miércoles, 24 de julio de 2024

¿Cuánto vale tu voto?

 



Es una pregunta importante si eres un demócrata y aprecias la libertad, y en principio podríamos decir que no vale nada si no ejerces tu derecho al sufragio, pero vale un mundo si eres consciente de lo que haces frente a la máquina de votación y escoges el candidato de tu elección. Votar es una acción personalísima que está firmemente sujeta al individuo, nadie puede hacerlo por ti, pero también es un acto colectivo de fuerza, en una realidad política donde la voluntad de la mayoría se impone, tu voto es un grano de arena que hace parte de un alud que quita y pone gobiernos, tal es su naturaleza, ínfima y numeraria pero de un gran poder.

La democracia es un sistema político y de organización social muy imperfeto e inacabado, pero que entre los otros sistemas de gobierno es el más justo y el que guarda mayor coherencia, parece una contradicción pero no lo es, la democracia es lo que nosotros decidamos que sea, es por ello que encontramos democracias avanzadas, que promueven ambientes de paz social, inclusión, oportunidades, en las que se premia el esfuerzo y la inventiva, donde existe el estado de derecho y los conflictos pueden ser resueltos sin violencia, pero también nos encontramos otras versiones más restringidas, autoritarias, incluso criminales manejadas por mafias que se hacen pasar por partidos políticos, son democracias donde los derechos individuales están en su mayor parte conculcados por el estado, donde la miseria y la pobreza son promovidas por el estado porque a esos funcionarios les conviene.

Y son democracias porque al final, a la hora de las chiquitas, hay que elegir, y le corresponde al ciudadano votar por seguir igual como vienen, o cambiar y buscar algo mejor. Es por ello que los organismos electorales, los que se encargan de organizar las elecciones y velar porque el proceso sea lo más transparente posible y cuidar que esa voluntad popular se respete, deben estar en manos de personas independientes, profesionales preparados que hagan su mejor esfuerzo en llevar pulcritud y equilibrio al proceso, que es la clave de todo sistema democrático.

Todos sabemos que los candidatos y partidos políticos harán lo posible por influenciar la opinión de los votantes y tratar, por medio de argumentos, promesas y obras (aunque en las democracias no desarrolladas, no se hace diferencias cuando se trata de recurrir a otros expedientes mucho más primitivos como serían las mentiras, las amenazas y la extorción) para ello utilizan la propaganda, los estudios de mercados, la llamada “Big Data” que es tu rastro digital de transacciones y contactos en el mundo del internet, y toda la panoplia publicitaria a su disposición, gastando fortunas en el transcurso de una campaña.

Todo este esfuerzo personal de candidatos y organizaciones políticas tienen una meta: alcanzar el poder ganando las elecciones, controlar las instituciones del estado para ejecutar sus planes y lograr sus propósitos, que es justamente, donde se confunden los intereses personales con los de la nación, que en políticos formados y educados en los principios democráticos, siempre privarán los intereses de esa mayoría que los elevó al poder.

En el peor de los casos, tal y como ha sucedido en estos últimas décadas en Venezuela, el poder será utilizado para beneficiar un proyecto político en detrimento del pluralismo y la convivencia pacífica, y si el gobierno presume de revolucionario y socialista, como es el caso del chavismo-madurismo, será la oportunidad perfecta para beneficiar a sus grupos de allegados y compinches, arruinando a muchos y convirtiendo a la pobreza en un ideal.

Esta banda de criminales y traidores llegaron al poder montados sobre la ilusión de mucha gente (ocho millones de votos, para un país del tamaño de Venezuela, es mucha gente) de contar con un país con mejores condiciones para el desarrollo y la prosperidad de la familia venezolana, pero lo que hicieron, una vez instalados en el poder, fue todo lo contrario, destruir nuestra cultura democrática y tratar de convertirnos en una comuna, a la imagen y semejanza de Cuba, donde existe una ideología conocida como castrocomunismo, de corte militarista y fascista, que trata por todos los medios de esclavizar a la gente a los designios del estado, o sea, a una élite que son los nuevos dueños del poder, y que son quienes deciden que, cuanto y cuando, le corresponde a cada quien, suprimiendo de esta manera la propiedad privada y la voluntad individual.

Para hacerles la historia corta, el gobierno de Nicolás Maduro, que es por todos conocido, es un extranjero indocumentado, que ha cometido el crimen de perjurio incontables veces para ocupar los puestos políticos que ha ejercido, con la complicidad del partido PSUV y de algunos cabrones que se dicen demócratas y que no son sino eso, unos proxenetas su gobierno, que estuvo construido desde la muerte de Chávez en mentiras sobre mentiras, se dedicó a la corrupción, al narcotráfico, a los delitos contra el ambiente, y a destruir la educación en el país, las pruebas abundan, siempre tutelado por los cubanos.

25 años después y luego de dos períodos presidenciales a cuestas, pretende ganar de nuevo la presidencia del país haciendo la campaña electoral más indigna y sucia de nuestra historia, nombrado a sus secuaces más incondicionales en los puestos claves que le garanticen su victoria electoral, esto, a pesar del rechazo y el asco que ha provocado, y la repulsión que sigue provocando con sus actuaciones y discursos, amenazando con guerra a nuestro pueblo si no lo declaramos vencedor, en un país casi despoblado por la emigración forzada que provocó, en medio de la pobreza extrema que nos trajo, con una crisis humanitaria en pleno desarrollo y con las cuentas de la nación en rojo, porque se robaron las riquezas del país o las malbarataron.

Pero gracias a una mujer valiente y a un señor de la tercera edad, pensionado y muy inteligente, tuvimos la oportunidad de manejar y focalizar esas fuerzas, ese tremendo rechazo y rabia contenida hacia los revolucionarios socialistas, quienes son los culpables de nuestra actual situación como estado forajido, pudimos reconstruir esa fuerza y convertirla en algo positivo, en esperanza y en un plan, derrotar a esas huestes del mal.

El problema de Venezuela y el gran peligro que corríamos era que los chavistas querían perpetuarse como los dueños del estado, estaban tan atornillados al poder que pensaban que estarían allí por siempre, sin importarles lo que pensaba y sentía el país, e hicieron de nuestras vidas una ordalía, pero obligados por la ley y compromisos internacionales tuvieron que llamar a elecciones y estas se convirtieron en nuestra última oportunidad de detener el desastre, justo a las puertas del averno, y con el voto de cada uno de nosotros, estamos ahora preparados para sacar democráticamente y en paz a ese súcubo y su corte infernal del gobierno.

De modo, que en estas particulares circunstancias, el voto se ha convertido en un arma y en una esperanza, una oportunidad única en nuestras vidas, vamos a poder cambiar nuestro destino, pero debemos hacerlo todos, o por lo menos la gran mayoría que se encuentre en el país y registrada en los listados del CNE (y los afortunados que puedan hacerlo en el extranjero).

Y aquí debo explicar algo muy importante, ya que el candidato Nicolás Maduro controla todo el aparato electoral y ha anunciado desde hace tiempo que no está dispuesto a entregar el poder, la única manera de poder anular todas sus trampas, actas fraudulentas, números forjados, votantes cubanos, incongruencias informáticas, es que la oposición controle de manera disciplinada todo el proceso con los llamados “comanditos” y el apoyo de toda la sociedad organizada, hacer guardia en los centros de votación, cuidar nuestros votos, tener registro de todo el proceso… pero lo más importante, hay que salir a votar, truene, llueva o relampaguee, hay que asistir a los centros de votación y en lo posible vigilar el proceso, no darle ninguna oportunidad al régimen de que haga la trampa.

Los venezolanos hemos tenido la pésima costumbre de no darle importancia al voto, hay algunos compatriotas que se jactan incluso de nunca haber votado… terrible pretensión que desdice mucho de nuestra ciudadanía, y esto lo digo porque el voto es parte fundamental de nuestra identidad, es un derecho que se imbrica profundamente con nuestra nacionalidad y nuestra persona. Yo en lo personal no soy un fundamentalista del voto, he utilizado la abstención como medio de protesta y arma en contra de los políticos que no hacen su trabajo, pero las veces que lo hice nunca funcionó, en este caso en específico, en esta oportunidad, la estrategia que la oposición democrática tiene planteada, solo será efectiva si todos vamos a votar, para crear ese efecto avalancha ante el cual no hay trampa que valga, y vamos muy bien…

Para aquellos chavistas arrepentidos, para quienes ven ahora que sus seños se han tornado en una pesadilla, que de esa política y esos líderes no hay nada que se pueda recoger, tratan de comprarlos con limosnas, con sobras, por un puñado de dólares, por unos bonos para gasolina, con unas cajas CLAP y una botella de miche para que se rasquen y no sientan la traición… ¿Cuánto vale tu voto?, vender tu voto en vender tu dignidad, hazte la pregunta, ¿Son esos chavistas dignos de confianza, les daría tu familia para que hicieran lo que quieran con ella? No es tarde para rectificar, el 28 tenemos que ser contundentes y decirle NO a los cubanos castristas. Si votas por Maduro le estarás regalando seis años de poder más para que haga del país lo que le dé la gana ¿Qué te está dando él a cambio? Más mentiras, alguna muñeca barata, comida podrida, algún bono de miseria.

Lo que hemos visto hasta los momentos y las fuerzas del mal pretenden obviar, es que la realidad de la calle indica que Maduro se encuentra solo, íngrimo y sin apoyo del país nacional, el olor a corrupción y derrota que despide es innegable, la de un político que ya no es. La gente, el pueblo, en todas sus expresiones, ha venido peleando una guerra en contra de las trampas y abusos de un régimen que se sabe perdido, su tiempo ha pasado; mientras pudieron no hicieron nada sino maltratar y humillar a los venezolanos, esta es la cosecha que recogen.

El 28 de julio van a escucha al pueblo en la calle, esto es definitivo, ellos se van, comienza una nueva época, de reconstrucción, reparaciones y generación de riqueza; el socialismo es cosa del pasado, lo que viene es trabajo y más trabajo. Con dignidad y orgullo, por nuestras familias, por un mejor país.

 

 

 

 

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