viernes, 11 de noviembre de 2016

Enterrada la MUD ¿Qué hacemos?


Hoy voy a tratar de explicarles en qué consistieron los errores de comunicación fundamentales de la MUD, con el objeto de que la próxima organización que represente los verdaderos intereses de la oposición, no cometa los mismos errores.
La Mesa de la Unidad Democrática o MUD, debería ser suplantada por una organización, más en el espíritu de una Coordinadora Democrática, si es que vamos a persistir en funcionar bajo la Constitución de 1999,  que de inmediato se construya una nueva organización que represente verdaderamente la unidad opositora de Venezuela, sacando del juego a estos partidos políticos que se dejaron manipular y a esos líderes que se vendieron; va a ser muy fácil identificarlos, porque son los que proponen una cohabitación con el gobierno.
Yo soy de la opinión que ya es hora no de buscarle un reemplazo a la MUD, sino de hacer un nuevo gobierno, de conformarnos como Poder Constituyente y empezar desde cero, lo que Maduro tiene entre manos ya no es gobierno, es un engendro peligroso y armado, pero no es un gobierno.
Hay que hacer una revisión de todas estas contradicciones que nos han llevado no sólo a cometer tantos errores sino a perder un tiempo precioso, separar las instituciones que pertenecen realmente a la oposición, de acuerdo a sus mandatos e intereses de esa gran mayoría que representa al pueblo de Venezuela, respetando la multiplicidad de actores que componen la oposición venezolana y asimilándolas en una nueva estructura cuyo objetivo debe ser la independencia del país y la instauración de un gobierno democrático.

Los antecedentes.

Como todos sabemos, la MUD estaba constreñida a unas limitadas posibilidades de comunicación, tanto internas como externas; esto debido, principalmente, a sus severas limitaciones presupuestarias, de acceso a los medios, de calidad del discurso, debido a su estructura organizacional, y a la naturaleza y posición de sus voceros.
La MUD  fue una organización nacional y, por lo tanto, tenía importantes vínculos con el exterior, donde se le tomaba como vocería de la oposición política venezolana, que no era así, la MUD solamente representaba cierto intereses partidistas, y sostenía una agenda de intereses pragmáticos que sólo favorecía a un pequeño grupo de poder.
Esta organización siempre se comportó como dueña de las iniciativas  de un gran movimiento nacional de oposición política, contrario al gobierno chavista, pero en la práctica no era así, sus actores tenían un discurso integrador y unitario, pero en la práctica hacían lo que les convenía en aras de unos intereses electorales que les eran muy propios, y entre las cosas que hacían, que contradecían esta imagen de unidad política, estaba la posibilidad de negociar en nuestro nombre con el gobierno, a nuestras espaldas, en secreto, sin rendir cuentas, igual, se atribuía esas condiciones de representatividad sin dar mayores explicaciones.
Fue de esta manera como la MUD cayó en contradicciones insalvables convirtiéndose en salvadora de la integridad del gobierno chavista, dándole oxígeno cuando estaba en problemas, prestándole reconocimiento y hasta defendiéndolo de medidas que gobiernos extranjeros quisieron aplicarle sancionando su comportamiento irregular.
La MUD fue descubierta en varias ocasiones negociando a espaldas del interés de la mayoría, en reuniones secretas que afectaban los planes y acciones de posicionar a la llamada unidad, en posiciones de poder sobre los intereses de un gobierno que se hacía cada vez más intolerante y totalitario.
No hay dudas de que con la MUD se consiguieron algunos logros importantes, la mayor parte de ellos de carácter electoral, el triunfo de conquistar una mayoría en la Asamblea Nacional fue sin dudas un importante paso, pero que se ha visto minimizado y torpedeado por inexplicables comportamientos de sus actores políticos, permitiéndole al chavismo ponerle trabas y revirtiendo algunos de estos logros en nuestra contra.
Cuando la MUD expresaba una opinión, lo hacía en nombre de un universo mucho más grande que las entidades que la componían, que eran algunas de las organizaciones políticas registradas en su acta fundacional; desde que la MUD hizo su aparición en la palestra pública, tomó para sí una vocería que no le correspondía y presumía de hablar en nombre de todos los venezolanos opuestos al gobierno dictatorial del indocumentado usurpador Nicolás Maduro; aunque se tratara de una coalición de los principales partidos políticos opositores al régimen, no comprendían a todo el universo de  la oposición y, de acuerdo a algunas mediciones, ni siquiera se aproximaba a la mitad de esa oposición, aunque definitivamente era el grupo organizado más grande.
De modo que, en términos de su representación efectiva, no creo que pasó nunca de más del 20% del electorado opositor venezolano registrado en alguno de sus partidos como militantes, aunque asume la vocería de aquellos votantes que apoyan la unidad (que era otra cosa), y con los que pudo llevar a varios de sus candidatos a ocupar puestos de representación popular; cuando hablaban, pretendían hablar por toda la oposición política venezolana y ya esto les creaba un problema de credibilidad, y no pocas veces de rechazo.
De todas maneras, era la única vocería activa de ese tamaño, que confundía, las más de las veces, sus intereses propios (de sus partidos, funcionarios públicos en ejercicio, candidatos, etc.) con los de la colectividad, mucho más grande y no afiliada, que decían representar.

Cómo funcionaba la MUD

No voy a entrar en mucho detalle sobre sus políticas de comunicación internas, las cuales desconozco, pero presumo que estaban diseñadas de manera jerárquica y de acuerdo a los organigramas de cada uno de los partidos y de la MUD, y que funcionaba con base en un principio de autoridad y disciplina partidista, los flujos de información eran esencialmente verticales, más que horizontales,  informativos, más que deliberativos.
Las decisiones se tomaban tipo “cogollo”, es decir, un pequeño grupo burocrático de gran poder ordenaba las actividades de la estructura; simplemente, bajaban la información por medio de reuniones internas, utilizando los medios disponibles de correos, telefonía o mensajería electrónica, igualmente, el “feed back” que obtenía el cogollo “subía” de las organizaciones base, o funcionarios locales.
Eran poco dados a las Asambleas Generales, a discusiones abiertas de los temas. Los cogollos, por lo general, tienen un grupo de asesores o personas de confianza, con quienes analizan los problemas y las situaciones y hacen llegar sus opiniones al cogollo central, quien a su vez recoge estos puntos de vista y, con sus asesores, llega a una conclusión que “baja” a sus estructuras. Simple, no es muy complicado y, hasta ahora, funcionaba.
El problema se complicaba cuando operaban en esa dimensión que se llama “opinión pública”, donde ya no tenían control sobre la estructura comunicacional, ni sobre la efectividad de sus comunicaciones, ni sobre el dominio de su audiencia, menos aún de su relación con el gobierno.
Como partidos políticos que eran, tenían contactos diversos con sus electores en sus comunidades, estos contactos eran importantes, porque es allí donde organizaban y movilizaban a sus simpatizantes, colaboradores y amigos; esos contactos era la fuente primordial de sus votos y, en esta modalidad, utilizaban las formas de asambleas, foros, mítines, recorridos por los barrios, debates, caravanas, vigilias, marchas, conciertos, bailoterapias, etc.  Éste era el contacto directo con las comunidades y la manera más efectiva de hacer llegar su mensaje, conocer los problemas de la colectividad y enterarse las prioridades y carencias de la sociedad.
Los líderes de los partidos eran los protagonistas de estos eventos donde presentaban planes, candidatos, se hacía contraloría social; sus principales medios de comunicación consistían en la entrega de material informativo y de propaganda; su principal valor radicaba en la presencia personal de los políticos en sus jurisdicciones, en este sentido y en estas circunstancias, no tenían mayores problemas, excepto, la frecuencia y los sitios de reunión.
Pero era mínimo el universo de electores y simpatizantes que podían contactar de esta manera, el grueso de la comunicación de la MUD se hacía a través de los medios de comunicación masiva.
Y es aquí donde empezaba el dolor de cabeza de la MUD, y los desaciertos que les enredó la vida.
Empecemos con los espacios de televisión, que eran muy pocos y preciosos. Debido a la hegemonía comunicacional del gobierno sobre los canales comerciales y los manejados por el estado, estos espacios estaban reservados sólo a los líderes principales, al cogollo, que utilizaban lamentablemente para dejar un mensaje tibio, una actitud políticamente correcta y una posición institucional; había muy poca confrontación, casi ninguna denuncia, eran espacios desperdiciados en complacer a los moderadores de los mismos, y/o en refrescar el ego de los que manejaban el poder político de la llamada oposición.
Ya en la radio y la prensa escrita, el panorama se ampliaba un poco más, siempre limitado, pero ya tenían acceso a él otros factores de la MUD que no eran sus cogollos, cuya tendencia natural es acaparar estos espacios para ellos, y aquí incluyo la cobertura de los eventos públicos que se propician entre el gobierno y la llamada oposición, siempre representada por la MUD.
Aquí empezaba una gran confusión de roles e instituciones, sobre todo con los diputados a la Asamblea Nacional (AN) y la MUD; como no había un deslinde de sus posiciones y sus vocerías, se confundían en un solo interés los mensajes de los representantes al parlamento con los de la MUD. Todos esos diputados llegaron a sus curules gracias a que fueron nominados por sus partidos políticos que pertenecían a la MUD, pero una vez electos, ya eran representantes de un universo mayor de personas, regiones e intereses que trascendían aquellos exclusivos de la MUD; aún así, y pareciera que lo hacían de manera deliberada, cuando opinaban, el público los confundía, no sabían si hablan en nombre de los partidos políticos o en función de sus cargos como representantes de los intereses de las regiones y electores que los llevaron allí.
¿Es esto bueno o malo? Yo creo que era negativo, era querer mezclar el aceite con el agua, cada uno debió estar defendiendo lo que le correspondía y diferenciando sus funciones; pudieron haber abarcado mucho más, empezando porque en cualquier problema que surgiera en la AN o en la MUD, habrían tenido un adecuado control de daños sin que la situación afectara a ambos simultáneamente. Habrían evitado que la crisis los envolviera a ambos si hubieran mantenido sus campos de acción y jurisdicciones aparte.
Cuando veíamos a Ramos Allup, a Borges, a Guevara y a tantos otros políticos con dos sombreros, simultáneamente, es difícil imaginar cuál era su verdadera función; por ejemplo, tomemos el caso de un diputado “saltando la talanquera” en la AN, cambiando de bando y afectando el balance de poder en la AN, los efectos sobre la credibilidad de ese partido ¿alcanzarían a sus representantes en la MUD? Probablemente, si no se habían separado institucionalmente. Además, así es como actúa el PSUV con su representación en la AN, ¿Por qué imitarlos?
En el caso de Jesús Torrealba, quien  es el actual Secretario General de la MUD y, aparentemente, su vocero autorizado, se la pasa mencionando a su organización El Radar de los Barrios, la que, a pesar de no ser un partido político (no sé, a lo mejor sí lo es), porque tiene incluso una representante en la AN, se la pasaba diciendo que él no tiene interés en ninguna candidatura ni puesto político, aunque actuaba y sonaba como un político, imponiendo sus principios éticos y morales, como si fueran los de la MUD, o peor, los de toda la oposición. Había allí una confusión de la visión personal de este caballero y los fines de la MUD, así como de los intereses de la oposición.
Había contradicciones fundamentales entre los programas y planes de la MUD y las agendas de la oposición; recordemos que en la MUD solamente están representados algunos de los partidos políticos, no todos, y que la gran mayoría de las ONG’s, las otras asociaciones con fines políticos, los grupos de opinión, los think tanks, las minorías organizadas y otras organizaciones que actúan en la política nacional, no tenían participación en las decisiones de la MUD; sin embargo ésta se atribuía su representación cuando las integraba en esta “unidad” a la que decían servir.
Esta contradicción se profundizaba cuando la MUD hacía llamados a  movilizaciones generales, actividades electorales o de defensa de derechos colectivos, y la gran masa opositora respondía y era manejada como si fuera parte de su organización electoral, esperando que los opositores independientes respondieran a sus lineamientos sin ninguna resistencia, incluso de desmovilizarlos a voluntad, suspendiendo actividades programadas y publicitadas como de la oposición, utilizando la presencia de estas personas como si se tratara de convocatorias de sus adeptos, atreviéndose a contabilizarlas como parte de su fuerza electoral.
Son ejemplos de esa manera de proceder el haber congelado las movilizaciones hacia Miraflores, o la suspensión del juicio político a Maduro por parte de la Asamblea Nacional, dándole beligerancia a un factor externo, como la intervención del Nuncio Apostólico, el enviado del Vaticano. Con eso mataron a la MUD.

Lo que viene.

Para nosotros los venezolanos, quedó muy claro que la MUD había sido infiltrada por intereses del gobierno de Maduro, que habían factores de la MUD que le estaban haciendo el juego al gobierno, que personas como Timoteo Zambrano, Henry Falcón, Julio Borges, Ramos Allup y el mismo Capriles, quedaban como caballos de Troya dentro de la MUD. Aquella paralización de planes, aquel frenazo inexplicable a una serie de acciones que venían logrando éxitos contra el régimen, fueron una clarísima muestra de que, efectivamente, la MUD ya no le pertenecía a la oposición.
Debido a estas contradicciones, a cambios de último minuto, a discrepancias en las estrategias y prevalencia de intereses particulares de los partidos, se ha afectado la credibilidad de la MUD, ha sufrido un descalabro su poder de convocatoria. Para todos los efectos, la MUD está agonizando.
No nos preocupemos por los tiempos y lapsos que el gobierno quiere imponernos, no podemos ni debemos ajustarnos a la agenda que nos quiere imponer, la nuestra debe funcionar con tiempos propios; somos la mayoría, tenemos la soberanía y la vamos a ejercer, el gobierno es el que debe ajustarse a nuestros tiempos porque somos el poder originario y nos estamos constituyendo.
El gobierno chavista al desconocer el fuero de la Asamblea Nacional, de impedir el Revocatorio y aplazando hasta nuevo aviso las elecciones pautadas por ley, simplemente se ha puesto al margen de la Constitución Nacional, eso quiere decir que ya no es gobierno, perdió la poca legitimidad que le quedaba, estamos hablando ahora de una dictadura militarista ejercida por la fuerza de las armas, y siendo este el caso, la oposición venezolana se ha empezado a regir en un estado de excepción y nos encontramos prácticamente rehaciendo a lo interno de nuestras fuerzas un nuevo gobierno.
La MUD pretende seguirle el juego al gobierno reconociéndolo como legítimo y brindándole su sumisión, de hecho ya se está hablando abiertamente de una cohabitación con el gobierno, en aras de salvarlo de su naufragio institucional, allá ellos.
Que nadie derrame una lágrima por la MUD; fue una experiencia y un ejercicio de poder que tuvo sus frutos. Ahora hay que hacer un control de daños y estar seguros con quiénes contamos de nuestro lado. Dejemos que los partidos que nos traicionaron se vayan con el enemigo; en esta ocasión sí vamos a saber quiénes somos y dónde estamos parados.
Es hora de hacer un deslinde de los intereses, acciones y grupos que conforman la oposición. Una vez definidas las diferentes entidades, hay que coordinarlas, con planes coherentes, donde las partes se den apoyo y complementen; lo importante es acabar con esta merienda de negros, donde no hay dirección y todo resulta en improvisaciones, traiciones y componendas. 
Espero que estas observaciones se tome en cuenta para corregir algunos de estos fallos que acabaron con ese ideal de la unidad, que era tenido por Santo Grial, pero no hay mal que por bien no venga, ya hemos madurado en estas casi dos décadas de resistencia en contra del militarismo comunista que se ha tratado de imponer en Venezuela, contamos con suficientes recursos humanos para armar un gobierno paralelo que se ocupe de la transición y le dé la cara al mundo por nuestro país, permitir que sea la MUD la que continúe dando la cara por nosotros sería un error, tenemos que conformar gobierno, ese es un compromiso impostergable.  -     saulgodoy@gmail.com



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