¿Qué tienen que ver Roskolnikov, el asesino de la novela Crimen y Castigo de Dostoievski, Pierre Bezuklov, el héroe de la obra La Guerra y la Paz de Tolstoi, y Hugo Rafael Chávez Frías?
Bien
traída por los pelos tal comparación, pero a quienes gustamos de la lectura, es
inevitable hacer este tipo de triangulaciones, si no, ¿Para qué sirve leer
tanto?, de modo, amigo lector, amiga lectora, tómenlo como un divertimento
producto del ocio creativo.
En su
monumental biografía sobre Tolstoi
(1982), el historiador A. N. Wilson nos llama la atención sobre un detalle muy
particular: “Biógrafos e historiadores de
la literatura no han destacado el hecho que las obras maestras de Dostoievski y
Tolstoi fueron publicadas al mismo tiempo, en el mismo periódico y por el mismo
editor.”
Efectivamente,
ambas obras fueron publicadas por entregas en el periódico Russkii Vestnik (El Heraldo de Rusia) en 1866, una publicación de
la ultra derecha muy popular entre los terratenientes y la noblesa, su editor
Mikhayl Nikiforovich Katkov, compró y publicó la gran novela caucásica de
Tolstoi, Los Cosacos, con bastante
éxito y en vez de publicar novelas traducidas de Dickens, quería seguir
publicando novelas rusas.
Lev Tolstoi |
Estaba
en contacto con ambos escritores, y aceptó por un lado la oferta de Dostoievski
de su proyecto de Crimen y Castigo,
el escritor se encontraba huyendo de sus acreedores y deudas de juego y
necesitaba urgente el dinero de avance, y Tolstoi, también ludópata, aunque
mucho más temperado por su reciente matrimonio con Sofya Andreyevna Bers y su
búsqueda existencial sobre el sentido de la vida, quien además era un pésimo
administrador de su granja y la escuela que dirigía en su heredad de Yasnaya
Polyana, a la que tenía al borde de la quiebra, razones por las cuales también
necesitaba el dinero y como ya estaba terminando la primera parte de su novela
sobre la invasión de Napoleón a Rusia que llevaba por título tentativo, La Historia de 1812, y Katkov la publica
en el número de febrero de 1865.
Aquellas
novelas por entregas era una manera rápida que tenían los escritores de hacer
dinero antes de publicar el libro como tal, la podían entregar por partes
mientras las escribían, y por lo general, terminaban siendo revisadas y
estructuradas de manera diferente cuando la publicaban en el formato de libro.
Dostoyevski |
Justamente
ese año salió publicada en un periódico de la competencia de Katkof, El Contemporáneo, la obra que Napoleón
III había escrito, La Historia de Julio
Cesar, donde sostenía la tesis que hombres como César, Carlomagno y su
abuelo, el mismísimo Napoleón, eran hombres providenciales que abrían los
caminos que la humanidad transitaría, completando en pocos años lo que tomaría
centurias, estampando con su genio a toda una era.
Esto
trajo toda una discusión en los círculos intelectuales de Europa y Rusia sobre estos hombres
predestinados, que por cierto, fue una de los argumentos centrales de
Dostoiesvski en su novela. Manuel Vázquez Montalbán en un prólogo que escribió
para Crimen y Castigo explica: “Son muchos los autores que han señalado el
hecho de que el héroe histórico de Raskolnikov sea Napoleón, un héroe
romántico, la apología máxima del individualismo… -Quería llegar a ser
Napoleón- le dice Raskolnikov a Sonia- por eso la maté-… Según parece,
Dostoievski se inspiró en un criminal real conocido en Siberia, un tal Orlov,
un hombre que había degollado a muchos viejos y niños… -Aquel hombre- dice
Dostoievski- tenía un ilimitado control sobre sí mismo, despreciaba la tortura
y los castigos, y no temía a nada ni a nadie en la tierra.”
Como
explica Vázquez Montalbán, Raskolnikov es un superhombre nietzschiano
incompleto, mata porque cree y se siente como un hombre predestinado, igual que
Napoleón que sin temblarle el pulso mandaba a sus ejércitos a la muerte, con la
misma frialdad podía asesinar a una vieja prestamista, el problema está en que
lo asaltaron las dudas y la culpa, y para expiar su pecado confiesa su horrible
crimen al detective Porfity Petrovich.
Casinos
Assens ve la figura de Raskolnikov: “…un
amoral, un nihilista, un intelectual emancipado de estas supersticiones de la
piedad y el remordimiento. Y podía ser también paradójicamente un redentor.”
Para
Tolstoi, Napoleón y la cultura francesa llegaron a ser modelos a imitar, en su
juventud se convirtió en un francófilo, luego descubre la mortandad y la
destrucción que significó aquella invasión para Rusia, la enorme gesta que tuvo
que hacer su pueblo para detener al Señor de la Guerra que venía de occidente y
pensando en escribir este gran episodio nacional, para enlazarlo luego con su
narración de Los Decembristas, Tolstoi
se planteó la posibilidad de hacer la historia de lo sucedido en su patria de
1805 a 1812 que termina cuando Napoleón es derrotado por el invierno ruso, pero
luego, todos esas nociones liberales que los jóvenes oficiales conocieron de
sus contactos con los franceses, y que impulsaron los intentos de reformas que
traerían los vientos revolucionarios, tenía que contar los sucesos de 1825 y
los de 1856, la obra se le complicaba.
El
tema de los hombres providenciales nos toca a los venezolanos muy de cerca, el
presidente Chávez nos quiere ser vendido como uno de estos paradigmas sin los
cuales no podríamos entender nuestro avatar, un mesías, un militar que
trasciende a la historia como Bolívar o Napoleón, un hombre que se creyó estaba
más allá del bien y del mal y quiso cambiar el mundo, arruinándole la vida a
millones de seres humanos, enviando a la muerte a cientos de miles sin que le
temblara el pulso. Los chavistas nos quieren vender a un nuevo Napoleón, pero
la realidad es que su Comandante no pasa de ser un Raskolnikov cualquiera.
Una
de las frases favoritas de Napoleón era: “En
la guerra no son los hombres los que cuentan, es el hombre”, se trata de
una frase que encierra un mundo de ideas y creencias.
Dostoyevski
por medio de su personaje Raskolnikov desarrolla su idea del mal en las
personas, nos dice que todos los grandes hombres en la historia son unos criminales
que se esconden detrás de la figura profética de hombres del destino, y los
males y las muertes que producen las excusan con una reglas morales y una
argumentación histórica diferentes a las que aplican al resto de los mortales.
Lev
Tolstoi, por su parte, en la novela Guerra
y Paz, hace que su héroe, Pierre Bezukhov se presente como un tipo
idealista que cree que Napoleón es un mensajero de los dioses, que trae al
mundo un nuevo orden, al punto que, hay momentos en la novela que Bezukhov se
cree Napoleón, pero termina en la novela convertido en un Decembrista.
Tolstoi
al contrario que Dostoyevski no cree que estos hombres del destino vinieron a
cambiar la historia y en el transcurso de Guerra
y Paz vemos como su foco se centra en Kutuzov quien prefiere dejar que los
acontecimientos pasen, permite que los franceses entren en Moscú, que la
quemen, sabiendo que el crudo invierno y el espíritu de resistencia del pueblo
acabarán con las pretensiones de los ejércitos napoleónicos.
A.N.
Wilson nos resume toda esta controversia provocada por la tesis de los hombres
providenciales de la siguiente manera: “Si
es verdad que los hombres del destino son, esencialmente diferentes a los otros
hombres, se sigue entonces que estos son gobernados por diferentes clases de
moral y lógica. Se seguiría que hay una lógica para juzgar las acciones de un
hombre ordinario y otros criterios para juzgar a los héroes, a los semidioses y
genios.”
He
allí uno de los grandes trucos del chavismo, y del comunismo en general, porque
Lenin fue uno de sus grandes propagandistas de la tesis, que los
revolucionarios del mundo había que medirlos con otra vara diferente a los de
los demás mortales, que lo que ellos hacen por la causa, por el proceso, por el
Plan de la Patria, por la revolución, son costos necesarios y justificados por
un bien mayor, de modo que es justo, para hombres como Fidel, como Chávez y su
hijo Maduro que se laven las manos ensangrentadas de crímenes y oprobios,
porque ellos son hombres providenciales.
Desde
hace ya mucho tiempo estos argumentos historicistas han servido para dejar sin
castigo muchos crímenes y de allí el interés que despiertan novelas y obras de
la literatura universal que han servido de tribunales para las injusticias del
mundo. - saulgodoy@gmail.com
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