miércoles, 21 de agosto de 2019

El universo como un laberinto de patrones



La Mente es un patrón percibido por una mente. Esto es quizás circular, pero de ninguna manera es vicioso o paradójico.

Douglas Hofstadter (1981)

De las disciplinas emergentes como, la filosofía de la mente y la Inteligencia Artificial (IA), están surgiendo una nueva manera de vernos y entender el mundo, se trata del sistema de patrones desarrollados por los programadores para que sus máquinas puedan reconocer los ambientes a que se ven expuestas y maniobrar exitosamente en ellos, también la manera como “piensan” un gran número de los nuevos robots y computadoras; las máquinas ven y solucionan problemas basados en patrones de la realidad y el conocimiento por áreas, que no es otra cosa que capas y capas de patrones sobre las que tienen que elaborar sus decisiones.
Esta aplicación y concepto de inteligencia cibernética, ha impactado la manera en que los filósofos de la mente han direccionado sus búsquedas sobre cómo trabaja el cerebro humano, para llevarnos a través de la realidad y sobrevivir con éxito, y efectivamente, el mundo funciona a la perfección cuando lo tratamos como si fuera un sistema complejo de patrones.
Nos dice el profesor Efrain Turban, de la Universidad de California en Long Beach, en su libro Expert Sistems and applied Artificial Inteligence (1992) lo siguiente:

Las computadoras pueden ser usadas para reunir información sobre objetos, eventos o procesos; y, por supuesto, las computadoras pueden procesar grandes cantidades de información que las personas no pueden. Pero la gente, sin embargo, de manera instintiva hacen cosas que son muy difíciles de programar en una computadora: pueden reconocer relaciones entre las cosas; sienten cualidades; y pueden descubrir patrones que explican como diferentes objetos se relacionan entre ellos. Una foto en un periódico no son más que una colección de pequeños puntos negros, y sin embargo, sin ningún esfuerzo, la gente descubre patrones que revelan rostros y otros objetos en esas fotos. De igual manera una de las formas en que los humanos le encuentran sentido al mundo es reconociendo los patrones las relaciones y patrones que los asiste a obtener significados de los objetos y eventos con los que se encuentran. Si las computadoras van a ser más inteligentes, tienen que poder hacer esas mismas asociaciones entre las cualidades de los objetos, eventos y procesos como le es natural a la gente.

En el mundo de la IA las máquinas aparentan razonar utilizando reglas de aplicación o heurística, en sus búsquedas de respuestas, y hacen inferencias empleando el método de comparar patrones. La IA, utiliza la comparación de patrones en términos de sus relaciones lógicas y computacionales hasta lograr características que integran la respuesta que buscan.
Pero, ¿Qué es un patrón? Podríamos definirlo como la más simple representación de algo; en el mundo de la computación cuando uno reduce una imagen, no solo la reduce en bits que deben ser guardados, comprimidos, sino también en tiempo de ejecución de la tarea, en el caso de la mente humana, basta que veamos brevemente el perfil de alguien en condiciones precarias de luz y ruido, apenas sus líneas más básicas, para que nuestra mente reconstruya la identidad de la persona, y le atribuyamos a ese perfil, un nombre- Esa que pasó por allí era Susana.
El patrón debe poder definir, representar o producir ese objeto, evento o proceso sin dificultad, basta con la información básica, nuestra mente (un sistema de patrones) reconstruirá en base a pasadas experiencias, relaciones, atributos, recuerdos, la información completa.
Marcus Hutter, un experto en inteligencia dijo en un trabajo reciente, que la inteligencia era la habilidad de obtener metas complejas en ambientes complejos, y definía la complejidad como algo muy rico en variedad de patrones, muchos científicos y filósofos están viéndola mente como eso, una colección de patrones asociado a un proceso dinámico y persistente que obtiene patrones de alta densidad en ambientes de múltiples patrones.
Por supuesto, hay otras maneras de ver la mente humana, pero esta que les comento es lo último que ha surgido en las universidades y laboratorios de primera línea en investigaciones sobre la naturaleza de la consciencia, pero esto va mucho más allá, y si me han seguido hasta aquí, vamos a especular con ciertas hipótesis que para algunos pueden resultar descabelladas.
El investigador, filósofo y empresario brasilero-norteamericano Ben Goertzel, del cual ya hemos escrito anteriormente, en su trabajo publicado en la revista International Journal of Machine Consciousness, cuyo título es bastante esotérico, Modelos Hiperset del yo, de la voluntad y de la consciencia reflectiva (2011), los hipersets son modelos de matemáticas avanzadas que explican, por medio de la Teoría de los Conjuntos, la pertenencia circular de sus estructuras en el conjunto, cosa que está plenamente negada en la teoría formal, Goertzel elabora estas ecuaciones que utiliza en varias de sus investigaciones en IA, más o menos se explica de esta manera: Si un conjunto A se construye de un conjunto B (o de algún otro conjunto perteneciente a B), entonces el conjunto B no puede ser construido del conjunto A (o de ningún otro conjunto que pertenezca al conjunto A).
La fórmula, que ni la voy a explicar ni la voy a mostrar (consigan el artículo que se encuentra en internet), permite precisamente esta posibilidad de B=A tratadas como conjunto.
Goertzel en su hipótesis asegura, y la idea tiene mucho tiempo rodando y varios científicos y filósofos que la apoyan (Douglas Hofstadter, G. Spencer-Brown, Louis Kaufmann, y Francisco Varela), y nuestro autor tiene un libro dedicado exclusivamente al desarrollo de esta idea, que se titula El Patrón Oculto (2006) y que lo recomiendo altamente, donde asevera y explica que hay un tipo de conciencia que está presente en todo lo que existe, que hay una conciencia universal que impregna todo lo creado, rocas, animales, plantas, fuego, energía, galaxias… que no es el mismo tipo de conciencia que implica un yo fenomenológico, o una voluntad, o una conciencia reflectiva como en el caso de nosotros los humanos, pero es el sustrato sobre el que la teoría de los patrones funcionaría a la perfección.
En la esquina opuesta se encuentra la teoría materialista que niega la conciencia como fenómeno asociado a otro tipo de patrón sino a las estructuras físicas que componen el mundo, apenas y sería un epifenómeno producto de la dinámica de esas estructuras, en el caso de estas “experiencias subjetivas” reportadas por los sujetos como vivencias, trucos que nos juega nuestra biología, entre sus proponentes se encuentra Daniel Dennett.
En su libro El Manifiesto Cosmista (2016) Ben Goerrtzel nos dice:

El patrón específico que somos, mentes humanas, está íntimamente ligado a nuestros cuerpos humanos, y a la manera en que recordamos e interactuamos en el mundo en el que nuestros cuerpos viven. Somos unas mentes corporizadas, como mentes asociadas con un particular sistema físico, estamos atados a los sensores y reguladores de ese sistema. Jack Kerouac se describía a sí mismo como “otra alma atrapada en un cuerpo”- y a sí me siento a menudo- pero esa no es toda la historia. Nosotros pensamos con nuestros corazones, pulmones, sistemas digestivos y genitales y para usted de contar- no sólo con nuestros cerebros. Si usted tomara un cerebro humano y lo conectara a un tipo diferente de cuerpo- o lo dejara entendiendo en el vacío, sin cuerpo,rápidamente se auto-organizaría en algo radicalmente diferente que sólo marginalmente podría llamarse “humano” o sería “la misma mente” que antes.

Todo el asunto va en una dirección, y es que desarrolladores de IA como Goertzel, están seguros de poder alcanzar por medio de sus trabajos en robótica, un nuevo compañero para nosotros los humanos, no solo inteligente, mucho más inteligentes que nosotros, inmortales y perfectos, sino con conciencia, que podría ayudarnos a ingresar a una nueva etapa ya no del desarrollo humano, sino del posthumano, y para allá es donde apunta el futuro.   -   saulgodoy@gmail.com






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