Estas
fiestas navideñas fue una oportunidad de encuentros con gente que no veía hacía
bastante tiempo, entre ellos un amigo finlandés que vive ahora en New York y es
un operador bursátil, trabaja como consultor independiente (para él y unos
pocos clientes), invierte cantidades de dinero pequeñas para el cúmulo de
inversiones que se dan en ese ruedo, pero gigantescas si las medimos en términos
de nuestra economía.
Logró
hacerse con una pequeña fortuna comprando barato cuando las acciones de la
Volkswagen se fueron al suelo, fue cuando a ese gigante automotriz le
descubrieron la trampa de los catalizadores en sus sistemas de combustión que
no daban los valores que ellos aseguraban obtener, y vendió caro cuando las
acciones se volvieron a recuperar, con esas ganancias compró oro barato y
vendió hace unos días con pingues ganancias; visitaba a su novia venezolana a
la que se está llevando para casarse, y me explicaba que aquella fluctuación
del oro en los mercados internacionales era una mala señal en los mercados
especulativos.
El
oro es un valor muy estable, sólo fluctúa cuando hay problemas en el ambiente,
ahora todo el mundo quiere comprar oro como una forma de proteger su dinero en
contra de una posible nueva crisis financiera que se avizora en el horizonte, desde
la última mega crisis del sistema financiero mundial, producto de las
manipulaciones hipotecarias en los valores de las vivienda en Norteamérica,
algunos economistas están anunciando una nueva recontra mega crisis que
afectará los mercados financieros, será una situación global y muchas economías
se derrumbarán, el problema es que nadie sabe cuándo, ni cómo, ni de dónde va a
surgir el monumental descalabro.
Lo
que sí se sabe, es que hay una gran prudencia en las bolsas del mundo, los
inversionistas y sus agentes han preferido adoptar una estrategia de no
arriesgarse mucho, esperar y ver lo que va a suceder, lo que ha provocado una
desaceleración mundial de las economías en cuanto a inversión, que conjugado
con los problemas arancelarios entre China y los EEUU, han provocado un hiato
de angustia y expectativa en la confianza de las principales economías del
mundo.
Me
interesó el tema, sobre todo la parte de cómo las economías más avanzadas
detectan esas supuestas amenazas y como se da ese comportamiento ante lo
desconocido, como diferencian un rumor, una idea paranoica de algún grupo o
sector, o simples manipulaciones interesadas con las verdaderos peligros del mundo
real, en resumen, me intrigaba como hacían para predecir estas crisis, como las
controlaban, de modo que le pedí me recomendara algunos autores sobre el asunto,
y Bingo! Le di en el tema que más le apasiona, predecir el futuro en los
mercados, justamente lo que él hace para vivir.
Fue
de esta manera que conocí a profesores de economía e investigadores en los
confines inexplorados de los modelos predictivos de la economía como son Don
Ross, Doyne Farmer, John Sidorowich, Eric Beinhocker, Fotini Markopoulou, Steen Rasmussen,
estos tres últimos del Instituto de Santa Fe en California, y otros más, que
constituyen el movimiento de avanzada, en los EEUU e Inglaterra, en desentrañar
los secretos profundos de la economía en el siglo XXI.
Gracias a una publicación de la afamada revista científica Edge, pude arrancar mi investigación con
Ross y Farmer, sobre todo con Doyne Farmer quien es ahora Director del Programa
de Economía Compleja de la Escuela de Economía de la Universidad de Oxford y
también profesor de matemáticas y ahora encargado de liderar uno de los grupos
de investigación más avanzados sobre cómo prevenir desastres en la economía.
Son grupos de profesionales e investigadores altamente calificados que
tienen a su disposición las enormes cantidades de datos que integran los
diversos sectores económicos, disponen de las herramientas adecuadas, las más
grandes supercomputadoras en existencia, trabajan con las matemáticas más
avanzadas, con modelos estadísticos y predictivos inventados por ellos mismos,
con un acceso casi ilimitado a los grandes centros financieros y de control del
mundo, bancos centrales, federales, agencias gubernamentales, banca privada,
grupos de inversión, fondos de capitales… todos los números los manejan ellos,
principalmente aquellos que sólo existen en el futuro.
Y Farmer tiene con qué, en sus años mozos mientras todavía era
estudiante, diseñó junto con un amigo la primera computadora portátil que podía
derrotar a las ruletas en los casinos anticipando el número ganador, hizo una
montaña de dinero con su invento, no contento con ello, diseño el algoritmo más
avanzado para su época para predecir el comportamiento de ciertas empresas que
competían por captar inversión en la bolsa, estuvo años perfeccionándolo y con
ello montó una empresa, la Prediction Company que prestaba servicios sobre
volúmenes de información automatizada y análisis para grandes inversionistas,
en el 2006 vendió su participación al Banco Unión de Suiza, en sus propias
palabras: “Me fui de Prediction Company
después de estar con ellos 8 años. Finalmente nos estaba yendo muy bien, con
ganancias estables, fue una encrucijada en mi vida. Mi intención era estar allí
por 5 años. Hice más dinero del que había planificado que ganaría. Y pensé,
¿Cómo me sentiré cuando esté muriendo en mi cama? ¿Diré que hice un montón de
dinero, o diré que fui tras mi amor por las ciencias y que quizás haya hecho
algo positivo por el mundo? Escogí esto último por supuesto”.
Desde su refugio en la academia ha participado en variados proyectos,
sobre el mercado de la vivienda para el Banco de Inglaterra, ha incursionado en
el sector de los seguros, en el tecnológico, lo que hace básicamente es copilar
una enorme cantidad de data, le da un orden y crea un modelo, con ese modelo
introduce variables, manipula índices y crea escenarios, finalmente hace sus
predicciones.
Los críticos a esta aproximación a la economía, entre los que se
encuentra Don Ross, alegan que esta manera de hacer economía con los grandes
números tiene sus riesgos, en el sentido que es imposible reunir a todos los
factores actuantes en un sector, aún más difícil es determinar su interrelación
con otros que pudieran influirlo de manera determinante, y todavía más
complicado estar pendiente de los detalles, ya que en los pequeños eventos, en
los componentes individuales de una situación, podrían encontrase los
precursores o los vórtices que originan los cambios drásticos en una crisis
económica.
Un claro ejemplo fue lo que sucedió en el año 2006, previo a la crisis
financiera del 2008, el Banco Federal de la Reserva de los EEUU venía trabajando
con un modelo econométrico y cuando le hicieron la pregunta hipotética de ¿Qué
pasaría si el valor de las viviendas bajaran de pronto veinte por ciento?, el
que hizo esa preguntase olía algo en el aire, la respuesta fue, según el modelo
habría cierto malestar en la economía en general, pero nada importante, dos
años después los precios de las viviendas bajaron hasta un treinta por ciento y
toda la economía entró en una pavorosa crisis de la cual apenas pudo
recuperarse ¿Qué pasó? ¿Cómo pudo haber fallado aquel modelo consultado?
La respuesta estaba en que la economía general, vista como un todo podía
asimilar un impacto como aquel de la pregunta, pero a nivel microeconómico,
ningún banco comercial iba aguantar aquel golpe, y no fueron uno, dos o cinco,
los bancos fueron cayendo como piezas en una línea de fichas de dominó,
golpeándose uno contra los otros y poniendo engrave peligro a todo el sistema
financiero.
Lo bueno fue, que ahora todos los modelos tienen acoples del sistema
financiero con los índices macroeconómicos, estos se hacen más complejos y
pesados y los algoritmos mucho más densos en sus estructuras, por lo que las
predicciones son más arriesgadas, en economía es muy raro cuando se puede
determinar de dónde saltará la liebre y eso es lo que tiene a los
inversionistas agarrados de sus escritorios esperando la próxima crisis.
El mismo Farmer alega: “Lo primero
que hay que decir es que predecir es un problema duro. En economía es mucho más
difícil que en física porque la gente piensa. Si uno hace una predicción sobre
el futuro de la economía, la gente responde a tus predicciones, la invalidan
automáticamente comportándose de una manera que crean un futuro diferente.
Hacer predicciones sobre economía es mucho más difícil que usar la física para
predecir el comportamiento del mundo natural”.
-saulgodoy@gmail.com
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