El mundo va por mal camino, está convulso en medio de un surgimiento de irracionalidad, fundamentalismo, autoritarismo, violencia, desigualdad, lo que ha provocado guerras, terrorismo, crisis financieras, alimentarias y surgimiento de ideologías peligrosas para la convivencia humana, en este escenario de inestabilidad los países de occidente que debería representar la estabilidad y el equilibrio, se encuentran en que son el escenario de estas luchas sin cuartel por intereses que ni ayudan a los objetivos de la civilización, ni se encuentran en la agenda de desarrollo de la comunidad de naciones occidentales.
Estados
Unidos de Norte América fue durante mucho tiempo el bastión y el líder de la
libertad, el emprendimiento y la seguridad de los intereses de esa civilización
cristiana, eurocentrista, racional y capitalista del orbe, dentro de sus
fronteras se vivía y se respiraban los aires de un nuevo mundo con un futuro
promisorio y una fuerza indetenible de orden y progreso.
Todo
eso ha cambiado, los EEUU ha perdido el rumbo en medio de tantos conflictos por
resolver e intereses que nada tienen que ver con su destino manifiesto, lo peor
del asunto es que si los EEUU pierde esa pelea por la libertad, el mundo entero
se sumergirá en el caos y la destrucción.
Donald
Trump como empresario, como hombre práctico y de gran sentido común, se ha
percatado del peligro, el no es un político cualquiera, de esos que dicen una
cosa y piensa otra, que no se les entiende al momento de tomar una posición, de
necesitan traductores e intérpretes para que su mensaje llegue con claridad,
Trump es un ciudadano norteamericano que nació, creció y se formó dentro de los
valores tradicionales de una Norteamérica diferente, de emprendedores, de
ganadores, de gente que gusta de realizar cosas concretas y bien hechas.
Y
porque Trump habla como habla y expresa sus ideas con claridad diáfana, es que
los políticos de las sombras, los socialistas, los que les gusta enredarse en
problemas que no son suyos, los verdaderos enemigos de la sociedad libre y
democrática, los que juegan a ser redentores del mundo y están dispuestos a
sacrificar su propia seguridad y prosperidad para tender los problemas de
otros, es que se ha levantado una campaña de terror y desprestigio en contra de
este ciudadano que lo que ha hecho es negarse a dejarse a arrastrar por las
miserias de un mundo en descomposición.
Trump
se ha dado cuenta que su país, si quiere seguir liderando el mundo libre, si
quiere preservar la cultura occidental de la cual somos parte (sí,
Latinoamérica es parte de occidente) debe hacer un alto y revisar su posición,
recomponer sus fuerzas, aclarar su lugar en el mundo y prestarle mucha atención
a lo que sucede con su propio país, que tal y como están las cosas, está siendo
llevado al precipicio por el socialismo.
Trump
no ha hecho otra cosa que señalar los problemas que la mayoría de los
norteamericanos sufren diariamente (incluyendo a los latinos en USA, los que
trabajan, viven y quieren ese país), lo que ven en las calles y les disgusta,
lo que tienen que sufrir en su cotidianidad porque no hay liderazgo, ni
autoridad ni respeto por las leyes.
Trump
se ha dado cuenta, y lo dice con claridad, que el país que él quiere no es el
que está viendo ni el que los socialistas norteamericanos le están vendiendo a
la gente, que los EEUU se ha convertido en una burla, en un mercado para la
productos de otras economías, en un gigante con complejo de enano, en un
guerrero que quieren vestir de tutú y zapatillas de ballet para interpretar un
papel bochornoso, que debe aceptar el abuso y los insultos de dictadores y
terroristas, que puertas adentro los locos y desadaptados son los que marcan
las pautas de vida de una nación que cada día se hace menos libre e
independiente.
Una
avalancha de improperios y descalificaciones se adelantan en su contra porque
quiere que los EEUU vuelva a ser una potencia mundial, que marque el rumbo de
occidente, que asegure el mundo en contra de los enemigos de la libertad y la
razón, que vuelva a ser el motor productivo del planeta y ejemplo de
democracia.
Y
para ello lo que está pidiendo son reglas claras, autonomía soberana sobre lo
que los norteamericanos deben hacer con su país, potestad de asumir sus propias
políticas migratorias y hacerlas cumplir, de negociar con claridad y
defendiendo sus intereses comerciales, velar primero por la prosperidad interna
de su nación antes que privilegiar a otros, saber quién es el enemigo y como
tratarlo, y vencerlo.
Para
Latinoamérica, para un país como Venezuela, Trump es mil veces mejor que
cualquier otro candidato de la izquierda gringa, las políticas de Obama son las
que nos han llevado a nuestra actual condición de país oprimido por el
terrorismo y el narcotráfico, los demócratas pareciera, tienen los cables
totalmente cambiados, favorecen a Cuba, soportan el trato descortés y grosero
de nuestros militares comunistas que lo que han hecho es minar sus intereses en
la región, han permitido el trato indigno y abusivo en contra de sus empresas.
Lo
mismo ha sucedido con el islamismo más primitivo y recalcítrate del mundo, ese
que decapita gente, viola niñas y se vuelan por los aires como bombas humanas,
Europa ha perdido definitivamente la cabeza en una muy mala entendida
concepción de la tolerancia y la democracia, sin duda va ser muy positivo la
visión clara de Trump al momento de sentarse con sus pares del continente
europeo y de las islas británicas.
Trump,
en mi visión va a servir de contrapeso en un mundo que se ha desquiciado y no
encuentra el balance entre lo justo y lo razonable, un hombre que sabe decir
NO, un líder que sabe cuáles son sus intereses, como negociarlos, cuando usar
la fuerza.
Los
latinos se han enredado en una falsa percepción del discurso de Trump y se han
sentido víctimas de una posición que es en mi entender lo más normal del mundo,
en mi casa mando yo y acepto a quien yo quiera y bajo mis condiciones, el que
lo le gusta se va o no entra, pero se acaba el desorden, y 30 millones de
ilegales es como mucho ¿No creen?.
Es
probable que el estilo, la imagen, las maneras de Trump no sean del agrado de
mucha gente, esa forma agresiva de plantarse en público, de alguien que sabe lo
que quiere y lo dice, no es la fórmula “correctamente política” que la gente
está acostumbrada a ver, cuando Trump se molesta lo dice, cuando no está de acuerdo
con un plateamiento lo hace saber, y más todavía en esas multitudinarias
asambleas de políticos, medios y público donde cualquier cosa puede pasar o
decirse, Trump no acepta el desorden y menos las agresiones en su contra, no ha
llegado a donde está poniendo la otra mejilla.
Y
justamente es orden lo que necesita el mundo, alguien que sepa distinguir entre
lo que es justo y apropiado, y me gusta
que sea un occidental, un empresario, un norteamericano capitalista el que
vuelva a poner los puntos sobre las íes, lo prefiero a un mulá enloquecido, o a
un caribeño borracho de marxismo, a un eslavo con tatuajes de mafiyas en su cuerpo o a un chino
explotador y esclavista, menos aún a una mujer socialista que lo que quiere es
que las cosas continúen como están.
Unos
EEUU fuerte y asertivo es mucho más importante para el mundo que una Babel sin
control, donde las facciones tiren cada una por su lado, donde no exista
liderazgo y donde los más fuertes y violentos tengan la última palabra,
prefiero un mundo en democracia, con libertades, próspero y en orden, y de lo
que veo en el panorama, sólo Donald Trump lo está ofreciendo. –
saulgodoy@gmail.com
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