Ya las señales están presentes, la crisis económica
generada por la imposición del modelo comunista en Venezuela está provocando la
ruina avanzada de las industrias y el comercio, un Estado centralista y
autoritario que se declara dueño del país ahogando las iniciativas de la
sociedad civil organizada, una clase política de socialistas corruptos que por
dinero son capaces de vender el futuro de sus propios hijos, un aparato de
terror de estado que trata de callar las denuncias y alertas de la opinión
pública… todo este cuadro del ejercicio del poder irracional está provocando el
golpe definitivo a la sustentabilidad de nuestro país.
Tenemos en ciernes la crisis ambiental más severa que el
país haya enfrentado jamás, los primeros síntomas están generando zozobra y el
gobierno no tiene como evitarla, es más, el gobierno la está acelerando, tanto
las crisis del agua potable en los centros urbanos como los apagones de
electricidad son apenas el abreboca de lo que la revolución bolivariana nos
tiene reservado.
Ya el país está sintiendo la falta del recurso agua, son
muy pocas las grandes ciudades del país que cuentan con reservorios apropiados
de agua apta para el consumo humano, la razón fundamental de este problema ha sido
la reducción de los bosques productores de agua de las cuencas hidrográficas,
las erradas políticas de crecimiento urbano, las invasiones incontroladas, la
falta de operatividad de las autoridades ambientales que ha permitido la tala,
la quema, el uso inapropiado de las áreas protegidas, ha reducido de manera
importante nuestra potencialidad acuífera.
Si a esto aunamos los graves problemas de contaminación,
principalmente ocasionados por la propia industria petrolera y la mala
disposición de deshechos por parte de la población, los acelerados cambios
climáticos, la falta de inversión en el sector donde abunda la corrupción y la
desinformación, y el mal uso que hace la gente del recurso, hacen que la
calidad y cantidad del agua de que dispone la nación para las necesidades de
los ciudadanos se esté agotando.
La vía más rápida y sencilla que tiene el gobierno para
solucionar la crisis económica que el modelo socialista ha provocado, es la explotación indiscriminada de los
recursos naturales que todavía queda en el país, el signo más desalentador de
esta práctica es la reducción acelerada de nuestra biodiversidad, de nichos
ecológicos completos como serían las colonias de cedros rojos y otros especies
arbóreas en peligro de extinción, los corales y manglares, toda la costa
próxima, los bosques lluviosos, el páramo, la selva amazónica, sus grandes
cuencas hidrográficas y otros ecosistemas sometidos a la intervención humana.
Hay un hecho significativo, las fallas de la industria de
gas doméstico ha provocado que la población vuelva a al consumo de la leña para
cocinar, la vegetación media del país se está perdiendo y con ella la
desaparición de especies animales autóctonas.
El gobierno que se ha tomado para sí todas las minas de
la nación, y las está vendiendo a países para que las exploten hasta el
agotamiento, con tecnologías obsoletas y sin ningún control ambiental como
serían las concesiones en el arco minero al sur de Venezuela, que se entregan
para ser explotadas a cielo abierto a empresas que se especializan en devastar
grandes territorios vírgenes.
Esto lo hacen por la necesidad de generar recursos para
mantener al gobierno más corrupto e inepto de nuestra historia, por la
necesidad desesperada de buscar dinero para financiar proyectos en otros países, está impactando
negativamente muchas regiones, la explotación tipo garimpeiro, de las minas a
cielo abierto le hacen un daño particularmente devastador a la tierra, acabando
con la posibilidad de sustentar grandes zonas boscosas y cuencas cercanas a los
sitios de explotación, dejando a su paso una enorme contaminación y es el caso
de las minas de carbón, de bauxita, hierro, de oro, diamante.
Tenemos el preocupante caso de las areneras y canteras de
piedra de diverso tipo sobre todo en las playas de nuestros grandes ríos.
Las tierras agrícolas productivas han sufrido la
sobreexplotación, el abandono en algunos casos, donde se han dejado perder
sistemas de riego completos, el auge que le ha dado el gobierno a la política
del conuco, de la mal llamada agricultura urbana, que aparte de improductiva,
es el causante de la destrucción de cuanto parque y áreas verdes existan en el
entorno urbano, además de fomentar las condiciones de insalubridad para el auge
de enfermedades contagiosas, debido a que fomenta el habitat de los vectores infecciosos.
En el caso de la agricultura extensiva, esteros,
morichales y la alta montaña están siendo usados indiscriminadamente, el nefasto
conuco que es el causante de los 80% de todos los fuegos incontrolados de
vegetación cuando llega el verano en el país, la técnica del monocultivo y el
uso de terrenos con más de 60% de pendiente están causando un proceso de
desertificación grave.
El gran depredador de Guayana, el Gobernador Francisco Rangel Gómez |
No existe un esfuerzo serio por ejercer la soberanía en
nuestros mares, no hay el conocimiento, ni tenemos la tecnología, ni los presupuestos,
ni el recurso humano para siquiera controlar un poco nuestra frontera marítima,
por lo que el mal uso de nuestro océano nos traerá problemas internacionales
con nuestros vecinos del Caribe, esto incluye un incremento esperado en
derrames petroleros debido al tráfico no controlado de tanqueros, del
contrabando de extracción, tráfico de drogas y personas, todo esto implica la
ruina de nuestros mares.
El Ministerio del Ambiente, el organismo oficial
encargado de proteger nuestra integridad natural, fue eliminado de un plumazo
para darle paso a organismos que parecen tristes taquilla de permisos para los
desmanes del gobierno, la otrora institucionalidad ambiental de la que
Venezuela fue pionera y ejemplo en Latinoamérica, ha sido desmantelada para
darle paso a la más despiadada y contaminante voracidad por los recursos
naturales propios de sociedades arcaicas.
Nuestra integridad ambiental y territorial está siendo
pisoteada y burlada por todos los otros organismos estatales, desde el INTI,
pasando por PDVSA, el Ministerio de Agricultura y el de Defensa, hacen y
deshacen sin consideraciones a la Ley del Ambiente en nombre de un socialismo abusador.
Los organismos internacionales protectores del patrimonio
ambiental del planeta, deben mirar hacia nuestro país y poner orden en esta
orgía de devastación, que tendrá consecuencias graves a nivel regional y que
atenta contra los grandes ecosistemas del amazonas , el Caribe y la región
andina.
En el Poder Judicial el tema ambiental es subsidiario, de
tercera categoría, los casos reposan en las gavetas de los tribunales por años,
la impunidad es la norma.
El país no tiene capacidad de respuesta ni de control
sobre nuestros parques nacionales y otras áreas protegidas, el gobierno de
Maduro se ha transformado en una enorme feria retórica, de discursos vacíos, de
utopías insípidas mientras detrás de las cortinas, se destruye a todo un país.
Si los venezolanos perdemos la batalla por un ambiente
sano y digno, de nada importarán las grandes inversiones en educación, salud y
obras… sin ambiente no hay vida, tan sencillo como eso. –
saulgodoy@gmail.com
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