domingo, 16 de diciembre de 2018

Insensatez



No me queda otro calificativo para enjuiciar la manera de ser de los Latinoamericanos, y por esa característica seremos reconocidos universalmente, algo pareciera suceder con los seres humanos cercanos a la línea ecuatorial, que afecta la capacidad de razonar en los individuos, no sé si es el campo magnético de la Tierra, o como distribuye la radiación solar el Cinturón de Van Halen, o la inclinación sobre su eje que tiene el planeta, el asunto es que efectivamente, la cordura se extravía a partir de las zonas intertropicales.
Y no es que en el hemisferio norte todo sea un dechado de sentido común, cuando esa gente pierde la cabeza lo hace en grande, las guerras las convierten en mundiales, los exterminios son masivos, las quiebras y sus crisis económicas recienten al planeta entero… y muchas de sus ideas locas, como la del socialismo y el comunismo, han roto con el equilibrio de la paz y el orden mundial, pero por lo menos tienen la capacidad de rectificar y retomar la senda de la sensatez.
Los Latinoamericanos no, por alguna extraña circunstancia nacimos con las emociones a flor de piel y el estado natural de nuestro mundo es el caos, la vida se nos plantea como la posibilidad de realizar fantasías personales y utopías colectivas que nada tienen que ver con nuestro entorno, nuestro poder de concentración es mínimo, nuestra voluntad varía con la temperatura ambiental y la locura es nuestro sino.
Nuestro himno debería ser la bellísima canción de Carlos Jobim, el canta autor brasileño, que compuso el bosa nova con el título de “insensatez” y que con el poeta Vinicius de Moraes escribieron para la eternidad sobre la estulticia que arrebata y no suelta, pero al final todo se arregla pidiendo perdón.

Vai meu coração ouve a razão
Usa só sinceridade
Quem semeia vento, diz a razão
Colhe sempre tempestade
Vai, meu coração pede perdão
Perdão apaixonado
Vai porque quem não
Pede perdão
Não é nunca perdoado

¿Y qué dicen los diccionarios sobre la palabra insensatez?
El vocablo remite a la necedad, irresponsabilidad, ligereza, intrepidez, desacierto, disparate, locura, desaguisado, imprudencia o la irracionalidad, la falta o carencia de juicio, madurez, cordura o discernimiento antes de actuar.
En otra definición nos dicen los lexicólogos que mientras es sabio referirse a la calidad del sentido, una persona sensible se caracteriza por la prudencia, la cordura y el buen juicio cuando se trata de actuar y manifestarse, por lo que, por lo tanto, el sentido común normalmente está vinculado a conceptos tales como los mencionados en la cordura, comprensión y razonamiento.
Por el contrario, la imprudencia y la absurdidad se oponen al buen sentido, por lo que están estrechamente asociados con la locura.
Hablar con claridad, con un lenguaje correcto, tanto en la comunicación de los acontecimientos actuales como de los trascendentales, nos alejará de la acción tonta y ciertamente nos acercará a la prudencia del buen sentido.
Y esto de hablar con claridad me parece tan importante ¿No será que con el idioma castellano estemos condenados a sólo expresar locuras? ¿No es acaso El Quijote, nuestra obra cumbre de la literatura universal una muestra irrefutable de esa tendencia a las alucinaciones?
A partir del descubrimiento de América los que resultamos productos de estas tierras, esos hechos y esta cultura, no hemos hecho otra cosa sino alucinar mundos que no existen, creado seres fantásticos y vivir en medio de un torbellino de pasiones donde siempre acabamos pidiendo perdón.
¿De qué otra manera puede entenderse la persistencia de las ideas del socialismo en nuestras tierras? ¿De personajes tan nefastos como Fidel, Chávez y Maduro como hombres necesarios? ¿De la existencia en pleno siglo XXI de gobiernos, partidos, políticos y una abrumadora militancia que cree en la necesidad de tener un amo y ser esclavos es mejor que ser libres y por ende, responsables de muestras propias vidas?
Pensar que hay gente con un profundo resentimiento por su condición actual y que en vez de tratar de salir de ella o mejorar sus circunstancias prefieren odiar y destruir, pero diciendo que lo hacen por amor y por el logro de la justicia social, me parece un acto de total renuncia a la realidad, y lo peor, sus resentimientos tienen raíces en la historia pasada, en una versión que aprendieron de los comunistas alemanes, de que son explotados y robados desde hace siglos por una clase de oligarcas y capitalistas que los han despojado de sus bienes y del valor de su trabajo.
No salgo de mi asombro al constatar la puerilidad de nosotros los latinoamericanos de reclamar derechos cuando nunca hemos sido responsables ni trabajado por ser autosuficientes, de creer en esas consignas fáciles de que somos dueños del petróleo, del oro, de las tierras y los océanos de un país, sin haber jamás trabajado por mantener a nuestros propios hijos, por mantener un hogar, ni siquiera por proveernos nosotros de nuestro propio sustento, pero si estamos seguros de que fuimos explotados, de que los colonialistas (que son todos los ricos del mundo) nos han estado robando, que la situación de carestía y necesidad que sufrimos, es debido a una guerra económica de un Imperio en nuestra contra.
El insensato tiene su propio discurso, igual que el loco se construye su propio mundo que nada tiene que ver con la realidad, crea sus propias verdades y presenta sus pruebas torciendo de tal manera la evidencia que tiene ante sus ojos, que muchas veces es capaz de negar el día para afirmar que es de noche, no por lo que es sino por lo que debería ser, con tal de jamás tener la culpa de nada, y menos de los que nos sucede, porque en el fondo somos los perfectos irresponsables.
Ha, pero el secreto de su fórmula está en el perdón, el perdón de los cristianos, ese arrepentimiento sincero que aún dándose en el último instante cambia todo el panorama, es la llave secreta del éxito político en Latinoamérica no sólo de quien se arrepiente, sino de quienes otorgan el perdón, porque es una ligazón colectiva, si yo perdono a mí me perdonarán, es ese perdón fatal de la amante que ha soportado hasta el límite el abuso y la violencia doméstica, y vuelve a reincidir aceptando la violento de nuevo a costa de su vida.
Jobim y de Moraes tenían razón, en el reino de las pasiones el perdón es fundamental, cualquier insensatez es perdonada porque mis propias locuras ameritarán perdón en algún momento y ese es el secreto de la democracia en nuestros países tropicales.
Esa es la actitud de una institución tan seria como la CAF cuando evalúa una solicitud de préstamo por un gobierno maula como el de Maduro, esa es la actitud de ciertos países del continente cuando les toca levantar la mano para condenar a un gobierno violador de los derechos humanos, o en la OEA cuando no hay manera de contener al violento que viola a su pueblo sin recato enfrente de todos… perdono porque en algún momento necesitaré que me perdonen.
Cuba jamás será puesta en el banquillo de los acusados, ni siquiera por los crímenes en contra de su propia gente, mucho menos en contra de la estabilidad y la paz del continente, todos nos vemos reflejados en los revolucionarios, todos somos verdugos y amantes, todos tenemos hijos y enemigos, todos queremos orden y respeto por nuestras ideas.
Que importa si se mueren unos cientos de miles de venezolanos en los pasillos de los hospitales por falta de atención médica o medicinas, que la gente coma basura en la calle, o le compren su voto por un pedazo de carne y un paquete de harina, que tanta alharaca se arma por cinco millones de exilados, expulsados de su país porque ya no pueden vivir en él sin convertirse en esclavos… los chavistas también tienen sus cosas buenas, sus ferias de libros, sus pachangas y esos discursos gloriosos que dan en la ONU recordándonos de donde viene tanta injusticia.
A maduro y su gobierno criminal hay que perdonarlos, primero porque son socialistas y los socialistas son el futuro, segundo porque a cualquiera le sale algo mal ¿Puede alguien decir que Maduro a actuado con malas intenciones? Si lo único que ese pobre hombre ha querido es llevar la felicidad para todo el continente, a ver, Sra. Bachelet ¿Quién puede hacer una tortilla sin romper algunos huevos? Nadie ¿verdad? Vamos a exigirle a ese señor que lo que hace es comer, bailar, atropellar el buen uso del castellano y echar cuentos malos, responsabilidad por haber arruinado uno de los países más ricos del hemisferio, por haber destruido una de las democracias con mayor tradición, por estar llevando a cabo un ecocidio a escala planetaria destruyendo su parte de la amazonia.
Lo de la corrupción y el lavado de dinero ya los gringos se están ocupando, fíjense con los europeos, andan promoviendo su tesis que aquí lo que se necesita es diálogo con un narco estado, será que quieren ensayar su tesis de que las mafias criminales también necesitan su lugar bajo el sol, y que la democracia es un sistema tan amplio que puede acomodar a partidos y gobiernos de asesinos, quizás con miras a tener que negociar en un futuro cercano la convivencia con Issis y su nuevo califato.
El ejemplo de la insensatez Latinoamericana no es del todo negativo, tiene su lado bueno, y es el perdón, la irresponsabilidad asumida como una forma de vida, la tolerancia llevada hasta sus límites, la democracia en evolución.   -   saulgodoy@gmail.com




No hay comentarios:

Publicar un comentario