(NOTA): El siguiente trabajo es la introducción a uno de mayor aliento, que he estado preparando, para ser presentado a las nuevas autoridades gubernamentales, cuando haya un cambio de gobierno y Venezuela retorne a la democracia, incluye un proyecto de Ley sobre Seguridad y Defensa y otro sobre los organismos de inteligencia del estado, lo público, para alertar al país de la relevancia de estas áreas para la viabilidad del próximo gobierno.
Introducción
Como
doctrina, la seguridad debe ser entendida como la capacidad que tiene el país
para garantizar a cualquier grupo de la comunidad nacional y sus miembros, y
especialmente al gobierno, un elevado y suficiente nivel de acción preventiva y
protección en contra de riesgos y amenazas de cualquier naturaleza, y que
ayuden a promover las mejores condiciones de desarrollo y progreso en las
actividades diarias de ciudadanos y visitantes.
Para
lograr estos objetivos de seguridad, se debe distinguir la actividad de brindar
seguridad, entre seguridad interna,
que compete a la seguridad del territorio nacional y su población, su principal
actividad radica en combatir al hampa común, al crimen organizado, las acciones
subversivas, los actos terroristas y la emigración ilegal, para ello cuenta
primordialmente con las fuerzas policiales, municipales, estadales y nacional y
la Guardia Nacional.
La seguridad externa, es la capacidad del
país de proteger los intereses del gobierno y sus ciudadanos en el extranjero,
asegurar sus fronteras y delegaciones diplomáticas, brindar seguridad a las
empresas y misiones de buena voluntad en el exterior, estar al tanto de
situaciones de amenazas y oportunidades del país y tener la posibilidad de una
respuesta rápida en ambos casos, y coadyuvar con países aliados a mantener la
paz y la seguridad internacional. En
estas áreas ha sido escaso el desarrollo de instituciones y planificación, por
lo que el gobierno ha delegado estas funciones a empresas y organismos en los
países donde las ha requerido.
Aparte
de las instituciones policiales y de orden público propiamente dichas, hay una
serie de instituciones que coadyuvan en la tarea de seguridad y defensa como
serían las oficinas de identificación y extranjería, los registros públicos,
las aduanas, las organizaciones de protección civil, el sistema de salud
pública, el sistema de alerta temprana de eventos naturales y climatológicos,
los diversos equipos de búsqueda y rescate, las oficinas de estadística, de
control de emergencias y catástrofes, aeronáutica civil, autoridades
portuarias, de tránsito y transporte terrestre, de seguimiento de inversiones
financieras, las embajadas y consulados, etc.
Toda una serie de actividades que hay que coordinar bajo un comando de
control y que faciliten el intercambio y flujo de información entre las
instituciones, con sus planes de contingencias y en aras de brindarle al
gobierno y a la ciudadanía información confiable y al momento en casos de
emergencias.
De
este concepto general de seguridad se desprenden estrategias y estructuras de
organización que tienen que tomar en cuenta no solo los problemas tradicionales
de seguridad sino también las nuevas amenazas como el terrorismo internacional,
sobre todo aquel que se origina en entes no-estatales y conceptos como
seguridad humana y social, que tienen que ver con la estabilidad en la
organización social, en el sistema educativo, seguridad alimentaria y sanitaria
y en la cohesión social, donde la pobreza y el desempleo pueden desencadenar
episodios graves que amenacen la paz pública y la estabilidad política.
La
seguridad y la defensa del país son dos actividades fundamentales del estado
venezolano que son complementarias, aunque diferenciadas, cada una tiene su
ámbito y jurisdicción, así como diferentes instituciones que las ejecutan,
tomando en cuenta que existan áreas grises donde pueden sobreponerse, y cuando
esto sucede deben existir los mecanismos establecidos para la cooperación y
disminuir en lo posible las contradicciones. En principio, la seguridad es una actividad netamente civil y la
defensa corresponde al estamento militar.
Para
este trabajo partimos de la actividad clásica de la inteligencia que consiste
en la recolección de información pertinente a la seguridad de la nación (nótese
que hablo de nación y no de estado para incluir al sector privado), su
análisis, es decir, a partir de la información bruta, procesarla y convertirla
en productos de inteligencia (informes, estudios, prospecciones, índices,
escenarios, tendencias, etc.), para luego diseminarlas entre los círculos
ejecutivos para la toma de decisiones. La
información procesada es la que llamamos inteligencia y ésta puede ser táctica
o estratégica dependiendo de las necesidades del usuario del sistema.
A
partir de los atentados en USA del 11 de septiembre del 2001, los modelos y las
plataformas de inteligencia en el mundo occidental cambiaron hacia una
complejidad exponencial, exigiendo nuevas capacidades y demandas sobre el
sistema, nuestro país quedó rezagado ante estos adelantos que fueron impulsados
por nuevas realidades geopolíticas, novedosas tecnologías, diferentes amenazas
y una muy avanzada generación de armas y estrategias que le han cambiado el
rostro a la actividad de la inteligencia.
Venezuela
no ha tenido, hasta el momento, la necesidad de desarrollar una organización de
inteligencia para la guerra debido a que, desde los tiempos de la
independencia, jamás hemos vivido un conflicto bélico, pero si ha desarrollado
una inteligencia militar básica y una inteligencia política, principalmente por
parte de gobiernos autoritarios, con el fin de controlar elementos disidentes al
régimen, es decir, tener vigilada a la oposición, de resto, lo que hemos tenido
es una inteligencia policial y con el desarrollo de nuestra industria petrolea,
una inteligencia económica, la única que ha tenido una proyección global y,
durante un tiempo, altamente sofisticada, hasta la llegada de Chávez al poder.
El
uso del aparato de inteligencia por parte de dictaduras y gobiernos
autoritarios para asegurar su permanencia en el poder, le dio una muy mala
reputación a la actividad de inteligencia, al punto que, el gobierno y la
opinión pública confunden a los órganos de inteligencia con la policía
política, en detrimento de establecer uno de los anillos de seguridad
fundamentales para cualquier democracia, como un elemento disuasivo más en un
estado policial.
Pero
a pesar de esta desventaja, la experiencia petrolera nos enseñó el uso de la
información clasificada, el manejo del secreto, la automatización, la
codificación de grandes cantidades de información, el análisis y la
prospectiva, la inteligencia económica, el espionaje y contraespionaje
industrial, la seguridad de grandes instalaciones industriales, procedimientos
de control de daños, inteligencia financiera, logística de transporte y hasta
operaciones encubiertas, todas estas actividades, esenciales en la operación de
un órgano de inteligencia moderno, fue
desarrollado en algún momento por la industria petrolera venezolana con un
nivel de excelencia en el pasado reciente.
Un
sistema de inteligencia eficiente debería tener entre sus usuarios al músculo
económico del país, sus empresas y corporaciones, en el entendido de que lo que
es bueno para las empresas nacionales es bueno para la seguridad del país,
esto, dentro de una filosofía de estado liberal y de economía de mercado. El
buscar información económica y financiera en el mundo para favorecer a los
grupos económicos nacionales es importante, el gobierno tienen embajadas en
todos los países del mundo, hace acuerdos internacionales, tiene a sus
ciudadanos repartidos por el orbe, que manejan un rico caudal de información
que bien canalizada pudiera contribuir al desarrollo del país y sus
instituciones. Pero recabar esa información es costoso y solo el gobierno puede
hacerlo, sería una información que ayudaría a posicionar a nuestras empresas en
nuevos proyectos, a darles ventajas en las licitaciones internacionales, en el
análisis de complejos sistemas de costos y oportunidades, de innovaciones y
nuevos mercados en las áreas de energía, comida, tecnología, medicina, etc.
La
colección y el análisis de la inteligencia que un país tan complejo como
Venezuela requiere de varios actores entre los cuales es necesario contar con
universidades, ONG’s, Think Tanks, Grupos de Opinión, Agencias de Noticias,
expertos y consultores, empresas, laboratorios, centros de investigación y
desarrollo, gremios, etc. De esta necesidad de apoyo nace la idea de una comunidad de inteligencia que debe
ser coordinada por el Sistema Nacional de Inteligencia con el propósito no solo
de manejar información clasificada, sino principalmente información abierta que
constituye el 90% de la información útil
para cualquier evento bajo escrutinio, es de una importancia capital para la
nueva inteligencia, incorporar a la población general del país en asuntos que
conciernen su propia seguridad, hay que sensibilizarlos en sus
responsabilidades ciudadanas de coadyuvar con las labores de mantener la paz y
el orden en nuestro territorio.
Pero
cuando la filosofía de estado es socialista, y la actividad del estado se hace centralizada,
el panorama cambia, ya no son las empresas lo que importa sino el estado, el
gobierno de turno y sus intereses, que muchas veces van a contracorriente de la
empresa privada del país. La información económica y financiera que necesitan
conocer son las que alimentan al aparato burocrático y partidista, al ser la
economía centralizada su necesidad de información se hace estrecha y uniforme,
al no tener ánimo de competencia ni metas de crecimiento para sus actividades
productivas, las necesidades de contar con una información rápida y confiable
de los mercados se reduce a un mínimo. No hay nada más dañino para un sistema
de inteligencia que este responda a necesidades de una facción política y se
permita contaminar sus operaciones con ideología y criterios sesgados por
intereses partidistas y de grupos de interés.
En
cuanto a la inteligencia militar, durante los 40 años de democracia, antes de
Chávez, prevaleció el modelo norteamericano para el tercer mundo, que fue el
desarrollado por la Escuela de las Américas, que tenía un alto contenido
antisubversivo, modelo este que fracasó ante la insurgencia centroamericana, la
guerrilla Colombiana y finalmente, ante la infiltración comunista dentro de las
filas de las FFAA en Venezuela y que terminó con la llegada de Chávez al poder
por medios democráticos (electoral). El estamento militar presenta en la
actualidad un lamentable y peligroso retraso en sus capacidades de
inteligencia, su relación con elementos del crimen organizado le han producido
un daño operacional y de confianza que la mantienen postrada y en dependencia
de fuentes de inteligencia externas, sobre todo cubanas, y que el Estado Mayor
Conjunto no entiende que es del interés de La Habana que la inteligencia
militar permanezca en este estado de capitus
deminutio.
Venezuela
entra al siglo XXI con un cambio radical en su patrón de inteligencia, los
norteamericanos e israelíes, nuestros tradicionales aliados y socios, quienes
instauraron una manera operacional de hacer inteligencia, fueron desplazados
por los cubanos, norcoreanos, chinos e iraníes, con lo que se produce una
regresión en las formas y organizaciones de inteligencia, no solo se perdieron
los avances alcanzados en el último lustro, sino que vuelve la prioridad del
control político sobre la oposición y una injerencia del comunismo
internacional sobre nuestras organizaciones de inteligencia para el
posicionamiento de sus intereses en la región, al grado tal, que ya no existe
una agenda nacional de inteligencia sino una mescolanza de prioridades para una
supuesta integración latinoamericana, en la que participan diversos servicios
de inteligencia de países comunistas, la subversión, el narcotráfico, la Yihad,
el crimen organizado, el G-2 cubano y el Foro de Sao Paulo.
Nuestro
sistema de inteligencia fue puesto al servicio de la política partidista del
PSUV y a los intereses de sus asociados, los cubanos; nuestro sistema de
inteligencia fue infiltrado por la corrupción, al punto que, de su seno, fueron
creadas diferentes empresas de maletín para aprovechar, por parte de la plana
mayor del PSUV, la mayoría de ellos militares, los dólares preferenciales
otorgados por CADIVI.
Mientras
el mundo entra en una nueva arquitectura de la inteligencia, donde las
políticas de estado son basadas en el conocimiento, es decir, en la
inteligencia, Venezuela se retrotrae a corazonadas, instinto, temores,
paranoias y fantasías, sus instituciones de seguridad y defensa son usadas para
delinquir y controlar la vida de sus ciudadanos, convirtiéndose en un estado policial,
donde al decir de altos funcionarios del chavismo, se crea un estado de
sospecha general, donde contrario a lo que dice la Constitución, a la persona
se le presume culpable hasta que demuestre su inocencia.
Los
actuales servicios de inteligencia de Venezuela no pasan de ser organismos de
persecución policial, dirigidos en contra de la población civil y del activismo
político opositor, sus componentes son principalmente unidades de intervención
tácticas tipo comando, disponen de secciones de interrogatorios que utilizan
torturas, tienen personal experto en crear escenas del crimen para inculpar a
sus objetivos en crímenes preparados y sembrarles pruebas para acusarlos en
delitos que no cometieron, utilizan equipos de secuestradores y aíslan a sus objetivos
de cualquier contacto legal o familiar, actúan arrogándose funciones de
fiscales públicos, citando a ciudadanos a comparecer a sus instalaciones y
abriéndoles procesos judiciales totalmente inconstitucionales, son el brazo
ejecutor de las acciones encubiertas y operaciones negras del gobierno. Una
buena parte de su plantilla profesional está incursa en delitos comunes y se
han dedicado a la violación de los derechos humanos fundamentales de los
ciudadanos del país.
Por
todo lo anterior, es que uno de las más urgentes tareas que un nuevo gobierno
debe enfrentar es, conjuntamente con el esfuerzo de crear un sistema de
inteligencia, está obligada y con urgencia en crear un aparato de
contrainteligencia que le asegure la protección de la información interna al
gobierno, existe la necesidad de cambiar todos los protocolos de seguridad en
el manejo de la información sensible y confidencial del estado, proteger sus
medios de comunicación, cambiar todas sus claves de acceso, códigos de
identificación, numeración de expedientes e incluso toda la codificación de los
documentos de identidad en manos de los ciudadanos, el simple hecho de que
nuestro sistema de identificación, los registro públicos y las aduanas hayan
estado en manos de los cubanos, nos crea una delicada situación de
vulnerabilidad de una gran parte de nuestra información vital, que
probablemente esté en manos del gobierno extranjero y pueda ser utilizada en
nuestra contra.
El
siguiente trabajo pretende, entre otras cosas, presentar un Sistema Nacional de
Inteligencia basado en la doctrina de seguridad anteriormente esbozada para que
sea estudiado por el alto gobierno, se discuta y finalmente se instaure (se
funde) un nuevo servicio de inteligencia nacional, moderno, eficiente,
perdurable, con el fin de definitivamente profesionalizar un área fundamental
para nuestro desarrollo del que, lamentablemente, no hemos dispuesto hasta el
momento.
Es
indudable que el estamento político del país, las nuevas generaciones de
políticos se han acostumbrado a trabajar sin el recurso de una inteligencia
confiable, de modo que parte del proceso a fundar, consiste en integrar la
inteligencia profesional a los procesos de gobernabilidad y de la elaboración
de las políticas públicas, rasgo fundamental que distinguen las naciones
desarrolladas.
La
mayor parte de los errores, problemas y conflictos que se producen en la
actividad del gobierno son producto de la ausencia de una adecuada
inteligencia, muchas decisiones son tomadas a ciegas, carentes de una
información básica elemental y sin posibilidades de medir sus impactos, los
países del primer mundo por el contrario, mantienen a su clase política en una
cercana relación con los órganos de inteligencia, lo cual no garantiza en un
100% el éxito de las gestiones, pero sí reduce en un alto grado el nivel de
incertidumbre al momento de tomar decisiones informadas.
Estamos
viviendo en un mundo globalizado, en sociedades del conocimiento y en una era
de la información, es definitivamente un desperdicio distraer a los órganos de
inteligencia con asuntos meramente policiales y de política partidista, peor
aún, utilizarlos para hacerle daño a la población civil y dejando que los
controlen países extranjeros.
El
chavismo a dejado al país en una posición de vulnerabilidad e indefensión
lamentable, mientras más pronto se inicie la transformación del sistema
nacional de inteligencia con mayor prestancia redundará en la seguridad y las
posibilidades de desarrollo real de la nación. - saulgodoy@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario