domingo, 21 de julio de 2024

Rumores del día anterior.

 



Han sido unas horas muy activas, de reuniones, análisis, escenarios, discusiones, llamadas desde el exterior, encuestas… siempre sucede con los cambios de ciclo, cuando se cambia de piel, y por supuesto son inevitables los rumores, la desinformación, el papelillo intenso que cae de todas partes, las posibilidades y las certezas, está sucediendo, al país le ha llegado su hora de definiciones, el compás de tiempo se cierra y la mayoría de nosotros lo que queremos es despejar un poco las incertidumbres, saber a qué atenernos.

Pero en el caso de nuestro país, ni siquiera los mismos actores tienen certezas, todo está en pleno desarrollo, y las variables, los vórtices, que cambian la dirección del flujo de eventos pueden surgir y surgen de manera inesperada, llevándose las tendencias de un lugar a otro, y aún aquellos que pueden utilizar las herramientas más avanzadas de IA tienen un amplio margen de error.

Es por ello que en estos casos prefiero utilizar los escenarios de gran visión, es decir, como cuando vamos al museo y admiramos una gran obra de arte, nos retiramos unos pasos de ella para poder abarcarla en su totalidad y poder ver su intensión y significado, solo entonces, una vez entendido su propósito es que me involucro con los detalles.

El problema de Venezuela tiene repercusiones mucho más amplias de lo que pudiéramos imaginar si solo nos atenemos a lo que nos afecta personalmente, a la inflación, a la de una economía que se detiene como si estuviera conteniendo la respiración, a la inseguridad que sentimos, a los mensajes que se entrecruzan en las redes sociales, a la falta de seguridad social y la incapacidad del gobierno de Maduro en atender nuestros problemas.

Hay un juego de estrategia global en constante actividad donde Venezuela es apenas una ficha y lo que suceda con esa ficha afecta al conjunto de factores, por ejemplo lo que resulte de las elecciones del 28 de julio va afectar el futuro inmediato de Cuba, y por carambola a Nicaragua, y sin dudas, a toda la región hemisférica.

En estos precisos instantes hay una serie de factores políticos, económicos y militares que solo esperan por definir el futuro inmediato de Venezuela para una intervención definitiva en Cuba, país que atraviesa por una situación de igual o mayor inestabilidad que Venezuela, pero que depende en gran medida de lo que el régimen de Maduro pueda ayudarlos, y si cae el gobierno castrista en Cuba, la izquierda internacional pudiera entrar en una crisis global, de allí el interés de Rusia y China en nuestro devenir.

No importa el lado que finalmente se haga con el poder, los resultados afectarán de manera definitiva ciertos intereses internacionales geoestratégicos, en términos de crisis bien sea esta de carácter humanitario (una nueva emigración incontrolada), de energía (lo que suceda con el país con mayores reservas petroleras del mundo, no es cualquier cosa), y por su posición geográfica y afectación política, ayudará o no a la estabilidad del Caribe, de Centroamérica y del resto de Suramérica, solo tenemos que ver lo que está sucediendo en Argentina para darnos una idea del impacto que pudiera tener lo que suceda con nosotros en los próximos días.

Pero acerquémonos al cuadro para ver algunos de sus rasgos más íntimos y constituyentes, el chavismo-madurismo, esa banda de criminales que manejan al país desde hace más de veinte años, se encuentra en su propia y profunda crisis existencial, que les ha estallado en la cara al ver perdido todo el apoyo popular con que alguna vez contó, no hay manera de que políticamente puedan sostenerse en el poder, ni siquiera con las armas, pues han perdido toda legitimidad y capacidad de convocatoria ante las instituciones, incluyendo a las Fuerzas Armadas, sus amenazas al pueblo de Venezuela de una guerra civil y una hecatombe social solo pueden resumirse en focos de resistencia sin ninguna contundencia y fácilmente controlable.

Ya es demasiado tarde para tomar acciones de desconocimiento del evento electoral, y a pesar de que todavía manejan el aparato de gobierno y son ellos los que organizan las elecciones, la oposición política les ha robado todas las iniciativas y tiene un férreo control sobre los resultados, los cuales no podrán ser adulterados sin que profundicen el aislamiento y el desconocimiento a una supuesta autoridad y derecho de seguir rigiendo los destinos del país, todo lo que malamente hagan para evitar que la voluntad popular se exprese, irá en su contra y empeorará su situación.

Ya los integrantes del Tribunal Supremos de Justicia, el Ministerio Público (la Fiscalía), el Consejo Nacional Electoral, la Asamblea Nacional, están dando muestra de que lo mejor que pueden hacer es negociar un pacto con el nuevo gobierno, no tiene la pretensión de violar la Constitución e ilegitimar las instituciones a su cargo, y no van a enterrarse con Nicolás Maduro, algunos de ellos, a pesar de sus prontuarios y pésima fama, esperan poder obtener clemencia para poder seguir con sus vidas dentro del nuevo orden.

Pero las cosas se complican para el alto gobierno, hay allí líderes muy radicales que pretenden la salida más violenta, entre ellos Jorge Rodríguez y Diosdado Cabello, quienes están quedando aislados y son los ejecutores de una campaña de terror en contra de la ciudadanía, no es mucho lo que pueden hacer pero se sienten atrapados, y en su impotencia se han vuelto peligrosos.

En cuanto a Maduro, un hombre que ha vivido toda su vida de su instinto y a salto de mata, ya se la agotaron los recursos y se encuentra cometiendo error tras error, su interés básico ya no es el gobierno sino su propia sobrevivencia, los poderes que lo apoyaban ya no lo acompañan, ha cometido demasiados desaguisados, al punto que su nombre se encuentra entre los más buscados por la justicia internacional, y tiene pendiente varios procesos por crímenes de lesa humanidad, en su desespero por una salida a su precaria situación, acaricia la posibilidad de un blackout del país, desconectar a Venezuela del mundo, como si invisibilizando a Venezuela, pudiera sustraerse de las consecuencias de sus actos.

Es contradictorio, pero Maduro tiene planes para un continuismo de su plataforma política en caso de una derrota electoral, para ello ha preparado un partido llamado Futuro y a cargo de su delfín, Héctor Rodríguez, actual gobernador de Miranda, con el que pretende sustituir al ya muy deteriorado y prácticamente inservible, PSUV, y una manera de sustraerse de la mala influencia de su ahora adversario, Diosdado Cabello.

En cuanto al resto de su partidarios, socios y allegados, es de todo conocido que los capitales mal habidos del chavismo han estado retornando a Venezuela desde el exterior, y han sido invertidos en bancos, el sector de la construcción, comunicaciones, petróleo, minería, que disfrazados como capitales foráneos se han colocado en siderúrgicas, electricidad, transporte, etc. Una buena parte de los miembros de Fedecámras y Consecomercio, así como de otros gremios empresariales, están controlados por estos empresarios chavistas o afectos al chavismo, esto era una situación esperada y que el próximo gobierno va a tener que convivir con ello, es lo que tenemos, lo que si hay que evitar es que estos dineros financien un resurgimiento de la ideología que los generó y probablemente hacerles un “blanqueo” hacia los intereses democráticos del país, si es que esto es posible.

Lo que sí debería cuidarse la líder María Corina Machado y el nuevo gobierno de Edmundo Gonzáles es que este arranque de transición, es no confundir las actividades propias de gobierno con la de las negociaciones que se deben dar dentro de las instituciones políticas, para ir desalojando al chavismo sin traumas y pacíficamente de sus posiciones de poder, consiguiendo los acuerdos necesarios, sabemos que el tema económico será manejado con carácter y rigor lo cual garantizará una pronta recuperación de los cuentas del país, pero son el tema petrolero, el ambiental y el tema militar (seguridad en general) los más difíciles de trabajar.

Siempre hay que estar alerta ante estos vórtices que aparecen en el flujo de los eventos que distraen y no pocas veces pudieran cambiar el curso de los acontecimientos, hay que estar preparados para las sorpresas, cisnes negros y rupturas violentas que pudieran surgir, pero después de haber vivido estas dos décadas y media en la pesadilla del chavismo, confío en que estemos curados de espanto.

En cuanto a Maduro, un consejo, acepta que viene el tiempo de la justicia, que debes responder por tus crímenes, que la impunidad es solo un deseo, no la realidad, y que es mejor recibir la tormenta estando en casa, este es el momento de ganar buena voluntad y clemencia de quienes has agraviado, si yo estuviera en tus zaparos soltaría de inmediato a todos los presos políticos de sus mazmorras, negocia con tus adversarios, pide perdón por tus pecados y acepta tu destino, no te vayas de esta vida haciendo el mal.

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