En
Venezuela no se puede pensar en refundar a los órganos de inteligencia del
estado, ni tampoco en hacer una reingeniería de los mismos ya que significaría
el riesgo de heredar errores, trasmitir visiones erradas, preservar malas
prácticas y continuar manteniendo un pensamiento arcaico que le ha hecho mucho
mal a los intereses del país.
El
aparato de inteligencia e información de la nación hay que fundarlo desde cero,
pues lo que tenemos es apenas un embrión malformado, y estoy hablando tanto de
la inteligencia civil como la militar, en especial la militar, que ha devenido
en una estructura de desinformación y contrainteligencia manipulada por el
crimen organizado e intereses extranjeros, para mantener a un grupo de
traidores en el poder haciéndole mucho daño a la población del país.
No
dudo que contemos con técnicos expertos en ciertas áreas de conocimiento, en
telecomunicaciones, en informática, en criptografía, quizás alguno que otro en
análisis de la información, lo que si contamos en abundancia son con esbirros y
policías que son usados para armar expedientes ficticios, para componer
perfiles que comprometan a personalidades, para sembrar pruebas falsas, para
intervenir comunicaciones y hacer grabaciones ilegales, para borrar o plantar
evidencias y cambiar las escenas de los crímenes.
Lo
que sobra en el mundo de la actual inteligencia en Venezuela son expertos en
confundir y manipular bases de datos con fines ilícitos e inconstitucionales
para favorecer intereses particulares y en detrimento del interés nacional, son
órganos de intervención política que trabajan con información falsificada y
contaminada para crear caos en la población y en la oposición política,
influenciar en la percepción del régimen en el extranjero y desfigurar hechos
para los organismos de auditoría y vigilancia internacional.
Todo
el aparato de inteligencia del estado responde a unos fines políticos del
partido de gobierno, no hay independencia de funciones, objetividad en la
captación y análisis de la información ni posibilidad de alertas tempranas a
situaciones de amenazas y peligros que no sean aquellos señalados de antemano
por la cúpula política del régimen, el sistema todo está diseñado en apuntar a
una sola dirección, la conservación de un solo pensamiento, un solo interés,
una sola autoridad, lo que hace que todo el sistema de inteligencia sea la
negación de los fines de seguridad del estado nacional establecido en la
constitución.
El
territorio nacional se encuentra absolutamente desprotegido a merced del hampa,
de las fuerzas subversivas, de extranjeros invasores (minería, pesca ilegal y
deforestación) y de evento naturales desastrosos, mientras el gobierno distrae
importantes recursos para la seguridad y defensa en este onanismo absolutamente
despreciable para satisfacer sus ansias de poder y expandir sus actividades
criminales.
Todo
el personal civil y militar que está actuando y trabajando para el Centro de Seguridad
y Protección de la Patria (CESPPA), procesando escuchas e intervenciones
ilegales en las comunicaciones privadas de ciudadanos venezolanos,
especialmente funcionarios electos de la Asamblea Nacional, diplomáticos y
observadores internacionales para el gobierno de Maduro, están actuando en
contra de las leyes del país y en algún momento serán procesados como traidores
a la patria, ningún venezolano debería prestarse para servir de comodín a los
enemigos del país, y deben saber, que toda esa información que recogen, es
enviada y procesada en Cuba en detrimento de nuestros intereses y seguridad.
El
resultado de esta situación, es que deja al país desprotegido, desinformado y
expuesto a los peligros reales que acechan sus posibilidades de sobrevivencia,
es más, el actual aparato de inteligencia del estado es una de las principales
causales de nuestro estado de vulnerabilidad, y mientras siga existiendo de la
manera como está conformado, es un riesgo de seguridad.
Y
cuando afirmo que el actual sistema de inteligencia y contrainteligencia del
estado, en sus componentes civiles y militares son un riesgo de seguridad no lo
digo meramente por su aspecto funcional, hay personas que podría creer que el
problema pudiera ser resuelto con un cambio de “política”, de gestión, pero el
problema es mucho más grave, el verdadero problema es estructural, de diseño,
todo el sistema está torcido y sus canales, instancias, mandos y operaciones
funcionan para retroalimentar un aparato policial de control social que nada
tiene que ver con una democracia.
Hay
un interés de crear la inteligencia necesaria para justificar la intervención
de las Fuerzas Armadas en asunto de orden público, ya lo ha explicado el
General (r) Fernando Ochoa Antich de varias maneras: “Creo
necesario definir y diferenciar doctrinariamente los conceptos de defensa
militar, orden interno y orden público... La defensa militar está referida al
empleo de la FAN para garantizar la independencia y soberanía de la nación y
asegurar la integridad del espacio geográfico, ante cualquier agresión externa.
El orden interno se refiere a la estabilidad de las instituciones. La FAN, de
acuerdo con la Constitución de 1999, solo podría ser empleada cuando dicha
estabilidad se vea amenazada por factores que rebasen la capacidad de los
organismos civiles de seguridad. El orden público y su preservación
corresponden exclusivamente a los organismos civiles de seguridad, los cuales
actúan para proteger a los ciudadanos, apoyar las decisiones de la autoridad
competente y asegurar el pacífico disfrute de las garantías y derechos
constitucionales. Es verdad que la Guardia Nacional ha sido utilizada
tradicionalmente en operaciones de mantenimiento del orden público, pero a
partir de la aprobación de la Constitución de 1999, el artículo 332 exime
taxativamente a la FAN de esa función.”
Pero
al detectar este problema nos damos cuenta inmediatamente que apenas se trata
de un problema inserto en una mayor, toda la doctrina de seguridad y defensa de
los últimos 17 años apuntan en dirección contraria a los principios
republicanos y democráticos, de hecho, contradice de manera fundamental los
principios de la Constitución de 1999.
Toda
la institución militar y policial del país está volteada y trabaja en contra de
los principios de seguridad y defensa de la nación, por lo que urge, y esto es
prioritario, un desmantelamiento general de las instituciones responsables de
esta importante área y la creación de un nuevo modelo y estructura.
El
simple hecho de que la sociedad civil esté incluida como objetivo militar para
la defensa de la revolución, es un indicativo del grado de perversión y
desviación que se ha logrado en la estructura principal de la seguridad de
estado.
En
recientes comunicados, órdenes y planes del Comando Estratégico Operacional de
la Fuerza Armada Nacional Bolivariana cuando se refiere a “fuerza enemiga” se
categoriza a organizaciones de la derecha opositoras al régimen, es decir, que
el enemigo es político, interno y de diferente pensamiento que el socialista
bolivariano y que de acuerdo al discurso de odio de la dirigencia del gobierno,
empezando por Maduro y Padrino, todo quien se oponga a sus designios y
políticas, es de “derecha” incluyendo los demás partidos de la izquierda que no
sea el PSUV.
En
esta pueril definición de fuerza enemiga no hay inteligencia, solo
discriminación y persecución, y miles de expedientes manipulados de dirigentes
de la oposición con esa etiqueta.
Trabajando
con tal apreciación de las amenaza, la mayor parte del esfuerzo de los cuerpos
de inteligencia se concentra en el
seguimiento y represión de los sospechosos habituales, dejando por fuera a los
verdaderos enemigos de la paz de la República.
En el
artículo, “FANB identifica a oposición y a estudiantes como fuerzas
enemigas”, del periodista Herrnán Lugo-Galicia del diario El Nacional, escribió
el 2 de mayo del 2016, lo siguiente: “En el plan LOVI (de seguridad ante escasez),
la FANB acusa a partidos e individuos de “la derecha” de alterar la paz, crear
“la sensación de inestabilidad política y mala política interna en el
abastecimiento de alimentos y medicinas, y reflejar a la opinión mundial un
clima de inseguridad e ingobernabilidad”. En este programa los adversarios son
empresarios, “empleados públicos y privados” que ejecutan acciones de sabotaje
en la producción, distribución y comercialización de productos. La información
fue aportada a la FANB por la “red de inteligencia” de los consejos comunales y
las comunas, indican los informes militares.”
Es claro como la red de inteligencia de las FANB
se encuentra estructurada alrededor de nodos políticos controlados por el
partido de gobierno, y como de estos intereses, estrictamente partidistas, nace
la política de seguridad que mantiene en vigilancia y control al grueso de la
población opositora distrayendo los recursos de la nación en escenarios
ficticios fabricados por el mismo gobierno.
Para los que estudiamos la historia, sabemos que
la objetividad hipotética, esa que es importante y necesaria en el estudio
científico de los hechos, de las relaciones causales, y de la que depende todo
el proceso de investigación, se inicia por la pregunta planteada cuando arranca
la búsqueda de la información.
Ese arranque del proceso de investigación
histórica, que es el mismo en el proceso de adquisición de inteligencia, se
basa en unos valores referenciales que nos dan un punto de vista y bajo el cual
vamos reconstituir la totalidad de un escenario, en el caso de las FANB, se
trata de una hipótesis previa totalmente viciada por el interés de unos
operadores políticos.
Si la premisa fundamental del gobierno de Maduro
y Padrino es que Venezuela está sometida a una guerra económica que explicaría
el desabastecimiento, la inflación, la baja productividad, la falta de
financiamiento, el incremento del descontento social y por ende la
inestabilidad, no hay que ser un brujo para concluir que todo el sistema de
inteligencia buscará justificar tal aserción, de modo que todas las operaciones
de inteligencia, la captación, análisis, verificación y resultados estarán
dirigidos en demostrar esa tesis, quedando el sistema atrapado en una lógica
circular de la que es muy difícil salir, y cuyo resultado, es el agravamiento
de la situación de inestabilidad social ya que es imposible solucionar el
problema; es la famosa metáfora que usamos en los círculos de inteligencia, si
permites que metan basura en el sistema, producirá basura al final.
Es un garrafal error, aparte de un delito, que
los cuerpos de inteligencia del estado, que deben ser considerados como un
arma, se utilicen para hacerlos parte de una conspiración en contra del sistema
democrático, para complacer visiones y opiniones de sus dirigentes, dejando al
país desprotegido y ciego ante las verdaderas amenazas, y esto lo están
haciendo intencionalmente y con un plan.
- saulgodoy@gmail.com
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