El
argumento de Chúo Torrealba, que me imagino, como vocero de la MUD, es el de
toda la organización, es que el camino de comprobar la nacionalidad de Maduro
es estéril por ahora; eso debido, entre otras razones, porque las instituciones
fundamentales del país están secuestradas, no hay Fiscalía, ni tribunales que
hagan efectiva una resolución en este respecto, por lo que avanzar en este
sentido es inútil, aunque agrega que la Asamblea Nacional tiene una comisión
abocada al asunto, investigando y presentando informes, y que hay un pedimento
de ese cuerpo legislativo al gobierno para que se investigue si Maduro es
Colombiano o no.
Pero
igual que a la Fiscalía y a los tribunales, este régimen tiene secuestrados al
CNE y al TSJ, y no digamos nada de la Presidencia de la República, y aún así la
MUD mantiene una constante actividad con estos organismos, ejerciendo recursos,
haciendo reclamos y pedimentos, sostiene reuniones, realiza denuncias… pero
pareciera que para la MUD hay unos organismos más secuestrados que otros. En el
ámbito que a ellos les interesa sí ejercen oposición, en los que no, desisten y
dejan “enfriar” el asunto.
Desde
hace algún tiempo me vengo preguntando ¿Por qué a la MUD no le interesa
adelantar hasta sus últimas consecuencias el peliagudo asunto de la verdadera
nacionalidad de Maduro? ¿Qué los inhibe de utilizar esta baza tan importante
contra el gobierno? ¿Será que hay alguien a quien no le interesa ventilar el
asunto?
Y es
que el tema de la partida de nacimiento del que ahora se dice Presidente de la
República no es un tema menor; se trata, ni más ni menos, que el más grande e
importante fraude, continuado y público, contra la nación, el más grande de su
historia, un hecho que pone todo nuestro sistema de identidad y extranjería en
entredicho, que junto al uso ilegal de nuestros pasaportes diplomáticos,
entregados a terroristas, narcotraficantes y violadores de derechos humanos,
nos convierte en un problema mundial, porque se trata de utilizar nuestros
documentos de identidad como fachada para crímenes y hechos de dudosa
naturaleza.
No es
poca cosa que uno de los principales partidos políticos del país, como lo es el
PSUV, que el presidente Chávez y todo su gobierno, que las FFAA y los
principales órganos públicos se hayan hecho cómplices necesarios de este delito
contra la fe pública, incluso ante la comunidad internacional se ha cometido
fraude, al permitir que una persona, sin las condiciones mínimas de ley, haya
comprometido a la República en asuntos de altísimo interés para la convivencia
pacífica entre las naciones.
Y lo
más grave, aún sabiendo que esto es así, que la Asamblea Nacional y la MUD
permitan que esta situación irregular continúe, sin denunciarla y hacer todo lo
posible para que no siga ocurriendo este fraude, se le permita al impostor
continuar su acción criminal de hacerse pasar por quien no es, como si no
tuviera a quien rendirle cuenta.
Porque
no se trata de que Maduro no era venezolano y no lo sabía, y había actuado en
buena fe, creyendo verdad una mentira, no, es mucho más grave que eso, tenemos
a una persona que forjó documentos de identidad, que cometió perjurio al
declarar ante las autoridades, una y otra vez, mentiras sobre su origen, una
persona que, a sabiendas, violó la ley, al hacerse pasar por quien no era, que
juró no una, sino varias veces, que era venezolano, utilizando papeles forjados
como prueba de su mentira, que introdujo esa documentación falsa en los
organismos para acceder a cargos públicos y llegó, por medio del fraude, a ser
Canciller de la República, Presidente de la Asamblea Nacional y Presidente de
la República.
Estas
cosas no se logran sino se cuenta con el apoyo de una maquinaria muy poderosa,
empeñada en cometer el crimen, en posicionar una mentira como verdad, en
presentar a un impostor como una persona con una identidad falsa… pero, lo más
grave del asunto, es que hay el concurso de un país extranjero, que es Cuba, el
promotor de este fraude que ya es mundial, poniendo a un presidente que no era
venezolano como si lo fuera, como su agente, para adelantar sus intereses.
Aceptando
esto no sólo estamos despreciando nuestra nacionalidad de raíz, negando nuestra
herencia y naturaleza, sino coadyuvando en una actuación criminal de consecuencias
imprevisibles y muy graves para nuestra credibilidad como nación.
Aún sabiendo
que el hombre es un falso, un impostor, la MUD está asumiendo lo contrario,
enterada de que sus actuaciones son absolutamente nulas por ser producto de
actos ilícitos y criminales, se detiene en simples formalidades y calla,
siguiéndole el juego a una mafia internacional.
Desde
hace un poco más de dos años, un sector importante de la sociedad civil en el
que me incluyo ha pedido que la MUD tome una posición más proactiva y seria
sobre la ingente duda que se presentaba sobre la nacionalidad de Maduro, pero
una y otra vez la MUD se las arregla para eludir el tema, lo pospone para darle
prioridad al revocatorio, sin reconocer que son temas concurrentes. El tema de
la nacionalidad del impostor lo plantea como una gestión de segundo y tercer plano, siempre
argumentando lo complicado que resultaría proceder en esa vía.
Y
aquí debemos señalar una debilidad de nuestros representantes de la MUD, que es
su total fidelidad al aspecto procedimental de los actos de gobierno; se trata
de personas que se quedan en la forma e ignoran el fondo, que prefieren
respetar la “verdad” jurídica que la verdad verdadera, que son ritualistas más
que factores morales, cuyo mundo es la liturgia, no la realidad que vive detrás
de las bambalinas políticas… por ello son tan predecibles y fácilmente
manipulables por el chavismo.
Me
imagino las carcajadas en el G-2 cubano ante la actitud desconcertante de la
MUD de seguirles el juego planteado desde La Habana, “Este es mi presidente, negocia con el”, mientras el titiritero se
complace con la ambigua lógica de Chúo Torrealba que justifica no hacer nada...
¿No será que la MUD también…? No, mejor es no pensar en esas cosas.
Antropólogos,
sociólogos, psicólogos, filósofos y políticos coinciden en que las relaciones
humanas tienen su base en la certeza de la identidad de las personas con
quienes interactuamos, no es posible una convivencia humana sobre la mentira,
quien oculta su identidad o la cambia, o asume otra por medio de la trampa, es
porque va a cometer un crimen, o está huyendo de algo.
Sólo
imaginen el esfuerzo, la magnitud de la operación que tuvo que ser montada para
que esta persona que se llama Nicolás Maduro Moros, que no cumplía con el
requisito fundamental, exigido por la Constitución Nacional, de ser venezolano
de nacimiento, para ocupar los cargos que ocupó, haya podido llegar hasta donde
llegó; imaginen el concurso de nuestros cuerpos de seguridad e inteligencias, que
se hicieron parte de este peligroso juego de agentes dobles y devinieron en
traidores a la patria.
Estamos
en un trance político de consecuencias existenciales; nuestra vida, como seres
humanos y nación, depende de nuestras acciones y estrategias en los próximos
días. La oposición está representada por la MUD, lo que significa que
deberíamos ser mucho mejores seres humanos que esos criminales y traidores que
hoy nos gobiernan, por lo menos tener algo de
fibra moral y ética que nos diferencie de los chavistas.
Si el
asunto de la nacionalidad de Maduro es un arma tan importante para su salida
del gobierno, si denunciarlo como usurpador del cargo no fuera fundamental para
obligarlo a renunciar, si hacer pública nuestra posición de que no vamos a
permitir que ese fraude siga prosperando en nuestro país y el mundo ¿Por qué no
lo hemos hecho? ¿Porque alguien haya dicho que no va a tener efecto real,
porque el gobierno no lo va a reconocer como tal?
Cada
vez que Maduro sale del país y es recibido como jefe de estado, cada vez que
toma la palabra en organismos multilaterales en representación de Venezuela,
cada vez que firma tratados y acuerdos internacionales, sobre todo esos
delicados endeudamientos internacionales y se hace cabeza de grupo de países y
sus organizaciones siendo un fraude, ¿No estamos acaso jugando para el enemigo?
¿Aceptando una situación totalmente contraria a los intereses y el ordenamiento
jurídico del país? ¿No nos convierte este silencio y aceptación de un acto
criminal, en cómplices?
La
MUD, con su silencio y falta de proceder, está avalando que se siga promoviendo
este engaño. Cada vez que la oposición se siente a negociar con quien dice ser
Presidente, o con los que negocian en su nombre, perpetúa la condición
irregular creada, refuerza la credibilidad que el gobierno necesita; sólo
imagínense, van a sentar a los representantes del Vaticano a mediar con ese
impostor. Por estas razones, de
inmediato, la MUD y la Asamblea Nacional deben alertar al país y al mundo sobre
esta situación; desenmascarar al indocumentado no sólo es una necesidad, es un
deber. Señores de la MUD, procedan ya con la propuesta Grancko.
- saulgodoy@gmail.com
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