jueves, 17 de octubre de 2024

La mente criminal

 


 


Los gánsteres rusos, los mafiosos sicilianos y la Yakuza: todos ellos surgieron de sociedades que vivían una transición súbita y tardía a la economía de mercado, pero que carecían de una infraestructura legal que protegiera de forma fiable los derechos de propiedad y que resolviera los conflictos comerciales. La mejor forma de prevenir el nacimiento de dichos grupos es garantizar que el capitalismo tenga una regulación adecuada y que lo administre un Estado eficaz, capaz de ejercer una autoridad legítima (y superior).

Federico Varese, Mafia Life, 2017


La existencia del crimen ha sido justificada de mil formas y maneras, como expresión de ese lado oscuro de la naturaleza humana, pasando por esa imagen en negativo de la justicia y el orden, o como antítesis de lo bueno, el crimen siempre entra en contradicción con las normas de vida de una sociedad civilizada, se nutre del desorden y la anarquía aún en aquellas sociedades primitivas, con un mínimo de requerimiento para la existencia; las conductas criminales siempre le hace daño a las expectativas de continuidad de la tribu, pues la tendencia fatal del crimen es que solo beneficiaría a su perpetrador haciéndole daño al resto de la comunidad.

Y esta tendencia hacia la entropía absoluta hace imposible la existencia segura y continuada de las organizaciones criminales, todas, en una interesante afinidad con la vida de los imperios, finalmente sucumben a la decadencia; el orden intrínseco de las bandas criminales es la antropofagia, el orden caníbal, los jefes serán víctimas de sus hombres de confianza, y aún de su propia familia, la traición y la deslealtad que son los atributos de la ambición de quienes no respetan normas ni valoran la confianza, con lo que quiero decir que en la vida de los criminales la verdad tiene olor a pólvora y sabor a plomo.

Y es muy claro al verlo en las mafias, que son las organizaciones criminales por excelencia, las mafias se crean, se desarrollan, decaen y mueren, son múltiples y de variados colores las mafias que han desfilado en la historia de la humanidad, las mafias chinas, las italianas, las rusas, las mexicanas, las tailandesas, las venezolanas, todas con sus variaciones en forma y fondo, con distintos intereses, mercados y países, con sus diferentes códigos de honor, pero al final, como organizaciones parasitarias, terminan acabando con la existencia de sus huéspedes  aún las mafias más exitosas pueden que se prolonguen por un par de centurias, pero al final terminan desapareciendo, aunque lo que no parece acabarse es la idea de las mafias, pues resurgen, a veces, con mayor virulencia.

Es por ello que la vida dentro del crimen siempre es violenta, no hay criminales que bajen a la tumba en paz ni una sociedad sin criminales que la martiricen, ya que el criminal tiene sobre su cabeza la espada de la justicia que siempre los persigue, y tienen que vivir con la competencia traidora que ellos mismos generan, de allí que la vida de los criminales siempre sea azarosa y en continua paranoia, ellos saben que a la vuelta de la esquina, siempre encontrarán a alguien más violento y ambiciosos que se encargará de ponerle fin a su reinado.

El chavismo es una organización criminal que nació muy cerca de la política, el sistema político venezolano por razones que no vamos a explicar, se nutrió por mucho tiempo de la corrupción y de las ideología equivocadas que lo que buscaban era consolidar a los grupos de poder a espaldas de los intereses del país, se inspiraron en las dinastías comunistas orientales que se nutrían del pillaje y la piratería, de sociedades secretas, de ritos de iniciación, y avance dentro de una organización, que tenía mucho de mafia y poco de partido político, o de institución militar.

En Venezuela la corrupción nacía del compadrazgo con los hombres fuertes del momento, primero con los caudillos, luego con los dictadores, después, durante la época dorada de nuestro período democrático, con los jefes de los partidos políticos, todo comenzaba con el favor, el papelito de la recomendación, del “excúselo, porque es mi ahijado” para terminar luego en las tribus judiciales y la mercantilización de la justicia, donde el “estado” no podía llevar su autoridad, allí nacían los líderes espontáneos y sus incipientes “colectivos” con los que administraba justicia.

Las organizaciones militares y paramilitares eran perfectas para su desarrollo como grupo mafiosos, con cadenas de mando verticales, con una tradición de obediencia y mando, eran muchos los ejemplos que se tenían de los movimientos revolucionarios extranjeros que se decían “ejércitos”, de liberación, nacionalista, combatientes por la libertad, con su capacidad de sobrevivencia en circunstancias desventajosas, adaptabilidad a las circunstancias y mimetismo que les conferían cierta capacidad tanto de sobrevivencia como ofensiva, con estos modelos se fueron alimentando en nuestro país los grupos subversivos, las bandas criminales organizadas que asolaban regiones, con los movimientos estudiantiles de la extrema izquierda que pasaron un día de tirar piedras a robar bancos y asesinar policías.

Todo nacían con esa vena aventurera y, de esa filosofía de obtener la riqueza aplicando la ley del menor esfuerzo, y como no teníamos una educación sistemática y sostenible de moral y luces, como la entrada que dio el país al siglo XXI lo hizo con una familia desintegrada, sin formación cívica adecuada, y embutidos en leyendas y mitos de una historia patria falseada, la identidad de nuestro pueblo era cera moldeable para cualquier ideología agresiva que entrara a competir con la razón y el sentido común, y esa plaga nos vino de Cuba y se llama el castrocomunismo del cual nació esa desdichada doctrina del bolivarianismo.

Tanto el aparato organizativo como la ideología eran muy primitivos en su concepción, pero calzaba adecuadamente con la mentalidad de un grupo de venezolanos que venían arrastrando agravios sociales, fantasías socialistas, debilidad de identidad y un hambre insaciable por la buena vida y el poder, una parte de este grupo venía de los cuarteles y escuelas de formación militares que lamentablemente vivían su peor momento, de modo que el chavismo fue un éxito, logrando arrastrar diferentes grupos dispuestos a la lucha política en medio de un escenario de partidos políticos  decadentes.

De esta manera una incipiente mafia llegó al poder y empezaron a cambiar las estructuras del estado venezolano para amoldarlas a sus necesidades, que no eran otras que la expoliación del país, allí no habían segundas intenciones excepto las de su líder, Hugo Chávez, de convertirse en el líder mundial de un Nuevo Orden, pero las riquezas que encontraron siendo gobierno eran tales, que alcanzaba para eso, y más. Para cuando Chávez es asesinado en Cuba por no convenirle sus ambiciones personales al líder cubano Fidel Castro, ya existía operando en Venezuela una de las estructuras criminales más importantes y con ramificaciones en todos los continentes.

Las drogas ilícitas, la trata de blancas, el tráfico de armas, el blanqueo a gran escala de dinero ilegal, el comercio ilícito de minerales estratégicos, el financiamiento de campañas electorales en el mundo, la compra de conciencias de funcionarios en otros países y organismos internacionales, la protección a grupos terroristas, el secuestro y la extorsión, el robo de elecciones, el asesinato internacional por encargo, el contrabando de oro y otros valores, la desinformación y campañas de operaciones de contrainteligencia (black ops), la destrucción intencionada de patrimonio natural de la humanidad, genocidios, movilización de emigrantes con fines de dañar la soberanía de otros estados… son algunas de las especialidades a las que se dieron práctica, muchas de ellas eran imposible ejecutarlas sin el conocimiento de algunos países que monitorizaban estas actividades.

Cuando una organización mafiosa crece de manera desmesurada, abarcando tantas actividades y moviendo gruesos capitales bajo el radar de la vigilancia internacional, lo más seguro es que otras mafias y personas involucradas en las operaciones se valgan del desorden y la premura para distraer montos de dinero, beneficiarse personalmente de las transacciones e incluso de operar en plena competencia contra sus anteriores jefes.

El chavismo ha sido la casa matriz de diferentes organizaciones criminales, desde las bandas armadas que controlan determinados barrios, grupos que administran minas o fábricas de bitcoins, feudos familiares que señorean sobre casinos, las actividad deportiva y el turismo, monopolios enormes de bodegones, firmas exportadoras-importadoras, distribuidores de comida y medicinas, de autos de lujo, sus raíces no han dejado sana ninguna actividad durante estos 25 años de reinado, pero su gran creación sin lugar a dudas ha sido la super-mafia conocida como el Tren de Aragua, un consorcio multinacional del hampa organizada, que ha escalado con violencia inusitada los sitiales de los criminales más buscados, incluso en USA.

Pero el tiempo, la competencia, las sanciones que aplicaron algunos países, la justicia internacional, y las mismas contradicciones internas propias de las mafias en su estado de decadencia, empezaron a debilitar aquella estructura, el jefe de la organización, Nicolás Maduro Moros, inmerso en demasiadas presiones de sus asociados, en la vigilancia y las intervenciones que se hicieron en contra de sus operaciones, y sobre todo, en la devastadora derrota electoral que sufrió de la oposición democrática, y que para su desgracia, fue pesimamente manejada dejando al descubierto el criminal intento de robarse los votos y proclamarse, sin prueba alguna, el vencedor de los comicios donde se jugaba su tercera reelección, lo pusieron bajo la observación internacional.

Para agravar su situación y producto del desespero, Maduro se ensañó en contra de los ciudadanos que asumió, eran responsables de su derrota, y se vengó, propiciando uno de los más salvajes actos de violación masiva de derechos humanos de la historia reciente, con más de 2000 personas secuestradas, torturadas, sin derecho a la asistencia legal, entre ellos una cantidad de niños, adolescentes y mujeres, cuya situación tan espantosa le ha valido el epíteto de “El Carnicero”, situación esta que está provocando una segunda ola migratoria haciendo aún más inestable la región, quedando en evidencia internacionalmente como un peligro para la estabilidad continental y tratando de involucrar en su inminente caída a los gobiernos aliados (socialistas), que hasta hacía muy poco, lo apoyaban incondicionalmente.

Maduro se ha empeñado en obviar su desesperada situación, no quiere reconocer su derrota electoral, su intención es juramentarse para un nuevo período presidencial, apoyado por su mafia y un ejército que cada día que pasa lo desconoce como Comandante en Jefe, aterrado por las circunstancias de su situación, lo que más teme es una operación quirúrgica de extracción que desde el extranjero lo lleven a afrontar la justicia de sus actos en EEUU, donde es solicitado y hay precio por su detención, pasa las noches insomne, solo pensando que de su círculo íntimo surja el judas que los entregue a las autoridades, hay personas que aseguran que está perdiendo la razón y que sus más cercanos colaboradores se han hecho cargo de la situación, no se puede descartar que el gobierno de Cuba, ante la inminencia de un final cantado, lo ponga a dormir para evitar complicaciones.

Es el final clásico de una mafia en tiempos de postmodernismo, y seremos testigo de ello.

 

 

 

 

 

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