jueves, 28 de noviembre de 2019

Incapaces de manejar la realidad,




El discurso exterioriza los conflictos políticos e ideológicos del momento. El dialogismo de sus palabras es filosofía práctica dándole batalla contra el idealismo y la metafísica religiosa, en contra de la épica. Constituye el pensamiento político y social de una era peleando en contra de la teología, en contra de la ley.

Julia Kristeva, comentarios al discurso minnepeo

En la opinión de algunos científicos y filósofos la mente humana se la pasa trabajando sin descanso para intentar comprender eso que llamamos la realidad, pero al final de la jornada con lo único que nos encontramos es con conceptos y teorías limitadas que nunca rinden una explicación satisfactoria sobre nuestro mundo y quienes somos… pero es lo único que tenemos, conceptos y teorías, por lo que es importante que estemos claros de sus contenidos y alcances.
A estas alturas de nuestro siglo, estamos contestes de que nunca vamos a poder hacernos una idea de nuestra realidad, debido entre otras cosas, porque nunca vamos a disponer de todos los elementos que la conforman, hay partes importantes de nuestra realidad que nos está negada, porque simplemente no podemos percibirla, eso nos lo dicen los instrumentos y sensores con los que exploramos el mundo, nos lo dice también las matemáticas y la física que nos hablan de dimensiones y espacios que deberían estar allí, lo presiente nuestra intuición, hay fuerzas, estados, entes y estructuras que no las vemos, pero que nos influyen.
De modo que, por los momentos, siempre vamos a estar un poco desconectados de nuestra realidad, y como nuestra naturaleza no acepta vacíos, y menos de esta clase, esos faltantes los vamos a llenar con ilusiones que creamos nosotros mismos, o que las pedimos prestadas de los demás, el problema es, que una vez que nuestra consciencia está trabajando con una ilusión, con un constructo ideal, dogmático o normativo, no vamos a poder ver las cosas como son en realidad.
Tremenda paradoja, y como ella hay muchas otras, las paradojas son aparentes contradicciones que surgen principalmente del uso de nuestra lógica y el lenguaje, ambas herramientas son limitadas en sí mismas, pero son nuestras únicas guías hacia la verdad.
El Dr. Ben G. Yacobi, físico del Imperial College de Londres y de la Universidad de Harvard, nos dice en su artículo The Human Dilema, 2013 lo siguiente:

Uno puede distinguir entre una realidad aparente y la realidad última, también entre la realidad física o independiente de nosotros los humanos y la realidad mental o elaborada por los humanos. La realidad física se define extendida en el espacio, con propiedades físicas como masa, y existiendo independientemente del observador. La realidad mental no tiene extensión en el espacio y existe solamente en la mente del individuo, su existencia depende del observador. Pero cuando uno piensa en términos de árboles y rocas o de partículas atómicas y cuantas de luz, esta realidad aparece a los observadores humanos como representaciones parciales de la realidad última. Es vital distinguir entre estos tipos de realidad, y entre la representación de la realidad en la mente y la realidad en sí misma.

Pero igualmente importante es distinguir entre un dogma, opinión, ideología o creencia de algún tercero interesado en que creamos o veamos la realidad tal y como él la ve, en el caso de los políticos esta es su función natural; su profesión y actividad es la de hacer que usted y yo concurramos en su idea de la realidad para poder actuar sobre ella, de acuerdo a un plan y bajo su dirección, con el fin de modificarla de acuerdo al interés del político, que quiere que sea su mismo interés, para hacerlo juntos, para apoyarse mutuamente, para que vote por él y su partido, que ya tienen una visión de la realidad elaborada y completa para el país.
Las realidades políticas tienden a ser las más complejas de todas, pues abarcan no sólo un gran número de personas, necesidades, recursos, medios e ideas, sino que pretenden hacerse dueños de la situación y obligar a los factores y componentes de esa realidad a que se amolden a un plan con el cual creen hacer a la sociedad más justa, próspera y feliz.
Tamaña responsabilidad la de un político que se atreva a esto, y enorme el riesgo que toman las personas en creerle al político que pueden hacer lo que propone, justo cuando cada uno de nosotros está tratando de descifrar nuestra realidad individual.
Pero nuestro caso (el venezolano) va mucho más allá, es todavía más difícil y arriesgado, pues estamos viviendo bajo el poder político de una tiranía totalitaria, violenta  e irracional, que ha roto con el pacto democrático que nuestra sociedad se dio, este quiebre lo hicieron por medio de las armas y el terror, y quieren imponerse, de manera que la vida política del país dependa de ellos.
En el bando contrario, en la supuesta oposición democrática, se encuentran una serie de organizaciones políticas que están constituidas bajo una ideología socialista internacional (socialdemocracia, democracia cristiana, socialismo, progresismo, comunismo, etc.) y esto es así porque han recogido las ideologías de otros partidos y países y los han hecho suyo, no conozco a ninguno que sea autónomo y original en el desarrollo de su propia idea de socialismo, y haya creado su propio sistema político, o sea, independiente de los sistemas y el dogmas socialistas del siglo XIX.
Las ideología recogen una serie de valores, creencias y opiniones de un grupo, con las cuales interpretan el mundo, y asumen puntos de vista sobre la naturaleza humana, eventos históricos, realidades presentes y posibilidades a futuro; el problema con el político venezolanos y con quienes comparten estas ideologías, es que la mayoría de la gente, ignora precisamente la ideología.
Quienes se dicen socialistas difícilmente pueden sostener una argumentación profunda sobre esas ideas, no las manejan adecuadamente, muchos las ignoran, aunque de manera muy general asumen posiciones y dicen de sí mismos tratarse de personas, justas, solidarias, igualitarias, con una especial disposición de ayudar a los menos favorecidos de la sociedad, y como se trata de acciones colectivas, creen en un estado interventor y benefactor.
Más allá de esta generalidades, los miembros del partido y sus simpatizantes, lo que hacen es seguir los lineamientos del partido exigidos por sus líderes, y estos tampoco se ajustan al ideal socialista sino más bien tiende a ser pragmáticos, a resolver los problemas de acuerdo a como vayan presentándose, no hay rigor ideológico en este sentido, o uno muy tenue.
Eso es así en la mayor parte del mundo, si quiere encontrase con expertos en ideologías tiene que irse a universidades, o contactar con especialistas o leer a los periodistas que cubren el tema, de resto, sean de derecha o de izquierda, los políticos rara vez tiene opiniones informadas sobre la ideología que dicen seguir.
¿Entonces como resuelven los problemas políticos de sus localidades y países? El asunto se vuelve una pregunta retórica y circular, pues la respuesta que probablemente obtenga, es porque son políticos, lo político entendido como un don, un instinto, algo que se aprende en el oficio, dentro de los partidos, pateando calle, ocupando cargos y escuchando a la gente… las respuestas son de orden esotérico, sólo para iniciados.
Lo que sí vamos a dejar claro es que los políticos, igual que todos nosotros, recurren al lenguaje, a ciertas narrativas, no solo para describir el mundo y comunicar sus ideas sobre el mismo, sino que esos discursos están cargados con un gran poder y conocimiento sobre lo que motiva a las personas, convirtiendo esos discursos en eficaces herramientas para modificar comportamientos en nuestra cultura.
En los discursos de nuestros políticos hay intenciones ocultas cuando describen una supuesta realidad, y como ellos tienen acceso a los medios de comunicación masiva, estos mensajes se repiten y llegan a un gran conglomerado de personas, quienes al no estar conscientes de la naturaleza de los mismos, y gracias a la elocuencia e imagen de los interlocutores, de las organizaciones que los apoyan, y la muy bien urdida campaña mediática que hay tras ellos, el mensaje penetra con facilidad en las mentes más vulnerables, y se hace parte de esa realidad, o por lo menos del sentido que los políticos buscan darle a esa realidad.
Estos discursos lo que hacen, es confirmar nuestra angustia existencial ante las consecuencias de las acciones de quienes manejan el estado, una pésimas políticas públicas, una economía en desbarajuste y un orden perdido, en el caso venezolano, sometido por la arbitrariedad de unos agentes cubanos; los políticos se meten dentro de nuestra ropa interior para hacernos sentir culpables y movernos a pensar que son sólo ellos los que pueden cambiar nuestra situación, que si ellos dicen ¡Brinca! Debemos brincar todos unidos… al final se justifican diciéndonos, que ellos son todo lo que tenemos, que no hay salida que no pase por sus manos.
Si a estas alturas de nuestra historia nos vamos a tragar el cuento de que los políticos todos, son personas bien intencionados cuyo único fin e interés es el bienestar de la colectividad empezamos con una gran desventaja; los políticos responden a intereses, de sus ideologías, de sus organizaciones, de quienes los financian, de quienes lo apoyan, de sus propios círculos de asociados y amigos, de poderes foráneos, de infinidad de fuerzas que los usan como fichas en el juego por el poder.
Lo que una persona medianamente informada e inteligente debería hacer, es buscarse al político cuyas ideas estén más o menos en consonancia con las suyas propias, que le merezca un mínimo de credibilidad y apostar a su desempeño en la carrera por ganarse la voluntad popular.
Lo que la mayoría de los venezolanos hace es otra cosa, no buscan un político sino un salvador, un mesías, un jefe, un padre o un héroe, y bajo estas premisas nuestros políticos olfatean el ambiente, su electorado y preparan sus narrativas de acuerdo a las circunstancias, somos un pueblo con un pasado lleno de figuras políticas muy destacadas, verdaderos caudillos y hombres fuertes que supieron conducir a las masas de este país a realizar gestas increíbles.
Nuestro imaginario y expectativas están influenciadas por estas historias que nos han infantilizado, que no nos han permitido madurar políticamente, y nuestras organizaciones políticas prefieren que nos quedemos así, entendiendo la política como una acto eminentemente electoral, entendiendo nuestros derechos políticos como votar y punto, lo demás queda a cargo del partido y sus líderes.
Esa falta de madurez política nos han traído a estas playas, le abrimos las puertas a la tiranía y ahora no nos la podemos quitar de encima, y todo nuestra estructura política es incapaz de solucionar la crisis, de hecho, ese continuo intento de negociar con criminales y usurpadores por una salida “pacífica y constitucional” es simplemente el reflejo de un fracaso histórico, y el discurso de nuestros políticos es un reflejo de ello, como también lo es el autismo que sufre nuestro pueblo creyéndose los discursos de unos políticos inoperantes y caducos.
Escuchemos por un instante los discursos de nuestros políticos, tanto de los del gobierno tiránico como los de la oposición ¿De qué hablan? De socialismo, en todas sus fragancias y colores, se refieren a un pueblo, soberano, colectivizado, solidario, pacífico, dependiente de un estado fuerte, centralizado, benefactor, que reparte equitativamente la riqueza nacional, estos discursos son un prisma que reflejan como percibimos, interpretamos y evaluamos el universo a nuestro alrededor.
Hay en esos discursos implícito un concepto horrible sobre la naturaleza del venezolano, somos ganado, somos masa, la gran mayoría quisiera calzar los zapatos de eso que llaman proletariado, un ente colectivo y amorfo al que hay que atender porque somos incapaces de proveernos por nuestros propios medios, no podemos movilizarnos ni tomar decisiones por nuestra cuenta, necesitamos un guía, un pastor que nos señale el camino, y allí se montan una serie de individuos con características de “machos alfa”, gente confiada, segura de sí misma, que nunca se equivoca y su tarea principal consiste en alabarnos, en decirnos que tan grande e inteligente somos, que vivimos en el mejor país del mundo, y que ellos, los políticos sólo sirven a nuestros intereses.
Volvamos al principio, si como nos dice el Dr. Yacobi tratamos de no caer en ilusiones sobre la realidad porque sería muy fácil perdernos, debemos conservar una claridad acerca de nuestra situación, de la fragilidad de nuestra realidad, para dejarnos convencer o aceptar sin análisis unos discursos prestados, que no son nuestros, en boca de personas que necesitan de todo un aparato mediático, de manejadores de imagen, de periodistas, de fotógrafos, de politólogos que bendicen con sus obviedades científicas el discurso, y apologistas pagados para crear una persona que termina siendo una marioneta, si no de fuerzas extranjeras e intereses internacionales, entonces de mafias locales y grupos de empresarios corruptos, pero siempre hay alguien más tirando de los hilos del poder.
Los venezolanos estamos entre dos fuegos, por un lado el de los revolucionarios en su constante negativa de lo que han hecho con el país, y en hacer parecer nuestras desgracias como un triunfo del nuevo humanismo, y por el otro lado, el de la coalición de partidos socialistas, diciéndonos que debemos desalojar del poder a los corruptos e ineptos para poder tener un verdadero país pleno de oportunidades; pero siempre los descubrimos haciendo lo contrario de lo que nos dicen, sentados en mesas de negociación secretas, aceptando condiciones deshonrosas para la democracia, dándoles largas a las verdaderas soluciones y distrayendo el malestar social con actividades pueriles que corren a favor de la tiranía.
Hasta que la mayoría de nosotros no caigamos en cuenta, que nuestras insuficiencias en manejar nuestra realidad, no depende de unos hombres viciosos y mentirosos, estaremos dando vuelta en el mismo lugar como si fuéramos unos lunáticos.   -    saulgodoy@gmail,com


     

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