fondo, sus
expertos se afincan en analizar información de todo tipo y relacionándola de
maneras novedosas, creando escenarios y predicciones que ni los gobiernos de
esos países tenían a mano. Recientemente leí un estudio que la RAND le hizo al
gobierno de Israel sobre las prospecciones de sus programas de seguridad social
(hoy en día los gobiernos pueden contratar a la RAND de manera privada para
estudios de diversa naturaleza, lo hacen para complementar los propios y
compararlos) y creo que es uno de los mejores trabajos de investigación sobre
el futuro de una institución gubernamental que he leído.
Por
la RAND Corporation han pasado innumerables premios nobeles de diversas
especialidades; su plantilla de investigadores y consultores reflejan lo más
granado de las mejores universidades e institutos de investigaciones privadas
de los EEUU y Europa; su fama es de tal calibre que la RAND ha aparecido en
múltiples films de espionaje y suspenso; se trata de una institución que ya
pertenece al imaginario social y cultural norteamericano.
En
1966, la RAND tenía en su organización un Instituto Urbano, con expertos en el
área de manejo de ciudades, en sus aspectos administrativo, urbanístico y de
servicios sociales; en 1968 logran conseguir el contrato con el Alcalde de la
ciudad de New York, John Linsay, quien tenía serios problemas de orden
presupuestario, y ese año se conforma el Instituto New York City-RAND, que le
dio un vuelco total a la ciudad más importante del mundo.
Este artículo fue preparado con base en el muy
interesante trabajo de David Huanshell, The
Cold War, RAND, and the generation of knowledge, 1946-1962, que es parte
del Proyecto Histórico RAND, y que se puede conseguir junto con otro material
en internet, el cual recomiendo para quienes tengan interés en el tema.
Por cierto, la RAND es un acrónimo de las palabras
en inglés Research and Development, aunque hay autores que opinan es en realidad Research and No Development. De las
opiniones recogidas en este trabajo hay dos que llamaron mi atención: la
primera es que la RAND es lo más parecido a una universidad, pero sin alumnos; la segunda se refiere a la
denominación Think Tank, que para
James Allen Smith, un investigador de estas organizaciones que tranzan en
ideas, la expresión “Tanques de Pensamiento” (traducción literal al castellano)
es “Una curiosa frase que sugiere, una
extraña condición de aislamiento para aquellos cuyo trabajo es, justamente, la
creación de políticas públicas, como también exhibe un prominente despliegue
público, como si se tratara de un raro pez o reptil confinado detrás del vidrio
de un acuario o un zoológico”. – saulgodoy@gmail.com
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