miércoles, 24 de julio de 2019

El primer escritor de technothrillers




Dentro de las novelas de ficción que tienen que ver con el desarrollo de nuevas armas (no confundir con la ciencia ficción) hay una rama, sobre todo en Norteamérica que se fue por el lado de los desarrollos militares; esto tiene su explicación al reconocer que USA es un país esencialmente guerrero, que no sólo tiene uno de los ejércitos más grandes del mundo, sino el más moderno, el mejor equipado y el que ha estado involucrado en más guerras desde su creación. Esto es así por dos factores fundamentales, primero, tienen un Departamento de Defensa que maneja uno de los presupuestos más sustanciosos y mejor administrados para el desarrollo de alta tecnología aplicada al combate, tanto en tierra, aire, mar como para el espacio exterior; el segundo factor es que su posición geopolítica lo ha convertido en un árbitro de conflictos globales, teniendo que recurrir a la fuerza para salvaguardar sus intereses y los de sus aliados contra enemigos comunes.
El tema es una mina de oro para escritores, entre ellos novelistas, guionistas, diseñadores de juegos, de comics, que se ganan la vida alimentando una serie de personajes y situaciones, derivados de la guerra moderna, para la industria del entretenimiento, sobre todo en el género de la aventura y el desarrollo de nuevas armas.
Muchos de estos autores reconocen como sus antepasados a escritores como Verne y Wells, y hay en el género de la ciencia ficción (literatura de anticipación, para algunos) contribuciones que se entrecruzan y polinizan los distintos relatos; pero luego de la Segunda Guerra Mundial y una vez que la Guerra Fría mutó en guerras híbridas, apareció una serie de escritores que incursionó en las aventuras del soldado del futuro o de las nuevas armas disponibles, que se constituirían en amenazas para el mundo si caían en manos de los enemigos de occidente, y tomaban parte en la tarea para los nuevos héroes que, con tecnología de punta, iban a resolver situaciones de peligro.
Ése fue el nacimiento de los Technothriller, o aventuras de alta tecnología, principalmente de uso militar, con personajes que en su mayor parte son militares o funcionarios que trabajan para el gobierno de manera encubierta.
En los años sesenta los tuvimos, principalmente, en la rama del espionaje; el escritor británico Ian Fleming, creador de James Bond, se ocupó de brindarle a su personaje una cantidad de estos desarrollos tecnológicos basados en la miniaturización, láseres y altos explosivos, pero todavía no habían aparecido las aventuras militares, que vendrían posteriormente, de la mano de escritores como Clive Cussler, con sus aventuras submarinas, o Dale Brown, con sus guerreros de la Fuerza Aérea, o el mismo Tom Clansy, considerado el maestro del género, con personajes como Jack Ryan, o el inolvidable Michael Crichton, con sus novelas sobre corporaciones de dudosos objetivos, de las que emergieron joyas como Parque Jurásico, Congo, Sol Naciente o Rescate en el Tiempo, todas exitosas películas.
Fue temprano, en los setenta, cuando aparece una novela llamada Cyborg (1972), de Martin Caidin, escritor que venía de probar la fama con otra novela sobre viajes espaciales, titulada Marooned (1968), de la cual hizo una película de gran éxito, con Gregory Peck (también trabajaron en esa producción Richard CrennaDavid JanssenJames FranciscusGene Hackman), y trata del recate de un astronauta que queda a la deriva en el espacio.
Cyborg marcó una época y, dicen, fue el inicio del movimiento de los technothrillers; es la historia de un piloto de pruebas, de nombre Steve Austin, quien sufre un aparatoso accidente y el Pentágono decide salvarle la vida utilizando partes mecánicas desarrolladas como biónicas para remplazar las que perdió. La novela tuvo un éxito inmediato y fue utilizada para la famosa serie televisiva The Six Million Dollar Man (El Hombre Biónico); Austin también escribió los primeros guiones para la serie The Bionic Woman.
Ya para ese momento, Martin Caidin tenía una muy bien ganada fama como experto en el área aeronáutica; había publicado diversos libros y artículos, sobre todo en viajes espaciales, cohetería, aviones de guerra, la historia del paracaidismo… era piloto y su experticia lo hizo acreedor de varios honores, entre ellos, voló con el equipo de demostraciones de la Fuerza Aérea Norteamericana, los Thunderbirds, fue miembro honorario de los Caballeros de Oro, el equipo de demostración de paracaidistas del ejército, atravesó el Atlántico con una cuadrilla de bombarderos B-17 hacia Inglaterra, vía Los Azores, en celebraciones sobre la victoria aliada en Europa.
A su cuenta y riesgo, compró y reconstruyó un Junker JU 52, el avión más pesado construido para la Luftwafe alemana, el único en su tipo que existía en el mundo con capacidad de vuelo. Piloteando su avión, ganó la certificación de hacerlo despegar en menos de 120 metros de pista; en una demostración voló con 19 personas de pie sobre una de sus alas. Le dio a su avión el nombre de Ana de Hierro y, con él, recorrió varios países, participando en shows aeronáuticos; finalmente, en 1984 se lo vendió a la línea aérea Lufthansa que, desde entonces, lo mantiene en exhibición.
Caidin escribió el único manual operativo que existe para el avión Messerschmitt Bf 108, aprobado por las autoridades aeronáuticas, y ha escrito extensamente sobre materiales, propulsión, aerodinámica, seguridad… fue reconocido como experto en el área.
Martin Caidin escribió una gran cantidad de novelas de ciencia ficción, entre ellas una secuela de Buck Rogers, y uno de sus libros, La Conspiración Mendelov (1971), se convirtió en una novela de culto entre los creyentes en teorías conspirativas; al poco tiempo de haber salido publicada fue recogida, sin ninguna explicación, y durante mucho tiempo era difícil conseguirla; tuve la suerte de que el año de mi llegada a los EEUU, para iniciar mis estudios, pude comprar un ejemplar, que aún conservo, porque no se ha vuelto a reimprimir y su precio para coleccionistas es alto.
La historia trata de un avistamiento de un UFO en Nebraska, que se convierte en un problema militar por haber afectado silos de misiles nucleares; el personaje principal es un periodista, quien es perseguido por sus investigaciones, y para llegar a la verdad tiene que sacrificar su carrera y casi su vida. Para escribir este libro, Caidin investigó todos los encubrimientos del gobierno en casos similares y los ufólogos piensan, no sin razón, que el autor publicó secretos que molestaron a mucha gente en su tiempo.
En el libro de Stan Deyo, La Conspiración Cósmica (1998) dice lo siguiente:

La Conspiración Mendelov de Martin Caidim fue publicado en 1972. Martin tenía otras seis obras en las librerías vendiéndose muy bien. El único de sus siete libros que fue retirado de las ventas o era extremadamente difícil de conseguir era La Conspiración Mendelov. La razóndebería ser obvia para quienes tuvieron la suerte de leer el libro. Está levemente disimulado en la forma de ciencia ficción una trama para apoderarse del mundo. La conspiración encabezada por el Dr. Vadim Mendelov (un físico cuyos datos biográficos se parecen a los del Dr. Edward Teller o al ruso Dr. Andrei Sakharov…Sakaharov,,, Mendelov… hum-m-m…) Los conspiradores son descubiertos por un periodista norteamericano que trabaja para un gran diario…(¿Recuerdan a Ansel E. Talbert?). El periodista- de nombre Brady- escribe una serie de artículos… El hecho increíble es que la nave extraterrestre que se construyó en el libro se hizo con la tecnología existente- la de ahora. Los nombres de los principales protagonistas y de las grandes corporaciones aeronáuticas que aparecen en el libro fueron cambiados para ocultar los verdaderos nombres de los conspiradores- a quienes el mismo Caidim había logrado identificar. ¿Por qué Martin Caidim escribió ese libro? ¿Por qué lo escondieron cuando la demanda por el mismo aumentó?

El otro dato interesante es que Caidim escribió dos de las novelas que conformaban la serie de Indiana Jones, el proyecto de Spilberg (piratas del cielo,1993, y la Bruja Blanca, 1994).
A mediado de los ochenta, Caidin se dedicó a un programa de televisión muy controversial, Face to face, donde hacía de entrevistador de personajes sumamente radicales, de todos los extremistas que en ese momento lideraban grupos minoritarios violentos, entre ellos las cabezas del Partido Nazi Norteamericano, la Nación Aria, la John Birch Society, y al rabino Meir Kahane, de La Liga de Defensa Judía, quien moriría abaleado al poco tiempo en el lobby de un hotel.
Declaró en algún momento poseer poderes mentales, telequinesis, el poder mover objetos físicos a distancia con sólo concentrarse en ello… fue prácticamente perseguido por el mago y posterior cazador de fraudes psíquicos James Randi, para que probara sus poderes ante unos expertos y el público, pero nunca se pudo hacer la prueba, ya que Caidin moriría de cáncer en Florida en 1997, cuando tenía 69 años.
Martin Caidin fue reconocido tardíamente como un escritor de ciencia ficción, ya que sus editores se habían empeñado en publicar sus obras bajo el género de aventuras militares, pero obras suyas, como La última cuenta regresiva, La Maquina Dios, High Crystal, Mision Acuario y muchas otras, forman parte de esa gran biblioteca del genero.
Sus ficciones tuvieron una enorme influencia sobre los programas espaciales; cuando se publicó su novela Marooned, y posteriormente con su llevada a la gran pantalla, ante la posibilidad cierta de que algún viajero espacial pudiera quedar varado en el espacio, y siendo los rusos la competencia, era necesario contar con un mínimo de tecnologías compatibles para poderse auxiliarse en caso de que algo saliera mal, Caidin logró poner a trabajar a los norteamericanos y rusos, en conjunto, para estandarizar algunas piezas y componentes de sus naves espaciales, como compuertas, tubos de conexión, sellos, mangueras y otros elementos vitales, con la finalidad de poder auxiliarse mutuamente si ocurrieran accidentes o hubiera la necesidad de rescates de tripulaciones en el espacio.   -   saulgodoy@gmail.com

 


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