lunes, 13 de agosto de 2018

La ideología esta en el aire



¿Qué diferencia una ideología, de la filosofía política?, como ejemplo de ésta última pondría a obras como La República de Platón, el Contrato Social de Rousseau, o El Capital de Marx, obras extensas y muy tramadas que no están escritas para la masa, por lo que sus postulados, debido a su complejidad y abstracción, no intenta llevar a las personas a la acción, sino a la profunda reflexión sobre las causas últimas de la naturaleza humana.
Los ideólogos, filósofos y otros intelectuales que sí se nutren de estas obras, lo que hacen es simplificarlas, llevarlas a sus expresiones mínimas para dársela a la gente como ideología, en la forma de unos manifiestos, panfletos, pronunciamientos que resumen en puntos muy básicos y digeribles para el común, para que se enteren del porque de las barricadas, de las huelgas, de la lucha por sus derechos y de los sacrificios que le exigen sus posiciones políticas.
Algo parecido sucede con las mayoría de las religiones, estas se ocupan de la vida espiritual, del mundo después de la muerte, por supuesto, hay un interés en controlar por medio de sus preceptos, ritos y congregaciones, la forma de vida que llevan los hombres en esta vida, su principal propósito es crear para sus adeptos un mundo que les permita la entrada y la gloria en el próximo, y hay ideologías que derivan de las creencias religiosas extremistas como la de ISIS, y la refundación de un califato con pretensiones de dominar el mundo, o el renacer de tesis racistas como las que se están produciendo en los  llamados “supremacistas”, en el conocido “cinturón de la Biblia” al sur de los EEUU, que creen en la doctrina de la revelación de las sagradas escrituras donde designa al hombre blanco, anglosajón  y cristiano, creado a la imagen y semejanza con Dios, como el dueño y conductor de los destinos del mundo.
Las religiones no han perdido su apetito político de dominación de la sociedad, su propósito final es hacerse gobierno tal y como lo hicieron en el pasado los papados o los califatos, ahora son teocracias de nuevo cuño como la que ejerce el poder en Irán, o la que pretende el actual Papa Francisco, por medio de la red de gobiernos socialistas en el mundo, que conforman su protectorado, sobre todo en Latinoamérica, o la enorme influencia del Sanedrín en la política del estado de Israel.
Pero a estas ideologías de corte religioso funcionando en la política, son confrontadas por una fórmula mucho más  general y extendida, que en occidente es la de la secularización, tomamos la palabra del sociólogo y filósofo francés Jacques Ellul en su obra Los Nuevos Poseídos (1978), quien dice: “La secularización es, pues, el hecho histórico según el cual la sociedad ha dejado de ser religiosa.  El mundo abandona efectivamente los símbolos sagrados… Además, se advierten inmediatamente las confusiones: Se relega la religión al dominio privado…  Hemos entrado pues en una época nueva: la del descreimiento que se caracteriza de hecho, por cierto estado del espíritu, una actitud del hombre hacia la sociedad… Todo lo cual es muy simple.  El hombre moderno está sediento de acción, de eficacia, juzga todo en función de los resultados y de las posibilidades de acción.”  
La época que describe Ellul es la de las ideologías seculares que son las que dominan el mundo de hoy.
Ningún partido político puede vivir sin ideología, y cuando lo afirmo incluyo a aquellos que predican el fin de las ideologías, la inoperancia de la categorización entre izquierda y derecha, esa posición pragmática que hizo famosa el presidente norteamericano Obama al expresar, que lo que funciona es lo que sirve, sin importar de donde provenga, esto es muy peligroso porque las ideas tienen consecuencias.
En el transcurso del desarrollo histórico del período democrático en nuestro país, se ve claramente como los políticos que fundaron los partidos democráticos estaban claros que sin ideología no había como aglutinar a los seguidores, sin ideología no había posibilidad de desarrollar un plan de gobierno coherente, de tener horizontes de desarrollo y progreso, son las ideologías las que otorgan las visiones de país, las que señalan los caminos, las oportunidades y las maneras de aprovecharlas.
Las ideologías son el cemento que mantiene unido los bloques de la estructura política de un país y por lo tanto hay que batirlo constantemente para tenerlo fresco para seguir levantando las paredes, para que no se endurezcan, a las ideologías hay que renovarlas a medida que el edificio político se levanta del suelo.
Una de las causas de la degeneración ideológica del sistema de partidos en Venezuela, fue justamente la pereza mental de nuestros líderes, políticos que al igual que Obama se contentaban con lo que funcionaba, por eso la gran mayoría de estas organizaciones se plegaron al socialismo, del cual había surgido un modelo clientelar que satisfacía las expectativas de las organizaciones y de sus militantes: cargos en el gobierno por votos, una fórmula que les había funcionado desde mediado del siglo pasado ¿Por qué cambiarla?
Este esquema de mutua retribución, de apoyo electoral por cargos en la administración pública, por beneficencia pública, por carnets del partido para conseguir un favor, creó a una dirigencia corrupta, macilenta y confiada, y un electorado sin conciencia política, sin formación ciudadana, sin participación en los asuntos de estado que no fueran unas elecciones movidas por pura propaganda, sin una pizca de ideología.
Todavía hoy tenemos lamentables ejemplos de líderes, digo lamentable porque muchos son jóvenes que no quieren o no pueden quitarse de la mente esa cultura política que ha dado como resultado el país que hoy tenemos, son políticos de salón, de discursos fatuos, que piensan que unas elecciones van a solucionar el enorme problema que institucionalidad, gobernabilidad, seguridad, de quiebra económica y moral luego de veinte años de implacable tiranía comunista.
Líderes venidos a menos, muchos de ellos viviendo en el exilio, arrogándose para sí una representatividad inexistente, tratando de salvaguardar el único medio de vida que han conocido, cargos públicos desde los cuales brindar favores para cobrarlos en votos, para sostener sus vidas parasitarias en la política, interviniendo a favor de la continuidad del régimen chavista, pidiendo a otros mandatarios que no intervengan militarmente en nuestro país porque eso sería fatal para sus planes de “negociar” con los asesinos y torturadores para conseguir ventajas y cofres del tesoro, ¿Y que le ofrecen a cambio al país? Más socialismo, más clientelismo político, más fiestas electorales.
El chavismo por su parte, es una organización política que nació signada por un infantilismo ideológico de logias secretas y aventuras revolucionarias su pretensión de querer abarcar en su ideario demasiadas ideologías diferentes, muchas de ellas contradictorias, han creado una atomización de grupos de interés en pugna, triunfando hasta los momentos, un remedo ideológico de culto a la personalidad de Chávez, un nacionalismo ramplón y sin sentido, algunas trazas de comunismo primitivo cristiano, pero dominado por una pragmatismo y un capitalismo salvaje, sustentado por las armas.
La mezcla es definitivamente defectuosa en origen, demasiados ingredientes y sin aglutinamiento, el pensamiento de Simón Bolívar que supuestamente iba a cohesionar la propuesta ha caído en flagrante oposición con la realidad, de modo que para estos grupos y seguidores, si no hay gratificación financiera, un premio que los motive (beca, bolsa de comida, carnet de privilegios, otorgamiento de bienes, etc.) no hay acción por parte de sus seguidores, el clientelismo es mucho más explícito en su cultura organizacional.
Hay un grupo dentro del chavismo que quiero destacar por su objetivo de transformar la ideología del partido PSUV en una ideología religiosa, rindiéndole culto a la personalidad de Hugo Chávez, queriendo elevarlo a la categoría de un Cristo Redentor, tratando de aglutinar una masa crítica de seguidores, brindando una imaginería, ritos, lugares de adoración, fechas a celebrar, reliquias sagradas, etc.
Y mientras esto sucede a nivel local, en el mundo se está dando un poderoso fenómeno con el proceso de globalización, portadora de una ideología que es la de más rápido crecimiento y aceptación en el orbe, y de la cual, ni el mismo chavismo se ha escapado a su influencia.
La globalización es entendida como un proceso transplanetario o combinación de procesos que involucran una creciente liquidez y crecimiento de corrientes multidireccionales de personas, objetos, capitales e información, también de estructuras utilizadas para frenar o acelerar este proceso.
Este concepto tomado del libro Globalización, lo esencial, editado por George Ritzer (2011), me sirve para explicar uno de los principales errores del chavismo y su confusa ideología, que los extravió en sus extravagantes acciones en el mundo y por las cuales, todos los venezolanos estamos pagando un fracaso anunciado.
Tanto Chávez como Maduro quisieron aprovecharse de las ventajas de la globalización para consolidar su proceso revolucionario en Venezuela, y luego para exportarlo a otros países, en ambos propósitos tuvieron un cierto éxito, se aprovecharon de las instituciones multilaterales y organizaciones con alcances internacionales y las utilizaron como vehículo de propaganda y ocultamiento de sus errores, se valieron de los mercados internacionales para cambiar de socios y clientes tradicionales a unos nuevos, que respondía más a sus expectativas ideológicas (comunistas).
El chavismo había heredado de los gobiernos democráticos en Venezuela una industria petrolera insertada en los mercados mundiales y jugando en las grandes ligas del negocio energético global, la utilizaron para algunos de sus crímenes y corruptelas, para canalizar ayudas a grupos terroristas y gobiernos aliados, la diplomacia del petróleo fue su palanca de fuerza para comprar lealtades, votos en foros mundiales, silencios cómplices y ocultamiento de financiamientos para campañas electorales.
Se valieron del sistema financiero internacional para blanqueo de capitales de dudoso origen, aprovecharon la globalización para comprar empresas, bienes raíces, ocultar transacciones que eran del estado y las hacían pasar como propias, tramitaron nacionalidades y residencias en otros países, hicieron de nuestros documentos de identidad salvoconductos para gente indeseable y buscada por organismos policiales, se aprovecharon de la prensa mundial para adelantar sus estrategias y planes de dominación, ocultando sus verdaderas intenciones.
Pero al momento de que se les exigía responsabilidades, entonces utilizaban el expediente de la soberanía absoluta de los estados, de la independencia y autodeterminación de los pueblos, ocultaban sus desfalcos, nacionalizaciones y robos a las empresas transnacionales en turbios manejos de los intereses del estado, validos de la errada idea de que los estados son inembargables y nunca quiebran, hicieron sus más gigantescos negociados tras la mampara de bienes de la nación.
Quisieron estafar al mundo, y el mundo, pacientemente, esperó a que su burbuja de abuso de poder y agresividad les estallara para cobrar en libras de carne, como en el Mercader de Venecia, de Shakespeare, de una deuda mal adquirida; lo malo es que todos salimos perjudicados y de manera severa.
Esta actitud ventajista, criminal y deshonesta ha marcado nuestra historia con la globalización, que justamente es insertándonos en ella que finalmente pudiéramos tener una oportunidad de salir del hueco en donde nos encontramos, vamos a necesitar de la ayuda del mundo para poder enderezar el curso de nuestro destino, y tenemos como hacerlo, porque tenemos lo principal, la gente.
Ahora les pido que reflexionen conmigo, ¿Cree ustedes que Venezuela estará en capacidad de insertarse en el proceso de globalización con personajes como Capriles, Falcón, Fernández, Rosales, Borges o Ramos Allup? Por mencionar a unos pocos, personas sin ideología conocida y con la única tarea de retrotraernos a 1999, para seguir con las fiestas electorales y los gobiernos socialistas, ¿Ven a ustedes a estos señores, sentados con dignatarios del mundo negociando empréstitos para proyectos de desarrollo, sin que quede la menor sospecha de que no habrán de por medio comisiones, mordidas, sobre precios? La pregunta es eminentemente retórica pues estoy seguro que eso no sucederá.
Quien vaya a asumir la conducción ejecutiva del país tiene que estar muy claro que necesita de la sociedad civil organizada como sustituto del estado, agrupada en instituciones civiles, empresas, asociaciones, ONG’s, fundaciones, corporaciones o la forma legal que escojan, para ocupar todos los espacios que deja vacío el estado ineficiente y absurdo que destruyó al país.
Esta persona debe tener como norte iniciar un proceso de reconstrucción de las bases productivas de la nación y que esto es posible solamente en un ambiente de libre mercado, con el concurso de las inversiones extranjeras, con el respeto absoluto por la propiedad privada, sin controles innecesarios de las actividades y fomentando la eficiencia, la transparencia y la competencia a todo nivel.
Venezuela está por iniciar una nueva etapa en su historia, como todo renacimiento será un pasaje rudo, con muchas incertidumbres, con la necesidad de avocarnos al trabajo y aceptar los sacrificios con miras a un mejor futuro, podemos hacerlo, a pesar de todo lo que nos ha ocurrido, con una buena mano en el timón, con una ideología clara, estoy convencido que podemos lograrlo.
Es el momento de dejar mi alegato sobre el valor de las ideología para que sea sopesado por ustedes, en estos últimos tres artículos les he dado mis argumentos sobre la necesidad que tiene el país de dejar atrás su pasado socialista y embarcarnos sin temores en el proceso de globalización, le toca a usted decidir si tengo algo de razón.  - saulgodoy@gmail.com



1 comentario:

  1. Básicamente estás en lo cierto. Sin embargo, el proceso de globalización no ha resultado la panacea que muchos esperábamos. Por ejemplo, dicho proceso ha servido para que crezca una economía como la de la China, que ha sido exitosa por su mano de obra esclava y barata, que solo sirve para una oligarquía y para ser una amenaza a la libertad en el mundo.

    Está claro que debemos integrarnos, pero solo con aquellos que comparten nuestros principios, y no con cualquiera.

    Excelente artículo.

    ResponderEliminar