Sé que hay muchos “verdes” saltando en una pata de la alegría de ver como la industria petrolera, de la cual nuestro país depende, retrocede, sus operaciones se encarecen cuando no son prohibidas, se siente aliviados porque el consumo de la energía fósil es penalizado con impuestos y multas, hacen fiesta porque algunos gobiernos del mundo cierran minas de carbón y refinerías, desmantelan líneas de gaseoductos, inhabilitan áreas de tanques de almacenamiento, puertos de carga y descarga de crudo, desguazan tanqueros que ya no tienen utilidad, y aunque lamentan que tantos miles de empleados queden sin trabajo, que se pierdan costosas instalaciones, que desaparezcan mercados, se siente por otro lado partícipes de una victoria pírrica, pues creen que han salvado al mundo de un apocalipsis ambiental.
Partamos de algo muy cierto e incontrovertible, la
industria de los combustibles de origen fósiles es una industria sucia,
contaminante y que mal manejada puede causarle mucho daño al planeta, pero por
otro lado, si es bien manejada todos estos riesgos pueden ser minimizados,
controlados, hay muchas cosas por mejorar y una gran cantidad de actividades
que pueden hacerse no solo más seguras sino eficientes, entre ellas, el asunto
que provocó la errada noción que las emisiones de CO2 a la atmósfera es la
responsable del cambio climático.
No voy a argüir sobre este asunto que ya he
desarrollado en otros artículos, que sobre bases de una evidencia científica
manipulada, parcial e interesada se culpa como causa del actual cambio
climático, la presencia de grandes volúmenes de CO2 en nuestra atmósfera
producto de la actividad humana industrial, es decir que por ser el petróleo la
principal fuente de energía del planeta y su civilización, porque quemamos
petróleo para nuestro desarrollo y no retroceder a épocas de sobrevivencia ya
superadas, estamos entrando en una fase de caos planetario que probablemente
acabe con la vida en La Tierra si no apagamos las calderas, los motores y las
plantas de energía termoeléctricas.
Mi tesis es que el cambio climático que enfrentamos
es un comportamiento natural del planeta en su continuo ajuste a las
condiciones cósmicas, geológicas, climáticas, cambios estos que son recurrentes
y cuyos efectos hacen variar tanto el número, distribución, calidad de las
especies vivas de la Tierra, es decir, la vida en el planeta se ajusta
regularmente (en tiempos geológicos) a nuevas edades de hielo, de alzas de
temperatura, cambios geológicos de la masa terrestre o inestabilidad
atmosférica.
La crecida de los océanos, su desalinización, cambio
en los patrones de corrientes oceánicas, la recurrencia de desastres naturales,
las grandes sequías, las inundaciones, fuegos forestales, procesos de
desertificación, calentamiento de la tundra, deshielos y crecimientos de los
casquetes polares, y otros fenómenos que afectan y han afectado la vida en el
planeta son parte de unos ciclos naturales a medida que cambian los factores
que afectan al planeta, desde cambios en su electromagnetismo, variaciones en
las tormentas solares, alejamiento de la luna, enfriamiento del magma en el
centro de la tierra, actividad telúrica, y por supuesto la actividad humana,
entre otros muchos factores.
Pero hasta allí, vamos a considerar otros elementos
involucrados en este cambio de paradigma provocado por la prevalencia de una
tesis, que apunta a que es la excesiva descarga del CO2 en la atmósfera, la
causante de estos cambios.
Hay ciertos gobiernos poderosos que, jugando a sus
propios intereses, se han valido de esta cruzada para hacer cambios en los
patrones geopolíticos, estratégicos y económicos tratando, con cierto éxito, de
romper con la manera en que los humanos nos hemos comportado y como estamos
organizados, muy poca gente cae en cuenta lo que significa migrar de una
economía basada en el uso de los combustibles fósiles, y aquí tengo que incluir
a la energía atómica, tal como la conocemos, porque también está afectada por
este cambio de patrón, a una economía que funciona con energías alternativas.
La realidad habla por sí misma, no hay sustituto
energético al petróleo, al carbón, al gas y a la energía nuclear para
satisfacer las necesidades actuales del mundo, el trabajo calórico que se logra
desprender de un litro de gasolina, o de un kilo de carbón o de un gramo de
uranio, no lo da ni por cerca una hora de funcionamiento de una turbina eólica,
de colectores de movimientos de las mareas, del desempeño de una placa solar,
ni del trabajo del motor de hidrógeno más avanzado, ni siquiera el de una
turbina en una planta hidroeléctrica, entre las tecnologías alternativas más
conocidas.
Todas estas energías alternas están en su infancia,
su desempeño es pobre, comparado al petróleo, su costo es demasiado alto, razón
por la cual son tecnologías que reciben un fuerte subsidio de los gobiernos, y
lo peor, son altamente costosas operarlas y mantenerlas, lo que no quiere decir
que en algún momento no puedan desarrollarse y competir con el petróleo.
¿Qué quiere decir todo esto? Que el tránsito hacia las
energías alternativas, sin el petróleo sirviéndoles de transición, es
imposible, el mundo colapsaría, volveríamos a los tiempos de las cavernas donde
estaríamos a merced de una naturaleza que le importa muy poco el futuro de la
raza humana.
Pero no solo eso, el mundo está estructurado para el
uso del petróleo, hay una serie de instalaciones, estructuras, sistemas,
economías, canales de distribución, mercados, y quizás lo más importante,
tecnologías, que funcionan en base a los combustibles fósiles y cambiar esa
estructura tendría un costo prohibitivo, aunque nos amenazan: si no lo hacemos,
sobrevendrá el fin del mundo, por lo que, aparentemente, no hay elección.
Veamos, si se pudiera hacer el cambio de paradigma
que los “verdes” pretenden, ¿Que sería de los planes de desarrollo de la
mayoría de los países del Tercer Mundo?, donde nos incluimos, ningunos de
nosotros somos generadores de esas tecnologías alternativas de modo que
asumimos, entraríamos en un nuevo ciclo de dependencia tecnológica con aquellos
países proveedores de la tecnología, se habla de financiamientos, prestamos,
créditos blandos, pero el problema es que no hay suficiente dinero en el mundo
para hacer la migración de una fuente energética a otra.
La salvación del planeta tiene un enorme costo, el
aumento de la miseria y la pobreza, un retroceso fundamental de la calidad de
vida, la preeminencia de unos pocos países autosustentables en energías limpias
a costa de una pauperización del resto del mundo, de la gran mayoría.
La energía barata que producen los combustibles
fósiles (que aunque no renovables nos darían el tiempo parta que las otras
energías alternativas pudieran desarrollarse) están siendo puestos fuera del
alcance del mundo, en base a tratados que controlan las emisiones del CO2 a la
atmósfera, a severas multas y controles que la hacen cada vez más costosas,
todo por un interés muy sospechoso de que sigan los grandes subsidios a las
empresas que están desarrollando estas energías alternativas, y que
prácticamente, ilegalizando el uso del petróleo, se les dé el monopolio
energético del mundo.
Háganse la pregunta, quienes son los más interesados
en que una situación como esta sea una realidad, primero, los que abogan por un
gobierno mundial, es decir un exclusivo club de países con poder de
convertirse, ahora ya no en el policía del mundo, sino en el único distribuidor
de la droga que necesitas, la energía limpia.
También están los comunistas, los enemigos de la
sociedad abierta, los que creen que un socialismo militarista y benefactor en
control del mundo es posible, para ellos es una oportunidad de acabar de un
plumazo con el capitalismo tal como lo conocemos, fundado en la única fuente de
energía conocida que está al alcance de todo el mundo, porque es barata y
eficiente, y que por lo mismo ha fomentado el desarrollo de los países y la
democracia.
También están todos aquellos capitanes de industria,
tecnólogos, inversionistas, corporaciones, políticos y universidades que tienen
interés en que la industria de la energía limpia sea la sustituta de los intereses petroleros,
serían los nuevos dueños del mundo, multimillonarios con un poder político a
escala global, y tal como lo mencionaba cambiaría de manera radical la
geopolítica del mundo y las estrategias de crecimiento.
Los países petroleros, como nosotros, tendríamos que
olvidarnos de recuperarnos y escalar a alguna posición de importancia en el
mundo, aún teniendo grandes reservas de la energía más eficiente y barata del
mundo, y cuidado si los tiros no vienen por allí, si el petróleo dejara de ser
importante ¿Qué pasaría con los países árabes, con la amenaza del islam, con la
dependencia de los países desarrollados en el Tercer Mundo por el petróleo, con
todas esas reservas que tendrían que quedarse bajo tierra?
Yo sería muy cuidadoso en adelantar posiciones e
irme de boca apoyando este cambio de paradigma, revisaría con lupa y a espaldas
de los intereses de los “verdes” el asunto de si el CO2 es la causa fundamental
del cambio climático, y si lo fuera, tomaría una posición intermedia en apoyar
una transición a las energía alternativas montados sobre los combustibles
fósiles, invirtiendo y desarrollando tecnologías que aminoren al máximo los
inconvenientes del petróleo, el carbón y la energía atómica, haciéndolos más
amigables al ambiente, más seguros y eficientes, limpiándolos, hasta que se dé
el momento en que haga sentido hacer la migración hacia otro tipo de energía, y
de modelo económico. - saulgodoy@gmail.com
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