Barinas en salsa

 

¿Qué fue lo que realmente ocurrió en Barinas? Y debemos analizarlo para no perdernos entre la selva de intenciones, conspiraciones, deseos, análisis, proyecciones y fantasías que en este momento llueven sobre el triunfo electoral del candidato opositor sobre las fuerzas del chavismo, justamente en un estado tan icónico para el régimen como Barinas, la cuna del Comandante eterno y de la familia Chávez.

Con este triunfo de la oposición se abrieron las compuertas del dique político que parecía obstruido y ya algunos están hablando, incluso, del escenario del revocatorio de Maduro, de la posibilidad real de un verdadero cambio de gobierno en las elecciones que se perfilan para el 2024; los más arriesgados hablan de una vuelta a la verdadera unidad política de la oposición, una resurrección del cadáver insepulto de la MUD, un nuevo aire para las estancadas negociaciones en México… la agenda política se vuelve a mover, el problema es que sigue con los mismos actores y con las mismas propuestas socialistas.

Observamos una muy importante representación del chavismo light, actuando y predicando como si fueran opositores de toda la vida, con ánimos de entrar en la refriega política y alcanzar el poder con personajes que, a pesar de tener cuentas pendientes con el país, parecieran sufrir de una conveniente amnesia y hablan como si nunca hubieran roto un plato.

Contamos con los partidos políticos tradicionales, que son justamente los responsables principales de aquellas aguas que, desde hace más de veinte años, nos han traído estos lodos, políticos de la vieja guardia que perdieron todo el pudor y se doblan como cañas en el viento, “para no partirse”, según sus propias palabras, y de donde proviene el inefable Claudio Fermín, el hombre de las mil caras.

Están, por supuesto, los partidos corporativos, esos emprendimientos hechos con el solo propósito de estafar a los venezolanos y hacer ricas a sus juntas directivas, unos clanes de profesionales y aventureros de alta gama que pretenden que los venezolanos los sigamos manteniendo a ellos y sus familias en sendos nidos de oro, y que se han adjudicado la representación del país opositor, políticos cuyos tentáculos abarcan desde las empresas y fondos de valores que Venezuela aún posee en el exterior, tienen penetrado hasta el gobierno interino que el Departamento de Estado de USA nos ha impuesto como único contacto válido con Washington.

Importantísimo, no dejar por fuera al PSUV, el partido del gobierno, nuestro actual tormento y el que, por una serie de complejas situaciones, no nos hemos podido quitar de la yugular, donde siguen chupándonos la sangre y haciéndonos cada día más débiles; se trata de un oscuro contubernio cívico-militar que nos ha llenado el país de bodegones y mansiones a medio terminar en parques nacionales y áreas naturales protegidas, ésos que, debido a sus propios errores, se encuentran restringidos de viajar fuera del país y sancionados por su mala costumbre de querer expandir sus actividades criminales a otros lares.

El PSUV, que es el brazo político del chavismo y es dueño del actual régimen, perdió de muy mala manera las dos elecciones realizadas en Barinas, derrota que ahora, algunos think tanks utilizando sus ejércitos de bots y corresponsales en las redes sociales, pretenden presentar como una brillante estrategia política por parte de Maduro, para ponerle fin a la dinastía chavista en Barinas, para eliminar de su competencia a algunos indeseables (como el eterno comodín de Jorge Arreaza, la cabeza de turco del momento), y para tentar a la oposición a jugar en el tablero del revocatorio, aplicándole la receta de Hugo Chávez, con la que castigó a quienes se expusieron al prestar sus nombres para tan ingrata tarea.

Algunos cófrades de las teorías conspirativas tratan de hacer ver a Barinas como el caramelo envenenado con el que Maduro está tentando a la oposición, pues sabe que ya algunos cabezas de rúcano están utilizando la reciente victoria en cuatro de los estados en el país, como una muestra de que el chavismo se derrumba inexorablemente, y que éste es el momento de ir a cuanta elección se nos presente, porque “el voto es nuestra arma” y, si acudimos todos unidos, en masa y nos quedamos a defender nuestro voto, mañana tendremos un nuevo día.

Los fundamentalistas del voto están danzando enfebrecidamente alrededor de la pira, donde arde el chavismo en Barinas, porque fue con la gente en la calle, acudiendo a sus centros electorales y confiando en el CNE, como se hizo realidad una victoria sin parangón.

No quiero convertirme en ave de mal agüero, de hecho, en mi anterior artículo felicité a los barineses por su bien merecido triunfo, porque en mi opinión respondieron con coraje y gallardía a una trampa en la que el chavismo quería encajonarlos y atraparlos en una derrota electorera. Maduro desconoció olímpicamente la decisión de Barinas de darse como gobernador a Freddy Superlano, lo inhabilitó y decidió darle al estado nuevas elecciones, pero los barinenses jugaron sabiamente el juego en el que Maduro quería atraparlos, fueron a votar en número suficiente para derrotarlo deshonrosamente, en el estado donde nació el padre paracaidista del hijo chofer de autobús.

Eso fue un logro del pueblo de Barinas, sin ayuda de nadie; el nuevo CNE que, hubiera podido hacer de aquella campaña algo más equitativo y justo, fue solo un mirón de palo; el PSUV hizo lo que le vino en gana; las FFAA prácticamente invadieron el estado y lo tomaron militarmente; las irregularidades se veían por todos lados: autobuses llenos de votantes traídos de otros estados, camiones repartiendo regalos a la población, para comprarlos sin ninguna vergüenza, votos asistidos, propaganda ilegal, sembraron el terror y gastaron una fortuna en fondos públicos… al final, fueron los ciudadanos quienes tuvieron la entereza de acudir en número suficiente para que no resultara la trampa que tenían preparada.

Esta vez, el pueblo se expresó y lo hizo de tal manera que no hubo manera de tergiversar los resultados; aunque hubo a granel trampas y abuso de poder, los barinenses pudieron dejar constancia de su rechazo al chavismo y al PSUV… pero hasta allí, ahora viene la parte más difícil, hacer realidad esa manifestación de voluntad, que el nuevo gobernador de Barinas, el Sr. Sergio Garrido, realmente pueda gobernar, que las instituciones le respondan, que cuente con los recursos necesarios, que no le nombren un protector del estado, que tenga acceso al gobierno central… porque, si no lo logra, ese triunfo será pírrico en esencia.

Barinas tiene problemas muy serios, de seguridad, de infraestructura, de servicios, su territorio es utilizado como base de operaciones por las mafias del narcotráfico y la guerrilla, su productividad enfrenta ingentes problemas para poder iniciar un repunte de la prosperidad perdida, van a tener que lidiar con la familia Chávez y sus pretensiones mantener un poder que ha ido mermando.

Ya surgen las fake news de que la pérdida de Barinas fue algo que se negoció entre la oposición corporativista y Maduro para preparar el terreno para la legitimación del régimen, los fundamentalistas del voto andan buscando desesperadamente la próxima oportunidad de ejercer el voto mágico de los demócratas invencibles, y tienen sus esperanzas en un proceso revocatorio inmediato, que sacaría a Maduro del poder gracias a la unidad y el poder del voto masivo… y, de nuevo, se dejan escuchar los nombres de los hombres providenciales que sacarán al país de su letargo.

Creo que es en este momento cuando necesitamos más sindéresis y racionalidad que nunca, pero sobre todo, fibra moral, para actuar de la manera correcta y más inteligente; ha habido demasiados errores y muchos tropiezos para seguir otorgándoles protagonismo a los mismos sospechosos habituales.   -    saulgodoy@gmail.com