La sospecha es generalizada, la gente lo comenta en la calle, dado que el chavismo se ha caracterizado por tener una particular afición a la brujería, sobre todo sus más altos jerarcas, desde Chávez y pasando por Maduro (y esto se refleja claramente en algunas decisiones del TSJ con sentencias que permiten el sacrificio de animales para algunos cultos nigromantes; en los restos de algunas ceremonias diabólicas, que se encontraron durante la limpieza que se realizó en la sede del Palacio Legislativo, luego de que la nueva Asamblea Nacional tomara posesión de esos espacios; en el asalto que propició Chávez contra la tumba de nuestro Libertador Simón Bolívar; en la presencia continua en espacios públicos de sacerdotes de magia negra cubana, sobre todo santeros y paleros…), el hecho público y comunicacional de las recientes profanaciones de las tumbas del presidente Rómulo Gallegos y Medina Angarita se ha asumido como la consecuencia, absolutamente inaceptable, del culto a la ignorancia de prácticas demoníacas, que provienen de lo más oscuro y salvaje de las creencias africanas arraigadas en el Caribe.
El
partido político PSUV, atendiendo a su condición de organización manejada desde
Cuba y para la defensa de los intereses cubanos en nuestro país, dirigida por
el ciudadano colombiano Nicolás Maduro, un agente cubano a las órdenes de los
hermanos Castro de La Habana y, muy lamentablemente, actual presidente de
Venezuela, como un producto de los oscuros manejos que propiciara el fallecido
Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, en medio de su agonía y sus lealtades al
gobierno cubano, ha convertido al país y, en especial, el Palacio de
Miraflores, sede de la presidencia, en el nuevo altar a los demonios de las
creencias Yorubas, una secta de brujos procedentes del reino de Manikongo en
Nigeria y cuyos descendientes, principalmente cubanos, han perpetuado sus ritos
de manera muy cercana a las figuras más importantes de la revolución cubana,
siendo utilizados para sus necesidades y fines políticos.
Con
el fin de manejar a las mentes ignorantes de muchos venezolanos que creen en
estas supersticiones, y los manipulan para seguir contando con adeptos que
apoyen sus objetivos de permanencia en el poder, para la explotación de
nuestras riquezas materiales y relaciones geopolíticas que favorezcan al régimen
de La Habana, que se ha convertido en el eje de la política comunista
continental, y continúa siéndolo, a pesar de su acercamiento y las nuevas
relaciones con el gobierno actual de los EEUU, han propiciado y promocionado de
manera abierta la instauración en nuestras tierras de estas peligrosas
creencias basadas en el culto a la muerte y a los muertos.
Este culto
a Eggun, consiste fundamentalmente en
el manejo ritual de restos humanos, de cadáveres de personas que tienen para el
culto y sus creyentes algún tipo de poder o virtud, para canalizar a través de
ellos fuerzas sobrenaturales que pudieran manipular eventos de la realidad a
favor de los brujos y sus clientes.
Por
medio de un intercambio de obsequios, regalos y ofrendas construyen pactos con
el más allá, para que las fuerzas de los demonios actúen en nuestro mundo,
favoreciendo los pedidos de los sacerdotes, creyentes y clientes de estos cultores
de Bafomet; estos pagos a los muertos por sus trabajos entre los vivos tienen
varios niveles de valor y en algunos casos pueden pedir hasta sangre humana
como sacrificio.
Estos
demonios- creen estos brujos y fanáticos- son tan poderosos, que pueden afectar
situaciones particulares, incluso nacionales, creando las condiciones para que
se produzcan escenarios que favorezcan eventos políticos y de fortuna de
grandes magnitudes, entre ellas, preservar en el poder a mandatarios aún a
pesar de circunstancias adversas.
Estos
cultos diabólicos, escogidos por narcotraficantes, torturadores, asesinos,
terroristas, guerrilleros, militares, presos, pranes y políticos, son usados como garantía para la protección de
fortunas mal habidas, de crímenes contra la humanidad; todo aquel que tenga
deudas con la justicia humana busca en estos ritos asegurarse de que jamás
serán juzgados, que sus perseguidores serán confundidos y que sus pasados serán
borrados.
Ya no
se trata de pedir que una persona sea
favorecida por la suerte y le salga el número ganador de la lotería o le
consiga una esposa, se trata, en el mundo de la política revolucionaria castrocomunista,
de preservar gobiernos en el poder, de proteger a sus líderes de atentados y
golpes de estado, para lo que se requiere de grandes operaciones y rituales,
muchas veces colegiadas de varios mayombe
(brujos) en concilio y con herramientas igualmente poderosas, como serían los
huesos u objetos que fueron usados por los grandes hombres de un país, de sus
héroes patrios, de expresidentes que sufrieron golpes de estado.
Pero
la muerte de Chávez, las circunstancias y el proceso de su deterioro físico, a
pesar de todas las manifestaciones de brujería que se hicieron para protegerlo,
fue una clara señal de que la superstición tiene sus límites, y de que el
precio que debió pagar el Comandante era muy superior al poder y las riquezas
acumuladas durante su vida por los favores recibidos.
Estos
mega ritos u intervenciones del más allá, tienen un costo altísimo en ofrendas,
no sólo de dinero, oro y riquezas materiales, sino que muchas veces tienen
asociados costos en sacrificios humanos, preferiblemente niños, neonatos,
infantes recién venidos al mundo y, dependiendo del tamaño del deseo a cumplir
para estos desalmados, se multiplica el número de ofrendas a este Moloch
revivido, llegando a una hecatombe.
La
longevidad y la protección que ha tenido Fidel Castro, durante su ciclo vital
como revolucionario y asesino en serie, ha servido de ejemplo de la efectividad
de estos ritos satánicos, en Cuba estos sacrificios se hacen a diario para mantener
a los muertos contentos; Venezuela está rápidamente cayendo en un clientelismo
homicida para mantener a esta casta de brujos y operadores políticos cubanos,
recibiendo ofrendas desde nuestro país.
La
principal consecuencia de esta viciosa relación de favores del más allá, a
cambio de sacrificios humanos, se está haciendo sentir en la fibra de la nación,
paralelamente a una degradación espiritual de muchos venezolanos, que han asumido
como forma de vida el reverenciar estos cultos satánicos y hacerse comparsa del
diablo.
Miraflores
ha sido convertido en el palacio del mal, en el altar de los demonios y en el
sitio de reunión de los paleros mayombe
para proteger y asegurarles el poder a unos posesos que ya no creen ni en su
propia salvación, pues quienes llegan a estos extremos ya perdieron sus almas y
lo único que les importa es seguir libando la leche del macho cabrío que, ellos
creen, los protege y los cuida.
Maduro
ya se desbancó de toda cordura, no dudo siquiera que muchas de las muertes que
están ocurriendo en el país sean ofrecidas a los demonios más fétidos y
perversos con el fin de que sus fuerzas e influencias malignas ayuden a estos
dementes a permanecer un día, unas horas más en el poder, para poder consumar
su maldad infinita; si ya ha sacrificado familiares y amigos, no les quepa la
menor duda que no vacilará en sacrificar lo más querido con tal de salir él,
librado de sus responsabilidades.
Creo
que a estas alturas es mejor que el chavismo desaparezca del todo de la vida
política de los venezolanos; su vinculación con la magia negra, el vudú, los
sacrificios humanos, los ritos para despertar a los muertos, jurungar sus
huesos en las tumbas e invocar sus espíritus, han envenenado de manera
definitiva esa tolda política hasta dejarla inservible, quienes allí militan
están marcados con el signo de la maldad.
Quienes
se avienen a estas creencias enferman y mueren, se pudren por dentro, tienen
finales pavorosos, se arruinan y enloquecen, sufren lo indecible por tener un
poco más de dinero, de oro maligno, de poder de humillar a sus semejantes, de
poseer bienes materiales manchados de sangre, que pretenden dejar como herencia
a sus familiares… pero siempre caen traicionados por los demonios a quienes
sirven, porque son fuerzas del mal que no respetan tratos ni promesas, siempre
terminan haciendo daño a quienes creen en ellos.
La
iglesia católica lo sabe y lo siente, las fuerzas del demonio han estado
presentes desde el día uno en que el chavismo hizo su aparición entre nosotros,
nuestras más altas autoridades eclesiásticas han estado en una constante lucha
contra estos enviados de la oscuridad, los han combatido como han podido; el
Papa y el Vaticano lo saben, lo que sucede en nuestro país huele verdaderamente
a azufre, estamos librando una lucha que trasciende lo político.
Lo que
nunca he comprendido es porqué el Vaticano no ha excomulgado a esos adoradores
de Satán, si se atrevieron a excomulgar a la mafia en Italia ¿Por qué no
hacerlo con estos íncubos del infierno? Todos estos chavistas inhumanos merecen
y han hecho los méritos para ser expulsados de nuestra comunidad católica y ser
condenados a los fuegos eternos.
Sólo
la fuerza que nos da Dios, y en mi caso, San Ignacio de Loyola, es capaz de
protegernos de tanta maldad desatada sobre nuestro país, pues está escrito que
la luz prevalecerá, que la oscuridad se retirará, vencida por la fuerza y nobleza
de espíritu de una gran parte de venezolanos que creen en la vida, ya no hay
Ngangas que valgan, ni palo Ndoki que nos haga daño, Venezuela es territorio de
la Virgen de la Divina Pastora.
Los
demonios están en desbandada; la ignorancia y lo primitivo, la muerte y la
maldad, conjugados en este socialismo materialista, ya tienen sus días
contados. - saulgodoy@gmail.com
Muy buenos tus artículos, ¿porque la iglesia vaticana no los ha excomulgado, no es obvio?, lo mas obvio y elusivo, suele ser la respuesta correcta.
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