“El delincuente por
herencia y el delincuente de oficio se diferencian, según Ferri, del
delincuente de ocasión; el primero es impulsado al crimen por una fuerza
interna, adquirida o innata, que germina en el extraño placer que experimenta
cuando obra mal; empero el último al ser impelido por un impulso exterior, no
es retenido en la honradez por una repugnancia suficientemente fuerte. Yo creo,
sin embargo, que todo esto se reduce a una cuestión de grados. De la misma
forma que inferiores a los imbéciles, reconocemos a los semiimbéciles, así hay
un criminaloide, tipo más ínfimo que el criminal por herencia, dicho
criminaloide es un hombre que no se siente arrastrado al crimen más que en
ocasiones solemnes. Desgraciadamente la ocasión es siempre el punto de partido
de un hábito, y la falta de repugnancia lleva, por la repetición de los mismos
actos, a deleitarse más y más vivamente en estos”.
César Lombroso,
Los Criminales, 1893
Nos cuenta el filósofo Norbert Bilbeny en su obra El Idiota Moral, del terrible
descubrimiento que el teólogo alemán Bonhoeffer hizo durante su pasantía por el
campo de exterminio nazi Floössenburg, y del cual no sobrevivió,
dijo Bonhoeffer que la necedad constituye un enemigo más peligroso que la
maldad… “se debe tener mayor precaución
frente al necio que frente al malo”.
Y el chavismo está lleno de necios, marcados por el hierro
de la ignorancia hacia ciertas sensibilidades humanas, que es un defecto moral
y, que según Bilbeny quienes las sufren, son los mismos que procuran los genocidios,
es el que sufre de apatía ante los asesinatos en masa, y esa apatía resulta ser
contagiosa, ante tal número de presos, torturados y muertos, como condición
cotidiana de la sociedad entera, se corre el peligro de cancelar el juicio
moral.
Porque el idiota moral no es lo mismo que el idiota mental,
no tiene nada que ver con la inteligencia de los individuos, sino con la
renuncia de la angustia vital que implica estar vivos. Un tirano ejerce el
gobierno con violencia, mentiras y crueldad, solo le importan las leyes para
justificarse, cree que la amistad, la identidad ideológica, la camaradería
política trata solo de que los otros acepten sus crímenes como algo normal,
acorde con las prácticas estandarizadas de la política, construye sus discursos
siguiendo un extraño patrón de ideas adecuadas, contrastando con unas acciones
absolutamente aberrantes y criminales, razón por la cual necesita más de
cómplices que le den la razón sin tenerla.
En su obra La vida del espíritu, Hannah Arendt escribió: “Me impresionó la manifiesta
superficialidad del acusado, que hacía imposible vincular la incuestionable
maldad de sus actos a ningún nivel más profundo de enraizamiento o motivación,
pero el responsable era totalmente corriente, del montón, ni demoníaco ni
monstruoso.”- Se refería a Eichmann, uno de los burócratas del nazismo
responsable directo de la ejecución de millones de judíos en los campos de
concentración durante la Segunda Guerra Mundial.
Al igual que un Nicolás Maduro, que un Diosdado Cabello, que
los hermanos Rodríguez o cualquier otro funcionario del gobierno chavista,
parecen personas normales, hasta afables, y algunas, con credenciales
académicas la justificarían como personas preparadas intelectualmente, pero es
tal la deficiencia moral que sufren, que en palabras de Bilbeny : “Quien da y quien cumple órdenes de
exterminio metódico vive como un muerto, tiene el alma muerta y en eso consiste
su inhumanidad.”
Y volvemos sobre la cita al inicio de Lombroso, un
antropólogo criminalista de finales del siglo XIX, cuyas tesis biológicas como
originarias de los actos criminales están hoy superadas, pero no dejan de tener
valor sus observaciones sobre los comportamientos atávicos que surgen y se
anclan en ciertas mentalidades empalagadas con los actos criminales, con ese
vacío terrible de sensibilidad y la sustitución de los valores humanos por unas
recetas pragmáticas y justificativas de sus crímenes, que venden como auténticas
revoluciones, pero no son sino violaciones descaradas a los principios
fundamentales de la convivencia social.
El solo hecho de atentar, de la manera como lo hizo Maduro
en contra de las elecciones democráticas en Venezuela, contra a constitución y
las leyes del país, desconociendo la voluntad popular, tirando por la borda los
principios elementales de la libertad de los pueblos para darse el gusto, la
satisfacción personal y egoísta de convertirse en un tirano, con el solo
propósito de seguir delinquiendo y robando las riquezas del país, insultando
nuestra inteligencia con excusas fantasiosas y componendas dignas de una mente
esquizoide, y para colmo de males, tratando de involucrar internacionalmente a
socios y aliados como parte de su coartada, casi que obligándolos, cuando no
comprándolos con sus avances de extorción y culpas ideológicas.
No en vano ha afectado la credibilidad del socialismo
español en un turbio negociado con el oro y el petróleo venezolano que ha usado como palanca, para
obtener la solidaridad del partido socialista español para que desconozca al
legítimo presidente electo de Venezuela, el Dr. Gonzáles Urrutia. Le ha tratado
de torcer el brazo al presidente Lula de Brasil y al presidente Petro de
Colombia, para que lo reconozcan como vencedor de unas elecciones que intenta
robarse, en aras de una mal entendida solidaridad socialista.
Hagamos un alto para explicar lo siguiente, en el pasado mes
de julio se celebraron en Venezuela unas elecciones presidenciales donde Maduro
propugnaba por un tercer mandato en contra de un candidato prácticamente
desconocido, Edmundo Gonzáles Urrutia, quien había quedado luego de una purga
que hizo el CNE en las filas de la oposición democrática liderada por la Sra.
María Corina Machado, a quien le negaron su derecho por competir en los comicios.
El CNE, en contra de las leyes que lo regulan, está compuesto en su totalidad
por personas adscritas a partidos políticos, de los cuales el partido PSUV
tiene la mayoría, es decir controla importantes aspectos operativos.
La Sra. Machado que ya había experimentado una campaña
electoral asimétrica, signada por el abuso de poder, la violencia y
parcializada en su contra por parte del gobierno de Maduro, temía una trampa al
momento de dar los resultados electorales, la campaña electoral a pesar de todo
el poder del estado y las tácticas terroristas que utilizaron para que los
venezolanos se inhibieran de apoyar a la oposición, logró enormes
concentraciones de apoyo popular al proceso democrático y un enorme rechazo
hacia el candidato oficialista y continuista.
Maduro y el CNE se habían mostrado en desacuerdo con la
presencia de observadores internacionales, no querían testigos de lo que estaba
por ocurrir, la campaña le había demostrado al chavismo que habían perdido al
pueblo, era un gobierno impopular, pero aun así necesitaban quedarse en el
gobierno, habían demasiadas amenazas en el horizonte, investigaciones, procesos
judiciales, denuncias, y sobre todo, negocios multimillonarios que habían que
atender desde la seguridad y los privilegios que solo proporcionaba ser parte
del estado.
El plan de la Sra. Machado era hacer de cada mesa electoral
del país una trinchera democrática para la defensa del voto, colectar ese mismo
día el mayor número posible de actas electorales, que por ley le correspondía
una copia a las organizaciones políticas en competencia, esas actas oficiales
serían la única prueba en caso de un fraude electoral. Y tal como las
proyecciones y la campaña habían demostrado, la avalancha de votos para la
oposición fue inmensa y su plan había funcionado con la precisión de un reloj.
Y efectivamente, al final de la tarde de ese día, ante la
evidencia de que el gobierno estaba perdiendo por paliza las elecciones, el CNE
intervino para dejar al proceso sin voz, se detuvieron los escrutinios, se
suspendieron las reuniones con los representantes de los partidos políticos,
pero de inmediato la oposición hizo público el contenido de las actas en su
poder, que aseguraban una cómoda mayoría de votos para el candidato opositor.
Pero el gobierno se jugó una carta escondida pero fatal, ya
que si no probaba su veracidad, estaríamos en presencia de uno de los fraudes
electorales más torpes y mal hechos en la historia de las democracias, el CNE
emitió un comunicado, leído de una servilleta de papel, que Nicolás Maduro
había ganado las elecciones por un amplio margen de votos… pero hasta allí, sin
soportes, sin mostrar las actas, sin discriminar los resultados por regiones ni
centros de votación, y el CNE, sin responder preguntas ni permitir acceso a la
data electoral, volvió a su conveniente autismo, no volvió a aparecer.
De inmediato se activó el mecanismo del fraude que tenía
preparado el gobierno de Maduro, que involucraba al Tribunal Supremo de
Justicia (TSJ) para que con una sentencia, lo diera como ganador, y asunto
cerrado. Pero era uno de los escenarios que tenía previsto la Sra. Machado, y
aquella intromisión del poder judicial fue rechazada por inconstitucional, el
CNE, que hasta hacia poco lo distinguía la propaganda oficialista como la
institución más transparente y eficiente del mundo, desapareció en las sombras,
y se quedó muda. Aquel despojo al pueblo de Venezuela, afortunadamente, fue
contravenido por las actas electorales, y una de las organizaciones que el
gobierno de Maduro había permitido como observadora del proceso, el Centro Carter,
se pronunció: ¡Ah, Sorpresa¡ mostrando las actas electorales, debidamente
certificadas como legítimas y emitidas por las máquinas del CNE y que
coincidían con las que tenía la oposición, y manifestaban la inmensa derrota
del candidato Nicolás Maduro.
La situación implicaría que hubo dos juegos distintos de
actas emitidas por el CNE, con el agravante que el gobierno no termina de
enseñar las suyas, y basa su defensa del organismo electoral en un ciberataque
que ocurrió ese día desde el extranjero, y que obligó al gobierno a suspender
el conteo del CNE, pero que aún con esta grave situación, pudieron producir una
totalización de votos que daban como ganador a Nicolás Maduro, pero hasta los
momentos nada de esto puede ser probado pues las actas siguen desaparecidas, y
a más de tres meses de los comicios no las han enseñado, pero aun así, el TSJ
procedió a proclamar al candidato chavista como ganador.
A partir de ese momento la opinión pública y la posición de
algunos gobiernos y organismos internacionales, decidieron no aceptar los
resultados si no había el soporte que avalara el triunfo de una de las partes,
desconociendo las actas oficiales que la oposición democrática hizo públicas,
al igual que las que mostró el Centro Carter, esta posición, la más cómoda y
menos comprometida con la verdad, le daban una ventaja al truculento Nicolás
Maduro y era que él estaba en el poder y probablemente continuaría allí para
que no hubiera un vacío de poder luego del próximo 10 de Enero, fecha pautada
para la juramentación del nuevo presidente ante la el poder legislativo.
La inverosimilitud de la historia que alega el continuismo
es evidente, Maduro le está exigiendo al mundo un acto de fe a su narrativa de
que él ganó esas elecciones en buena lid, le ha pedido a sus aliados más
cercanos que partan lanzas con él y avalen un posible mega fraude que
terminaría afectando a sus propios gobiernos y vulnerando sus sistemas
electorales, el ovillo de extorciones, amenazas veladas, invitaciones a delinquir
no ha terminado de desenrollarse, en Venezuela la respuesta del gobierno ha
sido atroz, una verdadera campaña de terror y violaciones de derechos humanos
se encuentra en proceso, miles de presos políticos, entre ellos niños y
adolescentes, torturados y muertos, el candidato electo el Dr. Urrutia se
encuentra en el exilio, María Corina Machado está viviendo la peligrosa
aventura de la clandestinidad en su propio país.
Ciertos sectores y gremios de empresarios y financistas, que
ya no pueden aguantar más castigo sobre la economía del país, han preferido
sumarse a una campaña de estabilización y normalización política, tratando de
minimizar lo que es obvio, Maduro está en vías de dar un golpe de Estado, de
burlarse de la voluntad popular, de destruir los cimientos de la democracia en
Venezuela y debilitar la libertad y el orden continental.
Mientras esto ocurre Maduro se desespera, sus errores
tácticos se acumulan en un rechazo casi unánime hacia el tirano, el mundo libre
está indignado con la situación, el perpetrador de esta charada es buscado como
criminal en casi todo el mundo occidental, pero insiste y se aferra como un
poseído al poder, pues se sabe perdido sin él. El lado más triste y penoso de
esta bochornosa historia, es el sufrimiento de un pueblo que quiere ser libre y
democrático, que no se ha podido defender de estos bárbaros que desafían la
razón y las leyes, esta larga agonía de un pueblo que se negó a continuar en la
esclavitud comunista, ya empieza a afectar a otros países, los ejemplos de
Cuba, Nicaragua y Venezuela en el continente, pretenden multiplicarse y hay
fuerzas oscuras y muy violentas tratando de insuflarle vida a estos regímenes
del oprobio.
Nadie, ni aún los más poderosos gobiernos de la Tierra,
pueden permanecer impávidos ante estas manifestaciones del mal sin que corran
el peligro de contagio, son ideologías perversas que si no cortan su
propagación, lo más probable es que acaben dañándole la vida a todos, haciendo
del crimen una forma aceptada de vida y a los hombres sin alma, legión.
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