sábado, 5 de octubre de 2024

La historia lamentable y ruin del chavismo.

 



Puede ser que en las mentes cuadradas, reducidas y estrambóticas de los altos jerarcas del chavismo crean, con convicción infantil, que lo que hacen es lo que tienen qué hacer, entre otras cosas, resistir a toda costa el peso de las evidencias que revelan una monumental trampa electoral en Venezuela, tratar de robarse la soberanía nacional y engañar de la manera más pueril al mundo entero, con sus argumentos fantasiosos y sin pruebas de una conspiración internacional, declarar un “jaqueo” monumental de laboratorios cibernéticos fuera del país para imponer al candidato Edmundo González Urrutia como presidente electo, el pasado 28 de julio.

Esta resistencia a encarar la verdad los retrata como un grupo de inadaptados, provenientes de las alcantarillas de la política venezolana, que vendieron su alma a los servicios secretos cubanos; si investigamos un poco, podemos llegar a los verdaderos operadores, rusos y chinos, quienes desde el otro lado del mundo manejan, a control remoto esta importante colonia en el continente americano, a escasas millas náuticas del imperio norteamericano, su archienemigo.

La verdad es que el chavismo ha perdido una parte importante del apoyo de los venezolanos, entre muchas razones, por ineptos, ladrones, mentirosos, violentos e idiotas, este último adjetivo al que hacen honor en la tradición clínica rusa y que Dostoievski describiera, en su obra homónima, como debilidad en el pensar.

Los venezolanos de buena voluntad, aunque de escasa viveza (a pesar de la ilusión de que somos un pueblo dotado de una especial condición de inteligencia natural) caímos en una trampa, gracias a nuestras pocas luces sobre lo que el término “democracia” significa y, gracias a las componendas internas entre partidos y figurones, que fueron socavando nuestra frágil estructura democrática, nacida enteramente en socialismo, para permitirle el paso en la política a unos aventureros que venían de los cuarteles militares, todos contagiados de la fiebre revolucionaria.

Cuando el mundo se enteró de que una banda de sargentos y tenientes habían triunfado en las elecciones en Venezuela, jamás se imaginó que un país petrolero, rico en todo tipo de minerales y otros recursos, iba a caer en las manos de los comunistas; eso fue lo que sucedió una vez que el paracaidista Hugo Chávez Frías le ofreciera emocionado a su héroe, el Comandante cubano Fidel Castro, este país para que llevara su revolución hasta el último rincón del planeta, y derrotara al Imperio del Tío Sam, causa principal de los males de la humanidad.

El sueño de Fidel se hizo realidad de las manos de ese soldado venezolano, que padecía de una verborrea patológica - que hablaba casi sin pensar, que se creía un animador de su propio “reality show” televisivo y, una vez frente a las cámaras, jamás dejó de considerarse una estrella del espectáculo - y que tenía junto a él un grupo de sargentos que no se podían creer que se habían sacado la lotería llegando al gobierno, que se ganaban el premio gordo más grande y millonario del mundo entero.

Entre sus seguidores y personas de confianza estaba este muchacho colombiano, de Cúcuta, que había recibido una cierta instrucción revolucionaria en Cuba, un chofer de autobús y sindicalista, y que se comportaba como un perro fiel y dispuesto a complacer a su jefe en todo… no era muy brillante, pero con el tiempo aprendería.

Chávez se rodeó de militares “patria o muerte”, ésos de poca preparación pero de un apetito descomunal por poder y dinero, y permitió que los cubanos manejaran como fachada programas sociales y deportivos para justificar su numerosa presencia en el país, entre estas iniciativas destaca el plan de salud “Barrio Adentro”, que los llevó a penetrar las barriadas populares, donde podían hacer su trabajo de adoctrinación y propaganda, captando seguidores para la causa revolucionaria. También incorporó a los cubanos a su entorno de seguridad y a los servicios de inteligencia, donde tenían una gran experiencia en el mundo entero.

Chávez se tomó muy en serio su papel de estrella internacional de la izquierda, se codeaba con artistas y mandatarios del “jet set”, era invitado y agasajado en las capitales del mundo, se le veía muy cómodo en su papel de predicador de un nuevo orden mundial donde reinaría la justicia social y la felicidad para todos y en paz. Su discurso se distinguía por proclamas de amor, de multipolaridad, visitaba a los líderes más radicales del momento, incluso en zonas en guerra, era recibido en los palacios y cancillerías de occidente, era una exótica criatura que se mostraba como una curiosidad que emergía, convenientemente, en ese río revuelto.

Esa relevancia, que lo mantenía constantemente bajo el foco de la opinión pública, y su esplendidez con los dineros del país que, en forma de donaciones, obsequios, gastos de vida y viaje para una enorme troupé que lo acompañaba, incluso financiando obras públicas en otros países, fueron creando un silencioso resquemor en el Comandante Fidel Castro, quien se veía desplazado a un arbitrario segundo lugar como líder revolucionario, situación que se vio agravada con las iniciativas internacionales que asumió el incontenible Chávez en algunos foros mundiales, sin consultar al jefe caribeño.

Puede que en ese momento se formara el plan en la mente del héroe de la Sierra Maestra para salir de su pupilo, por competencia desleal; no sería la primera vez que tenía que hacerlo, eso de ser líder revolucionario tenía mucha competencia y él sabía lo que tenía que hacer. Los rusos estaban muy adelantados en aquello de inocular virus y enfermedades mortales a sus enemigos; los propios laboratorios farmacéuticos cubanos que utilizaban para fabricar vacunas, los utilizaban también para replicar elementos para la guerra biológica, estaban en capacidad de llevar a cabo un ataque en contra de un blanco sin que se diera cuenta, adquiriendo una dolencia producto de un raspón, pinchazo o algunas gotas diluidas en su comida, que resultaría luego en un raro y agresivo caso de cáncer en los huesos.

El plan era sustituir a Chávez por alguien más manejable y sumiso, su vanidad y necesidad de público y aplausos se habían desbocado, eran irrefrenables, y podían poner en peligro el plan de utilizar a Venezuela como cofre de guerra de Cuba, sostener la influencia de Cuba en el mundo por medio de sus espías, operaciones especiales y manteniendo una presencia diplomática costaba mucho dinero, y el petróleo venezolanos le permitía eso y mucho más.

En cualquier caso, ya tenía como bateador designado al canciller Nicolás Maduro, un hombre joven y ambicioso, pero fiel y bien amaestrado, que nunca mordería la mano del amo, para ello se urdió un plan que implicaba no sólo la muerte de Chávez, sino un nombramiento bendecido por el líder de Sabaneta; era irrelevante que no fuera venezolano, los cubanos ya habían penetrado todas las instituciones de identificación y extranjería, registros y notarías de Venezuela, emitir cualquier documento probatorio, y consolidar coartadas que dieran apariencia de legitimidad del plan no iba a ser un inconveniente.

La noticia de la enfermedad devastó al Comandante venezolano que, por supuesto, se había creído inmortal. No le fue muy difícil conectar los puntos de esta trama y descubrir que había caído en su propia trampa. Prácticamente, a partir de ese momento, Chávez viajaba regularmente a Cuba para su tratamiento, y ese gran maestro de lo oscuro que era Fidel tuvo la ocasión de dorarle la píldora a su víctima, la oportunidad para asegurar su legado en la historia, la fortuna de su familia y la asunción de un heredero de su entera confianza.

Debo decir en este punto, que este plan era conocido por muchos servicios de inteligencia de occidente, pero la situación política del país hacía imposible determinar quién era de confianza, todos los partidos políticos venezolanos estaban infiltrados por el gobierno chavista, no había candidatos confiables que pudieran manejar esta información y hacer algo con ella.

Ya todos sabemos lo que pasaba en el país mientras este drama se desarrollaba, la industria petrolera, una de las más importantes del mundo, estaba quebrada, el país estaba hundido en la miseria, se imponía un militarismo ramplón y vulgar, la sustentabilidad del país agonizaba mientras herían a muerte sus principales nichos ecológicos, la corrupción y la ineptitud acababan con los servicios de salud y la educación pública, la inseguridad ciudadana se hizo crónica, la corrupción no tocaba techo, era una conveniente distopía en un país tan afortunado en recursos, que se necesitaba indefenso e ignorante del saqueo al que estaba siendo sometido por el crimen transnacional…

Para los intereses cubanos y de sus aliados, Venezuela se había convertido en una base de operaciones del narcotráfico y del terrorismo internacional, en un espacio seguro para la guerrilla latinoamericana, una puerta de entrada de los movimientos islámicos fundamentalistas a USA, con la oportuna dotación de papeles y pasaportes falsos, una buena red de distribución de armas con la flota de cargueros petroleros al servicio de Venezuela, con la que traficaron alijos de drogas y colocaron comandos de fanáticos con instrucciones de dañar al pueblo norteamericano.

La muerte  de Chávez poniéndolo a dormir para evitar su sufrimiento en La Habana, el nombramiento de Maduro como su sucesor semanas después de su asesinato, su candidatura presidencial, y su victoria electoral, fueron una muy bien orquestada operación de inteligencia, que puso de nuevo a Fidel en el timón de los países del Tercer Mundo. Venezuela seguía siendo su colonia, Maduro y su entorno militar eran sus fieles procónsules, y tenía a Latinoamérica de nuevo en el puño.

Los venezolanos nos tragamos el cuento de una oposición dividida (por designio de La Habana), de la invencibilidad del chavismo como fuerza telúrica y rectora de nuestro destino, y gracias a la obscena hegemonía comunicacional, la única voz, opinión, pensamiento y voluntad que se podía ver y escuchar en el país eran la de sus lacayos chavistas haciéndonos creer que ellos controlaban la revolución.

Creo que María Corina Machado no se ha dado cuenta de su increíble hazaña, ella logró derrotar no sólo a un gobierno títere de Cuba, rescatando para nosotros la idea de un país que nunca fue de los chavistas, sino que enfrentó políticamente a los dueños del circo; esta leona de Caracas está desalojando a los cubanos del país y los está empujando a su desdichada isla, razón por la cual ahora más que nunca debe cuidarse de la venganza de estos fanáticos revolucionarios.

El mundo apenas está cayendo en cuenta de la realidad detrás del show; nosotros, los venezolanos, hemos tenido que sufrir una tragedia imposible de entender y lidiar con ella si no tenemos en cuenta la mano que mueve los hilos. Espero que no haya sido muy tarde, sobre todo para EEUU y Europa, donde el socialismo internacional, utilizando caretas, organismos internacionales y gobiernos progresistas, están sembrado un ejército en las sombras, unas fuerzas oscuras que se están activando para destruir las democracias, jugando con las mismas reglas y manipulando las elecciones, como lo ha hecho el chavismo a los largo de 25 años en Venezuela.

Cuba no quiere entregar a su colonia más rica, próspera y fácil de dominar, pero tiene un problema grave, la propia isla de Cuba está padeciendo de su peor momento económico y político, hay un enorme descontento social que mantiene al gobierno de Raúl Castro en vilo. Maduro y su entorno, incluyendo al General Padrino y a Diosdado Cabello, son fichas desechables, y la orden que tienen es la de resistir hasta el final, no entregar el poder sin importar el costo, y para ejecutar esa orden disponen de un componente de agentes que se han convertido en el primer anillo de seguridad de estos personajes, que si no los tuvieran acechándolos, vigilándolos y amenazándolos ya hace mucho tiempo se hubieran marchado a sus exilios dorados en el extranjero.

Maduro no está resistiendo por propia voluntad, su destino ha dado una voltereta y él es ahora es un rehén de los intereses de los cuales medró por largo tiempo, los carteles de la droga, sobre todo los mexicanos en los cuales el régimen cubano tiene especiales vínculos, las operaciones de espionaje (SIGNET) de intervenciones de data, llamadas, mensajes cifrados, vía microondas, señales de alta frecuencia, comunicaciones satelitales, y cuyas instalaciones se encuentran principalmente en Cuba y ahora en nuestro país, con los cuales espían a los EEUU y comparten la información con los chinos, los rusos, con Irán y grupos terroristas, escuchan desde transmisiones del FBI, Guarda Costas, Patrullas Fronterizas, NASA, y otros organismos de seguridad e investigaciones (los rusos y los chinos se encargan de descifrarlas).

Esa es una de las razones por la que se hace necesario desalojar físicamente a los chavistas del poder cuanto antes, no se le puede dar más vueltas, hay que afinar la puntería, nuestro problema, el objetivo de nuestra lucha por la libertad no está escondido en algún bunker de Fuerte Tiuna, esos monigotes quedaron para asumir las torturas de niños, la desaparición de políticos y el cierre de medios de comunicación, con el fin de continuar con su campaña de terror; nuestros esclavistas se encuentran en La Habana y hacia allá debe apuntar todo nuestro esfuerzo en mover las piezas y trancarles el juego.

 

 

 

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