Está visto en base a nuestra experiencia histórica que el presidencialismo, esa forma de gobierno, muy norteamericana ella, no nos funciona, un pueblo como el venezolano cuya tendencia es favorecer la figura del caudillo, del líder mesiánico, del hombre fuerte, que pudo haber funcionado en otros tiempos (cosa que pongo en duda), la seguimos promoviendo como única forma posible de gobierno, a pesar de los innumerables problemas y desgracias que nos ha traído.
Es
una ilusión, más bien, una mentira muy bien edulcorada, que con una separación
de los poderes, un respeto a las leyes y a la Constitución bastarán, para que
nuestro aparato de gobierno se equilibre a pesar de las múltiples
prerrogativas, funciones y responsabilidades que se le asigna al poder
ejecutivo en detrimento de las otras instancias de poder, hemos convertido a la
Presidencia de la República en una hidra de múltiples cabezas desde la cual, en
manos equivocadas, pudiera destruirse al país como de hecho, ha sucedido.
Con
el chavismo hemos descubierto, otra vez, lo delicado del mecanismo de gobierno
que hemos instaurado para organizar nuestra sociedad, el presidencialismo es
una fórmula tan frágil que basta que tengamos a un loco gobernándonos, como ya
los hemos tenido, para que sus demonios den rienda suelta a una serie de
reformas y mecanismos para hacer del gobierno un instrumento de opresión y
esclavitud, pero es que no solo nos tocó la plaga de un presidente demente, que
transformó la naturaleza del estado en una trituradora de dignidades, recursos
y valores, sino que la debilidad del sistema quedó al descubierto cuando un
extranjero indocumentado, ignorante e incompetente llegó a la presidencia a
continuar la destrucción de la república, y cuando quisimos, desde uno de los
poderes que supuestamente serviría de contrapeso como los la Asamblea Nacional
controlar al obseso, descubrimos que neutralizarlo era mucho más complicado.
El
poner en manos de un solo hombre tanto poder por tanto tiempo, sólo tiene un resultado
predecible, la apropiación del poder, el sometimiento de la república a los
designios, gustos e ideas de ese solo individuo, la muerte de las libertades
ciudadanas y el desmontaje de las instituciones.
Estoy
seguro de que en nuestro mundo político hay personas que piensan que el sistema
presidencialista es la panacea universal para el buen gobierno, que basta un
presidente bien intencionado, sabio, comedido y verdaderamente democrático para
que todo funcione como debe ser, el presidencialismo es la manera de convertir
planes en acciones, es la vía más expedita para concretar las políticas
públicas y de llevar luz donde hay oscuridad, muy bonito, pero…
Cuando
en los EEUU se declaró la independencia en 1776, sus Padres Fundadores
discutieron de manera muy seria y sistemática cual debería ser la mejor forma
de gobierno que deberían darse, unos
años después de la fundación de la República fueron convocadas las fuerzas
políticas a la ciudad de Filadelfia para hacer una revisión de la Constitución,
en los papeles conocidos como El
Federalista se pueden leer las deliberaciones y las razones que llevaron a
estos asambleístas a decidirse por el sistema presidencialista, y una de las
razones dominantes fue la del liderazgo, coincidieron todos en que una sociedad
integrada en un sistema federal, con divisiones de poder claramente
establecidas, con su balance de pesos y contrapesos, de rendición de cuentas,
de supervisión entre poderes, en una situación de emergencia nacional, como lo
era una guerra o de peligros ante fuerzas extranjeras, era necesario contar con
una figura señera y principal para enfrentar la contingencia.
Maduro o como ser un rey tropical |
Acababan
de salir de una guerra en contra del Imperio colonial de Inglaterra y por
experiencia propia, sabían de la importancia de un líder en momentos aciagos,
esta fue una de las razones por las que no adoptaron el régimen parlamentarista
y la figura de un primer ministro, que era bastante popular en las mentes de
muchos políticos, y fue la fórmula del presidencialismo la que dominó las discusiones.
En
Venezuela lo que hicimos fue copiarnos la cartilla, que por cierto, se amoldaba
muy bien a los apetitos y condiciones de los caudillos del momento, la
República necesitaba un jefe, con fuerza y voz de mando, no un conciliábulo de
“doctores” que jamás se ponían de acuerdo.
Y fue
este presidencialismo mal entendido y peor aplicado, el que nos ha traído hasta
este enorme vórtice de calamidades y ruina, si el truco de nuestro sistema era contar
con que la suerte nos deparara hombres probos y de buena voluntad, tenemos ya
algunas décadas sufriendo todo lo contrario, hombres de ambiciones insaciables,
megalomaníacos, verborréicos, autoritarios, brujos, brutos, borrachos,
militaristas, narcotraficantes y sordos, son los que han llegado a la primera
magistratura, con honrosas excepciones.
No es
casualidad que el Presidente de la República sea el Comandante y jefe supremos
de las FFAA, jefe del gabinete económico, del gabinete social, de obras
públicas, de alimentación, de salud, de transporte, de energía, de agricultura,
de educación y pare usted de contar, el poder ejecutivo por medio de sus
ministros y a la cabeza, el Presidente de la República, lo hemos convertido en
el hombre más ocupado del mundo y con habilidades y saberes que desbordan a los
mandarines confucianos de la antigua China.
Lula y Chávez, el presidencialismo sin control |
Lamentablemente
no es el liderazgo ante situaciones extremas lo que hemos conseguido
otorgándole tanta fuerza y control al Presidente de la República, sino una
capacidad de abuso y de causar daño que está más allá de toda prudencia y
sensatez.
Una
figura tan abarcadora, tan polifacética y encumbrada, representante de todos
los venezolanos, encarnación de la soberanía nacional, epítome de nuestros
héroes patrios, hijo de Bolívar, jefe de los ejércitos libertadores de América,
sumun de todos los saberes tanto ancestrales como del futuro, dueño de nuestra
riquezas nacionales, jefe del gobierno, petrolero insigne, bailador de joropo,
encumbrado poeta, beisbolista, chofer de autobús, presidente obrero y
encarnación de el indio Guaicaipuro y del Negro Primero, lo menos que podía
tener era su propio show de televisión en cadena nacional.
Ahora
me pregunto ¿Luego de tantas desgracias y desaguisados, no debería estar la
nueva Asamblea Nacional tratando de desmontar y poner bajo control a este poder
público que indudablemente se nos fue de la mano? ¿No debería estar nuestro
congreso legislando para ponerle bridas a este poder desbocado, y tratando de
reformular la manera de cómo nos vamos a gobernar los venezolanos de aquí en
adelante?
Bolívar y Santander los jefes de la Gran Colombia |
Porque
pareciera ser que hay figuras de mucho peso político, con ambiciones
presidenciales para llegar al cargo y que no quieren que les toquen los
privilegios, formas y poder configurados en el ejecutivo nacional, estos
políticos deben pensar: “Yo soy el hombre
sabio, comedido, demócrata y de buenas intenciones que el país necesita, y sólo
con ese poder puedo desanudar lo anudado, necesito de ese gobierno fuerte, de
ese presidencialismo a ultranza para hacer de Venezuela un país nuevo, con un
hombre nuevo, conmigo al mando podré llevar al país para que sea una potencia
mundial y así salvar al mundo…”
Tenemos
que hacer una reingeniería constitucional al sistema de poderes, el poder
ejecutivo ha concentrado demasiadas atribuciones y ha puesto en peligro el equilibrio
democrático, las elecciones presidenciales se han convertido en una ruleta rusa
donde cualquier persona, aún sin tener
las condiciones mínimas de preparación, salud, estabilidad emocional,
económica, familiar e incluso de nacionalidad, pueden llegar a ocupar esta
posición.
Spinoza
recomendaba en su tratado político que los pueblos deben hacer lo posible por
tener formas de gobierno donde sea muy difícil hacer las cosas mal, en nuestro
caso, hemos perfeccionado una forma de gobierno donde todo lo que se haga será
para poner en riesgo nuestra seguridad, para que se haga imposible nuestra
felicidad y que nunca tengamos liderazgo.-
saulgodoy@gmail.com
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