El
destino de nuestro país se está decidiendo en dos escenarios, el primero
corresponde al marco internacional donde juegan las potencias mundiales,
principalmente los EEUU, Europa, Rusia y China (ambos gigantes convertidos en
una especie de club de acreedores, con ánimos colonialistas, debido a los grandes
compromisos que tiene el gobierno de chavista con estos países) y un elenco de
países menores, pero no menos importantes entre los que se incluyen Cuba,
Brasil, Argentina, Chile, Colombia, México y el resto de países de la
sub-región que son afectados por la situación de Venezuela.
El
otro escenario es el interno, el de los partidos políticos de la llamada
oposición democrática reunidos en torno a la MUD, el partidos de gobierno, el
PSUV, una gama variada de movimientos, organizaciones y representación de
minorías políticas, algunas disidentes de la MUD y del PSUV, y unos carteles
militares que agrupan diversos intereses económicos (monopolios) algunos en el
crimen organizado y otros en funciones de gobierno (empresas del estado).
Ambos
escenarios se solapan, lo que hace a veces muy difícil establecer donde empieza
uno y termina el otro, sobre todo en términos de los campos ideológicos que
para fines ilustrativos los llamaremos con sus apelativos tradicionales, el
campo de la izquierda y el de la derecha.
Estos
campos ideológicos están configurados dentro de los términos de la
globalización, son maneras de ver el mundo que influyen de manera determinantes
en las políticas y programas de los gobiernos del mundo y que son mejor
reconocidos como socialismo y capitalismo (que es un sistema económico y que
genera una ideología, la liberal).
Estas
dos ideologías pueden convivir sin problemas determinando sus áreas de
influencia, sus límites y competencias, el socialismo y el capitalismo en sus
versiones “light” han sido instrumentadas como herramientas de desarrollo en
muchas áreas y cumplir múltiples funciones pero hay que tener una gran claridad
de sus limitaciones, ambas tienen extremos como sería el socialismo real y el
capitalismo de estado, que por lo general degeneran en regímenes de fuerza y
totalitarismos, ambos extremos pueden ser perjudiciales para la vida de las
naciones.
La
Venezuela bajo el signo del Socialismo del Siglo XXI, ha degenerado en ambas,
en un capitalismo de estado bajo la forma de una dictadura de corte
militarista, y un socialismo real, diseñado como una gran burocracia
centralista y totalitaria que pretende servirse de los ciudadanos venezolanos
de manera autoritaria y a costa de sus libertades.
Para
el día de hoy, el gobierno chavista manejado por el ciudadano colombiano
Nicolás Maduro Moros tiene montado un estado policial y represor, que pretende
acallar los reclamos y protestas de los ciudadanos, e imponer una Constituyente
comunal, que no es otra cosa que una copia del modelo de estado policial y
represor que existe en Cuba y que es conocido como castrocomunismo, una versión
tropicalizada del marxismo leninista soviético.
El
chavismo sería como una especie de franquicia, puesta al día y mercadeada
mundialmente bajo el nombre de Socialismo del Siglo XXI, reconocida como una de
las expresiones del socialismo y/o comunismo, con la clara intención de
participar en la política mundial y acceder por medio de las elecciones al
poder político, en España por ejemplo, esta franquicia se le conoce con el
nombre de PODEMOS que nació gracias, al financiamiento del chavismo, cuando éste
se apropió de la riqueza petrolera de Venezuela.
Debido
a este esfuerzo de difusión y creación de nuevos partidos en la subregión de
Latinoamérica surgieron igualmente versiones exitosas de esta franquicia que
lograron hacerse con el poder en Ecuador, Nicaragua y Bolivia, en Argentina
entró en alianza con la corriente peronista y en Chile ha tenido su impacto en
todos los movimientos de izquierda.
Con
el apoyo del presidente socialista Lula Da Silva de Brasil, el Socialismo del
Siglo XXI fue integrado como parte de la organización conocida como Foro de Sao
Paulo, que es la fachada civil, académica y legal de todos los movimientos
subversivos y en armas, sembrados por el régimen de Fidel Castro de Cuba en
todos los países de Latinoamérica.
Si
queremos entender la situación actual del país, no debemos de perderle la pista
a esta internacionalización del socialismo y del comunismo, dentro de esta
inmensa organización de la izquierda mundial existen los partidos socialistas
democráticos (incluimos a los cristianos) que conviven con esta inmensa fauna
de tendencias unas más radicales que otras, pero todas aciertan en darse mutuo
apoyo y soporte, al estilo de una cofradía de hermanos en la ideología.
Casi
todos los partidos políticos venezolanos son de izquierda, y de alguna manera
pertenecen a esta gran familia, donde lo quieran o no, hay puntos de afinidad y
de entendimiento en algunas áreas programáticas, de doctrina y hasta de
políticas públicas, el chavismo no está muy lejos de AD o de COPEI, o de
Primero Justicia, o de todos esos partidos progresistas que creen en un gran
estado benefactor, poderoso, redistributivo de la riqueza nacional, que comulgan
fervientemente en la llamada Justicia Social que es uno de los términos más
elusivos y multívocos que existen en el léxico de la izquierda.
El
chavismo se asienta en su interés por resolver las desigualdades de la
población más vulnerable y fue en base a este interés que se llevó a cabo toda
una gestión que terminó discriminando a una importante parte de la población,
arruinando el aparato productivo de la nación e introduciendo en el orden
social grupos anárquicos, todo en nombre de la justicia social y el combate en
contra de la pobreza, ¿Qué tiene de diferente el plan presentado por la MUD?
El
compromiso de la izquierda con la eliminación de la pobreza y la reivindicación
de los más necesitados, los hace ser partidos de masa que apelan a las
diferencias de clase, a las grandes mayorías, que pueden confundirse con el
populismo y generar un enorme clientelismo político, que si se le agrega algo
del pensamiento revolucionario y liberacionista del comunismo bolchevique, lo
más seguro es que se produzca una indigestión de contradicciones que terminen
por desfigurar la democracia.
La
guerrilla, la teología de la liberación, la filosofía de la liberación, las
tesis anticolonialistas y antiimperialistas, la lucha armada, la revolución
popular, el igualitarismo, las comunas y los movimientos obreros, campesinos e
indígenas son parte importante de estos movimientos, que algunos se extravían
en la violencia, y en sus versiones más benignas, pueden convivir en
democracia.
Esta
tendencia a actuar como un cuerpo coherente, organizado y de mutuo apoyo no es
común en la ideología de la derecha, que por sus principios del respeto a la
individualidad y la autonomía de sus políticas y acciones, no tiene esa red de
relaciones y mutuo apoyo que nació de las iniciativas de la
internacionalización del socialismo desde los tiempos de Carlos Marx, los
partidos políticos de la izquierda, sobre todo los europeos llevan la vanguardia
en haber domesticado su socialismo en los términos de la democracia, el caso
del chavismo es un caso de experimento ideológico-político post guerra caída
del muro de Berlín que ha sido muy provechoso para el régimen cubano, los
hermanos Castro han tenido la habilidad de venderlo como un proyecto humanista,
que ha cumplido con todos los protocolos de esa cofradía, donde la revolución
cubana tiene una antiguo prestigio y una indudable habilidad en manejar sus
intereses.
El
chavismo ha tenido quien lo defienda y por mucho tiempo, aún en contra de la
evidencia de que estaba enfermo de autoritarismo e imperialismo, y no arruguen
el rostro, el chavismo es una ideología conquistadora, avasallante, que no cree
en superiores, su tendencia militarista es de naturaleza dominante, no reconoce
fronteras y está dispuesto a todo con tal de lograr y mantener el poder, y es
parte de su ADN el proceso de internacionalización de su franquicia, de eso los
venezolanos tenemos una larga y triste experiencia, pues la hemos financiado a
costa de nuestra seguridad alimentaria y de salud.
El
Socialismo del Siglo XXI no ha sido enterrado y olvidado, todo lo contrario,
está sufriendo una reingeniería en el marco de los procesos de pacificación en
Colombia, el proyecto venezolano, mejorado y repotenciado lo compraron las FARC
y el presidente Juan Manuel Santos, un hombre de izquierda, amigo de Cuba y
perspicaz observador del proceso venezolano.
Santos
está apostando a que las FARC se desmovilicen y se incorporen a la vida civil y
política de Colombia utilizando el esquema inaugurado por Chávez y Maduro, el
futuro político de Santos en su país está pensado sobre un piso político de
fuerzas de izquierda, incluyendo a los miembros de las FARC, que le garanticen
a Colombia una paz socialista, es decir un Socialismo del Siglo XXI a la
colombiana.
Maduro
se ha manejado de manera tan errática y peligrosa para el socialismo
internacional que se ha convertido en una forma de socialismo impresentable
para el mundo, incluso para Cuba que atrapada en un franco retroceso en sus
relaciones con el nuevo gobierno de Donald Trump, está dispuesto a sacrificar a
Maduro para no descuidar el futuro de la franquicia en Colombia. Y seguir
cultivando su influencia en el continente.
Daniel
Ortega y el fanático de Evo Morales han enviado mercenarios de sus países para
ayudar a su camarada Maduro a sostenerse en el poder, son parte de los matones
que el gobierno utiliza en contra de nuestros estudiantes y quienes disfrazados
de Guardias Nacionales se destacan por su crueldad y sangre fría en su
represión, hay registros secretos de esta “ayuda” que saldrán a la luz una vez
que la lucha por la libertad termine.
El
socialismo europeo está jugando fuertemente en tratar de desmontar el monstruo
chavista de Venezuela y apostar al nuevo orden en Colombia, para Venezuela ha
escogido a Chúo Torrealba, un comunicador popular y luchador social como su
ficha para convertirlo en el nuevo mesías socialista en Venezuela, un hombre
que funcione dentro de los patrones democráticos y con un fuerte acento en el
nuevo Socialismo del Siglo XXI, para ello, lo está preparando y conduciendo,
para que lidere ese inorgánico mundo de la izquierda venezolana.
Hay
un liderazgo socialista venezolano que tiene y debe ser renovado en el corto
tiempo, afortunadamente se levanta una nueva camada de políticos, que a pesar
de su poca experiencia ha sabido cosechar logros importantes, son jóvenes se
han fogueado en la contrarrevolución, muchos de ellos han sido víctimas del
régimen, han demostrado ser buenos gerentes públicos y tienen la capacidad de
adaptación necesaria en este ambiente de incertidumbre.
Pero
el problema es Maduro, quien ha decidido atrincherarse en sus posiciones
absolutistas y de fuerza, no va a abandonar su nefasto proyecto de la Constituyente
comunal que no es otra cosa que un intento público, notorio y comunicacional
ante la comunidad internacional, de acabar de manera violenta con una de las
democracias más importantes de Latinoamérica, y eso, la comunidad
internacional, el socialismo internacional y los EEUU no lo van a permitir.
Maduro
es prisionero de su propio designio, su contacto con la corrupción, el
narcotráfico y las más retrógradas ideas del arsenal comunista, lo han
convertido en un paria, rodeado de cómplices buscados por la ley internacional,
se encuentra atrapado entre intereses y amenazas que lo tienen de brinco en
brinco en medio de un país que lo rechaza.
De
modo que desde hace ya un tiempo, se han venido dando negociaciones en el
exterior entre las potencias y gobiernos extranjeros, sobre cómo abordar una
solución para Venezuela que sea lo menos costoso y traumática para el ya
precario orden político de la región, en estas rondas de negociación la
presencia de representantes de Venezuela es mínima cuando no inexistente, de
hecho, el cambio de casa por cárcel al preso político Leopoldo López, se llevó
a cabo en estos círculos de poder.
Ahora
veamos lo que sucede en el tablero de la política local, como ya les expliqué
el mundo de los partidos políticos en Venezuela está saturado de partidos de
izquierda, en Venezuela no hay partidos representativos de la derecha venezolana,
pero existe el pensamiento, principalmente en círculos académicos y de
analistas políticos, yo soy uno de ellos y como yo, un importante grupo de
intelectuales (algunos de ellos filósofos y politólogos de pensamiento
avanzado) que hemos sido la contraparte en esta difícil situación ideológica
creada y alimentada por el socialismo venezolano.
Sucede
algo muy característico en nuestra sociedad, en otros países las organizaciones
de la derecha son sostenidas y promocionadas por los empresarios y
comerciantes, en Venezuela, la gran mayoría de los dueños de los medios de
producción son socialistas, y sus simpatías son canalizadas hacia los partidos
de la izquierda, que al final es cuchillo para su propia garganta; espero de
verdad, que luego de superar esta pesadilla socialista en la que tenemos más de
50 años, los hombres y mujeres con verdadera conciencia de patria,
responsabilidad y trabajo, apuesten a las corrientes conservadoras, al
pensamiento neoliberal, a todo ese mundo de ideas que representa el capitalismo
avanzado y globalizado, que son las tendencias cosmopolitas que créanlo o no,
están verdaderamente resolviendo el problema de la pobreza en el mundo.
El
socialismo venezolano se destaca por una carencia de ideas que da grima, muchos
de los lideres más destacados se quedaron estancados en la ideología de los
años 70 del pasado siglo, no hay nuevas propuestas, no hay discusiones
doctrinarias, la ideología chavista lo que hizo fue echar el reloj para atrás
en cuanto a ideas y eso se ve claramente en el documento que acaba de sacar la
MUD sobre un Pacto de gobernabilidad donde empiezan con la declaración de
combatir la pobreza y garantizar la justicia social.
Nada
mas setentoso y socialista trasnochado que ese panfleto para un país que quiere
avanzar hacia el siglo XXI, la falta de imaginación y de un esfuerzo mental es
absoluto, no se compadece el sacrificio que están haciendo las nuevas
generaciones en la calle, dejando sus vidas por un mejor futuro, y que venga el
socialismo y les presente ese bodrio reencauchado de esperanzas de una
izquierda en franca decadencia y una clara demostración que nuestros partidos
políticos no son sino escuelas de samba que sólo saben hacer fiestas
electoreras.
Cada
uno de esos líderes de los partidos de oposición tiene su propia agenda, que no
es malo, pero los distrae de lo que el pueblo en la calle les está pidiendo,
hay gente allí que no quiere asumir responsabilidades, ni tomar decisiones
duras, sino en unas elecciones, donde puedan sacar provecho a sus intereses
personales, mantienen de manera precaria un clientelismo político que los
presiona para no dejarse quitar los “espacios” adquiridos durante esta lucha,
hay una pelea a cuchillo por protagonismo entre los nuevos actores y los
tradicionales, todos sufren de un voluntarismo que supera con creces su
capacidad de generar ideas viables, respuestas a los urgentes problemas del
país.
Bajo
estas circunstancias y porque son todos de izquierda, no les es repugnante la
idea de cohabitar con el chavismo, por ello la insistencia en las
negociaciones, preferiblemente secretas, que se llevan a cabo con el gobierno
de Maduro, a espaldas de los venezolanos, y aquí hay un elemento fundamental,
esa oposición política siempre ha tenido una muy mala relación con los
militares, los pocos contactos que han tenido han acabado de mala manera con un
saldo negativo para los uniformados, no han sabido y no les ha interesado
tender puentes con ese gran segmento de las FFAA que son los llamados,
institucionales, es más, le tienen miedo porque los consideran un peligro para
sus pretensiones políticas y sus “espacios” electorales.
Cualquier
iniciativa militar para resolver el problema en nuestro país le antecede el
prefijo de “golpe”, que ha decir verdad se lo han ganado, pero elimina
cualquier solución concertada entre ambas partes y que por los vientos que soplan,
si no hay una actuación más asertiva de nuestros políticos civiles, la
situación se va a deteriorar de manera acelerada a grados de violencia e
inestabilidad social, que los militares van a tener que actuar, aún teniendo a
la oposición civil en contra, que sería el peor escenario posible.
Está
visto que la oposición prefiere negociar con el corrupto e inestable campo
madurista, que con los llamados militares institucionales, quienes son los que
podrían avalar un cambio por la vía rápida de nuestra crisis política
restituyendo la vigencia de la Constitución de 1999.
El
socialismo venezolano insiste que la solución a nuestra crisis es política, mi
opinión es que es militar, por lo menos en su primera fase, fue así que
diseñamos las estructuras de poder en el país, el chavismo ha llenado Venezuela
de armas y de grupos violentos, a quienes ha dado patente de corso, si no
acabamos con esa violencia desatada primero, no hay manera de avanzar
políticamente, y los únicos preparados para enfrentar esas hordas anárquicas
son las FFAA, esa gran mayoría de oficiales y efectivos que han permanecido a
la expectativa y en silencio ante la tragedia del país.
De
igual manera, el problema de los diferentes grupos de militares chavistas que
se encuentran medrando del patrimonio de la nación, que son una minoría,
también debe ser resuelto entre los militares, yo estoy seguro, que si hay un
grupo de militares que restituyan la vigencia constitucional, estos entregarán
el poder a los civiles una vez que el país se encuentra pacificado, y lo digo
porque nadie en su sano juicio, al menos que lo impulse un verdadero amor por
la patria, se va a hacer cargo de un país en condiciones tan deplorables como
se encuentra Venezuela en los actuales momentos.
Ya en
anteriores artículos he explicado el rediseño que se le debe aplicar a las
FFAA, y como me inclino más por el modelo israelita, el desarrollo de fuerzas
de intervención rápidas y tener una inteligencia que permita prevenir y
modificar peligros y amenazas, la labor de los militares para la nueva
Venezuela será tan complicada e intensa, que no tendrán tiempo para querer
involucrase en la política.
Durante
más de un lustro el socialismo ha sido la ideología que ha llevado adelante los
cambios en nuestro país, todo lo bueno y lo malo que tenemos se lo debemos a
esta visión del mundo y del hombre que yo considero superada e inoperante bajo
las actuales circunstancias, el país necesita un cambio de paradigma, lo está
pidiendo a gritos.
La
constituyente comunal, ese fraude gigantesco que está armando el gobierno
desvergonzadamente, ante los ojos de todos los venezolanos con el protagonismo
del CNE, consiste en superar con amplio margen el techo de los 7.5 millones de
votos recogidos por la oposición democrática el 16 de julio pasado, para ello
se están valiendo de todos los subterfugios y las trampas que el manual
chavista para ganar elecciones contiene, están jugando desesperadamente con la
esperanza y el hambre de sus seguidores, prometiéndoles lo que no pueden
cumplir, dándoles bolsas de comida que consiguieron en el último minuto sin
importarles la calidad sanitaria de las mismas, prometiendo con sus carnets de
la patria el premio gordo de la lotería.
No
importa, será una victoria pírrica, al país ya lo perdieron, a la juventud que
pretenden engañar ya la apalearon y torturaron, a los empleados públicos que
van bajo amenaza a darles el voto ya saben que lo que viene son las vacas
flacas, los militares que utilizan están contestes en que no podrán en contra
de la voluntad del pueblo, perdieron la calle, los barrios, a los trabajadores,
sólo les queda gente descerebrada, zombis cuyos votos van a multiplicar por
1000 para poder abultar las cifras, después del 30 de julio la resistencia
democrática se convierte en confrontación por la sobrevivencia y eso los tiene
muy nerviosos, Venezuela jamás será una nueva Cuba.
A
nuestro liderazgo político los alcanzó el Principio de Peter, sus capacidades y
habilidades para manejar la situación del país ha llegado a su límite, y de
aquí en adelante se necesita de un relevo que justamente se encuentra en la
derecha venezolana, que repito, no estamos organizados políticamente, pero es
fecunda en ideas e iniciativas, lo malo es que no hemos sido tomados en cuenta,
somos demasiado “radicales” para los gustos progresistas, pacifistas y
moralistas de algunos dirigentes.
Los
socialistas venezolanos se han tragado el cuento de que hay algunos de ellos
que representan a la derecha venezolana, no son pocos quienes creen que
Capriles, Leopoldo o María Corina son la derecha venezolana porque Chávez y
Maduro así los han señalado, no es verdad, son todos de izquierda, son todos
demócratas, sí, pero afectados en su pensamiento por las ideas infantiles de la
izquierda decimonónica, son todos peones útiles para el socialismo
internacional que en mi opinión, y lo he expresado en innumerables artículos,
está totalmente equivocado en cuanto a su percepción del mundo y de nuestro
país.
No
estoy diciendo que los socialistas no son necesarios, todo lo contrario, creo
que son excelentes gerentes de programas sociales, buenos administradores y
conserjes municipales, son muy buenos montando elecciones, serían mejores si
pudieran mantener e imponer sus resultados, no tienen competencia para administrar
los programas humanitarios y de recuperación de la infraestructura, en eso creo
que son ideales, pero no para diseñar un programa de gobierno actualizado, ni
para proyectar un país en un horizonte de veinte años, ni para levantar nuestra
golpeada economía, y menos todavía para defender a nuestra sociedad de sus
enemigos, son demasiado amigables y confiados, sus sentimientos sociales y
moral cristiana convierten fácilmente la planificación en una herramienta al
servicio de sus ideales como benefactores y redistribuidores de la riqueza.
De
modo que en este escenario interno también se está negociando, y ambas
negociaciones se tocan buscando siempre la estabilidad y la salida menos
costosa para todos los intereses en juego, pero en estas negociaciones internas
privan las agendas personales de los líderes de los partidos, no el interés del
país, repito el plan presentado por la MUD es la prueba más clara y rotunda que
esa oposición política ha llegado al tope de sus capacidades, se le agotaron
las ideas.
Pero
el pueblo sigue en la calle, la gente se desespera todos los día cada hora un
poquito más y más, y esa fuerza incontenible de los ciudadanos que Maduro
pretende tener a raya a fuerza de pura represión, tiene la verdadera agenda del
país que la MUD pretende reducir en esas dos generalidades, la eliminación de
la pobreza y sed de justicia social, como principales necesidades.
Con
ese programa el país no va a ningún lado, los objetivos planteados son tan
generales y etéreos que es muy fácil extraviar el camino, son las mismas
palabras que utilizaba Chávez en sus programas políticos electorales, no es un
verdadero plan, ni siquiera se acerca a una visión de nuestro problema
existencial, es más de lo mismo.
Esta
es mi visión de nuestra situación.
- saulgodoy@gmail.com
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