viernes, 1 de noviembre de 2024

El chavismo como casta delincuencial

 



“El delincuente por herencia y el delincuente de oficio se diferencian, según Ferri, del delincuente de ocasión; el primero es impulsado al crimen por una fuerza interna, adquirida o innata, que germina en el extraño placer que experimenta cuando obra mal; empero el último al ser impelido por un impulso exterior, no es retenido en la honradez por una repugnancia suficientemente fuerte. Yo creo, sin embargo, que todo esto se reduce a una cuestión de grados. De la misma forma que inferiores a los imbéciles, reconocemos a los semiimbéciles, así hay un criminaloide, tipo más ínfimo que el criminal por herencia, dicho criminaloide es un hombre que no se siente arrastrado al crimen más que en ocasiones solemnes. Desgraciadamente la ocasión es siempre el punto de partido de un hábito, y la falta de repugnancia lleva, por la repetición de los mismos actos, a deleitarse más y más vivamente en estos”.

César Lombroso, Los Criminales, 1893

 

Nos cuenta el filósofo Norbert Bilbeny en su obra El Idiota Moral, del terrible descubrimiento que el teólogo alemán Bonhoeffer hizo durante su pasantía por el campo de exterminio nazi Flssenburg, y del cual no sobrevivió, dijo Bonhoeffer que la necedad constituye un enemigo más peligroso que la maldad… “se debe tener mayor precaución frente al necio que frente al malo”.

Y el chavismo está lleno de necios, marcados por el hierro de la ignorancia hacia ciertas sensibilidades humanas, que es un defecto moral y, que según Bilbeny quienes las sufren, son los mismos que procuran los genocidios, es el que sufre de apatía ante los asesinatos en masa, y esa apatía resulta ser contagiosa, ante tal número de presos, torturados y muertos, como condición cotidiana de la sociedad entera, se corre el peligro de cancelar el juicio moral.

Porque el idiota moral no es lo mismo que el idiota mental, no tiene nada que ver con la inteligencia de los individuos, sino con la renuncia de la angustia vital que implica estar vivos. Un tirano ejerce el gobierno con violencia, mentiras y crueldad, solo le importan las leyes para justificarse, cree que la amistad, la identidad ideológica, la camaradería política trata solo de que los otros acepten sus crímenes como algo normal, acorde con las prácticas estandarizadas de la política, construye sus discursos siguiendo un extraño patrón de ideas adecuadas, contrastando con unas acciones absolutamente aberrantes y criminales, razón por la cual necesita más de cómplices que le den la razón sin tenerla.

En su obra La vida del espíritu, Hannah Arendt escribió: “Me impresionó la manifiesta superficialidad del acusado, que hacía imposible vincular la incuestionable maldad de sus actos a ningún nivel más profundo de enraizamiento o motivación, pero el responsable era totalmente corriente, del montón, ni demoníaco ni monstruoso.”- Se refería a Eichmann, uno de los burócratas del nazismo responsable directo de la ejecución de millones de judíos en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.

Al igual que un Nicolás Maduro, que un Diosdado Cabello, que los hermanos Rodríguez o cualquier otro funcionario del gobierno chavista, parecen personas normales, hasta afables, y algunas, con credenciales académicas la justificarían como personas preparadas intelectualmente, pero es tal la deficiencia moral que sufren, que en palabras de Bilbeny : “Quien da y quien cumple órdenes de exterminio metódico vive como un muerto, tiene el alma muerta y en eso consiste su inhumanidad.”

Y volvemos sobre la cita al inicio de Lombroso, un antropólogo criminalista de finales del siglo XIX, cuyas tesis biológicas como originarias de los actos criminales están hoy superadas, pero no dejan de tener valor sus observaciones sobre los comportamientos atávicos que surgen y se anclan en ciertas mentalidades empalagadas con los actos criminales, con ese vacío terrible de sensibilidad y la sustitución de los valores humanos por unas recetas pragmáticas y justificativas de sus crímenes, que venden como auténticas revoluciones, pero no son sino violaciones descaradas a los principios fundamentales de la convivencia social.

El solo hecho de atentar, de la manera como lo hizo Maduro en contra de las elecciones democráticas en Venezuela, contra a constitución y las leyes del país, desconociendo la voluntad popular, tirando por la borda los principios elementales de la libertad de los pueblos para darse el gusto, la satisfacción personal y egoísta de convertirse en un tirano, con el solo propósito de seguir delinquiendo y robando las riquezas del país, insultando nuestra inteligencia con excusas fantasiosas y componendas dignas de una mente esquizoide, y para colmo de males, tratando de involucrar internacionalmente a socios y aliados como parte de su coartada, casi que obligándolos, cuando no comprándolos con sus avances de extorción y culpas ideológicas.

No en vano ha afectado la credibilidad del socialismo español en un turbio negociado con el oro y el petróleo  venezolano que ha usado como palanca, para obtener la solidaridad del partido socialista español para que desconozca al legítimo presidente electo de Venezuela, el Dr. Gonzáles Urrutia. Le ha tratado de torcer el brazo al presidente Lula de Brasil y al presidente Petro de Colombia, para que lo reconozcan como vencedor de unas elecciones que intenta robarse, en aras de una mal entendida solidaridad socialista.

Hagamos un alto para explicar lo siguiente, en el pasado mes de julio se celebraron en Venezuela unas elecciones presidenciales donde Maduro propugnaba por un tercer mandato en contra de un candidato prácticamente desconocido, Edmundo Gonzáles Urrutia, quien había quedado luego de una purga que hizo el CNE en las filas de la oposición democrática liderada por la Sra. María Corina Machado, a quien le negaron su derecho por competir en los comicios. El CNE, en contra de las leyes que lo regulan, está compuesto en su totalidad por personas adscritas a partidos políticos, de los cuales el partido PSUV tiene la mayoría, es decir controla importantes aspectos operativos.

La Sra. Machado que ya había experimentado una campaña electoral asimétrica, signada por el abuso de poder, la violencia y parcializada en su contra por parte del gobierno de Maduro, temía una trampa al momento de dar los resultados electorales, la campaña electoral a pesar de todo el poder del estado y las tácticas terroristas que utilizaron para que los venezolanos se inhibieran de apoyar a la oposición, logró enormes concentraciones de apoyo popular al proceso democrático y un enorme rechazo hacia el candidato oficialista y continuista.

Maduro y el CNE se habían mostrado en desacuerdo con la presencia de observadores internacionales, no querían testigos de lo que estaba por ocurrir, la campaña le había demostrado al chavismo que habían perdido al pueblo, era un gobierno impopular, pero aun así necesitaban quedarse en el gobierno, habían demasiadas amenazas en el horizonte, investigaciones, procesos judiciales, denuncias, y sobre todo, negocios multimillonarios que habían que atender desde la seguridad y los privilegios que solo proporcionaba ser parte del estado.

El plan de la Sra. Machado era hacer de cada mesa electoral del país una trinchera democrática para la defensa del voto, colectar ese mismo día el mayor número posible de actas electorales, que por ley le correspondía una copia a las organizaciones políticas en competencia, esas actas oficiales serían la única prueba en caso de un fraude electoral. Y tal como las proyecciones y la campaña habían demostrado, la avalancha de votos para la oposición fue inmensa y su plan había funcionado con la precisión de un reloj.

Y efectivamente, al final de la tarde de ese día, ante la evidencia de que el gobierno estaba perdiendo por paliza las elecciones, el CNE intervino para dejar al proceso sin voz, se detuvieron los escrutinios, se suspendieron las reuniones con los representantes de los partidos políticos, pero de inmediato la oposición hizo público el contenido de las actas en su poder, que aseguraban una cómoda mayoría de votos para el candidato opositor.

Pero el gobierno se jugó una carta escondida pero fatal, ya que si no probaba su veracidad, estaríamos en presencia de uno de los fraudes electorales más torpes y mal hechos en la historia de las democracias, el CNE emitió un comunicado, leído de una servilleta de papel, que Nicolás Maduro había ganado las elecciones por un amplio margen de votos… pero hasta allí, sin soportes, sin mostrar las actas, sin discriminar los resultados por regiones ni centros de votación, y el CNE, sin responder preguntas ni permitir acceso a la data electoral, volvió a su conveniente autismo, no volvió a aparecer.

De inmediato se activó el mecanismo del fraude que tenía preparado el gobierno de Maduro, que involucraba al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) para que con una sentencia, lo diera como ganador, y asunto cerrado. Pero era uno de los escenarios que tenía previsto la Sra. Machado, y aquella intromisión del poder judicial fue rechazada por inconstitucional, el CNE, que hasta hacia poco lo distinguía la propaganda oficialista como la institución más transparente y eficiente del mundo, desapareció en las sombras, y se quedó muda. Aquel despojo al pueblo de Venezuela, afortunadamente, fue contravenido por las actas electorales, y una de las organizaciones que el gobierno de Maduro había permitido como observadora del proceso, el Centro Carter, se pronunció: ¡Ah, Sorpresa¡ mostrando las actas electorales, debidamente certificadas como legítimas y emitidas por las máquinas del CNE y que coincidían con las que tenía la oposición, y manifestaban la inmensa derrota del candidato Nicolás Maduro.

La situación implicaría que hubo dos juegos distintos de actas emitidas por el CNE, con el agravante que el gobierno no termina de enseñar las suyas, y basa su defensa del organismo electoral en un ciberataque que ocurrió ese día desde el extranjero, y que obligó al gobierno a suspender el conteo del CNE, pero que aún con esta grave situación, pudieron producir una totalización de votos que daban como ganador a Nicolás Maduro, pero hasta los momentos nada de esto puede ser probado pues las actas siguen desaparecidas, y a más de tres meses de los comicios no las han enseñado, pero aun así, el TSJ procedió a proclamar al candidato chavista como ganador.

A partir de ese momento la opinión pública y la posición de algunos gobiernos y organismos internacionales, decidieron no aceptar los resultados si no había el soporte que avalara el triunfo de una de las partes, desconociendo las actas oficiales que la oposición democrática hizo públicas, al igual que las que mostró el Centro Carter, esta posición, la más cómoda y menos comprometida con la verdad, le daban una ventaja al truculento Nicolás Maduro y era que él estaba en el poder y probablemente continuaría allí para que no hubiera un vacío de poder luego del próximo 10 de Enero, fecha pautada para la juramentación del nuevo presidente ante la el poder legislativo.

La inverosimilitud de la historia que alega el continuismo es evidente, Maduro le está exigiendo al mundo un acto de fe a su narrativa de que él ganó esas elecciones en buena lid, le ha pedido a sus aliados más cercanos que partan lanzas con él y avalen un posible mega fraude que terminaría afectando a sus propios gobiernos y vulnerando sus sistemas electorales, el ovillo de extorciones, amenazas veladas, invitaciones a delinquir no ha terminado de desenrollarse, en Venezuela la respuesta del gobierno ha sido atroz, una verdadera campaña de terror y violaciones de derechos humanos se encuentra en proceso, miles de presos políticos, entre ellos niños y adolescentes, torturados y muertos, el candidato electo el Dr. Urrutia se encuentra en el exilio, María Corina Machado está viviendo la peligrosa aventura de la clandestinidad en su propio país.

Ciertos sectores y gremios de empresarios y financistas, que ya no pueden aguantar más castigo sobre la economía del país, han preferido sumarse a una campaña de estabilización y normalización política, tratando de minimizar lo que es obvio, Maduro está en vías de dar un golpe de Estado, de burlarse de la voluntad popular, de destruir los cimientos de la democracia en Venezuela y debilitar la libertad y el orden continental.

Mientras esto ocurre Maduro se desespera, sus errores tácticos se acumulan en un rechazo casi unánime hacia el tirano, el mundo libre está indignado con la situación, el perpetrador de esta charada es buscado como criminal en casi todo el mundo occidental, pero insiste y se aferra como un poseído al poder, pues se sabe perdido sin él. El lado más triste y penoso de esta bochornosa historia, es el sufrimiento de un pueblo que quiere ser libre y democrático, que no se ha podido defender de estos bárbaros que desafían la razón y las leyes, esta larga agonía de un pueblo que se negó a continuar en la esclavitud comunista, ya empieza a afectar a otros países, los ejemplos de Cuba, Nicaragua y Venezuela en el continente, pretenden multiplicarse y hay fuerzas oscuras y muy violentas tratando de insuflarle vida a estos regímenes del oprobio.

Nadie, ni aún los más poderosos gobiernos de la Tierra, pueden permanecer impávidos ante estas manifestaciones del mal sin que corran el peligro de contagio, son ideologías perversas que si no cortan su propagación, lo más probable es que acaben dañándole la vida a todos, haciendo del crimen una forma aceptada de vida y a los hombres sin alma, legión.

 

 

 

 

 

 

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario