De
nuevo la neo-lengua, de la cual los socialistas son expertos, pues viven en un
universo creado por su semántica, su propia sintaxis, sus gramáticas, su
especialísima hermenéutica, hacen estructuralismo de sus valores más íntimos y
deconstruyen aquellos que le son hostiles… dicen los filósofos que uno mora en
el lenguaje, esa es la verdadera patria.
Dime
cómo hablas y te diré quién eres, déjame escuchar tu vocabulario, el cómo
construyes tus tropos, qué metáforas utilizas, cómo estructuras tus
pensamientos, cuáles son tus muletillas, a qué memes apelas en tu
argumentación, cómo hilvanas tus proposiciones y cómo presentas tus concluciones…
en fin, preséntame tu metalepsis y te diré si eres un comunista.
Los
hombres que tienen espacios públicos, que hacen opinión, que son políticos, que
tienen sus organizaciones partidistas (aunque lo nieguen), que tienen sus
aspiraciones de poder (aunque también lo nieguen), que son socialistas (aunque
lo disimulen), que tienen un discurso que los identifica en una o varias
ideologías, que admiran a ciertas personalidades históricas como modelos del
deber ser, que influyen a importantes grupos sociales, por lo general, tienen
su propia retórica, una manera de decir las cosas, especialmente diseñada para
convencer y dar pauta para el pensamiento y la acción en otros, porque todo el
esfuerzo de quienes trabajamos, tratando de crear opinión pública, consiste en
utilizar todas estas herramientas para convencer, para promover ideas o
cambiarlas, para dictar letra en la mente de sus receptores finales, de nuestro
público.
Hay
una palabra que, en lo personal, me produce dentera cada vez que la escucho,
esa palabra es “colectivo”, no sé si porque es lugar común en esa corriente del
no-pensamiento, que es el chavismo, o porque implica, en mi caso, la
pertenencia a un rebaño; pero cada vez que la oigo todo mi aparato de defensa
anticomunista se pone en alerta roja, sobre todo después de la deplorable
experiencia cuando el gobierno de Chávez y Maduro bautizaron con ese apelativo
a las organizaciones de base que les eran afectas, y que, últimamente, ha sido adoptada
por grupos paramilitares ilegales, los cuales, a la orden del gobierno, salen a
maltratar y a asesinar a los venezolanos que no queremos nada con el
socialismo, en ninguno de sus sabores y colores.
Estoy
muy claro en que la gente puede hablar, no tanto como quiere, sino como puede,
no se le pide a un iletrado que hable correctamente sin abusar de sus
limitaciones para hacer mofa de sus insuficiencias, tampoco se le exige a un
comunista que modere su léxico marxista cuando es lo único que ha escuchado y
pronunciado en su vida, bien como proletario o como revolucionario, ni siquiera
aplicando aquel barniz científico que el mismísimo Marx trató de darle a su
paquete ideológico (algunos lo describirían como “sistema filosófico”).
Pero
que alguien, que se tenga por un demócrata ilustrado liberal, haga por años una
campaña de redención del término “colectivo”, en un intento vano por rescatar
la palabreja del uso que el chavismo le ha otorgado en sus prácticas de
propaganda, dice mucho de esa persona.
Pero
dejemos de ir por las ramas, veamos las diferentes acepciones de la palabra en
cuestión.
“colectivo”
para el Diccionario de la RAE, significa: va.
(Del lat. collectivus). 1. adj. Perteneciente o relativo a una agrupación de individuos.
2. adj. Que tiene virtud de recoger o reunir. 3. m. Grupo unido por lazos
profesionales, laborales, etc. 4. m. Arg., Bol., Ec., Par. y Perú. autobús. V.
compañía regular colectiva, conflicto colectivo, convención colectiva de
trabajo, convenio colectivo, histeria colectiva, inconsciente colectivo, negociación
colectiva, nombre colectivo, sociedad regular colectiva.
Del Diccionario
Planeta: colectivo , va adj.
Perteneciente o relativo a cualquier colectividad o conjunto de personas. II
Que tiene la virtud de reunir o recoger. □ gram. Dícese del sustantivo singular
que denota un número indeterminado de personas o de objetos. U.tx.s. ♦ m. Agrupación
de personas con algo en común. II Amer. Autobús
de pasajeros, más pequeño que el ómnibus. □
filos. En Sartre, grupo social
desorganizado, inerte, que sólo tiene una existencia de hecho, en oposición a
la clase social.
En la
Enciclopedia Británica decidí abrir el compás de significados y bajé lo siguiente:
Colectivismo Tipo
de organización social que atribuye importancia fundamental a los grupos a que
pertenecen las personas (p. ej., el Estado, la nación, el grupo étnico o la
clase social). Puede contrastarse con el INDIVIDUALISMO. JEAN-JACQUES ROUSSEAU
fue el primer filósofo moderno que hablo
de este concepto (1762). KARL
MARX fue su impulsor
más vigoroso en el s. XIX. El COMUNISMO, el FASCISMO y
el SOCIALISMO pueden ser catalogados como sistemas
colectivistas. Ver también COMUNITARISMO; KIBUTZ;
MOSHAV .
El opinador,
convertido en filólogo, que se autodenomina “luchador social” y que se complace
en recordarnos sus humildes extractos, aduce que un nutrido grupo de las
organizaciones sociales que trabajan en barriadas populares en nuestro país, y
que pertenecen a su grupo político, se denominan igualmente “colectivos”, pero
nada tienen que ver con las actividades violentas y criminales de los grupos
pro-gobierno, de allí surge principalmente su malestar con el uso que el
gobierno le da al vocablo, y su insistencia en desligarlo de los colectivos
buenos, los suyos.
Para nuestro
crítico, ser parte de un colectivo es algo deseable, políticamente correcto, decente,
quien pertenece a esos colectivos, aparentemente, participa del sentido y
carácter a sus miembros, por estar asociados a una acción social positiva, en
beneficio de la comunidad y fundamentalmente bajo principios progresista.
Pero tiene el
problema de que a sus miembros, al ser innominados, al carecer de una
identidad, excepto el lugar donde funcionan, no hay manera de atribuirles lo
bueno o lo malo de sus acciones, y en el caso de un político hábil, éste se
haría recipiendario de los éxitos del grupo humano que trabaja en tal o cual
barrio, apenas haciendo mención del grupo en cuestión y apoderándose de sus
glorias.
En mi caso, las
personas que se organizan para cualquier actividad y se dan el mote de “colectivo”,
son personas que renuncian a ser identificadas como individuos y prefieren ser
reconocidos como grupo, diluyen su personalidad en un pensamiento grupal, en
una actividad cooperativa, organizada en forma de actividad multisectorial,
bien sea para el bien o para la represión social.
No veo ninguna
ventaja, valor o agregado para la persona, excepto en trabajar como manada,
como tropa, bajo un plan y con unos objetivos, aun cuando pudieran ser
violentos o altruistas; en la historia del socialismo y de las revoluciones
socialistas, los grupos colectivos han servido para ambos fines, para levantar
y sostener barricadas, como para prestar servicios en los sectores más
necesitados de la sociedad. Pero no se aplicaría aquello de que el todo es
mayor que la suma de las partes, porque no se trata de aportes diferenciados
que se unen en función de un objetivo, sino
que cada parte se anula en función de un ente impreciso.
De todas las
formas de asociación posible, ante las leyes, la figura del colectivo es,
quizás, la más débil y, como dice Sartre, inerte; su misma configuración la
hace perfecta para cualquier propósito, incluso los más perversos. Pero fue,
justamente, el socialismo el encargado de darle al colectivo su pátina de
honorabilidad, al adoptarlo como asociación para los trabajos sociales,
reuniendo a los que no se identificaban con ningún otro grupo, en labores que
requerían trasladarse a lo más profundo de la pobreza para trocar los
miserables en prosélitos a las causas del colectivismo… el término vino a la
perfección para sumar masa al catecismo de la igualdad y del odio social.
¿Cómo despegar
una cosa de otra? ¿Cómo hacer de los colectivos una forma de organización
pulcra, democrática y justa, si ya nace con el estigma de la disolución de la
persona en su entramado organizativo? Colectivo es ser nadie y todos, es ser
uno siendo muchos, es la perfecta coartada para eludir responsabilidades, para
gozar de una identidad, para servir al político populista.
En la Comunidad
Económica Europea, estos grupos irregulares son reconocidos como “Grupos
armados pro-gobierno”, como eran los colectivos que operaban dentro de los estados
de conmoción y, aún de guerra, que se dieron en Serbia, en Ruanda, en Cuba, en
Siria, de los cuales se levantaron expedientes y se siguieron procesos
judiciales en tribunales internacionales… no son nuevos ni exclusivos del
narco-gobierno de Nicolás Maduro, son la expresión del terrorismo de estado más
salvaje y criminal.
Hay un estigma
en la palabra que es muy difícil de eludir; tratar de darle el significado
único y perfecto que desea nuestro luchador social es una tarea titánica, esa
coletilla de “los mal llamados colectivos”, cada vez que hace referencia a los
colectivos gubernamentales, y que, en buen criollo, me saca la piedra, no hace
sino confundir al público, pero descubre a su promotor como un rojo rojito
disfrazado de liberal, porque, a pesar de su crítica al chavismo, su amor por
el proletariado, su cada vez más notoria creencia en la lucha de clases y su
supuesta neutralidad hacia el empresariado privado, el libre mercado y ciertos
valores capitalistas, oculta en su lenguaje rebuscado, socialista y colectivista
(que es lo mismo) a un verdadero creyente del estado poderoso, centralizado,
benefactor, colectivista, autoritario, imprescindible para imponer la receta marxista.
Si a estos
grupos socialistas no les gusta que a la palabra “colectivo” se le dé la acepción
que los identifica, en este momento histórico, con esos grupos pro-gobierno que
tanto daño hacen al país, que cambien de
forma organizativa, que utilicen la de Sociedad Anónima, o Compañía Anónima, o
la de Corporación o la de Empresa, o la de Iniciativa, u otras opciones que les
da la ley (Fundaciones, Asociaciones Civiles, Cooperativas, Amigos de… por
mencionar las que no tienen fines de lucro…). Por los momentos, ser un
colectivo implica ser enemigo de la sociedad libre y democrática; si se trata
de grupos de personas para quienes el bien común es principal a los valores
individuales, deben buscarse otras maneras de marcar su identidad, que no sea la
de “colectivo”. -
saulgodoy@gmail.com
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