No
había manera de que Maduro pudiera evitarlo, primero, porque es bruto, segundo
porque su naturaleza totalitaria lo empujaban a ello, desconocer el derecho que
los venezolanos tenemos a que se realice el referendum revocatorio a tiempo,
sin trampas, sin listas Tascón, sin amenazas, era mucho pedir.
Tal
negativa solo quiere decir que perdió el poco apoyo popular con el que contaba
en las elecciones que tan malamente ganó en el 2013, y como se sabe sin base
política, como no quiere abandonar el cargo, la conclusión es sencilla, no
quiere contarse.
Ahora
no cree en la voluntad popular, ni en la democracia, como sabe que perdió la
calle, está solo y ahora, más solo que nunca luego de lo que le ocurrió a su
camarada y amiga Vilma Russeff en Brasil.
Porque
eso de desconocer al poder legislativo, luego de la paliza electoral que
recibió, de querer gobernar por decretos, de pasarse por las gónadas la
Constitución Nacional y no permitir que el pueblo ejerza su soberanía, es ya
ponerse en un grupo aparte de indeseables, de dictadores que huelen a muerto y
se espantan las moscas.
Los
militares, su único apoyo institucional, simplemente están hundiéndose
amarrados con cadenas al cuerpo inerme de la fracasada revolución socialista
bolivariana, la cúpula de mando de las Fuerzas Armadas está demasiado
comprometida con los crímenes y negociados asociados al extranjero
indocumentado que decidieron hacer su Comandante en Jefe.
No
hay manera de sostener la presente situación de tensa calma que vive el país,
principalmente porque la crisis económica que estamos sufriendo es progresiva y
altamente corrosiva, la mayor parte del país llegó al llegadero, no queda sino el borde del precipicio.
El
espectáculo que está ofreciendo el gobierno al mundo es deprimente por decir lo
menos, si habían chavistas que le daban el beneficio de la duda a Maduro como
una persona capaz de manejarse en estas precarias circunstancias, ya deben
estar muy claras de que el hombre nunca fue un político, ni sabe negociar, ni
quiere admitir que está equivocado, simplemente va para adelante hasta que
aguante, la perseverancia de la bestia.
La ilegitimidad
de su mandato es de tal calibre que una buena parte de los países y empresas
que hacían negocios con su gobierno, ya no quieren seguir comprometiendo sus
recursos y esfuerzos en proyectos que pudieran revertírseles, no tienen
sustento legal, hay incumplimientos expresos de normativas nacionales e
internacionales, no hay garantías de ningún tipo, las reglas y circunstancias
cambian con el viento.
Sus
contactos e influencia política en la comunidad internacional se ha convertido
en razones de bochorno más que en beneficios para las naciones que eran
tolerantes con sus desplantes, ahora ya pasaron la línea y apoyarlos o siquiera
defenderlos, representa no solo una desventaja para sus imágenes como países
democráticos, sino que internamente podría interpretarse que no les importa la
institucionalidad, el orden y el respeto a las leyes, dándole razones a la
insurgencia en tratar de jugar sucio en sus propios patios.
Y de
nuevo, los militares son los que menos garantías de seguridad y estabilidad
pudieran ofrecer al empeñar, de la manera que lo han hecho, su prestigio y su
futuro a un programa político fracasado y con una persona que ni siquiera es
venezolano.
Maduro
está desnudo, ya no gobierna por la Constitución, se ha inventado nuevas reglas
y cree que con su Tribunal Supremo de Justicia y con su Poder Ciudadano con la
correa cortica va a poder salir del hueco que el mismo se ha cavado, si permite
que los militares actúen imponiendo el orden con las armas solo estaría
catalizando una reacción violenta de la población, un vórtice oscuro del que
pocos salen ilesos.
Lo
malo de este tipo de situaciones de desacato a las leyes y al país es que solo
tienden a empeorar, están sobre el horizonte nuevas elecciones, importantes
cargos a los que se les vence el plazo y que hay que renovar, hay decisiones
impostergables que deben ser tomadas y que necesitan del concurso de los poderes
públicos, lo que viene es una cascadas de actuaciones fuera de la constitución
y las leyes que ponen al gobierno de Maduro cada vez más lejos de la normalidad
y de la paz, no hay manera de enderezar la carga, a partir de este momento el
gobierno de Maduro es el de un país forajido, y esto tiene repercusiones.
La
única salida que le veo al asunto va a requerir que Maduro actúe con
inteligencia, que acepte la mediación ofrecida por el Vaticano, por la ONU y
por la OEA, que negocie su salida de este embrollo y que sea el pueblo de
Venezuela quien decida, pero como dije al principio, Maduro si de algo carece
es de inteligencia, no se va a sentar con la Asamblea Nacional que gracias a
Dios es el único órgano sano (no es perfecto, ni funciona adecuadamente pero
tiene legitimidad) del estado.
Maduro
se echó cuchillo a su propia garganta al ponerse de espalda a las leyes, leyes
hechas por la mismísima revolución que incluyeron el referéndum revocatorio
como derecho alcanzado por el pueblo para determinar su participación directa
en la gobernabilidad del país; más y mejor democracia ¿No era esa una de las
metas del chavismo?
Se ve
clarísimo que el objetivo principal del PSUV era nunca abandonar el gobierno,
pensaban que era posible un estado revolucionario forever, ilusiones de borracho de poder, que se reflejabann en las
consignas intolerantes de “nunca volverán”, de no bajar la cabeza ante la
burguesía parasitaria, de no entregarles el legado del comandante, pura basura
ideológica para ocultar el apetito totalitario y militarista que los consumió,
como contagiados por lepra gaseosa.
Maduro
y su combo eran revolucionarios débiles, que se dejaron vencer por la
corrupción, por el vil dinero y los privilegios, trocaron la moral por los
beneficios de una vida capitalista mal entendida, confundieron el interés
personal con la revolución, la revolución con el país, el país con el
continente y sin proponérselo se estrellaron contra sus propias ambiciones, la
revolución que terminaron encarnando fue una de explotación del pueblo, de
opresión, de violencia y muerte, de miseria y hambre.
Maduro
ya tiene desenfundad el arma y declara que a partir de ahora mandará a punta de
pistola, que ya no hay Constitución, ni separación de poderes, ni elecciones
libres, que su palabra es la única ley posible y el que no se doblegue será
eliminado como enemigo de la revolución, su primera medida fue la de expropiar
terrenos, y la de su compinche, fue la de amenazar con estatizar la banca, el
país de ahora en adelante es de ellos, los venezolanos vivimos porque nos hacen
un favor, pero desde este momento, el pran
de los militares corruptos declara un toque de queda nacional. -
saulgodoy@gmail.com
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