Para personas como Ben Goertzel que tienen el privilegio de poder trashumar entre diferentes parcelas del conocimiento científico, sobre todo en los más novedosos y esotéricos como lo son los concernientes a la Inteligencia Artificial, Bioinformática, Matemáticas puras y aplicadas, Modelaje para simulaciones, Psicología cognitiva y perceptual, Robótica, Finanzas computarizadas, Minería de data, Sistemas biológicos, por mencionar los más importantes.
Y que
estos estudiosos y hombres prácticos como Ben, dediquen parte de sus vidas a
resolver problemas profundos sobre la naturaleza humana, arriesgándose a
incursionar en territorios desconocidos y proponer teorías que para muchos
otros hombres de ciencia son especulaciones y vuelos libres de la imaginación,
son para mí los nuevos humanistas, hombres de la talla de un Aristóteles, de
Giordano Bruno, Galileo, de Charles Darwin, de Teillard de Chardin…
Se
trata de mentes privilegiadas con la capacidad de abarcar amplias parcelas de
conocimiento para no solo construir propuestas posibles sino de comunicarlas de
manera efectiva al gran público, y en el espinoso tema de la conciencia humana
pocos pueden ser tan arriesgados como las propuestas que hace Goertzel.
No
solo es un empresario exitoso, ingeniero de valía, inventor, docente y escritor
sino un polémico futurista, ciudadano del mundo e inquieto viajero.
He
leído dos de sus libros, Lógica Caótica
(1997) y el Manifiesto Cosmistante
(2011) éste último una introducción a la filosofía post humana.
Quiero
comentarles algunas de sus ideas, Goertzel parte de su conocimiento sobre
computación y programación para proyectos de Inteligencia Artificial para hacer
un paralelismo con la manera como opera la mente humana en la construcción de
la realidad, con la de las máquinas y sus programas, que tratan de reproducir
estos procesos en talleres y laboratorios.
Su
experticia en el manejo de grandes cantidades de data utilizando unidades de
procesamiento en paralelo lo ha llevado a desarrollar no solo complejos
algoritmos, sino una visión única que ha podido trasladarla a los procesos
biológicos que suceden en los seres humanos.
La
estructura matemática y los sistemas complejos que ha tenido que desarrollar en
las máquinas para mimetizar los procesos de percepción, interpretación, acción
e integración en y con el mundo, le dio la oportunidad, en una primera
instancia, a desarrollar un lenguaje muy preciso para describir procesos que
hasta el momento nunca habían sido
descritos, y en segundo término, le permitió elaborar una especie de psicología
cibernética que explican brillantemente algunos fenómenos humanos de manera
novedosa, entre ellos, el problema del conocimiento tal como ya lo habíamos
abordado en nuestro artículo sobre Karl Popper.
Muchas
de las ideas de Goertzel vienen de ámbitos de los que nunca he escuchado hablar
como la teoría de los componentes de sistemas, teoría de la selección de grupos
neuronales, teoría de la información algorítmica y algunas otras de las que
tenía una vaga idea, como análisis lingüístico del pensamiento, psicología dinámica y la teoría del caos.
Su
definición del cerebro humano es: “un
sistema complejo con una dinámica dimensional alta, con un fondo caótico de
baja dimensionalidad”, y bajo este modelo plantea que la actividad cerebral
es impredecible a nivel de detalle, pero bastante predecible a nivel de
estructura.
Para
quienes nos hemos aproximado a la Teoría del Caos de una manera no
especializada, comprendemos, que una parte fundamental de este mundo tiene que
ver con que los sistemas, cuando empiezan su actividad, en algún momento,
convergen todos alrededor de los atractores, de modo que los estados de un
sistema complejo dependen de la fluctuación que tienen con los atractores.
Los
atractores son regiones de un espacio que determinan el estado de un sistema,
cuando un sistema entra en un atractor, le proporciona el estado de ese
atractor, y si es un atractor más complejo, puede proporcionarle la posibilidad
al sistema de entrar en múltiples estado dentro de ese atractor.
Sé
que para este momento muchos de ustedes están por abandonar la lectura de este
artículo pero los invito a que aprieten los glúteos y vean si este ejemplo los
ilustra.
Los
atractores vienen en tres “sabores”, un punto
fijo, es decir que ofrece un solo estado al sistema, un ciclo limitado, que se comporta
oscilatoriamente y va de un estado y pasa por un ciclo de otros estado hasta
regresar al original, y por el último, la gran estrella de los atractores, el extraño atractor, un espacio que está
fluctuando caóticamente entre diferentes conjuntos de estados.
Hay
un científico de nombre Walter Freeman que en 1991 publicó sus hallazgos sobre
el sistema olfatorio de los reptiles y para ello hizo varios modelos
computacionales en base a ecuaciones diferenciales que describían el sistema
(muy parecido al de los humanos).
El
resultado fue un sistema dinámico que tenía unos atractores con alas, los
atractores no son espacios informes que como óvulos esperan a ser penetrados
por los espermatozoides, se comportan más bien como pequeñas medusas, cada ala
que se extiende del atractor, en la corteza olfativa del reptil y que
corresponde a cierto olor reconocible por el animal. Cuando al sistema se le
presenta un nuevo olor, viaja sin rumbo entre los extraños atractores, hasta
que es capturado por una de estas alas que mejor representa el olor percibido
(estas alas pueden tener otras alas y estas otras alitas y así sucesivamente
hasta un detalle harto complejo).
La
captación del olor es un proceso químico que finaliza en un reconocimiento
molecular del patrón olfativo, una vez reconocido se acaba el caos, y todo este
proceso puede ser previsto, no en el detalle pero si globalmente.
Entender
esto es importante para avanzar en el próximo nivel que propone Goertzel cuando
explica que es la mente. Para éste
estudioso, la mente es la estructura de un sistema inteligente, es la relación
que existe entre entidades físicas.
Ben Goertzel uno de los divulgadores científicos más actvos del mundo |
Para
explicar la mente necesariamente hay que explicar que es la inteligencia y nos
propone este concepto: inteligencia es la habilidad de optimizar funciones
complejas de ambientes complejos, entendiendo ambientes complejos como aquellos
que no son predecibles a nivel de detalle pero sí de estructura.
Una
función compleja significa que para resolver ciertas tareas como sería, desde
encontrar una novia hasta decidir qué comer en un restaurante, o como construir
un motor, necesitamos tener metas y debemos saber qué pasos dar para lograrlas,
y entre tantas maneras de proceder, cual es la manera más efectiva de hacerlo.
Pero
el reto es optimizar las funciones frente a un ambiente cambiante.
La
mayoría de las situaciones realmente importantes en la vida no son predecibles,
es decir no controlamos los detalles de la situación y apenas tenemos una idea
general de su estructura, con lo que se nos hace muy difícil predecir el
futuro, y aquí entramos en el terreno que habíamos dejado con Karl Popper, lo
que sí podemos hacer es, con una buena aproximación al presente y una buena
idea de las estructuras del pasado, predecir la estructura en el futuro.
Cuando
se dan estos casos donde apenas podemos predecir la estructura de los eventos a
suceder las predicciones se hacen por medio de patrones reconocibles.
Como
bien dice Goertzel: “Un sistema
inteligente debería reconocer patrones del pasado, guardarlos en la memoria, y
construir un modelo del futuro basados en la asunción de que esos patrones
continuarán más o menos en el futuro.”
A
partir de este punto es que viene la parte más interesante de la visión de
Goertzel sobre que es la mente, la realidad y el conocimiento, búsquenlo en
internet hay bastante material incluso en portugués (Goertzel es
brasileño-norteamericano), les aseguro que la lectura de sus obras es tiempo
bien invertido y el mundo se les hará más ancho e interesante.
–saulgodoy@gmail.com
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