Entrevista al escritor Saúl Godoy
Gómez realizada por la Directora de Proyecto Macuquina, Olga Santelíz Cordero,
en el retiro del novelista en la montaña en los valles del Tuy, el 20 de
Octubre de 2019 con motivo de la publicación de su novela, en versión digital, Con el Fuego, La Noche, en el catálogo
de Amazon.
Olga Santelíz Cordero: ¿Por qué Alejandría y porqué el
siglo IV después de Cristo? Para ser una novela histórica te fuiste bastante
atrás y bien lejos de tu país.
Saúl Godoy Gómez: Una amiga me dijo que la novela
era una señal de conflictos con mi Karma, que en una vida anterior dejé sin
resolver algunos asuntos en aquellos tiempos y en aquella ciudad, no es
coincidencia… En ese siglo IV después de Cristo, Alejandría era algo así como
la actual New York, por supuesto, guardándolas distancias, pero era el centro
urbano más cosmopolita de su época en el sentido de que todo lo importante
sucedía allí; era el centro cultural y comercial de aquella parte del mundo, el
Imperio Romano había sido dividido entre Oriente y Occidente, como una fórmula
para administrarlo mejor y para mantener a raya las ambiciones de los herederos
al trono, con sus Emperadores designados, a Roma le resultó cuesta arriba
dirigirlo todo desde las siete colinas, para esa época ya había ciudades mucho
más ricas e importantes que la vieja Roma, estaba Venecia convirtiéndose en la
encrucijada de occidente, Nicea donde se había asentado la Iglesia, la Nueva
Roma o Constantinopla, que sería conocida posteriormente como Bizancio, y sería
la sede del poder imperial, y por supuesto Alejandría que ya tenía una historia
muy larga como puerto del Egipto de los faraones, la niña consentida del
conquistador Alejandro Magno y de la dinastía de los Ptolomeos…
OSC: Creo que su posición geográfica
a un extremo del Mediterráneo, al norte de África, en la desembocadura del
Nilo, a un tiro de piedra del exótico oriente le daba esa primacía, pero ¿Qué
la hacía tan atractiva para los intereses romanos?
SGG: Eso querida amiga, se lo debemos
preguntar a Cayo Julio Cesar, a Marco Antonio, a Pompeyo y a Augusto, dos de
sus más grandes Emperadores y dos de sus más brillantes generales, que por
cierto, perdieron la vida en aquellos parajes… y todo apunta a una mujer, a la
fatal Cleopatra que los atraía por sus encantos cuando no por sus
conspiraciones.
OSC: Pero ha debido haber mucho más,
una mujer no hala tanto…
SGG: Yo creo que una mujer puede
hacer que un hombre mueva el mundo y Cleopatra fue un ejemplo de ello, Augusto
fue a apresarla y llevarla en cadenas a Roma para exhibirla ante el pueblo como
su prisionera y probablemente a ejecutarla, pero ella no lo complació…
Alejandría era importante para Roma principalmente por su comercio, ya para ese
tiempo era el granero del Imperio, allí se cultivaban extensivamente en
aquellas ricas tierras inundables el trigo, la cebada, la avena y el centeno,
cuatro de los principales cereales que mantenían a un gentío y muy lejos, los
barcos graneleros salían del puerto hasta el tope con sus cargas en travesías
largas y peligrosas, no por menos fue allí donde nació la práctica y el negocio
de los seguros, que al principio fue un juego de apuestas… “a que no llega al
puerto de Puteoli- diría alguno- Diez piezas de oro a que si llega- contestaba
alguien en la multitud” y las apuestas eran registradas por los cuestores del
puerto, y a las semanas, cuando llegaban las noticias a las navieras, se
cancelaban las apuestas sobre si el viaje naufragó o los piratas lo atacaron o
si por el contrario llegó a buen puerto. De esa manera se hicieron y perdieron
fortunas tanto en Puteoli, el puerto que abastecía a Roma, como en Alejandría,
a alguien se le ocurrió consolidar las apuestas en un solo pote involucrando a
los dueños de la nave y la tripulación, a los dueños del trigo y a los compradores
y nació el seguro.
OSC: Nunca se me hubiera ocurrido…
¿Pero sólo comida? ¿Eso hacía grande a Alejandría?
SGG: Bueno, y otras cosillas, tenían
la plaza más grande de esclavos de la región, eran los exportadores de papiro
casi en exclusividad, y aquellos rollos de papel que todos necesitaban,
costaban una fortuna, era uno de los mercados de textiles más grandes del mundo
antiguo, afamados eran sus tintes y orfebrería, eran exportadores de vino y
cerveza, de ganado de Etiopía y Sudán, tenían una notable industria del vidrio
y cerámica, producían plata, oro y cobre, exportaban piedras de granito y
mármoles para templos y palacios, sus dátiles, higos y tamarindos eran buscados
con desespero por sus sabores… pero tenía algo muy especial, que poquísimos
lugares en el mundo tenían y que atraía a la gente como moscas, era un
espectacular centro de saberes.
OSC: Ajá! Ahora estamos entrando en
materia, te refieres a la Biblioteca y al Museo ¿No?
SGG: Correcto, A la Gran Biblioteca
de Alejandría y su Museo que hicieron de Alejandría uno de los sitios donde la
cultura les salía por los poros, en cada esquina, para ese tiempo las más
afamadas escuelas de filosofía, derecho, medicina, retórica, arquitectura se
encontraban en esta ciudad compitiendo entre ellas, ofreciendo a sus sabios y
maestros a cambio de bolsas de monedas, allí estaban los mejores diseñadores de
armas del Imperio donde se fabricaban las aurigas y carros pesados de combate
con la última tecnología y materiales, de sus astilleros salían los tri-remos
más veloces, los graneleros de mayor capacidad, se construían los cañones que
escupían el Fuego Griego, ese mortal escupitajo de candela que era imposible de
apagar, las mejores y probadas torres de asalto hechas a la altura de su muro
de asedio, era de los pocos lugares del mundo donde se hacía cirugía de los
ojos, se quitaban cataratas, se hacían trepanaciones en cualquier consultorio,
se recomponían dentaduras con piezas de oro y marfil, era el mercado de libros
más importante del mundo, se copiaban, se escribían, se ilustraban, se
traducían, cualquier cantidad de libros en cualquier cantidad de idiomas…
OSC: Era como ir a Harvard…
SGG: Era como ir a Harvard, MIT, la
NASA, West Point, el Louvre y la escuela de magia de Hobarts todo revuelto, no
hay que olvidar el aspecto místico de aquel mundo, en Alejandría vivía la
comunidad judía más grande del mundo, habían allí más judíos que en toda
Palestina, justo en el momento cuando de daban las principales traducciones de
los textos sagrados, también estaba la comunidad cristiana más próspera y
grande de ese lado del Imperio, la Iglesia cristiana estaba en pleno proceso de
escritura del Nuevo Testamento, en plena purga de herejías y sectas, tratando
de ajustarse a su nuevo rol como gobierno del Imperio, estaban los misteriosos
egipcios, siempre complotando y tejiendo intrigas con un reciente pasado
igualmente imperial que los tenía inquietos, tenía la ciudad la avanzada de
indios más grande de las capitales imperiales, se sentía la influencia del budismo,
de las sectas jansenistas, de los seguidores de Shiva o los de Visnú, los
practicantes de diversas creencias, pero principalmente de los sacerdotes de
Isis, Cibeles o Mitra, pero también encontrabas santones, faquires, magos,
yoguis…
OSC: ¿Habían tantos indios en
Alejandría?
SGG: No eran una multitud como lo
eran los judíos, los egipcios, los cristianos o los beduinos del desierto, pero
estaban allí representados en sus comunidades, recuerda que durante la campaña
de Alejandro en la India, una de las quejas de sus propios soldados y
compañeros era que su corte se había orientalizado y cuando por fin decidió dar
marcha atrás y regresar a Macedonia tenía una fuerte influencia india en su
entorno íntimo, llevaba médicos, escribas de sanscrito, matemáticos que le
elaboraban los calendarios más precisos de la época, bailarines, sus propios
astrónomos … luego en Alejandría los indios así como los chinos, persas, hunos,
nubios, marroquíes y gente de cualquier raza y creencia eran bienvenidos sin
ningún problema, aquella diversidad de lenguas y pueblos no era extraña para
aquel puerto que a su vez era base y reposta de múltiples rutas para caravanas
que se internaban en el desierto, cuando digo que era la New York de la época,
era eso, un caldero de razas y costumbres conviviendo en una de las
encrucijadas más activas del mundo antiguo.
OSC: Supongo que tenían sus
problemas, digo, con tantos extranjeros y religiones juntas… me imagino
surgirían conflictos.
SGG: Muchos, las legiones romanas
apostadas en la ciudad tenían sus manos ocupadas sólo manteniendo el orden, los
judíos eran unos rebeldes natos , recuerda que casi fueron diezmados cuando se
rebelaron contra el Emperador Calígula primero, y luego contra Vespasiano, fue
cuando Jerusalén fue destruida… los mismos egipcios fueron puestos bajo control
militar debido a sus continuas luchas internas entre las facciones de los
Tolomeo, pero eran los cristianos quienes representaban el verdadero problema,
no sólo se hacía mas y mas poderosos con los favores de Constantino y luego de
Teodosio, sino que se hicieron más intolerantes con todas las otras religiones,
este es el conflicto político más grave que enfrentaba el Imperio, los Obispos
no querían competencia de ningún tipo y estaban dispuestos a enfrentarlos.
OSC: ¿Y qué pasaba con la Gran
Biblioteca y el Museo?
SGG: Bueno, para el momento que
empieza mi historia ambas instituciones estaban en una especie de limbo
jurídico, por un lado sus edificaciones pertenecían al Consulado Romano, y eran
administrados por las autoridades de la ciudad que eran mayormente cristianos,
pero ambas estaban manejadas desde hacía un buen tiempo por los sacerdotes de
la secta de Serapis, una religión autóctona que integró las tradiciones y
cultos a Osiris con las creencias griegas de Esculapio, el Dios de la medicina
y la salud, en los templos de Serapis repartidos a todo lo largo y ancho de
Egipto, habían incluso algunos en Roma, la gente acudía para buscar el
restablecimiento de su salud, pues los sacerdotes de Serapis habían cedido su
principal templo para que se albergaran los libros que ya no cabían en el
museo, se convirtió en a una biblioteca auxiliar y con el paso del tiempo
manejaban toda la Biblioteca, y lo hicieron con eficiencia de modo que nadie se
quejó.
OSC: ¿Y que de los libros… es cierto
que si uno llevaba un original era muy probable que te lo cambiaran por una
copia y nadie se daba cuenta?
SGG: Cualquier cosa podía suceder, el
tráfico de libros era intenso, pero no solo de libros, de bibliotecas
completas, Alejandría era entre otras cosas el centro mundial de antigüedades,
allí llegaban patricios romanos, generales, políticos comprando pinturas,
estatuillas, piezas de cerámica, máscaras mortuorias, columnatas que terminaban
en los patios de alguna villa en Pompeya o Siracusa o Roma, ya para ese tiempo
las antigüedades egipcias habían adquirido un gran valor y había todo tipo de
coleccionistas… y de falsificadores, que te puedo decir, desde clavos de la
cruz donde crucificaron a Cristo hasta reliquias, como un dedo momificado de
Juan El Bautista se conseguían en las calles por un precio justo, y lo más
probables es que salieras estafada…
OSC: Tuvo que ser un lugar muy
entretenido
SGG: Que si no… había de todo, un
circo romano para ver fieras devorándose a unos pobres prisioneros de guerra,
carreras de aurigas, las más veloces del Imperio, teatro, los mejores al aire
libre, foros y jardines para conferencistas, las calles para sermones, los
mercados para demostraciones y juegos de mesa, en las playas espectáculos
nocturnos con músicos y bailarines, tabernas y alambiques por todos lados, en
la isla de Faros podías asistir a fiestas paganas, sacrificios de animales y
orgías rituales en los templos… pero Olguita, debo aprovechar esta entrevista
para expresarte algo que durante un tiempo me tenía pensando, fíjate, el
historiador británico Paul Johnson en su extraordinaria obra Una Historia de la Cristiandad cuando
analiza los hechos del siglo IV antes de Cristo, se pregunta qué fue lo que
había pasado con la Iglesia emergente ante la aceptación, por parte de los
Emperadores romanos, de hacerla parte del estado ¿Fue que la Iglesia
Cristianizó al Imperio o fue que la Iglesia se prostituyó ante el estado?...
esto es importante Olguita, porque leyendo a Franz J. Hinkelammert, se hace la
misma pregunta, ¿Se trató del termidor cristiano? ¿La Iglesia cristianizó al
Imperio, o todo lo contrario, el cristianismo se hizo imperial?...
OSC: ¿Qué significa eso del Termidor
cristiano?
SGG: Cuando Marx analiza la Revolución
francesa, descubre con la ascensión del Directorio y posteriormente de Napoleón
al poder, un período fundamental que llamó el Termidor y es cuando la
revolución, que había sido popular, se transforma en una revolución burguesa…
Trosky en sus escritos habla que el Termidor soviético fue con Stalin, que
logró con la planificación centralizada arrebatarle definitivamente al
proletariado su revolución, para convertirla en un asunto exclusivo del
Partido… pues lo mismo habría sucedido en la Alejandría que reviví con mi
novela, la Iglesia le roba el cristianismo al pueblo y lo asume como algo del
estado, y sin saberlo, sólo presintiéndolo, logré retratar ese momento…
OSC: Parece importante el episodio.
SGG: Parece importante no, es vital
para comprender lo que fue el cristianismo a partir de ese momento, en ese
siglo perdimos una religión popular y ganamos un papado y una Iglesia
convertida en un estado todopoderoso, fue nuestro ticket directo y sin paradas
hacia la Edad Media, por ello me alegra haber escrito sobre ese momento… para
cuando mi historia comienza en Alejandría, las sagradas escrituras se estaban
transcribiendo y traduciendo, había cualquier número de iluminados, de profetas
y de interpretaciones, de allí que aparecieran disidencias como la de Arriano
que terminó convertida en una herejía, pero allí estaban talentos como los de Agustín,
Hilario, Teófilo, Dámaso, Crisóstomo, Ambrosio, la mayoría de ellos obispos,
que procesaron toda aquella cultura semítica por el cedazo del pensamiento
aristotélico, en aquellos grandes concilios donde crearon una interpretación
original y fresca de los antiguos mitos paganos, empezando con lograr lo que
parecía imposible, imponer el monoteísmo en aquel mundo poblado de dioses.
OSC: Pero hablemos un poco de los
personajes de tu novela, a quienes encontré fascinantes, un sacerdote de
Serapis, una estudiante de astronomía de origen judío, y un arquitecto romano
de acueductos.
SGG: Es correcto, Ebrón de Casís,
sacerdote de Serapis, jefe de los escribas del templo, secretario del Obispo de
Alejandría, un bibliotecario que de pronto se encuentra en medio de una
conspiración política, tenemos a la bella Lhea, una judía despampanante y muy
inteligente que le hace cuadritos la vida a Ebrón, estudiante de astronomía en
el Museo y proveniente de una familia signada por la tragedia, tenemos también
a su amante, el arquitecto Julio Quinto Floro, un romano experto en construir
acueductos y sistemas de riego, quien se ve arrastrado a un verdadero golpe de
estado por su jefe, un senador romano de mucho dinero y poder… y un personaje
casi incidental, pero clave para la historia, un funcionario del fisco de
nombre Tiburcio Epístrate que por pura casualidad se encontraba en el lugar y
el momento apropiado para un cambio en su vida que jamás soñó posible…
OSC: A ese Tiburcio lo detesté desde
el principio y creo que tuvo el final que se merecía, pero hablemos de otro de
tus personajes que me dejó impactada, Flora Selene, una importante meretriz de
Alejandría…
SGG: No me lo vas a creer, pero me
basé en una de las más importantes meretrices venezolanas que en los años 50 y
60 del pasado siglo, fue una mujer muy afamada y que manejó mucho poder
político, administraba la prostitución a un altísimo nivel en el gobierno…en
los gobiernos…
OSC: ¿La conociste?
SGG: Sí, la conocí y le dije que iba
a escribir sobre ella
OSC: Y que te dijo
SGG: No me creyó.
OSC: ¿Leyó el libro?
SGG: No creo, le perdí la pista, si
vive debe estar muy anciana
OSC: ¿Por qué dejaste de verla?
SGG: No me gusta hablar de ello,
pero me amenazó con atentar en contra de mi novia para ese entonces, creo que
lo decía por celos, pero fuera como fuera, era una mujer a la que había que
tomar en serio.
OSC: ¿Tu novia se enteró?
SGG: No, pero creo que lo sabrá cuando
lea esta entrevista.
OSC: Volvamos con Ebrón, uno de los
capítulos que más me impacto fue el que sucede en el desierto de Espuria, con
los anacoretas sobre las columnas de piedra, esa fue algo fantástico ¿Cómo se
te ocurrió?
SGG: Siempre quise saber qué es lo
que mueve a un ser humano a abandonar al mundo y a los hombres y encaramarse en
una alta columna de piedra en el medio de la nada, para vivir de la caridad y
la contemplación de Dios… siempre he tenido la idea que el ser humano en
aquellas épocas tan primitivas y sujetos a las fuerzas de la naturaleza, eran
sujetos de ataques de locura extrema y más todavía si estabas sujeto a alguna
de las religiones que existían… eran tiempos en la que ser una persona cuerda
era extremadamente difícil…
OSC: ¿Dices que las enfermedades
mentales eran comunes en aquellos tiempos?
SGG: Si… y creo que esa tendencia
persiste, las circunstancias han cambiado, las razones para perder la cabeza
son otras, pero la locura permanece con nosotros, creo que es parte de nuestra
manera de ser.
OSC: Vamos a recordarle a nuestros
lectores donde se puede conseguir tu novela… se llama Con el Fuego, la Noche, escrita por nuestro entrevistado Saúl Godoy
Gómez y la pueden conseguir en formato digital en Amazon…
Extracto de la novela Con el
fuego, la noche, por Saúl Godoy Gómez
En el siguiente extracto nos
encontramos con el Obispo de Alejandría, Atanasio, un hombre que, pese a su
dignidad y alto cargo, es muy aficionado a las carreras de caballos, y dueño
del equipo de cuadrigas El Penacho Rojo, campeones de Egipto. Su secretario
personal, el escriba de Serapis Ebrón de Casis, y el General Poncio Alero, Jefe
de las legiones romanas en Alejandría, observando a un lote de caballos que acaban
de llegar desde la lejana China, o el Imperio Celeste, como se le conocía en
aquel tiempo.
Atanasio
y Ebrón se miraron sorprendidos del estado de ánimo del general; llegaban en
esos momentos al corral donde los nuevos animales corrían nerviosos, eran seis,
su estampa era magnífica y efectivamente había algo ominoso en aquellos
animales.
-
Helos allí, Obispo- dijo Alero, acercándose a la cerca de gruesos troncos- yo
fui el que le propuso a su Divina Majestad el Emperador el traer a Alejandría
algunos ejemplares... Flavio Antonio se ofreció a buscarlos, sabía que lo
lograría- señaló a los oscuros jamelgos, eran robustos, nervudos, su alzada era
mayor que la de cualquier caballo de la cuadra.
- La
mayoría de los caballos de los hunos son pequeños y resistentes... ustedes
tienen algunos en las cuadras de Palestina, se distinguen por una buena
velocidad de marcha... pero estos son especiales- Poncio Alero no apartaba la
vista de los caballos, su ojo experto los medía, su voz se oía por sobre los
cortos relinchos- éstos son los que usan para la caballería blindada, los que
lanzan en primera línea… en mi opinión, estos caballos son el arma secreta de
los hunos...
Atanasio
veía a sus nuevos animales con ojos diferentes, estaba fascinado con lo que le
decía Alero; cuando llegaron le habían parecido vulgares y demasiado grandes, y
los mandó a poner aparte, por miedo a que pudieran tener alguna enfermedad.
-
¿Qué los hace tan especiales?- se atrevió a preguntar Ebrón.
-
Vean esos cascos- gritó el General, quien había saltado la cerca y ahora
espantaba a los animales con la capa que se había quitado- observen lo ancho
del pecho, la altura de las patas... se les conoce como los Caballos Celestes,
sólo se dan en Jokand, en el valle del Fergana, sudan sangre...
-
¿Qué?- se sorprendió Atanasio, creyendo escuchar mal…
-
Esos animales cuando sudan, sudan sangre... así es como se les reconoce- Alero
se volteó y le hizo una seña a uno de sus hombres, quien esperaba con un
aparejo y una silla de piel de ovejo- me permití traer a mi mejor jinete,
Emetre, un escita, él los correrá.
Emetre
se introdujo de inmediato en el corral y se acercó a los escurridizos caballos,
escogió a uno con la vista y expertamente lo capturó con la ayuda de una
cuerda; el animal se levantó en patas pero el hombre lo calmó hablándole en su
lengua, lo acariciaba con una mano y con la otra ajustaba las correas en el
cuello, luego le puso la piel y la aseguró con rápidos nudos.
Ayudantes
de cuadra de la villa abrieron una puerta mientras otros alejaban a los demás
caballos; hombre y caballo quedaron uno al lado del otro, el animal piafaba,
sus cascos caían en la tierra con brío, Emetre le hablaba suavemente en la
oreja con la brida corta.
Los
ojos de Atanasio brillaban excitados por la escena.
Con
un rápido movimiento, que sorprendió a todos los presentes, el soldado escita
montó la bestia, que de inmediato se encabritó, con saltos y torsiones
imposibles trató de sacarse al jinete, pero éste se movía sobre el lomo sin
hacer resistencia.
Por
unos instantes pareció que fueran a
desarmarse en pedazos... la furia del caballo era incontenible, Emetre
aprovechó de llevarlo hasta la puerta abierta y, entre gritos y relinchos,
salieron en un galope tendido.
Atanasio
no lo podía creer; asombrado vio como se perdían en un recodo del camino, jamás
había visto tal velocidad, inmediatamente pensó lo que aquellos caballos
pudieran hacer al frente una cuadriga, con un buen corredor, compitiendo para
el equipo del penacho rojo, en un circo abarrotado de apostadores...
-
Dígame una cosa General- preguntó el Obispo, con el rostro encarnado, moviendo
los dedos nerviosos- ¿De quién son esos caballos? ¿Qué va a hacer con ellos?
- Son
del ejército, nos costó una fortuna traerlos; yo tengo los documentos que hice
con Flavio Antonio, si quiere...
- No,
por favor, general... su palabra me basta...- dijo Atanasio desencantado.
-
Pero serán consignados a sus cuadras- el Obispo volvió a sonreír al oír al
General, Poncio Alero se puso la mano sobre sus ojos como visor y escrutó el
camino- si se trata de auténticos caballos celestes, haremos varias pruebas de
combate con ellos... después iniciaremos la cría...
Ebrón
sintió un respeto muy grande por aquel militar, era grato saber que todavía
había profesionales de la guerra dentro de las filas del ejército, con hombres
como aquel el Imperio podía estar seguro.
-
Allí vienen- gritó alguien.
Efectivamente,
la polvareda fue el anuncio, en tan sólo unos instantes estuvieron frente a
ellos y, con la misma rapidez, desaparecieron por el otro extremo de la
carretera.
El
animal sudaba y echaba espuma por la boca.
Emetre iba casi acostado sobre el cuello de su montura.
- Es
formidable- atinó a decir el Obispo
-
Ninguna legión romana podría enfrentar el choque de una caballería acorazada
con esas bestias- comentó Alero, preocupado- si el Emperador Teodosio pudiera
ver esto...
Al
poco rato el jinete volvió, ya en pleno control del animal, en un brioso trote
hasta donde los esperaba el ansioso grupo; venía sonreído y orgulloso, detuvo
su cabalgadura; el General se acercó al sudoroso caballo, le pasó la mano por
la brillante grupa y volteó sonreído enseñándola, estaba roja.
La
novela Con el Fuego, la Noche de Saúl Godoy Gómez, se puede adquirir en el
catálogo de novelas en español de Amazon utilizando internet.
saulgodoy@gmail.com
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