domingo, 13 de junio de 2021

Entrevista

 


 


Entrevista al escritor Saúl Godoy Gómez realizada por la Directora de Proyecto Macuquina, Olga Santelíz Cordero, en el retiro del novelista en la montaña en los valles del Tuy, el 20 de Octubre de 2019 con motivo de la publicación de su novela, en versión digital, Con el Fuego, La Noche, en el catálogo de Amazon.

 

Olga Santelíz Cordero: ¿Por qué Alejandría y porqué el siglo IV después de Cristo? Para ser una novela histórica te fuiste bastante atrás y bien lejos de tu país.

 

Saúl Godoy Gómez: Una amiga me dijo que la novela era una señal de conflictos con mi Karma, que en una vida anterior dejé sin resolver algunos asuntos en aquellos tiempos y en aquella ciudad, no es coincidencia… En ese siglo IV después de Cristo, Alejandría era algo así como la actual New York, por supuesto, guardándolas distancias, pero era el centro urbano más cosmopolita de su época en el sentido de que todo lo importante sucedía allí; era el centro cultural y comercial de aquella parte del mundo, el Imperio Romano había sido dividido entre Oriente y Occidente, como una fórmula para administrarlo mejor y para mantener a raya las ambiciones de los herederos al trono, con sus Emperadores designados, a Roma le resultó cuesta arriba dirigirlo todo desde las siete colinas, para esa época ya había ciudades mucho más ricas e importantes que la vieja Roma, estaba Venecia convirtiéndose en la encrucijada de occidente, Nicea donde se había asentado la Iglesia, la Nueva Roma o Constantinopla, que sería conocida posteriormente como Bizancio, y sería la sede del poder imperial, y por supuesto Alejandría que ya tenía una historia muy larga como puerto del Egipto de los faraones, la niña consentida del conquistador Alejandro Magno y de la dinastía de los Ptolomeos…

 

OSC: Creo que su posición geográfica a un extremo del Mediterráneo, al norte de África, en la desembocadura del Nilo, a un tiro de piedra del exótico oriente le daba esa primacía, pero ¿Qué la hacía tan atractiva para los intereses romanos?

 

SGG: Eso querida amiga, se lo debemos preguntar a Cayo Julio Cesar, a Marco Antonio, a Pompeyo y a Augusto, dos de sus más grandes Emperadores y dos de sus más brillantes generales, que por cierto, perdieron la vida en aquellos parajes… y todo apunta a una mujer, a la fatal Cleopatra que los atraía por sus encantos cuando no por sus conspiraciones.

 

OSC: Pero ha debido haber mucho más, una mujer no hala tanto…

 

SGG: Yo creo que una mujer puede hacer que un hombre mueva el mundo y Cleopatra fue un ejemplo de ello, Augusto fue a apresarla y llevarla en cadenas a Roma para exhibirla ante el pueblo como su prisionera y probablemente a ejecutarla, pero ella no lo complació… Alejandría era importante para Roma principalmente por su comercio, ya para ese tiempo era el granero del Imperio, allí se cultivaban extensivamente en aquellas ricas tierras inundables el trigo, la cebada, la avena y el centeno, cuatro de los principales cereales que mantenían a un gentío y muy lejos, los barcos graneleros salían del puerto hasta el tope con sus cargas en travesías largas y peligrosas, no por menos fue allí donde nació la práctica y el negocio de los seguros, que al principio fue un juego de apuestas… “a que no llega al puerto de Puteoli- diría alguno- Diez piezas de oro a que si llega- contestaba alguien en la multitud” y las apuestas eran registradas por los cuestores del puerto, y a las semanas, cuando llegaban las noticias a las navieras, se cancelaban las apuestas sobre si el viaje naufragó o los piratas lo atacaron o si por el contrario llegó a buen puerto. De esa manera se hicieron y perdieron fortunas tanto en Puteoli, el puerto que abastecía a Roma, como en Alejandría, a alguien se le ocurrió consolidar las apuestas en un solo pote involucrando a los dueños de la nave y la tripulación, a los dueños del trigo y a los compradores y nació el seguro.

 

OSC: Nunca se me hubiera ocurrido… ¿Pero sólo comida? ¿Eso hacía grande a Alejandría?

 

SGG: Bueno, y otras cosillas, tenían la plaza más grande de esclavos de la región, eran los exportadores de papiro casi en exclusividad, y aquellos rollos de papel que todos necesitaban, costaban una fortuna, era uno de los mercados de textiles más grandes del mundo antiguo, afamados eran sus tintes y orfebrería, eran exportadores de vino y cerveza, de ganado de Etiopía y Sudán, tenían una notable industria del vidrio y cerámica, producían plata, oro y cobre, exportaban piedras de granito y mármoles para templos y palacios, sus dátiles, higos y tamarindos eran buscados con desespero por sus sabores… pero tenía algo muy especial, que poquísimos lugares en el mundo tenían y que atraía a la gente como moscas, era un espectacular centro de saberes.

 

OSC: Ajá! Ahora estamos entrando en materia, te refieres a la Biblioteca y al Museo ¿No?

 

SGG: Correcto, A la Gran Biblioteca de Alejandría y su Museo que hicieron de Alejandría uno de los sitios donde la cultura les salía por los poros, en cada esquina, para ese tiempo las más afamadas escuelas de filosofía, derecho, medicina, retórica, arquitectura se encontraban en esta ciudad compitiendo entre ellas, ofreciendo a sus sabios y maestros a cambio de bolsas de monedas, allí estaban los mejores diseñadores de armas del Imperio donde se fabricaban las aurigas y carros pesados de combate con la última tecnología y materiales, de sus astilleros salían los tri-remos más veloces, los graneleros de mayor capacidad, se construían los cañones que escupían el Fuego Griego, ese mortal escupitajo de candela que era imposible de apagar, las mejores y probadas torres de asalto hechas a la altura de su muro de asedio, era de los pocos lugares del mundo donde se hacía cirugía de los ojos, se quitaban cataratas, se hacían trepanaciones en cualquier consultorio, se recomponían dentaduras con piezas de oro y marfil, era el mercado de libros más importante del mundo, se copiaban, se escribían, se ilustraban, se traducían, cualquier cantidad de libros en cualquier cantidad de idiomas…

 

OSC: Era como ir a Harvard…

 

SGG: Era como ir a Harvard, MIT, la NASA, West Point, el Louvre y la escuela de magia de Hobarts todo revuelto, no hay que olvidar el aspecto místico de aquel mundo, en Alejandría vivía la comunidad judía más grande del mundo, habían allí más judíos que en toda Palestina, justo en el momento cuando de daban las principales traducciones de los textos sagrados, también estaba la comunidad cristiana más próspera y grande de ese lado del Imperio, la Iglesia cristiana estaba en pleno proceso de escritura del Nuevo Testamento, en plena purga de herejías y sectas, tratando de ajustarse a su nuevo rol como gobierno del Imperio, estaban los misteriosos egipcios, siempre complotando y tejiendo intrigas con un reciente pasado igualmente imperial que los tenía inquietos, tenía la ciudad la avanzada de indios más grande de las capitales imperiales, se sentía la influencia del budismo, de las sectas jansenistas, de los seguidores de Shiva o los de Visnú, los practicantes de diversas creencias, pero principalmente de los sacerdotes de Isis, Cibeles o Mitra, pero también encontrabas santones, faquires, magos, yoguis…

 

OSC: ¿Habían tantos indios en Alejandría?

 

SGG: No eran una multitud como lo eran los judíos, los egipcios, los cristianos o los beduinos del desierto, pero estaban allí representados en sus comunidades, recuerda que durante la campaña de Alejandro en la India, una de las quejas de sus propios soldados y compañeros era que su corte se había orientalizado y cuando por fin decidió dar marcha atrás y regresar a Macedonia tenía una fuerte influencia india en su entorno íntimo, llevaba médicos, escribas de sanscrito, matemáticos que le elaboraban los calendarios más precisos de la época, bailarines, sus propios astrónomos … luego en Alejandría los indios así como los chinos, persas, hunos, nubios, marroquíes y gente de cualquier raza y creencia eran bienvenidos sin ningún problema, aquella diversidad de lenguas y pueblos no era extraña para aquel puerto que a su vez era base y reposta de múltiples rutas para caravanas que se internaban en el desierto, cuando digo que era la New York de la época, era eso, un caldero de razas y costumbres conviviendo en una de las encrucijadas más activas del mundo antiguo.

 

OSC: Supongo que tenían sus problemas, digo, con tantos extranjeros y religiones juntas… me imagino surgirían conflictos.

 

SGG: Muchos, las legiones romanas apostadas en la ciudad tenían sus manos ocupadas sólo manteniendo el orden, los judíos eran unos rebeldes natos , recuerda que casi fueron diezmados cuando se rebelaron contra el Emperador Calígula primero, y luego contra Vespasiano, fue cuando Jerusalén fue destruida… los mismos egipcios fueron puestos bajo control militar debido a sus continuas luchas internas entre las facciones de los Tolomeo, pero eran los cristianos quienes representaban el verdadero problema, no sólo se hacía mas y mas poderosos con los favores de Constantino y luego de Teodosio, sino que se hicieron más intolerantes con todas las otras religiones, este es el conflicto político más grave que enfrentaba el Imperio, los Obispos no querían competencia de ningún tipo y estaban dispuestos a enfrentarlos.

 

OSC: ¿Y qué pasaba con la Gran Biblioteca y el Museo?

 

SGG: Bueno, para el momento que empieza mi historia ambas instituciones estaban en una especie de limbo jurídico, por un lado sus edificaciones pertenecían al Consulado Romano, y eran administrados por las autoridades de la ciudad que eran mayormente cristianos, pero ambas estaban manejadas desde hacía un buen tiempo por los sacerdotes de la secta de Serapis, una religión autóctona que integró las tradiciones y cultos a Osiris con las creencias griegas de Esculapio, el Dios de la medicina y la salud, en los templos de Serapis repartidos a todo lo largo y ancho de Egipto, habían incluso algunos en Roma, la gente acudía para buscar el restablecimiento de su salud, pues los sacerdotes de Serapis habían cedido su principal templo para que se albergaran los libros que ya no cabían en el museo, se convirtió en a una biblioteca auxiliar y con el paso del tiempo manejaban toda la Biblioteca, y lo hicieron con eficiencia de modo que nadie se quejó.

 

OSC: ¿Y que de los libros… es cierto que si uno llevaba un original era muy probable que te lo cambiaran por una copia y nadie se daba cuenta?

 

SGG: Cualquier cosa podía suceder, el tráfico de libros era intenso, pero no solo de libros, de bibliotecas completas, Alejandría era entre otras cosas el centro mundial de antigüedades, allí llegaban patricios romanos, generales, políticos comprando pinturas, estatuillas, piezas de cerámica, máscaras mortuorias, columnatas que terminaban en los patios de alguna villa en Pompeya o Siracusa o Roma, ya para ese tiempo las antigüedades egipcias habían adquirido un gran valor y había todo tipo de coleccionistas… y de falsificadores, que te puedo decir, desde clavos de la cruz donde crucificaron a Cristo hasta reliquias, como un dedo momificado de Juan El Bautista se conseguían en las calles por un precio justo, y lo más probables es que salieras estafada…

 

OSC: Tuvo que ser un lugar muy entretenido

 

SGG: Que si no… había de todo, un circo romano para ver fieras devorándose a unos pobres prisioneros de guerra, carreras de aurigas, las más veloces del Imperio, teatro, los mejores al aire libre, foros y jardines para conferencistas, las calles para sermones, los mercados para demostraciones y juegos de mesa, en las playas espectáculos nocturnos con músicos y bailarines, tabernas y alambiques por todos lados, en la isla de Faros podías asistir a fiestas paganas, sacrificios de animales y orgías rituales en los templos… pero Olguita, debo aprovechar esta entrevista para expresarte algo que durante un tiempo me tenía pensando, fíjate, el historiador británico Paul Johnson en su extraordinaria obra Una Historia de la Cristiandad cuando analiza los hechos del siglo IV antes de Cristo, se pregunta qué fue lo que había pasado con la Iglesia emergente ante la aceptación, por parte de los Emperadores romanos, de hacerla parte del estado ¿Fue que la Iglesia Cristianizó al Imperio o fue que la Iglesia se prostituyó ante el estado?... esto es importante Olguita, porque leyendo a Franz J. Hinkelammert, se hace la misma pregunta, ¿Se trató del termidor cristiano? ¿La Iglesia cristianizó al Imperio, o todo lo contrario, el cristianismo se hizo imperial?...

 

OSC: ¿Qué significa eso del Termidor cristiano?

 

SGG: Cuando Marx analiza la Revolución francesa, descubre con la ascensión del Directorio y posteriormente de Napoleón al poder, un período fundamental que llamó el Termidor y es cuando la revolución, que había sido popular, se transforma en una revolución burguesa… Trosky en sus escritos habla que el Termidor soviético fue con Stalin, que logró con la planificación centralizada arrebatarle definitivamente al proletariado su revolución, para convertirla en un asunto exclusivo del Partido… pues lo mismo habría sucedido en la Alejandría que reviví con mi novela, la Iglesia le roba el cristianismo al pueblo y lo asume como algo del estado, y sin saberlo, sólo presintiéndolo, logré retratar ese momento…

 

OSC: Parece importante el episodio.

 

SGG: Parece importante no, es vital para comprender lo que fue el cristianismo a partir de ese momento, en ese siglo perdimos una religión popular y ganamos un papado y una Iglesia convertida en un estado todopoderoso, fue nuestro ticket directo y sin paradas hacia la Edad Media, por ello me alegra haber escrito sobre ese momento… para cuando mi historia comienza en Alejandría, las sagradas escrituras se estaban transcribiendo y traduciendo, había cualquier número de iluminados, de profetas y de interpretaciones, de allí que aparecieran disidencias como la de Arriano que terminó convertida en una herejía, pero allí estaban talentos como los de Agustín, Hilario, Teófilo, Dámaso, Crisóstomo, Ambrosio, la mayoría de ellos obispos, que procesaron toda aquella cultura semítica por el cedazo del pensamiento aristotélico, en aquellos grandes concilios donde crearon una interpretación original y fresca de los antiguos mitos paganos, empezando con lograr lo que parecía imposible, imponer el monoteísmo en aquel mundo poblado de dioses.

 

OSC: Pero hablemos un poco de los personajes de tu novela, a quienes encontré fascinantes, un sacerdote de Serapis, una estudiante de astronomía de origen judío, y un arquitecto romano de acueductos.

 

SGG: Es correcto, Ebrón de Casís, sacerdote de Serapis, jefe de los escribas del templo, secretario del Obispo de Alejandría, un bibliotecario que de pronto se encuentra en medio de una conspiración política, tenemos a la bella Lhea, una judía despampanante y muy inteligente que le hace cuadritos la vida a Ebrón, estudiante de astronomía en el Museo y proveniente de una familia signada por la tragedia, tenemos también a su amante, el arquitecto Julio Quinto Floro, un romano experto en construir acueductos y sistemas de riego, quien se ve arrastrado a un verdadero golpe de estado por su jefe, un senador romano de mucho dinero y poder… y un personaje casi incidental, pero clave para la historia, un funcionario del fisco de nombre Tiburcio Epístrate que por pura casualidad se encontraba en el lugar y el momento apropiado para un cambio en su vida que jamás soñó posible…

 

OSC: A ese Tiburcio lo detesté desde el principio y creo que tuvo el final que se merecía, pero hablemos de otro de tus personajes que me dejó impactada, Flora Selene, una importante meretriz de Alejandría…

 

SGG: No me lo vas a creer, pero me basé en una de las más importantes meretrices venezolanas que en los años 50 y 60 del pasado siglo, fue una mujer muy afamada y que manejó mucho poder político, administraba la prostitución a un altísimo nivel en el gobierno…en los gobiernos…

 

OSC: ¿La conociste?

 

SGG: Sí, la conocí y le dije que iba a escribir sobre ella

 

OSC: Y que te dijo

 

SGG: No me creyó.

 

OSC: ¿Leyó el libro?

 

SGG: No creo, le perdí la pista, si vive debe estar muy anciana

 

OSC: ¿Por qué dejaste de verla?

 

SGG: No me gusta hablar de ello, pero me amenazó con atentar en contra de mi novia para ese entonces, creo que lo decía por celos, pero fuera como fuera, era una mujer a la que había que tomar en serio.

 

OSC: ¿Tu novia se enteró?

 

SGG: No, pero creo que lo sabrá cuando lea esta entrevista.

 

OSC: Volvamos con Ebrón, uno de los capítulos que más me impacto fue el que sucede en el desierto de Espuria, con los anacoretas sobre las columnas de piedra, esa fue algo fantástico ¿Cómo se te ocurrió?

 

SGG: Siempre quise saber qué es lo que mueve a un ser humano a abandonar al mundo y a los hombres y encaramarse en una alta columna de piedra en el medio de la nada, para vivir de la caridad y la contemplación de Dios… siempre he tenido la idea que el ser humano en aquellas épocas tan primitivas y sujetos a las fuerzas de la naturaleza, eran sujetos de ataques de locura extrema y más todavía si estabas sujeto a alguna de las religiones que existían… eran tiempos en la que ser una persona cuerda era extremadamente difícil…

 

OSC: ¿Dices que las enfermedades mentales eran comunes en aquellos tiempos?

 

SGG: Si… y creo que esa tendencia persiste, las circunstancias han cambiado, las razones para perder la cabeza son otras, pero la locura permanece con nosotros, creo que es parte de nuestra manera de ser.

 

OSC: Vamos a recordarle a nuestros lectores donde se puede conseguir tu novela… se llama Con el Fuego, la Noche, escrita por nuestro entrevistado Saúl Godoy Gómez y la pueden conseguir en formato digital en Amazon…

 

 

Extracto de la novela Con el fuego, la noche, por Saúl Godoy Gómez

 

En el siguiente extracto nos encontramos con el Obispo de Alejandría, Atanasio, un hombre que, pese a su dignidad y alto cargo, es muy aficionado a las carreras de caballos, y dueño del equipo de cuadrigas El Penacho Rojo, campeones de Egipto. Su secretario personal, el escriba de Serapis Ebrón de Casis, y el General Poncio Alero, Jefe de las legiones romanas en Alejandría, observando a un lote de caballos que acaban de llegar desde la lejana China, o el Imperio Celeste, como se le conocía en aquel tiempo.

 

Atanasio y Ebrón se miraron sorprendidos del estado de ánimo del general; llegaban en esos momentos al corral donde los nuevos animales corrían nerviosos, eran seis, su estampa era magnífica y efectivamente había algo ominoso en aquellos animales.

- Helos allí, Obispo- dijo Alero, acercándose a la cerca de gruesos troncos- yo fui el que le propuso a su Divina Majestad el Emperador el traer a Alejandría algunos ejemplares... Flavio Antonio se ofreció a buscarlos, sabía que lo lograría- señaló a los oscuros jamelgos, eran robustos, nervudos, su alzada era mayor que la de cualquier caballo de la cuadra. 

- La mayoría de los caballos de los hunos son pequeños y resistentes... ustedes tienen algunos en las cuadras de Palestina, se distinguen por una buena velocidad de marcha... pero estos son especiales- Poncio Alero no apartaba la vista de los caballos, su ojo experto los medía, su voz se oía por sobre los cortos relinchos- éstos son los que usan para la caballería blindada, los que lanzan en primera línea… en mi opinión, estos caballos son el arma secreta de los hunos...

Atanasio veía a sus nuevos animales con ojos diferentes, estaba fascinado con lo que le decía Alero; cuando llegaron le habían parecido vulgares y demasiado grandes, y los mandó a poner aparte, por miedo a que pudieran tener alguna enfermedad.

- ¿Qué los hace tan especiales?- se atrevió a preguntar Ebrón.

- Vean esos cascos- gritó el General, quien había saltado la cerca y ahora espantaba a los animales con la capa que se había quitado- observen lo ancho del pecho, la altura de las patas... se les conoce como los Caballos Celestes, sólo se dan en Jokand, en el valle del Fergana, sudan sangre...

- ¿Qué?- se sorprendió Atanasio, creyendo escuchar mal…

- Esos animales cuando sudan, sudan sangre... así es como se les reconoce- Alero se volteó y le hizo una seña a uno de sus hombres, quien esperaba con un aparejo y una silla de piel de ovejo- me permití traer a mi mejor jinete, Emetre, un escita, él los correrá.

Emetre se introdujo de inmediato en el corral y se acercó a los escurridizos caballos, escogió a uno con la vista y expertamente lo capturó con la ayuda de una cuerda; el animal se levantó en patas pero el hombre lo calmó hablándole en su lengua, lo acariciaba con una mano y con la otra ajustaba las correas en el cuello, luego le puso la piel y la aseguró con rápidos nudos.

Ayudantes de cuadra de la villa abrieron una puerta mientras otros alejaban a los demás caballos; hombre y caballo quedaron uno al lado del otro, el animal piafaba, sus cascos caían en la tierra con brío, Emetre le hablaba suavemente en la oreja con la brida corta.

Los ojos de Atanasio brillaban excitados por la escena.

Con un rápido movimiento, que sorprendió a todos los presentes, el soldado escita montó la bestia, que de inmediato se encabritó, con saltos y torsiones imposibles trató de sacarse al jinete, pero éste se movía sobre el lomo sin hacer resistencia.

Por unos instantes pareció que  fueran a desarmarse en pedazos... la furia del caballo era incontenible, Emetre aprovechó de llevarlo hasta la puerta abierta y, entre gritos y relinchos, salieron en un galope tendido.

Atanasio no lo podía creer; asombrado vio como se perdían en un recodo del camino, jamás había visto tal velocidad, inmediatamente pensó lo que aquellos caballos pudieran hacer al frente una cuadriga, con un buen corredor, compitiendo para el equipo del penacho rojo, en un circo abarrotado de apostadores...

- Dígame una cosa General- preguntó el Obispo, con el rostro encarnado, moviendo los dedos nerviosos- ¿De quién son esos caballos? ¿Qué va a hacer con ellos?

- Son del ejército, nos costó una fortuna traerlos; yo tengo los documentos que hice con Flavio Antonio, si quiere...

- No, por favor, general... su palabra me basta...- dijo Atanasio desencantado.

- Pero serán consignados a sus cuadras- el Obispo volvió a sonreír al oír al General, Poncio Alero se puso la mano sobre sus ojos como visor y escrutó el camino- si se trata de auténticos caballos celestes, haremos varias pruebas de combate con ellos... después iniciaremos la cría...

Ebrón sintió un respeto muy grande por aquel militar, era grato saber que todavía había profesionales de la guerra dentro de las filas del ejército, con hombres como aquel el Imperio podía estar seguro.

- Allí vienen- gritó alguien.

Efectivamente, la polvareda fue el anuncio, en tan sólo unos instantes estuvieron frente a ellos y, con la misma rapidez, desaparecieron por el otro extremo de la carretera.

El animal sudaba y echaba espuma por la boca.  Emetre iba casi acostado sobre el cuello de su montura.

- Es formidable- atinó a decir el Obispo

- Ninguna legión romana podría enfrentar el choque de una caballería acorazada con esas bestias- comentó Alero, preocupado- si el Emperador Teodosio pudiera ver esto...

Al poco rato el jinete volvió, ya en pleno control del animal, en un brioso trote hasta donde los esperaba el ansioso grupo; venía sonreído y orgulloso, detuvo su cabalgadura; el General se acercó al sudoroso caballo, le pasó la mano por la brillante grupa y volteó sonreído enseñándola, estaba roja.

 

La novela Con el Fuego, la Noche de Saúl Godoy Gómez, se puede adquirir en el catálogo de novelas en español de Amazon utilizando internet.

 

saulgodoy@gmail.com

 

 

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