“El cerebro tiene que
hacer dos cosas para sobrevivir: tiene que impulsar al cuerpo para que obtenga
lo que necesita, y tiene que tener una manera de entender el mundo de la manera
más realista para poder hacerlo. La
energía libre es la fuerza para lograr ambas”
En el mundo académico occidental es vital para el avance del
conocimiento humano, las relaciones interdisciplinarias, que expertos de un
área del saber estén en contacto e intercambien información con otros que no
tengan nada que ver con sus especialidades, esto, para propiciar lo que se ha
dado a llamar, la interpolinización de especialidades, la fecundación de los saberes
por medio del cruces libres de información.
Uno de los ejemplos más recientes y productivos, fue el caso del
filósofo cognitivo Andy Clark, de la Universidad de Edimburgo y del
neurobiólogo Karl Friston, ambos andaban tras la pista del proceso predictivo
que efectúa el cerebro para realizar una acción, cualquier acción, desde mover
un dedo, hasta predecir la órbita de una sonda espacial para estudiar la corona
del sol.
Andy se enteró por un artículo en una revista científica de los
avances de las investigaciones de Karl, sobre lo que él llamaba Energía Libre,
una teoría que había logrado, aplicando un modelo estadístico de su propia
creación, para analizar la actividad cerebral, en ella descubrió que el cerebro
aplicaba mecanismos para el ahorro de la energía libre que utilizaba para todas
sus funciones, el problema con la idea de Karl era su complejidad, nadie
parecía entender sus postulados, mucho menos las matemáticas involucradas, Karl
estaba investigando sobre uno de los temas más avanzados de la teoría
neurobiológica, y comunicar sus hallazgos era una tarea superior a sus capacidades.
Luego de contactarlo y reunirse con él, Andy llegó a la conclusión
que ambos estaban hablando de lo mismo, lo que Andy especulaba, que el cerebro
efectuaba un proceso predictivo antes de accionar sus respuestas, era lo mismo
que Karl llamaba al proceso de ahorrar energía libre, la gran diferencia era
que Karl lo había demostrado, el proceso existía.
El ser humano a través de su proceso evolutivo, había logrado
desarrollar una actividad primaria de predicción para la acción, el cerebro
dentro del flujo de acciones en que estaba involucrado preconcebía que mi dedo
índice se iba a mover, como no se movía inmediatamente, por medio de los
sensores proprioceptivos emitía señales de alarma alertando que el dedo no se
movía, hasta que el músculo de la mano respondía y el dedo adquiría movimiento,
cumpliendo con la predicción del cerebro de que el dedo se movería, todo esto
en nanosegundos.
Para nosotros este escenario es imperceptible, para nuestro yo la
acción es producida por nuestra voluntad, al momento, sin antesalas, pero para
el cerebro, en su manera de lidiar con el mundo ha generado este tipo de
proyecciones, que para algunos pudiera considerarse como fantasías del cerebro,
pero en realidad es como nuestro sistema neural entiende y se maneja con el
mundo real, adivinando lo que viene a continuación.
El sistema es altamente efectivo, la mayor parte de las veces el
escenario que se plantea es el correcto, otras veces factores externos o
internos pueden entorpecer las respuestas, o engañar al proceso predictivo y el
dedo no se mueve, o se mueve demasiado tarde.
El concepto de Energía Libre no es nuevo, ya Sigmund Freud, el
padre del psicoanálisis lo había utilizado para describir los estados de
excitación, más o menos dentro de acepción de Friston, como un exceso de
energía psíquica que el sistema nervioso buscaba aliviar, bien sea por medio de
actividad, sexo o trabajo, y cuyo acumulación generaba estados desagradables de
nerviosismo y hasta dolor, y cuya descarga daban una sensación de alivio y
placer.
Y anterior a Freud, el físico prusiano Hermann von Helmholtz,
había descrito lo que llamó la “inferencia inconsciente” en su tratado sobre la
psicología óptica, cuando el cerebro completaba imágenes inacabadas o les daba
sentido cuando la información era fragmentada.
Freud nos hablaba de administrar esa energía libre (o capacidad de
predecir el error según Andy Clark), para explicarnos la conducta sexual, o en
el caso de Karl Friston para explicar el proceso cognitivo que nos prepara a la
acción, pero todas estas posiciones se pueden sintetizar en las bases de
nuestra sobrevivencia.
Porque para sobrevivir el cerebro debe minimizar el error, reducir
la incertidumbre ante el mundo, solventar las contradicciones entre fantasía y
realidad, y para ello crea su propia versión antes de que las cosas sucedan,
prediciendo en ella el curso de acción.
Esta tesis explica de manera fundamental como la conciencia es un
asunto profundamente animal y para llegar a estas conclusiones Andy Clark tuvo
un largo proceso de maduración, en el artículo titulado Clark, de Larissa
MacFarquhar (2018), sobre la vida y logros de este singular filósofo británico,
que pasó por varias etapas en sus investigaciones, primero estudiando
Inteligencia Artificial y robótica, donde aprendió los diferentes conceptos de
inteligencia y consciencia, en su opinión, muchos de ellos errados y que han
retrasado la realización de máquinas verdaderamente dotadas de una inteligencia
cibernética, y finalmente adentrándose en los misterios de la neurobiología
para entender la verdadera naturaleza de la mente.
Pero fue allí, dando estos primeros
pasos donde desarrolló su idea de que la mente humana no está confinada dentro
de los huesos del cráneo, sino que se proyecta al mundo y necesita de
adminículos y objetos que la ayudan en su funciones; el cree firmemente que
instrumentos como un Smartphone o una laptop son herramientas que la
mente utiliza para delegar actividades o desarrollar otras, que sin estos
aparatos sería imposible lograrlo, igual sucede con el lápiz y el papel, las
fórmulas que uno anota, las ideas, pensamientos, creaciones que una va
figurándose en cuadernos, pizarrones, pantallas y hasta en conversaciones, son
tan partes de la mente como el complejo funcionamiento de los módulos neurales
dentro del órgano cerebral.
La compañía con que nos rodeamos, el
paisaje que nos inspira ideas, los libros que leemos, son todas extensiones de
nuestra mente en el mundo, nos apropiamos de ellas para poder pensar y lograr
ideas, nuestra mente funciona porque ellas están allí, es por ello que Clark
considera que cuando nos asaltan nuestro ambiente, nos agreden y destruyen
nuestros entorno, es casi como una agresión personal.
En el artículo de MacFarquhar menciona
un episodio que me llamó la atención y que ayudan a comprender lo avanzado que
está la ciencia en proporcionarnos con expansiones artificiales para nuestra
mente.
Clark tiene un colega, Kevin Warwick, un professor en el
Departmento de Cybernetica de la Universidad de Reading, a quien se le conoce como Captain Cyborg, quien se implantó unos
chips de silicona en los brazos que emitían señales de radio que abrían las
puertas automáticas de su oficina, encendía y apagaban las luces, el aire
acondicionado y otros implementos mientras estaba en el edificio.
Cuando tuvo que viajar y quedarse en New York por un tiempo, convenció
a su esposa de que se implantara unos chips mucho más avanzados en la muñecas y
la mano para activar una mano robot, él tendría una y ella otra, y por medio de
internet se comunicarían y dejaría que la mano los tocara como si fueran ellos,
sentirían no solo que eran tocados sino que el otro sentiría que tocaba a su
pareja, la experiencia fue exitosa y muy íntima.
Para muchos aquel experimento fue una bufonada pero para Clark era
sorprendente la posibilidad que abría la tecnología, a él que le gustaba bailar
y entregarse a los ritmos de la música electrónica en los clubes nocturnos,
preveía la posibilidad de poder bailar con una pareja al otro lado del mundo,
sentirla, verla y gozar el placer del momento como si estuvieran allí los dos.
Clark es hoy en día uno de los filósofos más citados en el
ambiente académico internacional, su trabajo es reconocido como de avanzada, y
en el mundo de las ciencias cognitivas, lo toman muy en serio, los que tengan
interés en su trabajo en internet hay cantidad de material sobre este personaje
a quien le guardo una personal simpatía.
- saulgodoy@gmail.com
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