Casi
que es por higiene mental periódicamente leo literatura de entretenimiento,
como ya lo he comentado, me gusta la ciencia ficción, pero también los relatos
de espionaje y los llamados “thrillers” que son las novelas de intriga y
suspenso, en este caso me propuse leer a uno de los escritores más exitosos en
el género, el escritor norteamericano John Grisham, pero no solo para disfrutar
de una historia bien contada, sino para tratar de descubrir cuál es la fórmula
de su éxito como escritor popular, quise desmontar cuidadosamente su estilo, la
estructura de su discurso, “la gramatología” completa de su obra, algo así como
una ingeniería en reversa, para averiguar cómo funciona el artefacto cultural
de su creación.
Grisham
es un abogado de formación, convertido en escritor de historias que tienen que
ver con los procesos legales y el mundo de los abogados en Norteamérica, su
enorme éxito ha llevado varias de sus obras a la pantalla grande, películas
como El Informe Pelícano, La Firma y otros éxitos de taquilla lo han convertido
en una presencia cotidiana en el mundo de los best-sellers, el cine y la
televisión mundial y pertenecen hoy, al bagaje de la cultura moderna
occidental.
El escritor John Grisham |
Mi
ejemplar es una gruesa edición de bolsillo de casi 700 páginas editado en 1995
(Island Books, Dell Publishing), lo leí en inglés y tal como lo expresa un
comentario en portada del periódico El Washington Post: “Totalmente hipnótico… Cargado de resonante prosa… las escenas se
desarrollan de forma que no puede dejar de leer.”
Y tal
cual, una vez metido en la historia es difícil dejar el libro hasta terminarlo,
lo cual es parte de una fórmula del suspenso que tiene cultores del género de
hace ya varios siglos.
Pero
en mi caso y al igual que el abogado en la historia de Grisham, me armé con mi
block de notas y mi bolígrafo y empecé a sacar las piezas de su narrativa como
si estuviera desarmando un reloj, para hacer un mejor trabajo he debido hacer
varias lecturas del libro, pero estaba presionado por el tiempo y una larga
cola de otros libros esperando su turno, de modo que no fue una labor rigurosa,
aunque si me dio luces e ideas sobre su estructura funcional.
Lo
primero que descubrí es que Grisham nos describe unos mundos y ambientes que no
todos conocemos y por lo menos a mí me producen una gran curiosidad, el mundo
de las grandes corporaciones de abogados en los EEUU, un país de avanzada y
altamente organizado donde las leyes y las normas son el aceite y el
combustible que mueven el inmenso aparato del estado y de la industria privada.
No
son como los despachos de abogados a los que estamos acostumbrados en nuestros
países, mucho más modestos y a nuestra escala de necesidades, en aquellos lares
estas organizaciones son inmensas industrias que consumen abogados como una
línea de ensamblaje de televisores o neveras consumen obreros, a montones,
continuamente están reciclando su recurso humano, sobre todo en la base, con
las hormigas obreras que hacen el trabajo secretarial, de investigación, de
modestas diligencias burocráticas, de sellos y firmas donde se producen
toneladas de papel que deben ser organizados, indexados, digitalizados para
crear los expedientes de cada caso en la firma.
De la película La Firma |
Para
ello necesitan de una estructura corporativa altamente compleja muy similar al
de las corporaciones tecnológicas de punta, con extensiones que tengan
contactos en la política, los medios de comunicación, organizaciones de
relaciones públicas, agencias de investigaciones y seguridad, el mundo de las
organizaciones no-gubernamentales, la sociedad civil en general y algunas con
el mundo militar.
En la
novela, la firma Kravitz & Bane es la tercera en tamaño en la pujante
ciudad de Chicago, emplea trescientos abogados, tiene oficinas en seis otras
grandes ciudades de los EEUU, se especializa en litigios, es decir en pelear
los casos de sus clientes en las cortes aunque tiene especialistas en otras
ramas del derecho sobre todo en bienes raíces, impuestos y se involucra en
casos de acciones anti monopólicas de grandes empresas.
Sus
tarifas van desde los 200 $ la hora por casos de seguros, 300 $ la hora por
defensas en casos criminales, 400 $ la hora para los grandes bancos y hasta 500
$ la hora para clientes corporativos, de modo que es una maquinita de hacer
dinero, todo el día, todos los días, y como todas las empresas de su tamaño e
importancia, tiene una sección que presta asistencia gratuita para gente que no
puede pagar su defensa, es la forma que tienen de mostrar su buena voluntad
hacia una sociedad que les ha dado tanto, por lo que anualmente dona 6.000
horas de servicio gratuito a la comunidad.
Y
entre las causas que toma se encuentra la de defender a algunos condenados a
muerte.
Porque
el otro aspecto de la vida norteamericana que Grisham nos presenta de manera
magistral es la organización que tiene esa sociedad para matar a quienes han
cometido crimines mayores y el sistema judicial ha decidido eliminarlos, un
mundo que muy poca gente conoce pero que está allí, en el fondo, haciendo el
encargo más extremo del sistema de justicia, eliminando a los indeseables, a
quienes se ha juzgado están más allá de la redención.
Pero
Grisham nos ofrece todavía otro aspecto de la vida norteamericana que pudiera
ser noticioso pero que no es muy bien comprendido, el odio social entre los
grupos étnicos y culturales, los crímenes del racismo que aún hoy siguen
estando en la mira de la opinión pública, y para ello nos traslada al sur
profundo, al estado de Mississippi donde nos inicia en la trama con un atentado
del Ku Klux Klan con bomba, en contra de un defensor de derechos civiles judío
que ha estado enfrentando las actividades de la organización racista en contra
de los negros de la localidad, el fallido atentado asesina a los pequeños hijos
del abogado y lo deja lisiado de por vida, eso fue en 1967.
En
1981, la corte, luego de un larguísimo y
accidentado proceso condena a la pena máxima al único culpable del caso, que
resultó no ser la persona que colocó la bomba, el verdadero culpable es un
peligroso asesino experto en el arte de desaparecer de los radares de los
cuerpos de seguridad, y que solo aparece, para evitar ser encausado en el
juicio.
Como
ingrediente adicional en esta espesa intriga, el joven abogado de la firma Kravitz
& Bane que toma el caso, cuando apenas quedan 4 semanas del día fijado para
la ejecución del único indiciado, es el nieto del supuesto asesino y quien debe
enfrentar no solo el pasado violento de su familia, sino tratar de sobrevivir
al verdadero asesino quien lo tiene en la mira.
La Cámara es un verdadero ejemplo de
intriga y suspenso de un maestro en el arte de narrar, no en vano Grisham se ha
ganado su puesto en el Partenón de los escritores más leídos del mundo, es un
experto en los diálogos, magistral en sus descripciones, sobre todo en cómo
funciona el aparataje legal norteamericano, y un verdadero psicólogo para
descubrir, esas pasiones y deseos retorcidos de gente, que dejadas a su libre
arbitrio, pueden convertirse fácilmente en monstruos y hacerle mucho daño a la
sociedad. - saulgodoy@gmail.com
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