Este artículo tenía planificado escribirlo mucho más adelante, pero sucedió que uno de mis perros, un cachorro de nombre Euro, se empezó a comer el libro de cuentos de Bowles, Cien camellos en el patio, y lo dejó en tal estado que tuve que hacer un trabajo de rescate para poder usarlo, y decidí que el momento de escribir un artículo sobre este magnífico autor había llegado, busqué el material que tenía sobre la vida literaria en Marruecos y me hice de esa curiosa biografía que nos dejó el autor sobre su vida, Memorias de un Nómada (Without stopping, 1972) y me senté frente al teclado.
Paul Bowles
(1910-1999) fue un finísimo cuentista y un músico de valía, ambas carreras, la
de literato y compositor lo llevaron a ver mundo en un momento en que EEUU
consolidaba su estatus de potencia global luego de la Segunda Guerra Mundial, y
ver mundo como pocos norteamericanos lo hicieron en su época, entre amigos,
amantes, colegas, mecenas y protegidos entre los cuales estaba una camada de
escritores nativos de Marruecos, incluyendo a Mohamed Chukri, uno de los
escritores árabes más importantes del mundo.
Bowles
tuvo la oportunidad de codearse con la crema y nata de la intelectualidad de su
época tanto en su nativa New York como en París, México, Ceilán, Berlín y
Marruecos.
52
años de su vida los pasó en Tánger, donde murió, y fue la referencia obligada
de todo artista que buscaba la vida alocada y libre del paraíso norafricano,
porque Marruecos se convirtió en una meca de artistas mundiales que iban a
destaparse en orgías y fiestas, que buscaban ese lugar barato, bello y
libertino que permitía todas las experiencias extremas que el mundo les negaba
en otros lados.
Se
iban de vacaciones, a curar sus despechos, buscando inspiración para sus obras,
huyendo de la justicia, era el destino final de todo espía, ladrón
internacional, traficante de armas, homosexuales, mujeres y hombres, que
buscaba el desenfreno a sus apetitos, con abundante droga y alcohol, con una
larga lista de gente bella y famosa que recalaban en aquellas maravillosas
playas frente a España.
Parte
de Marruecos estuvo administrado por 8
países en una Zona Internacional de 1925 a 1956, una coalición multicultural
que se manejó durante la Segunda Guerra Mundial, donde se jugó duro la Guerra
Fría y se sintieron los movimientos de liberación anticolonialistas, el Rey
Hassan II de Marruecos gobernó desde 1966 hasta su muerte en 1999 dejando tras
de sí un país consolidado e independiente, Paul Bowles tuvo un papel
fundamental en explicarle a occidente las luchas y los ideales de muchos de
estos pueblos, Argel, El Congo, La India fueron algunas de esas experiencias
postcoloniales que registró Bowles para la prensa occidental.
Trabajando con Aaron Copland |
Bowles
estudió música en la Universidad de Virginia pero no soportó la rutina y decidió
escaparse y se fue a vivir a París donde conoció a Gertrude Stein, quien lo
hizo miembro de su círculo de amistades, allí conoció a los más grandes
representantes del modernismo incluyendo a Pound, Cocteau, Guide, Picasso, en
Berlín conoce a los escritores ingleses Christopher Isherwood y Stephen
Spender, en Holanda tuvo la oportunidad de compartir con Krishnameurti, fue
Gertrude Stein quien lo convidó junto con Aaron Copland para que la acompañara
en sus vacaciones de verano a Tánger, fue amor a primera vista, corría el año
de 1931.
Hay
una transmutación en Bowles que fue muy interesante y fue su paso de músico a
escritor, luego de su estadía en Europa y África, vuelve Bowles a New York a
terminar con su formación musical e incursiona con éxito haciendo música para
el teatro y cuando hablo de éxito es que le comisionan grandes trabajos sobre
todo personalidades ya reconocidas en Broadway como Orson Wells, Joseph Losey,
William Saroyan y Tennessee Williams, compone junto a Copland y Virgil Thompson
una serie de piezas para operas, música de cámara y arreglos para orquestas,
durante los próximos diez años vivió de su música y muy bien, pero la vida en
New York lo hastiaban, de modo que decidió hacer dinero con la música para
comprar su fuga hacia Ceilán y Marruecos, llegando a un punto donde no le
resultó difícil dejar su carrera como compositor, para dedicarse de lleno a su
vida como escritor.
Con Bourroughs, Ginsberg y el clan de la beat generation |
De
ese primer viaje a Marruecos y de sus recorridos por el desierto de Sahara en
Argelia, cuando todavía eran colonias francesas, Bowles se trajo el material
para escribir su primera y más famosa novela The Sheltering Sky (El cielo protector, 1949) que fue un gran éxito
de librerías gracias a su exótico entorno y la tragedia de sus personajes, la
critica la recibió con expectativas diciendo que eran sus personajes
secundarios, prostitutas, chulos, guardias de frontera lo que mejor resaltaban
de su paisaje humano, la novela es una galería de seres humanos traumados por
la violencia y el abuso (la película la realizó Bernardo Bertolucci).
Y es
que la violencia es una constante en la obra de Bowles, una de sus mejores
obras The delicated prey, es un
catálogo de agresiones físicas y psicológicas contra personas inocentes a lo
que Bowles respondió en una entrevista: “La
violencia sirve propósitos terapéuticos. Es verdaderamente preocupante que en
cualquier momento de nuestras vidas se encienda la llama de una violencia sin
sentido. Pero sucede, y la gente debería estar preparada para ello… estoy
convencido que nuestra vida está construida en torno a la violencia, que toda
la estructura de lo que llamamos civilización, que costó levantarla tantos siglos,
puede colapsar en cualquier momento, todo lo que escribo está afectada por esa visión.
El proceso de la vida presupone la violencia. Solo el hombre goza con la idea
de la destrucción.”
Escribió
otras dos novelas, Let it come down
(Deja que se venga abajo, 1952) sobre la degradación de un americano en medio
de la cultura extraña de Tanger, experiencias que Bowles conocía de primera
mano, y La casa de la araña (1955),
su primera novela con trasfondo político, donde confronta el nacionalismo
contra el colonialismo.
Bowles y su esposa Jane |
Pero
son sus cuentos, sus notas de viajes y el periodismo lo que hacen a Bowles un
nombre popular en los círculos intelectuales, muy pronto se convierte en la
figura del expatriado en tierras lejanas, del artista buscando su llamado de
las musas entre las arenas del desierto, justo cuando Tánger se convierte en el
lugar favorito de hippies, artistas y turistas.
Lejanos
estaban los días de las rumbosas fiestas que daba la multimillonaria Bárbara
Hutton en Tánger, fiestas que duraban días y que hacía en varias residencias
suyas, en su mansión con orquestas cubanas, a las afueras de la ciudad con
beduinos de piel azul y campamentos de tiendas con camellos y fogatas, en sus
otras villas con espectáculos de gitanos que se traía de Granada, con orquestas
de swing al lado de la playa donde el licor y la comida llegaban de todos lados
del mundo, para delicia de sus invitados de Hollywood, Manhattan, París y
Londres.
Lejos
estaban las extravagancias del rey Mohamed V con sus suntuosos palacios, su
colección de autos de lujos, helicópteros, aviones, sus ejecuciones públicas y
matanzas de sus enemigos políticos en medio de grandes pogromos.
La
Tánger luminosa, tranquila, con sus mercados de especies, con su medina y su
sócalo, con su aromático Kiff empieza una transformación importante desde
finales de los cincuenta cuando empieza a ser buscado por aventureros y
perdedores, Bowles se convierte de facto en el hombre que hay que ver para
pasar un buen rato en Tanger, y para allá viajan Truman Capote, Gore Vidal, la
banda de los Beats encabezada por Burroughs, Ginsberg, Corso, multimillonarias
como Peggy Guggenheim, artistas de la talla de Mike Jagger, rápidamente se
convierte en un entrevistado de lujo para revistas como Rolling Stone, Vanity
Fair, Bowles se hace un ícono cultural.
Casado
con Jane Auer en 1938 se convirtieron en una de las parejas más controversiales
del mundo de los ricos y famosos, ambos eran homosexuales y siguieron siéndolo
durante todo el matrimonio, pero eran pareja, se entendían, convivían y eran
ambos creadores, el más que ella, pero aún, Jane tuvo una carrera como
escritora que es positivamente valorada hoy en día, su vida personal fue un
desastre, alcoholica con tendencias ninfomaníacas terminó teniendo una relación
con una mujer Marroquí que según versiones, fue la causante de su muerte por
envenenamiento, tuvo una larga agonía de 16 años durante los cuales Paul nunca
la abandonó.
Durante
los años de 1959 a 1961 con el financiamiento de la Fundación Rockefeller,
Bowles realizó uno de los trabajos de etno-música más importantes para la
Biblioteca del Congreso Norteamericano, recogiendo en campo grabaciones de la
variada música en el norte de África, haciendo un trabajo de catalogación
considerado de los más completos del mundo.
Y
volviendo a los cuentos que mi perro tanto disfrutó, Cien camellos en el patio, fue una recopilación de cuentos donde el
consumo de kif, una especie de
picadura de marihuana y tabaco negro, muy popular en Marruecos junto a la
mermelada de Majoun, también hecha de
cannabis, son los elementos que integran la cotidianidad de los personajes de
estas historias, donde queda claramente manifestado el genio de Bowles como
cuentista, y su ojo clínico al momento de recoger los rasgos culturales de esa
multiplicidad de etnias que conforman a Marruecos.
Bowles
no es para todo el mundo, pero es sin duda un narrador de primera
categoría. - saulgodoy@gmail.com
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