La
izquierda es una culebra de muchas cabezas, es difícil acabar con ella ya que
tiene el don del mimetismo, como si fuera un camaleón se confunde con su
entorno, se transforma cambiando de colores de modo que un día es centro
izquierda, el otro centro derecha, le gusta parecerse al cristianismo en
cualquiera de sus expresiones, es más, las más de las veces a la iglesia
cristiana le gusta darle cobijo y soporte a pesar de los innumerables fiascos
del que ha sido víctima de estos regímenes que la usan y luego la desechan como
si fuera ropa interior.
Le
encanta engañar con el tema del humanismo, es la primera corriente política que
resalta como sus valores la importancia del hombre dentro de sus grandes
preocupaciones pero siempre, y subrayen esta palabra, siempre, terminan
cometiendo grandes genocidios, provocando hambrunas y rebajando la vida humana
a simples cifras, grandes números donde la vida humana individual pierde
significado e importancia.
El
socialismo es tramposo y vive de la mentira, pretende ser el único dueño las
banderas del llamado “progreso” y termina llevando a los países a la bancarrota
y la miseria, se creen los más aptos y adelantados para iniciar reformas
sociales, grandes reivindicaciones para los desposeídos y terminan
castigándolos y valiéndose de su desgracia para continuar en el poder,
haciéndolos más vulnerables, dependientes del gobierno y castrándoles la
voluntad para emprender sus sueños y levantar sus familias.
Si
los venezolanos hubieran aprendido algo de estos años ruinosos del chavismo, le
huirían a los que se dicen socialistas, no importa su disfraz, demócrata
cristiano, social demócrata, progresista, socialista, comunista, cura, militar,
activista social, justicialista (espero que la gente de Voluntad Popular no se
encuentre en este lote), nuestra oposición política en su gran mayoría son
socialistas convencidos ¿De qué están convencidos? De que ellos hacen la
diferencia, que si llegan al gobierno las cosas serán diferentes, porque ellos
son gente decente y preparada.
Pero
lo malo del socialismo no son los valores de la persona, sino la ideología, ese
pensamiento social que les ha carcomido el cerebro y el alma, y que cuando se
vean con el poder en las manos, lo obliga a actuar para las masas, pensando en
los pobres, en los grandes números y como hacer justicia social con lo que no
les pertenece, es decir, van a desconocer la propiedad privada, a la libre
empresa, van a tratar de controlar el mercado, de regular las actividades
productivas, van a cometer grandes injusticias sociales en contra de una
minoría, los empresarios, los dueños de los medios productivos, los
capitalistas y lo van hacer convencidos que hacen justicia, que de alguna
manera están equilibrando los grandes números, sin darse cuenta que están
sacrificando la libertad humana.
Van a
tratar de complacer a una gran mayoría de necesitados, porque la necesidad será
lo único que dicte sus procederes, la necesidad de quedar bien con ese gran
universo de votantes que los llevarán y los mantendrán en el poder si se
convierten en sus agentes, para que por medio de un estado benefactor les den
lo que supuestamente les pertenece y les fue arrebatado, para que la
administración pública y la economía del estado funcione para que ellos, los
pobres, no tengan que trabajar, sino vivir del regalo, la beca, el premio.
Todos
los socialistas en algún momento se hacen esclavos de la masa, del colectivo,
viven de ello, de complacerlos, de alimentarlos y mantenerlos por medio del
estado, crean programas sociales, misiones, las llamó Chávez, para crear ese
círculo de dependencia infernal, una masa parasitaria, ign
orante, floja, enemiga del trabajo productivo, de la inteligencia pero adicta de las dádivas, de los regalos, de que le den todo, desde una casa hasta el mercado semanal, electricidad y agua gratis, educación, salud y hasta que le paguen los servicios funerarios, todo este sistema de subdesarrollo y mantenimiento de la pobreza justificado por el voto, yo te doy pero tu me pones en donde pueda darte, ese es el esquema del socialismo.
orante, floja, enemiga del trabajo productivo, de la inteligencia pero adicta de las dádivas, de los regalos, de que le den todo, desde una casa hasta el mercado semanal, electricidad y agua gratis, educación, salud y hasta que le paguen los servicios funerarios, todo este sistema de subdesarrollo y mantenimiento de la pobreza justificado por el voto, yo te doy pero tu me pones en donde pueda darte, ese es el esquema del socialismo.
Todos
esos jóvenes que se dicen socialistas y quieren figurar como espléndidos y
desinteresados servidores públicos, aunque les den seguridad a los
inversionistas, a los industriales, a los comerciantes de que sus áreas de
interés no van a ser tocadas, que recibirán incentivos, que propiciaran un
nuevo ambiente con reglas claras, transparencia y una mínima injerencia, los
están engañando, porque a lo que sientan que el viento sople en dirección contraria,
como buenos socialistas van a pensar primero en ellos, en el poder que
sustentan con sus clientes, los pobres, que
en los intereses de los productores, en la gente que sí trabaja y se arriesga,
que sí produce prosperidad, fuentes de trabajo y riqueza.
Y lo
hacen porque son socialistas, no porque sean malas personas, simplemente son
gente que tienen los cables cambiados en sus mentes y sus prioridades son la
gente, la Justicia Social, la igualdad, la felicidad del pueblo, lo que
significa, que les van a prometer y a dar seguridades con los dedos cruzados en
la espalda.
Y
repito, cómo le gusta a la iglesia estos socialistas, pero no aprenden, la
historia les ha demostrado una y otra vez que los socialistas en algún momento
traicionan a la cruz, les da la espalda, los convierte en enemigos y los
persigue, ese momento es cuando un régimen socialista no admite críticas, ni
instituciones que le hagan sombra o compitan por el amor del pueblo, entonces
se convierten en una molestia a los que hay que sacar del juego, porque la
religión y la política son agua y aceite, no van justos, así lo parezca, o
algunos sueñen con ello.
Se
les olvida de donde viene la ideología materialista que la sustenta, el
historicismo, la lucha de clases, la falsa conciencia, la dictadura del
proletariado, la revolución violenta, el colectivismo, la estatización de los
medios de producción, la razón dialéctica, la hegemonía cultural, la
alienación, la superstición, la muerte de Dios, la comuna.
El
chavismo nos ha demostrado en que termina el socialismo cuando no hay
demócratas y libertarios que le den un parado, un socialismo que empezó con la
mejor buena voluntad, con la preocupación por la suerte de la mayoría, de los
más desposeídos, de aquellos socialistas que supuestamente rompieron con el
marxismo, que no querían saber nada de revoluciones pero cuya semilla estaba
destinada a crecer y corromper el alma de los venezolanos, de todos, incluso la
de su iglesia (lamentablemente, incluso la del actual Papa Francisco).
Cuando
llegó Chávez, el socialismo democrático venezolano había hecho su trabajo, la
gran parte de los ciudadanos estaban contaminados por estos ideales utópicos
que solo le faltaba un conductor y una guardia pretoriana que hiciera posible
el gobierno del pueblo, para el pueblo.
De
allí surgieron los pranes, los círculos bolivarianos, las comunas, las
milicias, los patriotas cooperantes, los puntos rojos, la guardia del pueblo,
todos armados, convertidos en asesinos del socialismo, en los ejecutores de la
voluntad popular, en los verdugos del gran líder, del Comandante Supremo que
gobernaba en nombre de Fidel Castro y que luego colocaron en el poder a uno de
sus agentes, el ciudadano colombiano Nicolás Maduro, chofer de autobús, tocador
de congas y tumbadoras, hijo de los Orishas y los paleros de Cuba, estafador y
reposero habitual que se mantiene en el poder gracias a carteles de drogas, a
la corrupción más notoria del mundo, a los anticristos del siglo XXI.
Y
vuelvo al principio, los venezolanos no hemos aprendido la lección, todavía
late el corazón del monstruo, todavía quienes se oponen a esta barbarie, son
hijos del socialismo, que se creen diferentes porque dicen que son gente
decente, pero no son los valores de la persona, es la ideología maldita la que
los convierte en una amenaza, es el socialismo la causa fundamental que seamos
y probablemente seguiremos siendo, un país de perdedores. -
saulgodoy@gmail.com
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