Si
hay algo que el metabolismo de los EEUU no puede asimilar bajo ninguna
presentación o disfraz, es el comunismo, y los demócratas, uno de los partidos
más distinguidos y con más arraigo en la vida norteamericana, se dejó,
permitió, se “”abrió de piernas”, a la penetración comunista postmodernista,
que principalmente se había gestado en el sector académico, en las
universidades, y de allí se esparció entre las élites demócratas.
Fue
una penetración que nació en la lucha por los derechos civiles, con la
generación Beat, con el hipismo, con el New Age y los movimientos
ambientalistas, fue un fenómeno cultural que abarcó una cantidad de motivos
espirituales conformados en memes como el de Paz y Amor, la exploración del yo
interior, el budismo, las experiencias psicodélicas, Woodstock, los Beatles, y
que fue manipulado, y lo digo con toda responsabilidad, fue dirigido por el
comunismo internacional para conquistar las mentes y la voluntad de muchos
norteamericanos y que hicieron de la palabra “socialismo”, algo inerte,
inofensivo, deseable y digno.
El
norteamericano está comprometido, en su núcleo esencial, con el individualismo,
con los valores de la independencia y la libertad del hombre, del cual parten
todas las demás derivaciones políticas, culturales, científicas y económicas;
esos son los valores del puritanismo, de la ética protestante, del corazón de
unos conquistadores de raza blanca, que creían en la palabra de la Biblia y en
la autoridad de un Rey que velaría por su bienestar y desarrollo.
Pero
contra ese Rey tuvieron que rebelarse cuando se transformó su mandato en
opresión e injusticia, y fue cuando las colonias americanas clamaron por la
libertad y el derecho a representación en el gobierno, ya que eran sujetos de
impuestos y obligaciones.
Esa
Norteamérica sigue viva y presente en el acontecer de la nación a pesar de que
los demócratas, perdieron su rumbo, este partido político perdió su esencia y
se entregaron al populismo, al colectivismo, al postmodernismo, a la vida loca
de las élites a costa del sacrificio de la gran mayoría que era ordeñada para
mantener a un estado grande, inoperante, y muy, pero muy costoso.
Lo
peor de la situación era que los norteamericanos estaban sosteniendo a un
aparato estatal inmenso, poco eficiente, lento, mastodóntico, por decir lo
menos, y que los resultados eran una Norteamérica cada vez más débil,
vapuleada, abusada, entregada a un orden mundial donde todos los demás países
del orbe pretendían chupar de sus enormes y ricas ubres sin dar nada a cambio,
al contrario, imponiendo condiciones, exigiendo derechos que no tenían, pero
que exigían por un ecumenismo irracional, descargando toda su basura y
sobrantes en esa tierra de gracia.
Las
políticas de los gobiernos demócratas han sido fatales para la vida
norteamericana, el programa Obama-Care, esa versión comunista de la seguridad
social está afectando ya a una gran cantidad de familias trabajadoras que no
aguantan tener que sostener programas colectivistas, el cambio de patrón energético
de fuentes alternativas en vez del petróleo, le ha dado un frenazo a la
economía mundial, el retiro de la presencia militar de importantes escenarios
estratégicos del mundo le ha propinado un mandarriazo al poder efectivo de los
EEUU en el mundo.
No
fue en vano que el terrorismo, el fundamentalismo, las minorías étnicas del
mundo se sintieron con el derecho de enviarles mártires suicidas, espías,
narcotraficantes, mafias, pandilleros, masas de desempleados, la hez de la
tierra era enviada a los EEUU y los gobiernos demócratas lo que hacían era
pontificar sobre los derechos humanos, sobre la igualdad de los hombres, sobre
la tolerancia…
Y
hasta se dio el caso, con el gobierno de Barak Obama, siendo Hilary Clinton su
Secretaria del Departamento de Estado, que prefirieron sacrificar a un pueblo
bueno y noble como el venezolano, aliado estratégico de los gobiernos de
Washington durante lustros, repito, prefirieron ponerlo a pasar hambre y
masacrarlo en manos de las fuerzas oscuras del comunismo más retrógrado, en
aras de los principios socialistas.
La
alianza de la Cuba de los hermanos Castros, eternos enemigos jurados de los
Estados Unidos de Norteamérica, resume en una sola instancia lo desviado y
torcido del mundo al que han descendido los demócratas, de aquella gesta
heroica y paciente de los hermanos Kennedy en contra de las ambiciones de la
Unión Soviética y de su perro de ataque que era la dictadura de Fidel Castro,
que constituyó la crisis de los misiles, viene ahora el giro postmodernista de
Obama firmando un tratado con la peor dictadura del continente, con los más
rabiosos enemigos del estilo de vida y la libertad de los norteamericanos a
cambio de la apacible Venezuela.
Quiero
dejarle al nuevo presidente de los Estado Unidos de Norteamérica, Donald Trump,
que sé de buena fuente, que lee mis artículos con mucho interés, que el partido
demócrata no va a aceptar su derrota electoral de buena gana, que van a tratar
de buscarle su debilidad, de hacerle un proceso de “impeachment”, de llevarlo a una esquina del ring para destituirlo,
y ya se están dando los primeros pasos que van atacar su cordura mental, su
estabilidad emocional, su capacidad de gobernar un país como los EEUU, que de
inmediato proceda a demandar al ciudadano Bark Obama y a la señora Hilary
Clinton, en un proceso por traición a la patria, por haberse asociado con
enemigos declarados de los EEUU en un intento de permitirle al gobierno
dictatorial de Cuba que tenga injerencia en las política exterior del gobierno
de los EEUU, de acordar tratamientos preferenciales para sus intereses
comerciales, de haber menoscabado la estabilidad regional en Latinoamérica en
un claro beneficio para los interese del comunismo más sangriento y oprobioso
del que se tenga memoria en la historia de ese gran país.
Mi
país, Venezuela ha sido la víctima sacrificada en aras de esta monumental
injusticia, y lo hicieron sin que les temblara el pulso, los miles de muertos,
de personas perseguidas y torturadas, de niños que mueren por hambre y por no
recibir asistencia médica, que son “daños colaterales” producidos por uno de
los gobiernos más nefastos y peligrosos del mundo como lo es el del
indocumentado Nicolás Maduro Moros, agente confeso de los hermanos Castro que
tiene secuestrado el poder político en Venezuela, son atribuibles directamente
a estos tratados y acuerdos que traicionaron el espíritu humanista y libertario
de la tradición norteamericana.
Proceda
usted con estos juicios en contra de estos funcionarios, que traicionaron su
juramento de fidelidad a los principios y valores de esa gran nación, para que
en una estrategia de quid pro quo se
vea usted amparado por una ventaja y le permita proceder a su mandato
presidencial, sin tener a estos comunistas respirándole en su cuello.
De mi
parte y de una mayoría del pueblo de Venezuela, felicidades Sr. Trump. –
saulgodoy@gmail.com
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