Los
comunistas son unos expertos en el manejo del miedo y las inseguridades en los
momentos cuando el enemigo, es decir, todos nosotros, los venezolanos
demócratas y libres, debemos mantenernos unidos, en una posición principista y
de moral frente a una situación riesgosa, creada artificialmente; es decir,
utilizando un término coloquial de nuestros jóvenes, cuando quieren que
“arruguemos”.
Eso
es perder el coraje, hacernos cambiar de opinión, calentarnos la cabeza con
argumentos absurdos, que parecen lógicos, con advertencias de desastre,
amenazas… pero, si le pusiéramos verdadera atención a estos discursos,
encontraríamos que son galimatías y
trucos retóricos, para inculcarnos inseguridad y hacernos cambiar de
opinión, dividirnos y derrotarnos.
Es lo
que está sucediendo ahora, a medida que se acerca el 20 de Mayo, fecha escogida
por La Habana para montar el show electoral de la reelección de Maduro, o en su
defecto, la de Falcón, anverso y reverso de la misma moneda; tienen una insistente
campaña mediática, que cuenta con la
participación de algunos medios de comunicación, hasta hace poco
incólumes en la defensa de la constitución, el estado de derecho y la
sindéresis, pero, parece ser les llegaron al precio en el cual venderían hasta
el alma… y ahí los estás viendo, llamando a votar.
Igual
sucedió con algunas personalidades de tradición democrática, como lo fueron
Claudio Fermín, Enrique Márquez, Henrique Capriles, Enrique Ochoa Antich y
Eduardo Fernández, por mencionar a cuatro de los más insistentes y conspicuos
promotores del fraude, que vaya a saber por qué decidieron echar la cesto de la
basura su honorabilidad y ahora devinieron en vendedores de pócimas y elíxires
para combatir la calvicie.
De
los cuadros del socialismo esperpéntico, el partido MAS y los grupos que
aglutinan al chavismo sin Chávez han sido los más activos; no me queda la menor
duda de se trata de los oportunistas de siempre, empresarios de maletín (nunca
de alma), los parásitos usuales que no tienen otra vocación, sino de la de
disuadir los empeños democráticos del venezolano honesto y trabajador con
promesas de un paraíso en la tierra.
También
se unieron a la comparsa todos esos analistas políticos, asesores de campaña,
expertos en imagen, encuestadores y lectores de entrañas de faisanes, que
predicen el triunfo absoluto de alguno de la dupla dinámica: o del rumbero de
Maduro, que no resiste una tarima para mover su obesa corporeidad a ritmos que
nadie, sino él, está escuchando, o al Sargent
Técnico retirado (abogado y con dos posgrados), que cambia de piel como los
camaleones al momento de competir por el báculo para conducir al pueblo
ignorante.
¿Merece
Venezuela tal elección para un Presidente de la República? Los cubanos piensan
que sí, los socialistas venezolanos piensan que sí, los pedigüeños,
bachaqueros, pranes, pesuevistas, militares chavistas, los clapadictos y,
ahora, algunos dirigentes de oposición, a los que a última hora les llegaron al
precio, piensan que sí.
Las elecciones más podridas de la
historia ¿Acaso importan?
Lo
que yo no sé es si esa cuerda de oportunistas van a poder cobrar o hacer
efectiva la promesa del comando de Maduro por apoyar el show electoral que
pretende consolidar el para siempre
que nos prometió Hugo Rafael.
El 20
de Mayo todos vamos a presenciar el fraude electoral más famoso y publicitado
del mundo, porque en Cuba, aunque hubo fraude, no se lanzaron con giras
mundiales promocionando la “tramparencia” de los comicios, ni amenazaron a los
organismos internacionales con que se le iban a meter por las ventanas para que
los dejaran mentir sobre la situación-país, a propósito del estado de la
democracia en Venezuela y la insistencia de que en el país no hay una
emergencia humanitaria, o la retahíla de ficciones sobre nuestra impoluta democracia,
el respeto cabal a los DDHH y la felicidad que nos embarga por vivir en
socialismo.
Maduro
amenazó a media humanidad con que obtendría más votos que personas registradas
en el padrón electoral; en Cuba, un poco más discretos, por aquello de que se
le iban a ver las costuras, hicieron todo calladito, sin mucha bulla, igual que
en Corea del Norte o en China, o en Rusia… en esos países, las elecciones son
una incidencia más en la rutina del poder inamovible del partido del pueblo y
sus líderes eternos… en Venezuela están urgidos de proclamar el quimérico ejemplo
democrático para el mundo, lo cual debe ser una enfermedad.
Porque
es algo que se cae por lo absurdo, ¿Cómo se entiende que un país quebrado,
donde la gente huye para no morir de hambre o enfermedades contagiosas, en un
país en el que no hay trabajo y la moneda está a punto de desaparecer, donde se
sufre de la inflación más alta de la historia de la humanidad, reconocido
mundialmente como el país más violento, sin luz, sin agua, sin efectivo, sin
seguridad, sin medicinas… donde se reprime, se detiene, se tortura y se asesina
a la oposición… cómo se entiende que haya voces de la oposición, que existan
figuras políticas, que aúpen un fraude electoral como el que se nos adviene?
Votar
por los causantes de tal tragedia, porque Maduro y Falcón vienen del mismo nido
de escorpiones, ambos son hijos de Chávez, gobernaron para la revolución, son
actores confesos y con prontuarios de excesos y malas mañas, están reconocidos
como mentirosos, pésimos administradores, que no respetan la propiedad privada,
tienen fama de personas poco ilustradas, de fichas cubanas… votar por alguno de
ellos no es votar, eso no es una elección democrática, y quien se atreva a
decirlo, está afirmando que tenemos que conformarnos, porque es lo que tenemos,
que “peor es nada”… es simplemente un colaboracionista, un vendido.
Los
países de la comunidad internacional, sobre todo los de Occidente, se han percatado
del peligro de dejar sin consecuencias los abusos electorales, sería el fin de
la democracia tal y como está funcionando en la actualidad, llamar elecciones a
un proceso que no lo es, es cuchillo para su propia garganta, no puede haber
negociación ni impunidad con la trampa y el engaño; quien dijo que la verdad
nos haría libres, estaba en lo cierto, quien tranza con la mentira, quien se
conforma con los fraudes, está cavando su propia tumba.
El mundo con los ojos sobre
Venezuela
No sé
si ustedes recuerdan que, hasta hace muy poco, algunos personajes de la MUD insistían
con verdadero pundonor que el problema de Venezuela lo teníamos que resolver sólo
los venezolanos, que la injerencia extranjera era un error; bastó que algunos
políticos tuvieran que huir del país, perseguidos por el régimen, para que
cambiaran el disco y se convirtieran en denunciantes de los horrores que
acaecían en el país y pidieran algún tipo de intervención; es más, recuerdo que
aquello de las sanciones de los EEUU sobre algunos funcionarios claves del
terror en nuestro país los molestó de tal manera, que algunos viajaron a
Washington para secretamente pedir que retiraran esas medidas contra de funcionarios
del gobierno.
Pues
bien, visto a la distancia, fue un proceso de aprendizaje pagado a un precio
muy duro; nuestros supuestos representantes trataban de jugar a la política del
acomodo y la negociación con el chavismo, todavía debía pasar un tiempo para
que les cayera la moneda y se convencieran de que estaban ante un régimen totalitario,
violento y tramposo… que no estaban tratando con políticos sino con criminales.
Pero
vuelven a olvidarlo. Si el hombre es el único animal que tropieza con la misma
piedra dos veces, a los integrantes de la MUD les encanta agarrar piso y que
pasen coleto con ellos, y esto lo digo porque, de nuevo, algunos de sus
componentes caen en la trampa de un espejismo de elecciones y de candidatos que
pueden “salvar” al país con sólo apoyarlos, con una desfachatez que raya en el
desprecio anuncian que apoyarán a uno de los candidatos, y sus organizaciones
políticas ni reaccionan ante tal provocación, lo que significa que de alguna
manera están de acuerdo con tal decisión.
Vuelven
a incurrir en el error de creer que ser demócrata es votar como una obligación,
sin importar si el voto es manipulado, trampeado y no exprese la voluntad del
ciudadano; esa concepción absolutamente primitiva y ciega de los procesos
electorales desestimaba la trampa que siempre se producía en todos los
comicios, pero con la implantación de un proceso automatizado, en poder
exclusivo del partido de gobierno, era absolutamente suicida pretender que la
trampa había disminuido, que podían ganar elecciones.
Estos
dos ejemplos ilustran que contamos con una representación política de muy baja
calidad, que se vale de poses, de propaganda, de simulacros para hacerse pasar
por lo que no son, personas brillantes, avezados políticos, cuando, en realidad,
son causa principal de muchos de nuestros padecimientos actuales. La historia
se encargará de demostrar que, para el momento de la aparición del chavismo, la
nación no tenía defensas posibles, nuestro estamento político nunca supo qué
hacer, y tuvimos que soportar en carne propia sus “experimentos” y coqueteos
con el castrochavismo.
Pero
lo verdaderamente insoportable es que los políticos sigan cometiendo los mismos
errores una y otra vez, y la sociedad continúe soportándolo de manera estoica,
lo que me indica que el problema no sólo se encuentra en nuestra clase
política, sino en el seno de nuestra organización social; y esto lo he
explicado en varios artículos, los venezolanos nos dejamos robar por los
partidos políticos nuestro derecho a la participación política, nos hemos
acostumbrados a que son los partidos y los políticos los que deben ocuparse de
nuestros asuntos más importantes como nación… el resultado es aterrador, y
quien se atreva a criticar esta situación es inmediatamente acusado de
practicar la anti-política.
Nos
redujeron nuestro accionar político a un escueto acto de votación, un acto
viciado que sólo da los resultados que unos pocos desean; ahora, quienes
cuentan los votos son los que deciden, nuestra voluntad como pueblo quedó
anulada, con lo que nuestra democracia se ha convertido en una farsa; pero, no contentos con esto, ahora es el
gobierno de turno, con toda la intención de perpetuarse en el poder, el que
decide qué candidatos podemos elegir.
Y es
así como nos encontramos ante la perspectiva de tener que ir a votar, pero no a
elegir, sobre unos candidatos cuyo ganador será escogido por un hombre en Cuba
y respaldado por un listado de votos sacados de una computadora escondida en un
edificio del gobierno.
La
comunidad internacional sabe que, si cede a esta forma de trampa, la democracia
no tendrá futuro en la región y probablemente en el mundo, por ello ha
declarado que desconocerá los resultados de esta elección que no es elección;
por eso todos los ciudadanos venezolanos deberían negarse a acreditar este
remiendo totalitario para imponernos, no un candidato, como muchos creen, sino
una nueva manera de esclavizarnos y hacernos víctimas de una mentira. -
saulgodoy@gmail.com
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