viernes, 4 de enero de 2019

Allá afuera, en los límites



Estas fiestas navideñas fue una oportunidad de encuentros con gente que no veía hacía bastante tiempo, entre ellos un amigo finlandés que vive ahora en New York y es un operador bursátil, trabaja como consultor independiente (para él y unos pocos clientes), invierte cantidades de dinero pequeñas para el cúmulo de inversiones que se dan en ese ruedo, pero gigantescas si las medimos en términos de nuestra economía.
Logró hacerse con una pequeña fortuna comprando barato cuando las acciones de la Volkswagen se fueron al suelo, fue cuando a ese gigante automotriz le descubrieron la trampa de los catalizadores en sus sistemas de combustión que no daban los valores que ellos aseguraban obtener, y vendió caro cuando las acciones se volvieron a recuperar, con esas ganancias compró oro barato y vendió hace unos días con pingues ganancias; visitaba a su novia venezolana a la que se está llevando para casarse, y me explicaba que aquella fluctuación del oro en los mercados internacionales era una mala señal en los mercados especulativos.
El oro es un valor muy estable, sólo fluctúa cuando hay problemas en el ambiente, ahora todo el mundo quiere comprar oro como una forma de proteger su dinero en contra de una posible nueva crisis financiera que se avizora en el horizonte, desde la última mega crisis del sistema financiero mundial, producto de las manipulaciones hipotecarias en los valores de las vivienda en Norteamérica, algunos economistas están anunciando una nueva recontra mega crisis que afectará los mercados financieros, será una situación global y muchas economías se derrumbarán, el problema es que nadie sabe cuándo, ni cómo, ni de dónde va a surgir el monumental descalabro.
Lo que sí se sabe, es que hay una gran prudencia en las bolsas del mundo, los inversionistas y sus agentes han preferido adoptar una estrategia de no arriesgarse mucho, esperar y ver lo que va a suceder, lo que ha provocado una desaceleración mundial de las economías en cuanto a inversión, que conjugado con los problemas arancelarios entre China y los EEUU, han provocado un hiato de angustia y expectativa en la confianza de las principales economías del mundo.
Me interesó el tema, sobre todo la parte de cómo las economías más avanzadas detectan esas supuestas amenazas y como se da ese comportamiento ante lo desconocido, como diferencian un rumor, una idea paranoica de algún grupo o sector, o simples manipulaciones interesadas con las verdaderos peligros del mundo real, en resumen, me intrigaba como hacían para predecir estas crisis, como las controlaban, de modo que le pedí me recomendara algunos autores sobre el asunto, y Bingo! Le di en el tema que más le apasiona, predecir el futuro en los mercados, justamente lo que él hace para vivir.
Fue de esta manera que conocí a profesores de economía e investigadores en los confines inexplorados de los modelos predictivos de la economía como son Don Ross, Doyne Farmer, John Sidorowich, Eric Beinhocker, Fotini Markopoulou, Steen Rasmussen, estos tres últimos del Instituto de Santa Fe en California, y otros más, que constituyen el movimiento de avanzada, en los EEUU e Inglaterra, en desentrañar los secretos profundos de la economía en el siglo XXI.
Gracias a una publicación de la afamada revista científica Edge, pude arrancar mi investigación con Ross y Farmer, sobre todo con Doyne Farmer quien es ahora Director del Programa de Economía Compleja de la Escuela de Economía de la Universidad de Oxford y también profesor de matemáticas y ahora encargado de liderar uno de los grupos de investigación más avanzados sobre cómo prevenir desastres en la economía.
Son grupos de profesionales e investigadores altamente calificados que tienen a su disposición las enormes cantidades de datos que integran los diversos sectores económicos, disponen de las herramientas adecuadas, las más grandes supercomputadoras en existencia, trabajan con las matemáticas más avanzadas, con modelos estadísticos y predictivos inventados por ellos mismos, con un acceso casi ilimitado a los grandes centros financieros y de control del mundo, bancos centrales, federales, agencias gubernamentales, banca privada, grupos de inversión, fondos de capitales… todos los números los manejan ellos, principalmente aquellos que sólo existen en el futuro.
Y Farmer tiene con qué, en sus años mozos mientras todavía era estudiante, diseñó junto con un amigo la primera computadora portátil que podía derrotar a las ruletas en los casinos anticipando el número ganador, hizo una montaña de dinero con su invento, no contento con ello, diseño el algoritmo más avanzado para su época para predecir el comportamiento de ciertas empresas que competían por captar inversión en la bolsa, estuvo años perfeccionándolo y con ello montó una empresa, la Prediction Company que prestaba servicios sobre volúmenes de información automatizada y análisis para grandes inversionistas, en el 2006 vendió su participación al Banco Unión de Suiza, en sus propias palabras: “Me fui de Prediction Company después de estar con ellos 8 años. Finalmente nos estaba yendo muy bien, con ganancias estables, fue una encrucijada en mi vida. Mi intención era estar allí por 5 años. Hice más dinero del que había planificado que ganaría. Y pensé, ¿Cómo me sentiré cuando esté muriendo en mi cama? ¿Diré que hice un montón de dinero, o diré que fui tras mi amor por las ciencias y que quizás haya hecho algo positivo por el mundo? Escogí esto último por supuesto”.
Desde su refugio en la academia ha participado en variados proyectos, sobre el mercado de la vivienda para el Banco de Inglaterra, ha incursionado en el sector de los seguros, en el tecnológico, lo que hace básicamente es copilar una enorme cantidad de data, le da un orden y crea un modelo, con ese modelo introduce variables, manipula índices y crea escenarios, finalmente hace sus predicciones.
Los críticos a esta aproximación a la economía, entre los que se encuentra Don Ross, alegan que esta manera de hacer economía con los grandes números tiene sus riesgos, en el sentido que es imposible reunir a todos los factores actuantes en un sector, aún más difícil es determinar su interrelación con otros que pudieran influirlo de manera determinante, y todavía más complicado estar pendiente de los detalles, ya que en los pequeños eventos, en los componentes individuales de una situación, podrían encontrase los precursores o los vórtices que originan los cambios drásticos en una crisis económica.
Un claro ejemplo fue lo que sucedió en el año 2006, previo a la crisis financiera del 2008, el Banco Federal de la Reserva de los EEUU venía trabajando con un modelo econométrico y cuando le hicieron la pregunta hipotética de ¿Qué pasaría si el valor de las viviendas bajaran de pronto veinte por ciento?, el que hizo esa preguntase olía algo en el aire, la respuesta fue, según el modelo habría cierto malestar en la economía en general, pero nada importante, dos años después los precios de las viviendas bajaron hasta un treinta por ciento y toda la economía entró en una pavorosa crisis de la cual apenas pudo recuperarse ¿Qué pasó? ¿Cómo pudo haber fallado aquel modelo consultado?
La respuesta estaba en que la economía general, vista como un todo podía asimilar un impacto como aquel de la pregunta, pero a nivel microeconómico, ningún banco comercial iba aguantar aquel golpe, y no fueron uno, dos o cinco, los bancos fueron cayendo como piezas en una línea de fichas de dominó, golpeándose uno contra los otros y poniendo engrave peligro a todo el sistema financiero.
Lo bueno fue, que ahora todos los modelos tienen acoples del sistema financiero con los índices macroeconómicos, estos se hacen más complejos y pesados y los algoritmos mucho más densos en sus estructuras, por lo que las predicciones son más arriesgadas, en economía es muy raro cuando se puede determinar de dónde saltará la liebre y eso es lo que tiene a los inversionistas agarrados de sus escritorios esperando la próxima crisis.
El mismo Farmer alega: “Lo primero que hay que decir es que predecir es un problema duro. En economía es mucho más difícil que en física porque la gente piensa. Si uno hace una predicción sobre el futuro de la economía, la gente responde a tus predicciones, la invalidan automáticamente comportándose de una manera que crean un futuro diferente. Hacer predicciones sobre economía es mucho más difícil que usar la física para predecir el comportamiento del mundo natural”.
-saulgodoy@gmail.com




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