Para el professor
Ian Morris, en su ensayo Democracia, el
menos malo de las formas de gobierno (Straford Global Intelligence, 2015),
destaca las ventajas de este sistema de gobierno:
La democracia se sustenta en dos
idénticos pilares, la eficiencia y la justicia. Por un lado, la ausencia de
líderes en contacto con Dios, significa que la voz del pueblo era la manera más
eficiente de saber que hacer; por el otro lado, si cada uno de nosotros sabe
algo pero ninguno lo sabe todo, sólo un sistema de justicia que nos dé a todos
iguales derechos podría funcionar.
La idea aunque
bastante razonable no funcionó para todos los casos, entre ellos el más común
era la de líderes que se creían en contacto con Dios y les decía su voluntad,
que a su vez, estos reyes bajaban al pueblo, en esta categoría estarían los
lideres iluminados por ideologías que creían perfectas, inequívocas, absolutas
y que junto con el partido único, imponían al pueblo las recetas escritos en libros,
estos son los tiranos.
Otros eran los que
preferían escuchar a un grupo de personas excepcionales (entre ellos los más
ricos o los más cultos), de gran sabiduría, cuyo consejo era la voz de la razón
y la prudencia, otros eran los militares más fuertes, que ante el poder de las
armas no había más remedio que obedecer.
De todas estas
formas y otras de gobierno, solo la democracia ha sobrevivido en la historia de
la humanidad y sigue siendo la más popular, entre otras razones, porque ha sido
la más probada y exitosa.
Y ante la evidencia
podríamos decir como Winston Churchill “Por
supuesto, la democracia, se ha dicho, es la peor forma de gobierno excepto por todas
aquellas otras formas de gobierno con las que se ha experimentado de tiempo en
tiempo.”
¿Qué puedo decir de
esa forma de gobierno comunal y corporativa que tiene en mente ese chofer de
autobús llamado Nicolás Maduro con sus asesores cubanos y del partido Podemos
de España? ¿Pudiera resultar? ¿Tiene algún tipo de esperanza de éxito?
Para empezar creo
que el país no está en situación de experimentar con una nueva forma de
gobierno, Maduro ha sido parte principal de un gobierno que por 18 largos años
lo que ha traído es pobreza y ruina a Venezuela, sus credenciales no son las
mejores, su desempeño habla muy mal de su gestión, de hecho, creo que él es el
único (ya se me olvidaba, una socióloga llamada Tibisay Lucena también está de
acuerdo), que creen en la constituyente comunal de la cual surgirá un Nuevo
Orden, eso es lo que Maduro alucina en sus solitarias noches en Miraflores.
Tienen a todo el
país marchando diariamente, por más de dos meses, en contra de semejante
proyecto, que no es otra cosa que un fraude gigantesco en contra de la
constitución que dejó Hugo Chávez Frías (¿Dónde quedó la lealtad? ¿Donde el
legado de Chávez?), pero ellos insisten en que pueden gobernar sin el pueblo,
de alguna manera deben tener alguna conexión con Dios que les insiste que ese
es el camino, y por supuesto tienen a sus bandas armadas, algunas uniformadas
como si fueran las de un ejército de la nación, cayéndole a palos, robando, disparando
a matar y arrojándole gas venenoso a los verdaderos constituyentitas, al pueblo
soberano.
Los enemigos de la
democracia generalmente aducen que se trata de una forma de gobierno donde las
multitudes ignorantes son las que gobiernan, que es lo debe pensar la corriente
del madurismo, una nueva escuela del
pensamiento político, que nos retrotrae a la monarquía absolutista.
Aunque si bien es
cierto, que en democracia todas nuestras opiniones no hacen necesariamente las
mejores o las más correctas ideas sobre cómo conducir la nación, lo que sí
podemos decir es que será la menos mala; un solo hombre se puede equivocar
muchas veces, un grupo de sabios se equivocará menos y aquí vale recordar la
máxima varias cabezas piensan mejor que una, pero un gobierno de muchos, donde
las ideas se discuten abiertamente, donde todos pueden opinar y criticar para
luego votar las decisiones importantes, el margen de error se reduce, no se
elimina, solo se reduce.
Supongamos que
Maduro se cree un ser excepcional, fuera de serie, lo más grande que haya
parido esta tierra (ya empezamos mal, Maduro no nació en Venezuela ni siquiera
tiene padres venezolanos), pero eso justamente es algo excepcional, no ser un
venezolano y aún así, ser hijo de Chávez (metafóricamente hablando) y llegar a
ser presidente de la república, eso no lo hace cualquiera, Maduro debe ser un
Dios, o por lo menos tener contacto con él, para realizar semejante prodigio.
Pero el problema
surge cuando tratamos de descifrar ese ovillo conceptual que Maduro tiene en la
cabeza sobre lo que es democracia, porque de una democracia participativa y
directa (obviando la representación) pasamos ahora a una democracia corporativa,
muy fascista, donde para ser alguien en política hay que pertenecer a un gremio
o grupo reconocido por el gobierno.
Todo vuelve a girar
en torno al hombre fuerte, a su partido único, a su entorno militar, en una
especie de cesarismo que, de democrático no tiene nada, el estado nuevo,
reflejo de una supuesta constituyente comunal es sólo el reflejo de los
intereses de La Habana, de nadie más.
La Venezuela libre
y democrática tiene dos armas poderosas, la calle y la Asamblea Nacional, por
su efectividad y notoriedad, la calle se ha convertido en la nueva vitrina
política, principalmente porque son los mismos diputados, que deberían estar
trabajando para afinar nuestras estrategias legales, constitucionales e
institucionales, los que se han convertido en los nuevos protagonistas de estas
jornadas, pero descuidando sus actuaciones más importantes, que son hundir el
gobierno de Maduro, terminar de clavarle al vampiro la estaca en el corazón.
A Maduro hay que
desconectarlo de inmediato de los aparatos de soporte de vida que tiene, que
son el TSJ y el CNE, la Asamblea Nacional tiene que nombrar nuevos poderes,
algunos será de manera provisional, pero no puede seguir dándole largas a la
total inhabilitación de lo que queda de su fuero que de hecho fue desconocido
por la AN pero no le ha dado el coup de
grace.
Mientras este
momento llega, Maduro en sus desesperadas arengas, nos amenaza con guerra sino
aceptamos su constituyente ¿Será a caso que no se ha dado cuenta que el país
está en guerra en contra del chavismo desde hace mas de dos años? Desde el
momento en que el Ministerio de la Defensa permitió la presencia de tropas élites
cubanas en el país, de sus generales dirigiendo acciones en contra de la
población, desde que se hicieron parte del despliegue nacional de fuerzas
armadas para someter al pueblo de Venezuela, han utilizado en nuestra contra el
desabastecimiento, el desarme de la población civil, el encarcelamiento de
nuestros líderes políticos, han utilizado la justicia militar como arma, han
puesto a regiones enteras en toque de queda, han inutilizado la constitución,
nuestros pasaportes, están destruyendo nuestros hogares, asesinando a nuestros
jóvenes, torturando a quienes protestan…
¿De qué guerra
estamos hablando? ¿Van a sacar los tanques, bombardear nuestras ciudades,
ametrallar a las multitudes, quemarnos con sus lanzallamas?
Maduro y la gentuza
que lo rodea, incluyendo a los militares traidores, que ven este holocausto con
los brazos cruzados y sin decir estas boca es mía, mientras destruyen al país y
violan todas sus leyes, parece que no se han dado cuenta que ya estamos en
guerra y que la están perdiendo, el “enemigo” es una legión de gente desarmada,
libre, demócrata, que prefiere morir peleando por su dignidad, a vivir como
esclavos.
¿Qué sostiene la
lealtad del lado de Maduro, de ese indocumentado ilegítimo e ignorante?
¿Dinero, droga, negociados, corrupción, mentiras? ¿Desde cuándo dejaron de ser
venezolanos? ¿Qué les prometen desde La Habana? ¿Qué van a vivir como reyes
sobre las tumbas de sus propios hijos?
Nos cuenta Morris,
que Alejandro Magno en el Festival Olímpico de 324 a.C., se proclamó como un Dios
y pidió al público que le adorasen, la gente respondió encantada, se cuenta que
Demóstenes, un político ateniense, dijo mordazmente- Está bien, háganlo hijo de Zeus… y de Poseidón también, si eso es lo
que quiere.
A partir de ese
momento se revivió el rito faraónico del monarca-dios, donde los reyes eran
considerados representantes de Dios y que sobrevivió hasta bien entrado el
siglo XX, tuvo el General MacArthur que obligar al Emperador del Japón, una vez
ocupadas las islas por las fuerzas vencedoras de la Segunda Guerra Mundial,
declarar públicamente por la radio, que él no era un Dios.
¿Qué tiene de malo
entonces, que Maduro les exija a los venezolanos que él encarna la soberanía de
la República, y que si le sale el forro de sus gónadas, hacer una constituyente
comunal y nombrar a dedo sus miembros, lo haga?
Aunque Maduro ni por cerca es Alejandro Magno, ni tiene el abolengo de
una casa real en su pasado, sí se cree que es el presidente obrero, el ungido
por la revolución latinoamericana, y para que el mundo se entere de su
portento, tiene en su puño un Tribunal Supremo de Justicia, unos magistrados “doctos”
(es decir, con prontuario) y con el precio de sus conciencias todavía pegado en
la toga, quienes a cada momento sacan edictos y proclamas, con la voluntad
divina del mandatario autoproclamado, pues en el país, no lo quiere nadie.
“Es la ley”- gritan
extasiados los maltrechos magistrados- “Es la ley y hay que obedecerla”
Y para los
escépticos, Maduro tiene a su Guardia Pretoriana, a sus generales asesinos, a
sus grupos especiales de francotiradores, a sus colectivos armados, milicias,
patriotas cooperantes, los mejores verdugos del servicio de inteligencia, sus
carceleros militares, las avispas negras, al G-2 cubano, a los CLAP, a los
Pranes, a los sicarios del cartel de Sinaloa, a los guardias nacionales y a la
policía nacional bolivariana, de modo que el que se resbala, pierde.
Ese es el nuevo
concepto de democracia que Nicolás Maduro quiere instaurar en Latinoamérica ¿Y
por qué no? en U.S.A.
El chavismo aparece
en un momento histórico fundamental, en una época de renovación profunda de las
instituciones y creencias, ahora el negocio de las drogas es bueno para los
pueblos, matar y torturar son actos de amor, decir mentiras es mejor que decir
la verdad, ignorar las crisis hace bien, los mandatarios no tienen por qué
preocuparse tanto ni pasar tantos apuros, pasar hambre es una buena forma de
hacer dieta, no tener las medicinas que necesitamos nos acerca más a Dios, eso
lo sabe hasta el Papa Francisco, incumplir con la palabra empeñada es una broma
y hay que reírse.
A la izquierda se
le perdona todo porque lo que hace, lo realiza desde el alma, los socialistas
son los humanistas más auténticos, la gente de Podemos de España, tienen mil
razones que explican estas verdades del tamaño de una catedral, dentro de cada
uno de ellos hay un Nicolás Maduro esperando llegar al poder para hacer de
ustedes, los españoles, unos nuevos hombres.
Muy pronto, y
gracias a los gobiernos socialistas del Caribe reunidos en la organización
CARICOM, de Bolivia, Nicaragua, El Salvador, República Dominicana, Haití, al
socialismo radical español, a los comunistas que hoy dirigen el Vaticano, a los
nuevos demócratas en Washington, la doctrina Maduro tocará a sus puertas y
tendrán a hombres y mujeres de extraordinaria madera, dirigiendo los destinos
de sus naciones por siempre, sin elecciones, con el sello de igualdad en sus
frentes, felices y conformes como ovejas, seguid el ejemplo que Venezuela dio,
acompañemos a Cuba en este gran acto de liberación, ¡Vivan nuestros nuevos amos!
¡Viva la dicha de siempre obedecer y besar las botas de nuestros militares!, a
ellos debemos nuestras miserables vidas que se la dedicaremos a que ustedes,
dignos soldados de la patria vivan sus vidas de ricos y famosos. - saulgodoy@gmail.com
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