El comunitarismo ha sido una forma de organización social que ha persistido en el tiempo ya que permite, a un número grande de personas, convivir en cierta armonía, compartiendo un modo de vida y unas tareas productivas que mantienen al grupo de manera auto sustentable.
De todas sus
derivaciones, el cooperativismo ha sido el más exitoso, sobre todo en Europa de
donde surgieron importantes empresas y hasta instituciones financieras que han
contribuido al desarrollo de esos países.
De estas experiencias
creo que una de las más interesantes, complejas y de mayor aliento ha sido la
de La Granja
(The Farm), nacida en la década de los sesenta en San Francisco, USA, en pleno
auge del hippismo.
Stephen Gasking |
Fue un momento muy
rico de la cultura donde se entremezclaba el rechazo de los jóvenes
norteamericanos al papel cada vez más protagónico del gobierno en la guerra de
Vietnam, los valores de búsqueda
espiritual y artística que la generación Beat había sembrado en los jóvenes de
la generación anterior, el uso de las drogas psicodélicas, el cambio radical en
la música del momento, todos estos eventos apuntaban no solo a un nuevo estilo
de vida sino a un pensamiento radical, que buscaban sentido en las raíces
profundas de la tribu.
Sus clases atrajeron
no solo a estudiantes de sociología, sino a una infinidad de jóvenes
deslumbrados ante la posibilidad de que en nuevo tipo de sociedad estuviera
naciendo allí mismo en San Francisco.
Fue tal el número de
concurrentes que tuvieron que habilitarle la sala de conciertos de la
universidad, miles de hippies se
reunían para escuchar a este joven profesor que parecía más bien un sacerdote
de lo que hoy llamaríamos La Nueva Era.
A sus clases entraba
todo el que quisiera (bastaba tener un ombligo- exigía Gasking), los hacía
meditar y luego les hablaba de ética y ecología, su discurso estaba dirigido en
contra de las grandes empresas y el gobierno, en contra de la guerra y a favor
de una vida más sencilla y en armonía con el entorno.
Era el momento de un
gran movimiento de rebeldía entre los estudiantes del mundo, una fiebre
anti-stablishment que tuvieron sus focos de violencia desbordada en varias
universidades, el existencialismo y las filosofías de liberación dieron al
traste con el orden público, el movimiento negro se hizo mucho mas militante y
agresivo, empezaron a plantearse las primeras tesis sobre el feminismo.
La música de los Beatles,
los Rolling Stones, The Greatefull Death y Jannis Joplin se conjugaban con el
uso de las drogas alucinógenas y el amor libre, de modo que en medio de aquel
“destape’, aquellas concentraciones se convirtieron en un problema de orden
público.
En 1969 un grupo de
teólogos convencieron a Gasking de que viajara a predicar su evangelio por el
resto del país; cuando anunció que estaba dispuesto a emprender una cruzada, su
público estaba listo para acompañarlo.
En 1970 salió de San
Francisco una caravana de 30 autobuses, camiones de repartir, campers y casas rodantes pintadas de
colores brillantes y llenas de melenudos.
Luego de varios
intentos fallidos por establecerse en algún lugar, llegaron al Estado de
Tennessee que tenías leyes hospitalarias para grupos que practicaban religiones
no convencionales; allí se fundó la primera granja.
Se practicaba el
comunismo tal y como lo hacían las primeras comunidades cristianas, el grupo
estaba por encima del individuo, compartían las creencias en telepatía, vida en
otros planetas, misticismo rosacruz, geometría hermética, astrología,
vegetarianismo, budismo, etc.
Se practicaba la
caridad y el servicio a otros, trabajaban para ellos y al mismo tiempo
establecieron lazos con las comunidades fuera de su territorio.
Gasking logró
erradicar el uso del tabaco y del alcohol y llegaron a términos con la
monogamia, como la mayoría de ellos eran carpinteros, albañiles, plomeros,
electricistas y agricultores, tuvieron gran éxito tanto en las actividades de
la construcción como en la producción de alimentos.
Para 1974 la comuna
tenía cerca de los 800 residentes y era visitada por 20.000 jóvenes al año algunos
de los cuales se quedaban por largas temporadas.
La producción comunal
de alimentos orgánicos fue tan exitosa que ese año lograron ventas por el
millón de dólares, para celebrarlo abrieron un programa de asistencia a los más
necesitados.
Para finales de los
70, La Granja
tenía 1.200 residentes, atendían 200 visitantes diarios y sostenían uno de los
sistemas comunitarios de salud más exitosos en los EEUU, contaban con servicio
de ambulancias las 24 horas, disponían de 60 paramédicos profesionales y una clínica
que atendía todas las especialidades quirúrgicas; la escuela de la comuna era
modelo en la región, prestándole servicio a más de 400 alumnos de primaria,
todos los relacionados con La
Granja gozaban de una altísima calidad de vida.
Su éxito fue abrumador
y rápido, la experiencia de La
Granja se repetía en otras partes de los EEUU y Canadá,
tuvieron que crear empresas de almacenamiento y transporte para manejar la
producción agrícola, que se había quintuplicado desde el momento que se
permitió el uso de tractores y otra maquinaria moderna.
Se convirtieron en
uno de los principales contratistas de la construcción de la región,
modernizaron la administración con computadoras y personal administrativo
altamente capacitado, la burocracia empezó a crecer para poder manejar la gran
cantidad de recursos que producían; abrieron operaciones en Europa con gran
éxito, llegaron a figurar en la clasificación Dum and Bradstreet como la organización comunitaria más productiva
del mundo, económicamente más exitosas que las organizaciones de crédito
agrícola en Francia o las industriales en España.
Era la receta para el
desastre, el espíritu comunitario chocaba con el empresarial, sus miembros
estaban desconcertados con la cantidad de dinero que la comunidad tenía a su disposición,
ahora convertida en un respetable fondo de inversiones, con una junta
directiva, ya habían estallado crisis de autoridad, hubo rompimientos y
separaciones, demandas y fraudes, pero antes de que ocurriera lo peor, lograron
rectificar.
Se trató de una
indigestión capitalista para un grupo que en el fondo era comunista, para 1981
entraron en una profunda crisis que casi los lleva a la quiebra; una
costosísima burocracia de técnicos y ejecutivos, deudas impagables, proyectos
interrumpidos y rencillas internas los llevaron a reevaluar su experiencia.
La respuesta fue el
cooperativismo, rescatar la escala comunitaria, volver a las raíces, se
hicieron una serie de interesantísimos experimentos que aún hoy son estudiados
con atención, se probaron formas híbridas de propiedad, de organización
productiva y de consumo, desarrollaron sofisticadas formas de apropiación
comunitaria, algunas funcionaron, otras no, al final resultó lo que algunos
llamaron “una ecología de sistemas económicos” trabajando simultáneamente.
Hoy en día esta
experiencia de La Granja
evolucionó en las famosas Ecovillas,
uno de los intentos más avanzados de forma de vida para el futuro, conjugaron
las habilidades de construcción de urbanizaciones “verdes” con sentido
ecológico, muchas de sus ideas fueron incorporadas en experimentos urbanos como
Curitiva en Brasil y la planificación de ciudades como Seattle en el estado de
Washington y Vancouver en Canadá, ambas ciudades figuran con los indicadores
más altos de calidad de vida en el mundo.
La Granja demostró,
entre otras cosas, que los esfuerzos comunitarios dependen en gran medidas de
sus líderes carismáticos, de sus fundadores, y que cuando estos desaparecen o
se retiran, con mucha suerte pueden tener una generación de relevo a quien entregarle
la conducción de la comunidad, o migrar a formas de gobierno sustentables, si
el esfuerzo no es planificado por lo general en dos generaciones, el espíritu
comunitario se disuelve y la comunidad se desintegra.
El otro asunto que se
ha establecido en este tipo de experimento social, y de los que Israel ha
tenido amplia experiencia con sus Kibutz, es el tamaño de estas comunidades,
deben ser pequeñas y mantenerlas de tal manera para que la participación sea
personal y todos se conozcan para garantizar la democracia, una vez que se
rebaza el límite donde todos se saben sus nombres, se ha crecido demasiado. -
saulgodoy@gmail.com
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