Fue Lenín, en 1917, mientras construía su paraíso obrero socialista en Rusia, el que dijo: "Toda la sociedad se convertirá en una sola oficina y en una sola industria con igualdad de trabajo para todos e igualdad de paga".
Lamentablemente
sabemos lo que sucedió con aquel sueño convertido en pesadilla, llegó el punto
en que el trabajo era escaso y la paga no valía nada, la gente moría de hambre.
Trotsky
había comentado que, cuando el Estado era el único empleador, "el que no trabaja no come",
ante la calamitosa situación cambió la frase por "el que no obedece no come"; los únicos que podían decir
que les iba bien, era el pequeño grupo de la "nomenklatura", o sea,
la oligarquía comunista cercana a los líderes del proceso.
Es
por ello que no comprendo a los líderes obreros de esta "robolución",
o son unos irresponsables que creen en el cuento de un paraíso socialista, o
son unos vivos que quieren ser parte de la "boliburguesía" a costa de
los obreros que han engañado con las promesas de que no hay mejor patrono que
el Estado, ni mejor vida que la del sacrificio por el sueño de Chávez.
En
ambos casos, son unos criminales que llevan a sus camaradas al degolladero;
frente al Estado socialista, los trabajadores no tienen derechos pero sí
obligaciones, son carne fresca para el molinillo revolucionario, no pueden
reclamar, no pueden protestar, u obedecen o se mueren de hambre.
El
dictador Chávez se la pasa recordándoles que antes eran explotados por los
empresarios neoliberales, que eran alienados por unas miserables monedas que
recibían los quince y último, que eran obligados a gastar su sueldo en
necesidades que no eran reales sino basura que promovía la publicidad, que son
ellos, los que tragan polvo y respiran candela en las fundiciones mientras los
dueños de las empresas se enriquecían a su costa.
¿Qué
les estaba diciendo realmente? Por alguna razón que desconozco, Chávez
creía que obedecerlo a él era mejor que ser contratado por un empresario, que
la relación obrero-patronal es inmoral, pero la relación soldado-tropa que él
pregonaba, era de lo más pura y conveniente para los obreros ¿Cuál era el
negocio que les planteaba? Olvídense de los sindicatos como organizaciones que
defienden sus derechos y buscan una mejor calidad de vida para los obreros,
olvídense de huelgas, paros, reclamos salariales, contratos colectivos, seguros
y prestaciones, olvídense de negociar con el patrono, ahora obedecen o "se van a lavarse ese paltó".
El
engaño viene disfrazado de "ahora
ustedes son dueños de la empresa", y de un plumazo les quita su
condición de clase obrera y los hace empresarios socialistas.
Pero,
a diferencia de sus anteriores patrones, ustedes no le van a ver el queso a la
tostada, no ganarán un centavo, no verán bonos, ni repartirán dividendos, ni
habrá ganancias; a diferencia del capitalismo, recibirán monedas de trueque
local, si tienen suerte, tickets de racionamiento que sólo podrán gastar en las
tiendas del Estado y por lo que exista en los anaqueles para ese momento.
Pero,
¡mosca! en aras de la integración latinoamericana, la fábrica de la que son
"dueños" puede cerrar en cualquier momento, ya que los productos que
hacen podrían ser sustituidos por unos más baratos que hacen los hermanos
bolivianos o porque nos pagan en trueque con otros que hacen los hermanos
brasileños; además, pueden perder el trabajo si los hermanos cubanos (los
preferidos del tirano) se les ocurre montar una fábrica igual a la de ustedes.
Esa
nueva clase de "empresarios socialistas" tendrá que aprender a vivir cubriendo
las cuotas de producción de acuerdo a la planificación de las necesidades de la
"robolución"; es decir, ustedes, que son los dueños de la empresa
socialista, van a tener no sólo que comprar sus materias primas y servicios a
los precios que alguien en algún ministerio crea que deben pagar, sino que van
a producir lo que otro ministerio les diga y al precio que ellos crean
conveniente para el proceso.
Al
final del día estarán mucho peor que antes, van a tener que trabajar por nada,
cantando las canciones de Alí Primera, y si se les ocurre protestar, les
mandarán a la Guardia Nacional.
Lo
bonito del socialismo es que si se quedan sin trabajo, no importa, pueden
recibir sin ningún costo medio kilo de arroz, una lata de sardinas, un paquetico
de café y una botellita de aceite al mes (si los hay) en sus bolsas socialistas
de alimentos, y si se enferman podrán ir a Barrio Adentro, para que unos
estudiantes revolucionarios, practiquen con sus cuerpos, lo que Esculapio no se
atrevía hacer con los cerdos en Alejandría.
Pronto
verán a sus líderes obreros comiendo en lujosos restaurantes, montados en
espléndidas Hummer, viviendo en
bonitas quintas, sólo los verán cuando les traigan la noticia: "Hermano, camarada, la revolución te
tiene otro destino…".
Esto
era así cuando Chávez vivía, pero ahora con Maduro la situación empeoró en
grado sumo, una a una, las empresas han venido cerrando sus puertas porque el
estado no les permite funcionar, no hay divisas (dólares) para las materias
primas, no hay ni luz ni agua para que puedan funcionar, los obliga a conservar
trabajadores que no quieren trabajar y pagándoles sueldo, los obliga a detener
la producción de sus fábricas cada vez que el presidente obrero se le ocurre
dictaminar que un día es feriado, tienen que vender todo a “precios justos” y
primero al estado, lo que implica que no hay pago sino para después, todo hay
que declararlo, todo está bajo escrutinio de inspectores y comisarios que se la
pasan imponiendo multas por cualquier tontería.
Los
empresarios dejaron de ser dueños de sus empresas, allí tienen el caso de las
industrias Polar, la más grande del sector alimenticio, la que más personas
emplea, los que más alimentos producen y de variados tipos, la de mejor
historial en el país como generadora de riqueza y prosperidad.
Nicolás
Maduro en un encono que se diría personal en contra de su dueño, ha utilizado
todo el poder del estado para quebrarlas, para sacarlas del negocio, para
hacerlas desaparecer sin importarle el futuro de sus trabajadores, de la
infraestructura, de los mercados, del pueblo… ahora anda anunciando que podrían
ser nacionalizadas y un grupete de sindicalistas gobierneros, andan haciendo
fiesta ante tal perspectiva, de nuevo la sombra asecha, los trabajadores
convertidos en empresarios socialistas, otra vez la amenaza de arruinar a todo
un sector productivo en la creencia que los corruptos del gobierno, los
funcionarios que se han robado nuestro dinero, pudieran sustituir a los
verdaderos y legítimos empresarios.
Tenemos
17 años en esta danza macabra, y las colas de gente buscando comida crece, y el
desabastecimiento aumenta, la inflación disparada, y la violencia que todo lo
rompe surgiendo a borbotones entre la anomia social, el socialismo bolivariano
del siglo XXI logró su propósito, destruir a un país petrolero, a una economía
agrícola en ascenso, a un plantel industrial de los más grande de
Latinoamérica, a una de las sociedades con mejor calidad educativa en el
continente.
¿Cómo
le van a explicar los obreros revolucionarios a sus hijos, que la razón por la
que sufren de hambre, miseria y carestía es porque aceptaron un día, dejar de
ser obreros, para convertirse en empresarios socialistas? -
saulgodoy@gmail.com
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