Como
todo en el mundo, hay expertos en el poder, verdaderos estudiosos del tema que
investigan, escriben, se reúnen, dictan seminarios y son convocados cuando se
necesita de su conocimiento, en el caso del poder, es un tema tan amplio que
abarca a la familia, a la mujer (el feminismo), a la política, a la paz y a la
guerra, a la educación, la ecología y un largo etcétera.
Pocas
cosas en el mundo escapan del poder y para introducirnos en el tema, debemos
decir que hay varios tipos de poder, fundamentalmente, dos: el poder de… y el poder sobre…
El poder de…, es una alocución asociada más a
las ciencias físicas y naturales, consiste en tener la capacidad de realizar un
trabajo, de cumplir con una meta u objetivo, de estar preparado y dispuesto a
cambiar algo en el mundo que por lo general será positivo y mejorará la vida,
ésta idea de poder no es la más popular ni explorada, pero si es la más útil.
Un
Alcalde tiene el poder de recoger la basura de las calles de su municipio, de
prestarle seguridad a sus ciudadanos, para ello tiene en su nómina personas que
saben hacer el trabajo, con los equipos necesarios, las instalaciones y el
entrenamiento adecuado, igual cuenta con una comunidad que lo respalda en su
labor, que saca la basura en cierto horario para ser recogida, que no frecuenta
lugares donde pudieran ser víctimas del crimen, que paga sus impuestos para
sostener estos servicios; el poder de…
es un poder que necesariamente se comparte, se coordina con diferentes entes y
participantes, es un poder que se delega.
El poder sobre… es sin duda el que todos
conocemos porque lo sufrimos, es el poder de la dominación de una persona sobre
la otra, este es un modelo de poder conflictual, como bien lo dice la fórmula “Es el poder que tiene A sobre B para hacer
que B haga algo, que sin el poder de A, B jamás lo hubiera hecho”.
Este
tipo de poder se ha convertido en una preocupación social, pues mal usado puede
tener consecuencias nefastas, aunque es necesario, pues hace funcionar a las
instituciones y la gente, garantiza cierto orden; las sociedades adelantadas se
esfuerzan por contenerlo y tener las maneras de controlarlo, como la formula
democrática de la separación e independencia de poderes, para que se hagan
contrapeso, para prevenir que algunas personas y organizaciones impongan sus
intereses sobre la colectividad, las sociedades primitivas en cambio, gustan
del hombre fuerte, del líder carismático que acapara para sí todo el poder.
Este
es el poder que entiende y practica el chavismo, pero justamente en uno de sus extremos
que es la tiranía, por ello el país ha sufrido las consecuencias de un poder
concentrado en pocas manos, sin control, que es utilizado para oprimir, para
castigar y discriminar.
El
chavismo ha sido una organización política que se ha dedicado a desmantelar los
controles institucionales del estado, con el propósito de concentrar más y más
poder en las manos del funcionario que ocupe la Presidencia de la República,
quien comparte ese poder con el partido de gobierno, creando un monopolio no
sólo de la violencia, las armas y la justicia, sino sobre todos los aspectos de
la vida en sociedad, es lo que se llama, totalitarismo.
Al
chavismo no le interesa otro tipo de poder, pues lo utiliza para agredir a sus enemigos,
que somos todos los venezolanos que no estamos de acuerdo con su visión del
mundo y que somos la gran mayoría del país; el
poder sobre…, es la primera causa de desigualdad social, prácticamente se
crea una clase social que hace lo que le da la gana como le da la gana, sin
consultar a nadie, que absorbe para sí todos los privilegios del poder,
riqueza, protagonismo, se apropia de la propiedad de los otros, impone estilos
de vida, moldea las necesidades de los demás, reparte a su entender las migajas
del poder y lo peor, se creen por encima de la ley.
Y
sucede algo muy curioso con el chavismo, la mayoría de sus dirigentes son
personas violentas, provienen de hogares disfuncionales, crecieron en medio de
carencias y de un feroz resentimiento en contra de la autoridad y la sociedad,
influenciados por la ideología comunista (revolucionaria), la utilizan como
excusa para muchos de sus actos y comportamientos, pervierten sus postulados
para justificar la maldad.
Muchos
de ellos se fueron por la vía fácil del delito y la corrupción, e hicieron de
su desempeño como funcionarios públicos, un ejercicio de intolerancia y abuso,
algunos fueron reclutados por organizaciones criminales y terminaron
convertidos en personas buscadas por la justicia internacional, de modo que
esta manera de entender el poder como poder
sobre alguien, lo utilizan como escudo para evitar ser capturados, y como
ya necesitan el poder como protección, es muy difícil que renuncien por las
buenas a él.
El poder sobre…, es el poder del patriarcado, de
la masculinidad, construye su propia jerarquía y organización social (el
partido único y las comunas, bajo el paraguas de una Constituyente comunal) que
mantiene el centro del poder en muy pocas manos, y con la capacidad de
perpetuarse como opresores por tiempo indefinido.
Por
ello lo peligroso que resulta que un régimen caracterizado por el uso del poder
sobre la gente, pretenda erigirse en parte, juez y verdugo, conformando una
“Comisión de la Verdad” con el fin no solo de tratar de cambiar la historia,
sino de eliminar a quienes le critican, investigan o preguntan sobre sus
crímenes y excesos, que están a la vista, un órgano de éste tipo en manos del
narcotráfico o de torturadores sólo puede terminar en pogromos y sacrificios
públicos de personas inocentes.
Este
poder construye sus propios discursos que lo justifican, sus propias verdades,
imponen su particular disciplina y orden, y tratan en lo posible de obligar a
los oprimidos a creer sobre una serie de subjetividades con las que tratan de
formar sus gustos y necesidades, para ellos seguir medrando del poder, es a lo
que se refieren los marxistas con expresiones como Falsa Consciencia y hegemonía,
dos de las herramientas más poderosas de los opresores.
Las
sociedades democráticas se toman muy en serio las tendencias de sus políticos,
sobre todo de aquellos que piensan que un estado centralista y poderoso es la
solución a los problemas sociales, o aquellos que pretenden convertir a la
presidencia de la república en el gran dispensador del poder nacional, y tratan,
por medio de compartimientos, con instituciones autónomas, con leyes claras,
con una constante discusión en los medios sobre los peligros del poder absoluto,
de contrarrestar esta tendencia fatal hacia el abuso del poder sobre…
Pero
como les había comentado, hay otras formas, mucho más benignas de poder, que
los teóricos y las sociedades
desarrolladas y civilizadas están experimentando, tratando de alejarse del
paradigma de la dominación.
Entendiendo
al poder como una capacidad para transformar, llevándolo a formas de
cooperación que es el tipo de poder que se da entre los padres y el niño, sobre
todo en el caso de las madres, esa cultura competitiva y que premia los valores
masculinos de agresividad y dominio, puede ser minimizada.
Valores
tales como cultivar relaciones mutuamente satisfactorias y que nutren a ambas
partes, privilegiar la cooperación, de actuar en concierto, empoderar a otros
en busca de beneficios mutuos, son maneras mucho más naturales de interacción
que las de dominio y opresión.
Disminuir
al otro no es una buena política cuando se tienen objetivos comunes, todo lo
contrario, si las metas son las mismas para todos, el poder debe ser visto como
capacidad de toda la comunidad, no de una sola persona.
En
sistemas complejos como el de las sociedades humanas, las propiedades
emergentes del sistema no son para unas partes separadas del resto, son para
todos los componentes, lo que resulta al final es un conjunto mucho mas fuerte
e integrado, eso lo vemos en la naturaleza, en cómo trabajan las partes de una
célula, o una piara de báquiros en el bosque, o todo un ecosistema, como un
océano, y tiene sentido.
El
chavismo en su concepción del poder se comporta más como células cancerígenas,
su crecimiento es a costa de los otros, de la integridad y la salud del resto
de los subsistemas que conforman la sociedad venezolana, por eso son tan
dañinos, canibalizan el orden, cultiva la muerte y producen enfermedades.
A
medida que se cierra el cerco internacional sobre este gobierno forajido, que
sus crímenes sean sacados a la luz pública y se evidencie la verdadera
naturaleza del régimen, nos encontraremos con la delicada situación de que es
el pueblo inocente el que debe pagar las deudas del bandidaje, ya están
tratando de aislar totalmente al país, someterlo a las carencias más básicas
para la vida, de modo que inevitablemente se plantea, en futuro a corto plazo,
una intervención de la comunidad internacional para parar la carnicería que
estas bestias atrapadas ya empezaron.
Los
chavistas presienten que el país se le va de las manos, a pesar de querer
evitar lo que ellos califican como odio, que no es sino una proyección de sus
propios sentimientos ante un pueblo que se ha negado someterse a sus oscuros
designios, saben que lo que viene es una contra-reacción, y si alguno de ellos
está versado en historia, se debería dar cuenta que el terror absoluto no tiene
límites, una vez que empieza, se desborda, y como ocurrió en la revolución
francesa, rodaron por igual las cabezas de quienes propiciaron el caos.
Como
les dije anteriormente, pensar que van a cambiar o que van a salir del poder porque
es su deber moral, es una ilusión, y lamentablemente hemos llegado a un punto
en que son ellos o nosotros; pensar y practicar otras formas de poder será una
tarea para los gobernantes y el pueblo luego que los chavistas sean despojados
del poder. - saulgodoy@gmail.com
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