Don Juan, el chamán yaqui
mexicano, cuenta a Carlos Castañeda lo siguiente:
-Hay un predador que vino de las
profundidades del cosmos y se hizo con el gobierno de nuestras vidas. Los seres humanos son sus prisioneros. El predador es nuestro dueño y señor. Nos ha hecho dóciles, nada podemos
hacer. Si queremos protestar, él suprime
nuestra protesta. Si queremos actuar por
nuestra cuenta, nos dice que no lo hagamos… En efecto, estamos presos… Ellos se
hicieron cargo de nosotros porque somos comida para ellos, y nos exprimen sin
piedad porque somos su alimento. Tal y como nosotros criamos gallinas en los
gallineros, los predadores nos crían en corrales humanos, humaneros. Así
siempre tienen comida disponible… los predadores nos han transmitido sus
credos, nuestras ideas sobre el bien y el mal, nuestras costumbres
sociales. Ellos son los que organizan
nuestras esperanzas y expectativas y sueños de éxito o fracaso. Ellos son los que nos han dado codicia,
avaricia y cobardía. Son los predadores
los que nos hacen ser complacientes, rutinarios y ególatras… Con el fin de
mantenernos obedientes y sumisos y débiles, los predadores emprendieron una
formidable maniobra… ¡Ellos nos dieron su mente! No le quedan más sueños al hombre que los
sueños de un animal que está siendo criado para convertirse en un pedazo de
carne: trillado, convencional e imbécil.
Carlos Casteñeda, 1998
Referido en el libro Children of the Matrix (2002) de David
Icke
En el
caso venezolano debemos hacer una aclaratoria, no son Nicolás Maduro ni
Diosdado Cabello los creadores de la estrategia del predador que nos tienen
aplicada a los venezolanos, esto va mucho más allá, es una estrategia que tiene
en desarrollo muchos años, que se ha ejercido en incontable países a través de
la historia, que se ha depurado, objetivado, teorizado, que está escrita en
incontables manuales de guerra y dominación del enemigo, que se ha venido
practicando por regímenes totalitarios y que algunos gobiernos
latinoamericanos, aplican a sus pueblos para que los depredadores dominen a la
sociedad.
Nicolás
y Diosdado, aún siendo ellos depredadores, son la comida y los prisioneros de
otros depredadores mucho más antiguos, agresivos y sofisticados, nuestro
problema, y esto es algo que la comunidad internacional no acaba de asimilar,
es un problema global, altamente contagioso, muy peligroso y que hay que
atender y neutralizar de inmediato, darle tiempo y respiro como pretenden
algunos mandatarios, ponernos a negociar con estos depredadores, son simplemente
técnicas de supervivencia que esta raza de depredadores utiliza, conjuntamente
con sus aliados, en su intento de dominar el mundo y acabar con las libertades
y la democracia.
Los
venezolanos debemos ser los primeros en tener esto muy claro, nos estamos
jugando la vida y el futuro del país en esta resistencia que no termina en
convertirse en una verdadera confrontación en contra de estos agentes de la
opresión, y no nos hemos podido poner de acuerdo en una conflagración final,
que a todas luces está a nuestro favor, porque todavía en nuestras filas hay
infiltrados, colaboracionistas y “convertidos” que claman por la posibilidad
incierta, irreal y fantasiosa, de que podemos convivir con los depredadores,
que es democrático permitir que estos bichos nos coman.
Los
llamados al pacifismo y a la no violencia por parte de importantes sectores de
la oposición bajo el ridículo argumento de que ellos no tienen ejército ni las
armas, que protestemos “civilizadamente”, dentro de la constitución, mientras
los depredadores nos matan, nos violan y nos asaltan, es una clara señal de que
tenemos dentro de la oposición libre y democrática a unos cobardes y
confundidos que le hacen el juego a esta banda de matones.
Los
argumentos pacifistas no tienen la estatura moral para convertirse en una guía
de acción para una resistencia, sencillamente porque renuncian de entrada a
defender la vida y la propiedad, es simplemente una postura, una pose que
retrata un ideal que no existe y que le asegura a los violentos el éxito en sus
tácticas y finalmente en su estrategia de dominación.
Ningún
demócrata en ninguna parte del mundo se deja asesinar como un perro ni permite
que le violen su hogar, los demócratas ni somos mártires ni le tenemos miedo a
la confrontación violenta, porque dejarnos destruir es darle al enemigo lo que
quiere, y si nos asesinan ya no hay democracia, ni mundo, ni vida, para quien
fallece en manos de estos animales es el fin y un pésimo ejemplo para los
sobrevivientes.
Los pacifistas
en vez de estar manipulando la historia de la India y de la lucha por los
derechos civiles en los EEUU para favorecer su tesis de come flores, deben verse retratados en la lamentable circunstancia
en que incurrieron los judíos en la Alemania Nazi, todo fue un acomodo, una
negociación con quienes no deseaban negociar, una ajustarse a la “norma”, un
tratar de pasar inadvertidos sin hacer mucho ruido y hasta un colaboracionismo
absurdo con las fuerzas opresoras.
Simón
Weisenthal, en 1967 dejó escrito lo siguiente: “Nunca he confiado en quien me asevere haber salvado judíos de la SS.
El hecho es que los judíos nunca fueron salvados… no se hizo lo necesario para
salvarlos, ni siquiera ellos mismos lo intentaron.”
Los
pacifistas venezolanos nos quieren hacer creer que con la no violencia podremos
influenciar en algo a las fuerzas opresoras y a su sistema criminal, todavía no
están convencidos que esos funcionarios que nos disparan gases venenosos en las
autopistas y en contra de nuestras residencias, que destripan jóvenes, mutilan
muchachas, asesinan personas de la tercera edad en medio de risas e insultos,
no son iguales o peores que los nazis… pues están bien equivocados.
El
proyecto de la constituyente de Maduro no es sino un programa para instaurar
depredadores en el gobierno por tiempo indefinido, el consolidar su granja de
humanos para esclavizarlos y alimentarse de ellos, para seguir imponiendo su
mente y su pensamiento entre sus víctimas, pero quizás lo más importante, es
que van a quebrar el orden internacional con un modelo antidemocrático,
militarista, narcotraficante y terrorista frente a las costas de los EEUU,
monitoreado, como si se tratara de un drone,
desde Cuba y con toda la intención de debilitar y destruir la seguridad del país
que lidera el mundo en la defensa y promoción de las libertades y el respeto a
la ley.
¿Qué
vamos a tener que pagar un costo?, sí, es lo usual en una guerra por la
sobrevivencia, que van haber víctimas, probablemente muchas más de las que
hasta ahora hemos tenido… pero lo importante, lo que no podemos perder de vista
es que el gobierno de Maduro no puede permanecer ni un minuto más en el poder,
haciéndonos daño y destruyendo lo poco que nos queda.
Tengo
la impresión que ya hicimos el trabajo de alertar al mundo sobre nuestra
situación, que ya hemos hecho el trabajo de denuncias y armar los expedientes,
que ya los tenemos ubicados y sabemos del estado terminal en que se encuentra
nuestro enemigo, porque ya debemos hablar de un enemigo, quien nos mata y
tortura no es sino un enemigo del que hay que defenderse y estamos obligados a derrotar
para que no haga más daño, suficiente ha sido el sacrificio para demostrar que
somos un pueblo con vocación libertaria, ya no nos queda mejilla que darle a la
violencia fascista del gobierno, que le hemos brindado al chavismo todas las
oportunidades de rectificación posibles, creo que llegó la hora de la verdad.
Y
para este momento de la confrontación final, tengo la certeza de que muchos de
los apoyos con los que cuentan los depredadores, les fallarán, todos esos
colectivos, guardaespaldas y guardias de honor no están dispuestos a
sacrificarse por ellos hasta la muerte, saben que al final ellos mismos son
comida de estos infames seres, y muy probablemente, cuando se percaten de la
magnitud de la rebelión, se pasarán a nuestro bando, aunque sólo sea para
salvar el pellejo.
Todo
ese trabajo de organización que tiene la MUD, todo ese esfuerzo de crear y mantener
redes de apoyo, comunicaciones y logística a escala nacional debe ser puesto a
la orden de un plan final de asedio al gobierno, del asalto contundente a su
centro nervioso, sin aviso, implacable y definitivo, somos por lo menos 15
millones de hormiguitas obreras convertidas en letales marabuntas por el
hambre, la injusticia y deshonor, 15 millones que estamos dispuestos a actuar
como si fuéramos un ejército que lucha por su vida, y no por el oro.
No me
cabe la menor duda que la suerte está echada, y que está de parte de nosotros,
decidir el cuándo, cómo y dónde de este duelo anunciado, y mil veces
postergado. - saulgodoy@gmail.com
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